Ciencia

Generación espontánea: historia, propuestas, experimentos


¿Qué es la generación espontánea?

La generación espontánea es una de las primeras teorías que se planteó para explicar el origen de la vida. En concreto, proponía que los seres vivos podían surgir espontáneamente, sin la necesidad de otros organismos “parentales”, a partir de materia no viva o inanimada.

Aunque en los tiempos modernos pareciera ser bastante obvio, las ideas acerca de la generación espontánea de distintos organismos considerados “alimañas”, y de los fenómenos como la fermentación y la putrefacción, gobernaron las discusiones filosóficas y científicas durante largos años.

Esta concepción de la naturaleza perduró durante muchos siglos, pero no es considerada como verdadera en nuestros días, ya que distintos personajes se dedicaron a desmentirla con éxito.

Origen de la teoría

Diferentes filósofos y científicos a lo largo de la historia de la humanidad se han dado a la tarea de preguntarse de dónde venimos y de dónde vinieron todas las demás formas de vida que nos acompañan sobre la biosfera.

Las ideas sobre la generación espontánea se remontan a la Edad Antigua. Tanto los filósofos griegos clásicos como muchos otros pensadores que vivieron hasta mediados del siglo XIX, aceptaban fervientemente que los organismos vivos se originaban espontáneamente a partir de materiales inertes, sin otros organismos parentales.

Así, durante muchos siglos se sostuvo la idea de que los insectos, los gusanos, las ratas y otras alimañas se formaban espontáneamente en el fango o en cualquier cúmulo de materia en descomposición.

Aristóteles

Algunos textos sostienen que fue Aristóteles, el gran pensador griego, uno de los primeros en esbozar los cimientos para lo que luego sería la teoría de la generación espontánea, pues aseguraba que la vida podía surgir de materia no viva, siempre y cuando esta tuviese lo que él denominaba calor vital.

Por medio de la observación, Aristóteles llegó a la conclusión de que algunas formas de vida se originaban de distintos materiales. Los testáceos -un género que incluía caracoles y bivalvos-, se generaban a partir del barro; las almejas surgían de la arena, las ostras del limo y el percebe de los huecos de las rocas.

Principios activo y pasivo

Aristóteles pensaba que todo ser vivo surgía de la combinación de dos principios: el activo y el pasivo. Por ejemplo, de las carnes muertas de los animales (principio activo), nacían las moscas por la acción del aire y el calor (principio pasivo).

¿Qué propone la teoría de la generación espontánea?

En pocas palabras, la teoría de la generación espontánea proponía que la vida surgía a partir de materia inanimada o en descomposición, y no necesariamente a partir de otro ser vivo parental.

Algunos pensadores eran partidarios de que organismos vivos podían formarse a partir de materia inorgánica espontáneamente, mientras que otros consideraban que era necesaria una base orgánica para tal fin.

¿Quiénes han apoyado la generación espontánea?

Además de las ideas de Aristóteles en la antigüedad, hay dos científicos posteriores que apoyaron la teoría de la generación espontánea basándose en los resultados de sus experimentos:

Jean Baptiste van Helmont (1580-1644)

Van Helmont propuso que podían generarse ratones espontáneamente en tejidos harapientos y sobre granos de trigo abandonados en envases abiertos durante 3 semanas.

Sin embargo, en realidad se trataba de que esos tejidos comprendían ambientes propicios para el resguardo, la alimentación y la proliferación/reproducción de dichos animales. Es decir, que los ratones acudieron a vivir al lugar de sus experimentos cuando él colocó los tejidos y el trigo.

John Needham (1713-1781)

Como partidario de las ideas sobre la generación espontánea, las afirmaciones de Needham se basaban en un experimento que consistió en hervir brevemente un caldo hecho con materia vegetal o animal, buscando matar cualquier microbio preexistente, y luego sellar el envase que lo contenía.

Pocos días después encontró que el caldo presentaba turbidez y observó que una sola gota del mismo contenía cientos de formas de vida microscópicas (organismos unicelulares).

Puesto que consideraba que las condiciones en las que había realizado esta experiencia eran las adecuadas, concluyó que dichos microbios debieron surgir espontáneamente. Sin embargo, el error fue que en realidad no hirvió suficiente el caldo para matar a todos los microorganismos allí presentes.

Experimentos que la descartaron

Franceso Redi (1626-1697)

Francesco Redi, en 1668, fue el primer científico que experimentó para poder rechazar la generación espontánea.

En su primer experimento colocó pedazos de carne en tres recipientes de vidrio iguales, dos sellados y uno abierto. Pocos días después la carne descubierta mostraba la presencia de gusanos, mientras que las otras a pesar de estar descompuestas no presentaban gusanos.

Los críticos de su experimento dijeron que el problema fue que no se dejó entrar aire a los frascos. Entonces Redi decidió hacer un nuevo experimento con un frasco abierto, otro con tela para dejar pasar el aire y otro sellado con corcho. El resultado fue que las moscas colocaron huevos en la tela, fuera del frasco, pero no pudieron entrar. En el frasco abierto entraron y pusieron huevos, y en el sellado no.

Con sus experimentos, Redi demostró que ninguna larva podía formarse sobre carne descompuesta si se prevenía la presencia de cualquier insecto adulto que pudiese depositar sus huevos, sentando así las bases para otros detractores de estas teorías.

Lazzaro Spallanzani (1729-1799)

Lazzaro Spallanzani se dedicó al estudio de distintas formas de vida microscópicas y demostró que cuando se hervía una salsa nutritiva y se envasaba en contenedores herméticos no crecía ningún ser vivo.

Tras hervir un caldo de cultivo, lo colocó en reposo en envases abiertos y otros cerrados. En los envases cerrados no hubo presencia de nuevos organismos, mientras que en los abiertos se generaron organismos vivos.

Louis Pasteur (1822-1895)

Más adelante, en 1861, el conocido bacteriólogo francés Louis Pasteur ideó una serie de brillantes experimentos que demostraron que no podía existir tal cosa como la generación espontánea. Estos experimentos se basaron en las siguientes afirmaciones:

  • Microorganismos podían crecer en un caldo de carne dentro de contenedores abiertos.
  • Si el caldo era hervido durante una hora dentro de un recipiente cerrado y este permanecía sellado, ningún microorganismo podía crecer en él.
  • Las partículas de polvo que flotaban en el aire contenían bacterias y otros microorganismos.

A partir de dichas premisas, Pasteur diseñó un experimento para comprobar si en un caldo nutritivo estéril se podía crear vida microbiana espontáneamente.

Inicialmente tomó dos recipientes y añadió caldo nutritivo dentro de cada uno, luego dobló el cuello de cada recipiente, le dio forma de “S” y procedió a hervirlos para matar cualquier microbio en su interior. Cortó el cuello en “S” de uno de los recipientes y dejó el otro intacto, dejándolos reposar por un tiempo.

En el envase con el cuello roto se apreció el crecimiento rápido de microbios, mientras que en el que permaneció intacto los microorganismos no pudieron alcanzar el caldo, acumulándose en la “barriga” del cuello. Con esto concluyó que sin la introducción de polvo en el medio de cultivo esterilizado, ninguna forma de vida podía crecer.

Para muchos científicos de la época, los experimentos de Pasteur no solo demostraron la imposibilidad de la generación espontánea, sino que además sugerían que era inútil seguir tratando de dilucidar el origen de la vida, pues consideraban que esta no tenía origen, sino que era eterna, así como la materia.

Referencias

  1. Andrulis, E. D. (2012). Theory of the origin, evolution, and nature of life. Life, 2(1), 1-105.
  2. Thaxton, C. B., Bradley, W. L., & Olsen, R. L. (1992). The mystery of life’s origin. na.
  3. Gallardo, M. H. (2017). Evolución. El curso de la vida. Primera Edición Electrónica.
  4. Mancini, R., Nigro, M., & Ippolito, G. (2007). Lazzaro Spallanzani and his refutation of the theory of spontaneous generation. Le Infezioni in Medicina, 15(3), 199-206.