Historia

Iósif Stalin: biografía, familia, política, muerte


¿Quién fue Iósif Stalin?

Iósif Stalin (1878-1953) fue el máximo dirigente de la Unión Soviética desde la muerte de Lenin, en 1924, hasta la suya, en 1953. Su nombre real era Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, pero pasó a la historia con su seudónimo, Stalin, que significa “hecho de acero”.

Fue un revolucionario que luchó contra el zarismo, y se contó entre los bolcheviques que impulsaron la Revolución de Octubre de 1917.

Tras la Revolución, Stalin fue acumulando poder y, a la muerte de Lenin, lo sustituyó en la jefatura del Estado, convirtiéndose en dictador. Sus maneras fueron brutales, y su periodo se conoce como estalinismo. 

La Segunda Guerra Mundial, y su alineación con los aliados, hizo que fuera considerado como uno de los líderes del mundo, participando en la organización geoestratégica de la postguerra. Sus posturas enfrentadas con el bloque occidental dieron paso a la llamada Guerra Fría.

Stalin murió en 1953. Nikita Jrushchov, su sucesor, sería el encargado de condenar su régimen represor, causante de millones de muertes.

Biografía de Iósif Stalin

Nacimiento, familia y primeros años

Iósif Vissarionovich Dzhugashvili nació el 18 de diciembre de 1879, en Gori, Georgia, entonces parte del Imperio ruso. Pertenecía a una familia humilde. Su padre era zapatero y su madre lavandera. Sufrió viruela a los 7 años, que le dejó cicatrices en el rostro.

La infancia de Stalin fue muy difícil. Su padre era alcohólico y maltrataba a su mujer y a su hijo. Eso convirtió al niño en una persona fría y calculadora, sin empatía hacia los demás.

El problema con el alcohol de su padre empeoró a partir de 1883. Se metía en peleas en su pueblo y, además, estaba paranoico por los rumores que afirmaban que su mujer le era infiel y que Iósif no era su hijo.

Al año siguiente, el padre de Stalin, borracho, atacó al jefe de policía. Le expulsaron de Gori y tuvo que marcharse a Tiflis a trabajar. Stalin y su madre se quedaron en su pueblo y el joven ingresó en la escuela de la iglesia, donde aprendió ruso a la perfección.

Estudios

En 1888, Stalin comenzó el programa educativo obligatorio de Georgia, que duraba dos años. Gracias a su buen desempeño, ganó una beca que le permitió costearse su educación.

Su siguiente destino fue el seminario ortodoxo de la capital, Tiflis. Fue allí donde tomó contacto con algunos grupos revolucionarios.

Se unió al movimiento socialdemócrata de Georgia y empezó a formarse en teoría política. Se relacionó con Messame Dassy, un grupo que pretendía la independencia de su país. En 1899 dejó el seminario y se centró en la militancia política. 

Siberia

Después de dejar los estudios, Stalin trabajó como tutor y, más tarde, como empleado en el Observatorio de Tiflis. En 1901, se acercó al Partido Laborista Socialdemócrata, dedicando todo su tiempo a la revolución.

Al año siguiente, intentando coordinar una huelga, fue arrestado. Terminó en Siberia, en lo que fue el primero de los exilios que sufrió. Al regresar, supo que la policía secreta zarista (la Okhrana) lo tenía vigilado. Por ello pasó a la clandestinidad, cometiendo robos y secuestros para financiar el movimiento.

Seudónimo

Después de uno de sus robos, fue de nuevo arrestado por la policía y deportado, otra vez, a Siberia. Cuando escapó de su encierro, regresó a la lucha y publicó varios textos de ideología marxista. En 1912 adoptó el sobrenombre de Stalin, “hecho de acero”.

Ya en 1912, Lenin pretendió que el Comité Central bolchevique eligiera a Stalin como uno de sus miembros. No logró su propósito en esa ocasión, aunque poco después lo introdujo como miembro no electo. De ahí hasta el estallido de la Revolución, Stalin fue acumulando más poder interno.

Revolución de 1917

Cuando llegó 1917, Lenin y el resto de los líderes estaban en el exilio. Stalin, por su parte, había sido nombrado editor del periódico del partido, el Pravda. Con esa situación se produjo la Revolución de Febrero, que llevó al gobierno a Kerenski y los suyos.

Los bolcheviques parecieron dividirse. Stalin, en principio, apoyó el nuevo gobierno e, incluso, parece que no publicó algunos artículos de Lenin que pedían su derrocamiento.

Con la fuerza que le daba el periódico, Stalin consiguió, en abril de ese año, ser elegido para formar parte del Comité Central, quedando en las votaciones solo por detrás de Lenin y Zinóviev. Después, fue designado secretario del Politburó del Comité, cargo que mantendría hasta su muerte.

El papel de Stalin durante la Revolución de Octubre no ha quedado nunca demasiado claro. Ya como dictador, se dedicó a publicar los hechos de la Revolución borrando el papel de los viejos bolcheviques, y poniendo el suyo propio por encima de los demás. 

Tras la victoria de los revolucionarios, estalló la guerra civil y, enseguida, la guerra con Polonia. Stalin fue comisario político en el Ejército Rojo. También ocupó la Comisaría del Pueblo de Asuntos Nacionales, su primer puesto en el gobierno.

Acumulación de poder

Poco a poco, Stalin se fue haciendo fuerte dentro del partido. En abril de 1922, fue nombrado Secretario General del Partido Comunista Panruso, un cargo menor, pero que fue cargando de contenido político.

Esa acumulación de poder tomó a Lenin por sorpresa. Ya enfermo, cerca de la muerte, el líder bolchevique trató de maniobrar para que Stalin no fuera su sustituto, eligiendo a León Trotski. Según sus propias palabras, era “brusco” y no convenía para el puesto.

Sin embargo, estos escritos de Lenin no llegaron al Comité Central, ya que Stalin se encargó de ocultarlos.

Muerte de Lenin

Con Lenin muerto, en el Partido se produjo una lucha de poder. Stalin se enfrentó a Trotski y Bujarin. La principal diferencia ideológica entre Stalin y Trotski era que el primero quería consolidar la revolución en la URSS, mientras que el segundo llamaba a la “revolución permanente”.

Stalin, incluso, organizó el funeral, prometiendo lealtad eterna. Al mismo tiempo, se las arregló para impedir que Trotski asistiera.

Finalmente, Stalin logró su propósito y Trotski tuvo que salir al exilio, convertido en enemigo del pueblo. Después, empezó a purgar a sus rivales más poderosos, que trataron de salvarse formando la “oposición unida” junto con la viuda de Lenin.

Ya en 1929, durante el XV Congreso del PCUS, la estrategia de Stalin había funcionado. Tanto Trotski como Zinóviev fueron expulsados de la organización y Bujarin fue represaliado.

Planes quinquenales

Libre y sin rivales, Stalin desarrolló su política económica, especialmente enfocada a la colectivización y a la industrialización del país.

Decidido a conseguir sus objetivos, no se paró ante nada. Así, numerosas tierras fueron colectivizadas, lo que causó una reducción de la producción de cereales en los primeros años.

Esto, junto a problemas ambientales que surgieron en la época, provocó una gran hambruna en Ucrania, principal proveedor de trigo, con millones de víctimas mortales. Este genocidio se conoce como Holodomor.

Otras medidas tomadas fueron la colectivización obligatoria de la agricultura y el traslado de pueblos enteros para anular los nacionalismos. Todo el sistema productivo se sometió a una estricta disciplina, siguiendo la planificación central diseñada por el gobierno.

Con grandes pérdidas humanas, la Unión Soviética logró un rápido crecimiento económico con los planes quinquenales. Estos priorizaban la industrialización acelerada, con un gran peso de la industria pesada y de los sectores energéticos.

Consolidación internacional e interna

Stalin desarrolló una política internacional dirigida a evitar el aislamiento del país. Así, pidió el ingreso en la Sociedad de Naciones en 1934 y se acercó a Francia y Gran Bretaña.

En lo interno, su política era brutal. Entre 1936 y 1939 organizó los llamados Procesos de Moscú, en los que juzgó, fusiló y deportó a buena parte de los mandos militares y a la élite del Partido. Se calcula que más de 1.300.000 personas fueron arrestadas y más de la mitad, fusiladas.

No obstante, mucho pueblo apoyaba al dirigente. Los avances económicos y sociales frente a la época zarista eran notables, lo que hizo que Stalin mantuviera apoyo popular.

Pacto de No Agresión con Alemania

A las puertas de la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética y la Alemania nazi firmaron un tratado de no agresión. Además, existía un artículo secreto en el que se dividían Europa Oriental y Central en áreas de influencia.

Durante ese periodo se produjo la intervención soviética en Polonia, a propuesta del jefe del NKVD (policía secreta), Lavrenti Beria. Miles de prisioneros fueron ejecutados, algo siempre negado por los rusos hasta que Gorbachov lo reconoció en 1990.

Entrada en la guerra

Los historiadores coinciden en que Hitler nunca pretendió cumplir el Pacto de No Agresión, y lo mismo puede decirse de Stalin. Después de controlar casi toda Europa en un año, el dirigente nazi puso sus ojos en la Unión Soviética.

El 22 de junio de 1941 comenzó la llamada Operación Barbarroja, la invasión de la URSS. Más de tres millones de soldados entraron en territorio soviético, sin que Stalin hubiera preparado una defensa adecuada.

Stalin, al enterarse de la invasión, se encerró en su dacha en las afueras de Moscú. Según los biógrafos, padeció una fuerte depresión, no sabiendo qué iniciativa tomar. Esta inacción duró diez días, cuando tomó con firmeza el mando de la resistencia.

Una de sus primeras medidas fue anular su campaña en contra de la Iglesia ortodoxa. Necesitaba que los soviéticos creyentes se unieran a la lucha, algo que hicieron de manera feroz y sin dudarlo.

El conflicto

Los Procesos de Moscú habían dejado muy debilitado al Ejército Rojo, ya que buena parte de sus jefes habían sido eliminados. Esto hizo ganar ventaja a los alemanes. Hitler pensó que la guerra sería corta y que los propios soviéticos acabarían derrocando a Stalin.

A pesar de los intentos del líder soviético, el Ejército Rojo no conseguía detener el avance nazi. Stalin se nombró comandante en jefe del Ejército, intentado encontrar soluciones rápidas. A pesar de eso, dio bastante autonomía a sus generales, algo que Hitler no hizo.

La victoria

La situación cambió con la llegada del invierno. Stalin, desde Moscú, consiguió frenar a los alemanes cuando estos se encontraban a solo 42 kilómetros de la ciudad. Después, organizó el contraataque.

Los soviéticos defendieron Stalingrado del asedio nazi. La importancia de esta defensa radicaba en que era la última plaza antes de la zona petrolera del Cáucaso, uno de los objetivos de Hitler.

En 1943, los soviéticos derrotaron a los alemanes en Kursk y estos se retiraron del país, perseguidos por el Ejército Rojo. Finalmente, fueron soldados soviéticos los primeros que entraron en Berlín en mayo de 1945.

A partir de ahí, como líder de una de las potencias vencedoras, Stalin mantuvo frecuentes reuniones con los otros “grandes”, Churchill y Roosevelt.

En esos encuentros, los soviéticos lograron afianzar su área de influencia, que comprendía a varios países de la Europa del Este. 

Esto reforzó el culto a la personalidad que Stalin estableció. De hecho, se concedió a sí mismo el título de Héroe de la Unión Soviética, algo reservado a los que lucharon en combate.

Guerra Fría

La victoria en la Segunda Guerra Mundial permitió a Stalin presentarse como el salvador de la Unión Soviética. La llamada, en la URSS, Gran Guerra Patriótica, le proporcionó una buena propaganda ante su pueblo.

A partir de ese momento, la represión ejercida por Stalin descendió bastante, comparada a los años 30. Sin embargo, millones de soviéticos fueron sentenciados a condenas insólitas de entre 5 y 25 años, por crímenes “contra el pueblo”, en los Gulags, los campos rusos de trabajos forzados.

En el exterior, el líder soviético rodeó a su país de gobiernos afines, como defensa ante un posible ataque occidental. Algo similar hizo Estados Unidos, con la creación de alianzas militares.

Uno de los puntos de inflexión en las relaciones internacionales fue el bloqueo de Berlín, ordenado por Stalin en 1948. Su intención era hacerse con el control total de la ciudad, entonces dividida entre las potencias vencedoras. Los occidentales montaron un puente aéreo para abastecer la ciudad y Stalin se vio obligado a abandonar.

En 1952, ya mayor y enfermo, Stalin trató de retomar la iniciativa en el exterior. La Nota de Stalin fue un plan para reunificar Alemania sin que las superpotencias intervinieran, pero Estados Unidos desechó el plan al no confiar en él.

Últimos años

La salud de Stalin comenzó a deteriorarse a partir de 1950, a los 70 años. La memoria empezaba a fallarle y mostraba signos de agotamiento. Su médico personal le recomendó abandonar el cargo.

Dos años después, en el XIX Congreso del PCUS, Stalin fue, por primera vez, desautorizado en público. El líder pronunció un discurso antibelicista, pero Malenkov afirmó la necesidad de que la URSS participara en los diferentes conflictos internacionales para mantener su posición. En esa ocasión, el Congreso votó en contra de Stalin.

Su enfermedad y ese revés aumentaron la paranoia de Stalin, que pretendió volver a realizar purgas masivas. Una carta, enviada por una doctora, acusó a los médicos del líder soviético de recetarle medicamentos erróneos para acabar con su vida, y la reacción de Stalin fue inmediata.

Sin más prueba que la carta, ordenó torturar a los doctores. Obviamente, todos, menos dos que fallecieron, acabaron confesando el crimen del que se les acusaba.

Asimismo, el jefe de los guardaespaldas fue ejecutado y su secretario privado desapareció. Los miembros del Politburó comenzaron a temer que les tocara a ellos en algún momento.

Muerte

Ante ese ambiente de temor, no es de extrañar que existan dos versiones diferentes sobre su muerte. La primera, la oficial, relata que el 28 de febrero de 1953, Stalin se reunió con varios de sus colaboradores más cercanos: Beria, Malenkov, Jrushchov y Bulganin. Tras cenar, todos se fueron a dormir.

La segunda versión mantiene la reunión, pero afirma que acabó en una gran bronca entre todos. Finalmente, Stalin, muy exaltado, se retiró a su dormitorio.

La realidad es que Stalin no apareció a la mañana siguiente, ni tampoco llamó a sus criados o guardias. Hasta las diez de la noche del 1 de marzo, nadie se atrevió a entrar en el dormitorio del líder. Fue su mayordomo el que finalmente lo hizo, encontrándolo en el suelo sin apenas poder hablar.

Por alguna razón, nadie llamó a un médico hasta 24 horas después. Los doctores, al llegar, dictaminaron que Stalin había sufrido un ataque cerebrovascular fulminante. Su agonía duró varios días. Murió el 5 de marzo.

Referencias

  1. Joseph Stalin. Obtenido de biography.com
  2. Hingley, Ronald Francis. Joseph Stalin. Obtenido de britannica.com
  3. Nelson, Ken. Biography: Joseph Stalin for Kids. Obtenido de ducksters.com