Anatomía y fisiología

Anatomía patológica: historia, objeto de estudio, métodos


La anatomía patológica, o simplemente patología, es la rama de la anatomía que estudia la morfología, el desarrollo, las causas y los efectos de las alteraciones de órganos, tejidos y células producidas por enfermedades, tanto innatas como adquiridas, y por lesiones traumáticas, tanto accidentales como provocadas.

El término anatomía patológica se deriva del griego (ana = separado; tome = cortar; pathos = sufrimiento; logos = estudio). Se divide en patología animal, que incluye a la patología humana, y patología vegetal.

La patología humana es uno de los cimientos de la medicina. Es el puente que conecta la anatomía, que es una ciencia preclínica, con la clínica. Una de las citas más famosas de Sir William Osler (1849–1919), considerado el fundador de la medicina moderna, es: “su práctica de la medicina será tan buena como lo sea su comprensión de la patología”.

La patología humana también abarca la medicina forense, que se vale de autopsias para determinar las causas y la cronología de la muerte, y la identidad de fallecidos.

Reseñables en este campo son: Hipócrates, (460–377 a. C), el cual es considerado el fundador de la medicina; Andreas Vesalius, (1514–1564), considerado el fundador de la anatomía moderna; Rudolf Virchow (1821–1902) considerado el fundador de la patología.

Índice del artículo

Historia

La anatomía patológica en la antigüedad

Desde la prehistoria, las enfermedades han sido atribuidas a causas sobrenaturales, tales como hechizos, espíritus e ira divina. Por ejemplo, para los griegos antiguos, Apolo y su hijo Asclepio eran los principales dioses de la sanación. Por su parte, Dhanvantri es la deidad de la medicina en la India, de hecho muchas instituciones sanitarias de ese país llevan su nombre.

Hipócrates desligó la medicina de lo sobrenatural. Creía que las enfermedades se debían al desequilibrio entre cuatro humores básicos: agua, aire, fuego, tierra. Sus escritos, que versan sobre anatomía, enfermedades, tratamientos y ética médica, fueron la base de la medicina durante casi dos mil años.

Cornelius Celsus (53 a. C. –7 d. C.), describió los cuatro síntomas cardinales de la inflamación (rubor, edema, calor, dolor) e insistía en la higiene y el uso de antisépticos.

Claudius Galenus (129–216) creía en la existencia de tres sistemas corporales (encéfalo y nervios; corazón; hígado y venas) y que las enfermedades se deben al desbalance entre cuatro fluidos corporales: sangre, flema, bilis negra, bilis amarilla (teoría humoral).

Hacia el final de la edad media (siglos X–XIII) hubo un regreso a las explicaciones sobrenaturales. Así, las epidemias eran consideradas un castigo divino por pecados cometidos. La disección del cuerpo humano estaba prohibida para no herir el alma que se creía este albergaba.

Inicio de la anatomía patológica moderna

En 1761, Giovanni Battista Morgagni (1682–1771), conocido en su tiempo como “Su Majestad Anatómica”, demolió la teoría humoral de Galenus. Publicó un libro basado en más de 700 autopsias estableciendo la relación entre causa, lesiones, síntomas y enfermedad, sentando así las bases de la metodología clínico patológica.

El libro de Morgagni marca el inicio de la “anatomía mórbida”, que es el nombre que se le daba a la anatomía patológica en los siglos XVIII y XIX. En 1795, Matthew Baillie (1761–1823) publicó Morbid anatomy, el primer libro de anatomía patológica en inglés.

A finales del siglo XVIII, los hermanos William (1718–1788) y John Hunter (1728–1793), crearon la primera colección de anatomía y patología comparada del mundo, contentiva de numerosas muestras de patología clínica. Esta colección, ahora conocida como Museo Hunteriano, se conserva en el Royal College of Surgeons de Londres.

También hacia finales del siglo XVIII, Xavier Bichat (1771–1802), quien llegó a efectuar más de 600 autopsias en un solo un invierno, identificó macroscópicamente 21 tipos de tejidos. Bichat estudió cómo dichos tejidos eran afectados por enfermedades. Por ello, es considerado un pionero de la histopatología.

Desarrollo en el siglo XIX

Los estudios de anatomía patológica permitieron reconocer numerosas enfermedades, nombradas en honor a sus descubridores, tales como las de Addison, Bright, y Hodgkin y la cirrosis de Laennec.

La anatomía mórbida alcanzó su cénit gracias a Carl von Rokitansky (1804–1878), quien en su vida efectuó 30.000 autopsias. Rokitansky, que a diferencia de otros cirujanos de su tiempo no ejercía la práctica clínica, creía que los patólogos debían limitarse a hacer diagnósticos, que en la actualidad es su papel normal.

El descubrimiento, por Louis Pasteur (1822–1895), de que los microorganismos causan enfermedades demolió la hasta entonces prevaleciente teoría de la generación espontánea.

Rudolf Virchow (1821–1905), fue más allá que Xavier Bichat, empleando el microscopio para examinar tejidos enfermos.

Durante la segunda mitad del siglo XIX, la anatomía patológica experimentó un gran desarrollo como disciplina diagnóstica gracias a avances técnicos, entre los cuales se cuentan el desarrollo de mejores micrótomos y microscopios, y la invención de procedimientos de fijación y tinción celular.

Julius Cohnheim (1839–1884), introdujo el concepto de examinar muestras de tejidos enfermos mientras el paciente todavía está en la mesa de operaciones. Sin embargo, hasta el final del siglo XIX, la anatomía patológica siguió centrada en autopsias.

Desarrollo en los siglos XX y XXI

Al comenzar el siglo XX, la anatomía patológica ya era una ciencia madura basada en la interpretación de estructuras macroscópicas y microscópicas, muchas veces perpetuadas mediante imágenes fotográficas. Ello ha cambiado poco, ya que actualmente, la anatomía patológica sigue siendo una disciplina principalmente visual.

Durante la segunda mitad del siglo XX, gracias a avances tecnológicos (microscopía, robótica, endoscopia, etc.), la anatomía patológica ha experimentado un progreso substancial vinculado a un incremento exponencial en la diversidad, calidad y magnificaciones de las imágenes de material patológico, así como en los sistemas informáticos para almacenarlas y analizarlas.

Los atlas de anatomía y anatomía patológica contienen imágenes cada vez mejores y más variadas. Tanto para los especialistas como para los estudiantes, ello ha reducido la necesidad de observar muestras preservadas, ha incrementado la facilidad de aprendizaje, y ha mejorado el diagnóstico de enfermedades, salvando vidas.

También se ha hecho muy importante la posibilidad de estudiar tejidos enfermos a nivel molecular. Ello ha permitido diagnósticos mucho más precisos, conducentes a terapias diseñadas a la medida, especialmente en los casos del cáncer, de las enfermedades inmunológicas y de los trastornos genéticos.

Terminología básica de la anatomía patológica

Agudo y crónico

Lo primero se refiere a enfermedades que aparecen y se desarrollan rápidamente. Lo segundo a enfermedades que se desarrollan lentamente y tienen un curso prolongado.

Diagnosis y prognosis

Lo primero se refiere a la identificación de una enfermedad, o al proceso de identificar su causa. Lo segundo se refiere a una predicción del curso o de las consecuencias que tendrá una enfermedad.

Etiología y patogénesis

Lo primero se refiere a la causa subyacente de eventos patológicos. Los sinónimos criptogénica, esencial e idiopática se usan para referirse enfermedades de etiología desconocida. Lo segundo se refiere al mecanismo etiológico que produce los síntomas de una enfermedad.

Incidencia y prevalencia

Lo primero se refiere al número de casos nuevos de una enfermedad diagnosticados en una población durante un cierto lapso. Lo segundo se refiere al número de casos presentes en una población en un momento puntual.

Morbilidad y mortalidad

Lo primero se refiere a la medida en la cual la salud de un paciente se ve afectada por una enfermedad. Lo segundo se refiere al porcentaje de fallecimientos asociado con una enfermedad.

Síntoma y síndrome

Lo primero es una manifestación de la presencia de una enfermedad. Lo segundo es una combinación de síntomas que aparecen juntos, sugiriendo una causa subyacente común.

Principales procesos estudiados

Apoptosis

Muerte natural programada de células viejas, innecesarias o enfermas. Cuando es deficiente está implicada en el cáncer. Cuando es excesiva causa enfermedades neurogenerativas (Alzheimer, Huntington, Parkinson).

Atrofia y degeneración

Disminución del volumen y la función de un órgano o tejido debida a la reducción del tamaño o número celular. Puede ser el resultado de apoptosis excesiva, o del envejecimiento, trauma físico o químico, enfermedad vascular, carencia de vitaminas, o defectos genéticos.

Displasia

Crecimiento anormal de órganos y tejidos. Se divide en hiperplasia, metaplasia y neoplasia.

La hiperplasia es el agrandamiento de un órgano o tejido debido a la multiplicación no cancerosa de sus células.

La metaplasia es la alteración de un tejido debida a la transformación, generalmente no cancerosa, de sus células en otros tipo de células.

La neoplasia es la proliferación descontrolada de células que lleva a la formación de tumores cancerosos o no cancerosos.

Inflamación

Reacción autoprotectora de los tejidos en respuesta a irritación, trauma físico y mecánico, o infección. Puede ser causada por la artritis reumatoide y enfermedades autoinmunes.

Necrosis

Muerte celular en un tejido debida a: 1) isquemia, que puede llevar a gangrena; 2) infección; 3) calor, frío o algún agente químicos; 4) radiación.

Métodos y técnicas

Histopatología

La anatomía patológica clásica se conoce como histopatología. Se basa en la observación, con el ojo desnudo y el microscopio, de los cambios estructurales experimentados por los tejidos como resultado de procesos patológicos. Se aplica a cadáveres (autopsia), o a muestras obtenidas de pacientes durante cirugías o por medio de biopsias.

En la práctica diaria, la histopatología sigue siendo la rama preponderante de la anatomía patológica.

Las biopsias se obtienen haciendo una pequeña incisión local con bisturí, con la ayuda de pinzas o fórceps, mediante la aspiración con aguja hipodérmica o endoscópicamente.

Los observación de muestras con el microscopio es facilitada por el uso previo de diversas técnicas de fijación, seccionamiento y tinción de tejidos.

Entre las técnicas de fijación se cuentan el congelamiento y la incrustación de tejidos en bloques parafina.

El seccionamiento consiste en crear cortes histológicos, típicamente de 5–8 μm de grosor, empleando un micrótomo.

La tinción se realiza mediante reactivos que dan color a los tejidos y células (ejemplo, hematoxilina, eosina, Giemsa) o mediante procesos histoquímicos e inmunohistoquímicos.

Entre los tipos de microscopio utilizados se cuentan el óptico, el electrónico, el confocal, el polarizador, y el de fuerza atómica.

Patología no morfológica

El empleo de una gran diversidad de métodos y técnicas, originados en otras disciplinas de la medicina y la biología, ha mejorado substancialmente la comprensión de los procesos patológicos y la precisión diagnóstica. Según su metodología, pueden definirse varias ramas especializadas de la anatomía patológica.

La patología clínica se ocupa de cuantificar los constituyentes biológicos, bioquímicos y químicos del suero y plasma sanguíneos, y de otros fluidos corporales, tales como la orina y el semen. También se ocupa de pruebas del embarazo y de identificar tipos de tumor.

La patología inmunológica se ocupa de detectar anomalías del sistema inmune, incluyendo las causas y los efectos de las alergias, enfermedades autoinmunes, e inmunodeficiencia.

La patología microbiológica identifica parásitos, hongos, bacterias y virus implicados en las enfermedades, y valora los daños causados por estos agentes infecciosos.

Las patologías clínica, inmunológica y microbiológica dependen mucho del uso de sistemas de prueba o reactivos comerciales, que ahorran mucho tiempo y minimizan los errores.

La patología molecular se basa principalmente en la aplicación de la reacción en cadena de la polimerasa (RCP), más conocida por sus siglas en inglés (PCR).

La patología genética se ocupa de los grupos sanguíneos, los errores metabólicos innatos, las aberraciones cromosómicas y las malformaciones congénitas.

Funciones del anatomopatólogo

Contribuye de manera fundamental al manejo de los pacientes mediante el diagnóstico de enfermedades.

Identifica el daño funcional a los niveles de órgano, tejido y célula y la cadena de efectos, expresados en cambios estructurales anormales, de los procesos patológicos.

Lleva a cabo autopsias para determinar las causas de la muerte y los efectos que han tenido los tratamientos.

Colabora con la justicia para: 1) identificar criminales comunes y establecer sus responsabilidades; 2) probar y evaluar los daños ocasionados a la salud por productos alimentarios, farmacológicos y químicos de origen comercial.

Ejemplos de investigaciones

El 19 de septiembre de 1991, a 3.210 m de altura en los Alpes italianos, se descubrió un cadáver congelado acompañado de vestimenta y utensilios antiguos. La noticia causó un gran revuelo cuando se determinó que el individuo, desde entonces apodado Ötzi, había muerto hace más de 5000 años.

La autopsia del cadáver y el estudio de los demás restos permitió determinar, entre muchas otras cosas, que Ötzi murió asesinado en primavera, tenía aproximadamente 46 años, medía 1,60 m, pesaba unos 50 kg, tenía cabello y ojos castaños, poseía grupo sanguíneo O+, padecía artritis, caries, la enfermedad de Lyme, tenía parásitos intestinales y llevaba tatuajes.

Mediante el estudio histopatológico se ha determinado que: 1) el consumo conjunto de mariguana y tabaco produce daños aditivos en la tráquea y los bronquios; 2) aunque, por sí solo, el consumo de cocaína fumada produce daños pequeños, incrementa considerablemente el daño bronquial producido por el tabaco.

La corroboración mediante técnicas histopatológicas es indispensable para validar los métodos computarizados de análisis de imágenes de tejidos enfermos con fines de diagnosis y prognosis. Este es el caso, por ejemplo, de los análisis computarizados de los cánceres de mama y próstata.

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