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Arte mesopotámico: características, pintura, escultura, cerámica


El arte mesopotámico hace referencia a las expresiones artísticas de diversos pueblos y culturas que prosperaron entre el Tigris y el Éufrates, y entre el mar Mediterráneo y el Golfo Pérsico (actual Irak, y parte de Siria), durante la Edad Antigua.

Mesopotamia es una palabra de origen griego que puede traducirse como “entre ríos”, y su historia se remonta a 6000 a.C., cuando se formaron los primeros asentamientos humanos, y concluye en el 539 a.C., con la invasión del rey persa Ciro.

Aunque hubo asentamientos urbanos más antiguos, se asume la existencia de Mesopotamia a partir del desarrollo del llamado periodo de Uruk, cuando los sumerios fundaron sus primeras ciudades estados, alrededor del 3500 a.C.: Uruk, Lagash Eridu, Uma, Ur, etc.

Los siguientes 3.000 años, las distintas civilizaciones que se desarrollaron allí, sumerios, acadios, amorreos, gutis, asirios y caldeos, forjarán reinos e imperios, sometiendo a los pueblos vecinos e imponiéndoles religión y costumbres.

Unos a otros se asimilaron, y así los imperios se derrumbaban y volvían a nacer, al tiempo que inventaban la rueda, la escritura, el cálculo y lograban avances notables en medicina, astronomía, en el desarrollo de los sistemas de riego y en la arquitectura.

A lo anterior habría que agregar su papel en el surgimiento de la filosofía, las religiones y el derecho; de allí que Mesopotamia sea considerada como una de las cunas de la civilización, y sea tan importante conocer y apreciar lo que sobrevivió de sus manifestaciones artísticas y culturales.

Índice del artículo

Características del arte mesopotámico

La diversidad de pueblos que dominaron esta región de “entre ríos” por casi tres milenios influyó en las distintas formas artísticas, manteniéndolas a veces muy próximas a los diferentes cultos, y en otros momentos haciéndolas más profanas.

La asimilación de cada religión y cultura por la siguiente que colonizaba fue lo que permitió que en el arte mesopotámico, incluida la mitología, hubiese un hilo conductor capaz de darle cohesión a lo largo de los siglos.

Todas estas manifestaciones artísticas (pintura, arquitectura, escultura y relieve) fueron hechas con una función específica: para los cultos religiosos o la documentación de hechos. A pesar del larguísimo periodo en el que se desarrolló el arte mesopotámico, podemos notar algunas constantes a lo largo de su evolución:

El monumentalismo

El monumentalismo es el gusto por grandes edificios y monumentos dedicados a alguna divinidad o para celebrar eventos históricos.

La simetría

El arte en Mesopotamia está signado por líneas rectas y el gusto por figuras geométricas y simétricas.

El pragmatismo

No se valora la obra de arte por su efecto estético sino por su uso, la función que puede tener, o como expresión del poder político.

Pintura mesopotámica

Sobreviven muy pocas muestras de la pintura mesopotámica, debido a la característica de los materiales de construcción de los edificios históricos y a la conflictiva historia, antigua y reciente, de la región (entre Irak y Siria).

Finalidad

La pintura tenía un fin decorativo para embellecer la arquitectura o las piezas de cerámica, no era un fin en sí misma.

Perspectiva

Las imágenes carecen de perspectiva y usaban pocos colores, dominando el azul, el rojo y el blanco. El tamaño de las figuras era proporcional a la jerarquía del representado, por lo que no había especial interés en representar la realidad objetiva de las cosas.

Temas tratados

Predominan los temas de conquista y de culto a las divinidades, y además de personas, animales y monstruos, abundan las figuras geométricas.

Obras destacadas

Ejemplos de pintura mesopotámica pueden encontrarse en el palacio de Zimri-Lim (1700 a.C., actualmente en territorio sirio), y el palacio de Tiglapileser III en Til Barsip (800 a.C., también en territorio sirio).

Escultura mesopotámica

La escultura y el relieve tienden a confundirse en el arte mesopotámico, incluso cuando adquiere carácter monumental, como en el caso de los toros alados asirios, llamados también “lamassus” (700 a.C.): figuras androcéfalas esculpidas en grandes bloques y que aún se conservan en importantes museos del mundo, como el Louvre o el British Museum.

Materiales

A lo largo de su historia no abundan las figuras escultóricas de gran tamaño, como en Egipto, debido a la escasez de piedras duras, pero sí de mediano y pequeño tamaño, en materiales tan diversos como la terracota, bronce, obsidiana, jaspe, alabastro, piedra caliza, etc.

Esto convertía a la escultura en un producto de lujo, fundamentalmente porque se usaban materiales procedentes de las zonas vecinas.

Formas

La escultura mesopotámica, tanto la asiria como la sumeria, reproducía formas humanas robustas, más bien rechonchas, de anchas espaldas y fuerte musculatura, ojos muy abiertos y cejas pobladas, y con un aspecto más bien severo.

Función

Las primeras manifestaciones escultóricas se remontan al 3500 a.C. y están representadas en vasos ceremoniales con relieves, como el vaso sagrado de Warka (3300 a.C.).

Por lo general, las esculturas y los relieves cumplen funciones religiosas o para exaltar las figuras importantes de los distintos reinos. Es así que en las esculturas se representaban dioses, sacerdotes, dignatarios, espíritus malignos y benéficos, etc.

La figura humana intentaba reproducir rasgos individuales, pero eran intencionalmente desproporcionadas, haciendo la cabeza más grande que el cuerpo. En contraste, las figuras de animales eran más realistas.

Perspectiva en los relieves

En los relieves se dan las mismas características que en la pintura: ley de la frontalidad (como en los relieves egipcios), tamaño de la figura de acuerdo con su posición jerárquica, y la búsqueda de la simetría o la forma geométrica.

Temas

Los relieves formaban parte de la decoración de los muros de palacios, y contaban la historia del monarca, sus triunfos y logros, y generalmente se le presentaba entre sus cortesanos, recibiendo los tributos de los pueblos vencidos.

También se esculpían en bajorrelieve figuras inmensas que protegían las murallas de las ciudades, animales fantásticos (los mušḫuššu), suerte de espíritus protectores.

Sellos cilíndricos

Los sellos cilíndricos podrían constituir un capítulo aparte. Eran cilindros de piedra o de otros materiales, como lapislázuli, vidrio, obsidiana, amatista, entre otros, donde se grababan motivos que representaban a los dioses.

Estos sellos servían para identificar a su dueño. Además de los motivos, se escribía un pequeño texto (en escritura cuneiforme) donde se decía que el propietario era tal persona, hijo de tal otra, y servidor de X dios. En las tumbas, además de numerosos objetos de valor, se dejaban uno o dos sellos.

Se grababan en relieve inverso, pensados para que rodaran sobre ladrillos de arcilla fresca y blanda y dejar de esta forma testimonio de su propietario. Servían también para sellar tinajas y puertas, así como la contabilidad. Esto indica que cumplían funciones administrativas.

Como podían ser pequeños, eran asimismo un objeto personal. A veces funcionaban como amuletos, en cuyo caso cumplían una función mágica de protección. Es por eso que muchas veces tenían grabados dioses o genios protectores.

Los sellos cilíndricos aparecieron hace aproximadamente 5.500 años, en el periodo Uruk; si bien el sello más antiguo se encontró en Irán, en Sharafabad, fue sobre todo en la ciudad sumeria de Uruk donde abundaron, y en Susa, otra ciudad principal de aquel periodo.

Obras destacadas en escultura y en relieve

En la escultura, además de los leones alados, destacan pequeñas esculturas, como la estatuilla del príncipe de Gudea (2120 a.C.), la estatuilla de un hombre barbudo (3300 aC.) y la estatua de Kurlil (2500 a.C.).

Son famosos los relieves como la estela de Naram Sin (2569 a.C.), la representación de la diosa Inanna (1800-1750 a.C.) o la cacería de Asurnasirpal (c. 860 a.C.).

Cerámica mesopotámica

La función de la cerámica está estrechamente relacionada con el crecimiento de las ciudades y con el excedente en los productos agrícolas: se necesitaban recipientes adecuados, además, para el transporte de comida y bebida, o de diversos materiales, y para su conservación y almacenaje.

Es notable el hecho de que también tuvo un papel relevante en el comercio a larga distancia, pues en las vasijas cerámicas se trasladaban todos los productos.

Cerámica artística

Su importancia también es clave, pues mediante la cerámica se elaboraban piezas para el culto, como vasos, platos o recipientes especiales para conservar las tablillas de arcilla.

Cerámica o ladrillo vitrificado

Fue una técnica de una gran belleza estética, utilizada sobre todo para recubrir grandes superficies como en las tumbas reales o en paredes, como las que aparecen en la puerta de Ishtar de Babilonia.

La técnica se basaba en la cocción de los ladrillos de barro aplicándoles un barniz –que podía ser de plomo u otras sustancias–; esto hacía que la cara externa del ladrillo quedara con un aspecto vítreo o esmaltado.

Le otorgaba más dureza y resistencia al adobe, y estaba destinado a adornar y embellecer las paredes de templos importantes, dándoles también la posibilidad de resistir el paso del tiempo.

Mosaico

El mosaico se caracteriza por representar una imagen o figura mediante pequeñas piezas de cerámica (también piedra, vidrio u otros materiales), de color y tamaño variable, y que combinados forman un conjunto.

Obras destacadas

Entre la cerámica se destacan el ritón de cerámica asiria (1860-1780 a.C.), que viene de Kultepe y representa un león. El vaso de Ishtar, procedente de Larsa, o una jarra de tres patas de la Baja Mesopotamia.

Asimismo, numerosas jarras, platos y vasos ceremoniales de cerámica de distintos periodos, y que han llegado a nuestros días. Y entre los mosaicos están algunas piezas encontradas en tumbas reales de Ur.

Arquitectura mesopotámica

Los materiales de que se disponía en la región entre el Tigris y el Éufrates no favorecieron una arquitectura a gran escala; no había ni madera ni piedras en grandes cantidades para construir.

Las construcciones civiles, por lo tanto, se realizaban en junco, que abundaba en las regiones pantanosas, y el adobe –ladrillos de barro secados al sol– se destinó para edificaciones públicas y para apoyar las viviendas.

Los ladrillos se unían también con barro blando. Sin embargo, estos materiales se degradan con el tiempo, y esa es una de las razones por lo que una gran parte de la arquitectura mesopotámica se perdiera.

Para fortalecer los ladrillos, además de exponerlos al sol, fueron necesarios los hornos, donde los cocían. La arquitectura mesopotámica le daba gran importancia al templo y al palacio, pero también a las viviendas urbanas y a los sistemas de defensa, como las murallas.

Templos

Eran centros religiosos y económicos. En su interior podían tener espacios de cultivo o rebaños de animales, almacenes para las cosechas y talleres para fabricar utensilios.

Los sacerdotes eran quienes organizaban los templos, y para ello contrataban a pastores, artesanos y campesinos, que a cambio recibían el pago en tierras para cultivar. Los templos eran de una planta, con diversos patios que podían estar ordenados en una secuencia de salas en laberinto, u organizadas en hilera rodeando un patio.

Cada divinidad tenía su templo, y allí se realizaban las ceremonias relativas al culto de cada una.

Zigurats

Era una edificación monumental dedicada a alguna divinidad; estaba relacionado con el templo. Su uso era también para la observación astronómica.

Se componía de diversas plantas unas sobre otras, donde las superiores eran progresivamente de menor tamaño y altura, y se pintaban de variados colores. Su forma era piramidal y se ascendía mediante escalinatas.

Fueron los edificios más representativos de la arquitectura mesopotámica, y el zigurat de Marduk en Babilonia ha quedado para la posteridad como la posible Torre de Babel bíblica.

Viviendas

Las viviendas se construían con juncos que, doblados a modo de parábola inversa, servían como pórticos. La estructura era abovedada y cubierta con barro o esteras de junco. Muchas de ellas también se construían con adobe, y podían ser de planta cuadrada o circular.

Modos de construcción

Como la región mesopotámica, sobre todo al sur y al centro, era pantanosa, ninguna de sus edificaciones tuvo cimientos.

Sistema abovedado

Es uno de los grandes aportes mesopotámicos a la arquitectura. Usaban arcos y bóvedas sin cimbra, y apaisaban los ladrillos para que cuando se colocaran no se cayeran, o  también rellenaban el espacio entre dos muros hasta que la bóveda estuviese terminada.

Esto generaba espacios largos y estrechos. Esmaltaban los ladrillos para las grandes edificaciones y hacían mosaicos con diversos colores. La luz era cenital (central) dado que los muros portantes no permitían las ventanas.

Sistema adintelado

Pero también construyeron con pilares y vigas. En un muro portante se apoyaban las vigas, así como en pilares interiores de madera, que se aprovechaban para delimitar el perímetro del patio. A medida que se repetía la estructura se iba creando el edificio y la cubierta era de adobe.

Obras destacadas

Entre las obras destacadas están el zigurat de Marduk y las puertas de Ishtar, ambos en Babilonia; el palacio de Sargún II en Dur Sharukin o la compleja red de canales entre el Tigris y el Éufrates.

Destacan asimismo los puertos fluviales de algunas ciudades, como Ur, y los puentes que unían, por ejemplo, un lado de Babilonia con el otro.

Referencias

  1. Lloyd, S.H.F. (2020). Mesopotamian art and Architecture. Tomado de britannica.com.
  2. Mesopotamian Sculpture (2020). Tomado de 64.123.23.120.
  3. Arte en Mesopotamia (2020). Tomado de sites.google.com.
  4. Tomasini, M. C. (2020). El arte de los pueblos de la Mesopotamia. Tomado de panoramadelarte.com.ar.
  5. Mesopotamia, cuna de la civilización (2020). Tomado de historia.nationalgeographic.com.es.
  6. Mesopotamia (2020). Tomado de es.wikipedia.org.
  7. Arte de Mesopotamia (2020). Tomado de es.wikipedia.org.