Lengua y literatura

Monólogo dramático: características y ejemplos


El monólogo dramático es un género dramático que consiste en un poema que revela la personalidad de un personaje. El objetivo del autor es que el lector se familiarice cada más con este personaje hasta evocar una respuesta emocional extrema. El discurso se desarrolla en forma de reflexiones dirigidas a un interlocutor o público concreto.

En cuanto a su origen histórico, la crítica literaria ha mantenido dos posiciones. Algunos sostienen que este se remonta a las Heroidas de Ovidio (siglo I d. C). Otros aseguran que apareció durante la época victoriana inglesa como una evolución de diferentes géneros.

Desde esta última posición, se reconocen dos pioneros dentro del género dramático: el poeta inglés Robert Browning (1812-1889) y el también poeta inglés Alfred Tennyson (1809-1892). Ambos publicaron los primeros monólogos de este tipo en la década de 1840.

Sin embargo, la crítica literaria comienza a reconocerlo como parte de la poesía inglesa a finales del siglo XIX. En el transcurso del siglo XX, esta modalidad poética es reconocida entre los anglosajones.

Posteriormente, con Luis Cernuda  (1902-1963) y Jorge Luis Borges (1899-1986) es aceptada y practicada en España y América Latina, respectivamente.  

Índice del artículo

Características

El hablante como única voz

En el monólogo dramático, el hablante representa la única voz a la que tiene acceso el lector. Aunque habla en primera persona, la voz procede de un enunciador que muestra su propio discurso en un estilo directo. Este hablante queda perfilado psicológicamente por la forma en la que enfrenta las situaciones que describe y evalúa en dicho discurso.

Ahora bien, el hablante no necesariamente es el autor de la obra. En algunos casos, puede ser un personaje reconocible de la historia o de la cultura que, cuando no es identificado por su nombre en la obra, sea fácilmente identificado por el lector o espectador a través de la caracterización que se haga.

Asimismo, el hablante puede representar diferentes tipos de sujetos no necesariamente todos reales y formando parte de la sociedad. La gama de posibilidades de representación van desde figuras icónicas de la cultura de masas, figuras políticas e inclusive imaginarias.

Destinatario o interlocutor implícito

La mayoría de las veces el destinatario o interlocutor de un monólogo dramático es implícito. En estos monólogos se simulan conversaciones, y el interlocutor aparenta tener una conversación con el hablante.

Sus palabras o ideas son indirectamente expresadas a través del hablante quien las reproduce mediante preguntas, observaciones o comentarios.

De igual manera, las reacciones y gestos del interlocutor son anticipadas y replicadas por el hablante. A través de refutaciones o de respuestas dadas a su invisible contraparte, el lector puede inferir el discurso implícito de este interlocutor no visible.

Relación angustiosa entre los participantes

La relación expuesta en el monólogo dramático entre hablante, su interlocutor y el intercambio entre ellos es angustiosa. Este, al tener como propósito central lograr la objetivación del poeta en la voz de un personaje, sugiere una situación dramática bastante marcada.

El lector como parte del proceso creativo

Por lo general, un monólogo dramático adopta un tono asertivo o argumentativo. Esto permite que el lector profundice en las emociones del personaje.

Además, el lector puede interpretar abiertamente las palabras del personaje. Además, como el uso de la palabra no es estricto y concreto, el lector se convierte en parte del proceso creativo.

Ejemplos de monólogo dramático

Fragmento de Lázaro de Luis Cernuda

“Era de madrugada.

Después de retirada la piedra con trabajo,

Porque no la materia sino el tiempo

Pesaba sobre ella,

Oyeron una voz tranquila

Llamándome, como un amigo llama

Cuando atrás queda alguno

Fatigado de la jornada y cae la sombra.

Hubo un silencio largo.

Así lo cuentan ellos que lo vieron.

Yo no recuerdo sino el frío

Extraño que brotaba

Desde la tierra honda, con angustia

De entresueño, y lento iba

A despertar el pecho,

Donde insistió con unos golpes leves,

Ávido de tornarse sangre tibia.

En mi cuerpo dolía

Un dolor vivo o un dolor soñado.

Era otra vez la vida.

Cuando abrí los ojos

Fue el alba pálida quien dijo

La verdad. Porque aquellos

Rostros ávidos, sobre mí estaban mudos,

Mordiendo un sueño vano inferior al milagro,

Como rebaño hosco

Que no a la voz sino a la piedra atiende,

Y el sudor de sus frentes

Oí caer pesado entre la hierba…”

El monólogo dramático de Luis Cernuda es una meditación sobre la historia bíblica de la resurrección de Lázaro. Este no expresa la alegría de la nueva vida, sino que muestra la desesperanza de un hombre que ha vuelto a un mundo sin sentido. En la primera estrofa se cuenta el milagro de la resurrección.

Sin embargo, a medida que se desarrolla la lectura se hace evidente que el propósito del texto es restarle valor a este milagro. En las mismas primeras líneas se hace referencia a lo pesado que puede ser el tiempo “no la materia.”

Al final, el autor logra exponer claramente las emociones de Lázaro. Este vuelve a la vida a sin mucho entusiasmo desde el olvido pacífico de la tumba. Allí había estado libre del dolor y el tormento de la existencia.

Fragmento de Poema conjetural de Jorge Luis Borges

El doctor Francisco Laprida, asesinado el día 22 de setiembre de 1829
por los montoneros de Aldao, piensa antes de morir:

Zumban las balas en la tarde última.
Hay viento y hay cenizas en el viento,
se dispersan el día y la batalla
deforme, y la victoria es de los otros.

Vencen los bárbaros, los gauchos vencen.
Yo, que estudié las leyes y los cánones,
yo, Francisco Narciso de Laprida,
cuya voz declaró la independencia
de estas crueles provincias, derrotado,
de sangre y de sudor manchado el rostro,
sin esperanza ni temor, perdido,
huyo hacia el Sur por arrabales últimos.
Como aquel capitán del Purgatorio
que, huyendo a pie y ensangrentando el llano,
fue cegado y tumbado por la muerte
donde un oscuro río pierde el nombre,
así habré de caer. Hoy es el término.
La noche lateral de los pantanos
me acecha y me demora..”

Este monólogo dramático de Jorge Luis Borges es una conjetura de inspirada en la muerte de uno de sus antepasados. En este poema, Borges presenta a Laprida evocando su propia muerte a mano de rebeldes. A su vez, contrasta su destino como académico con su salvaje final.

Referencias

  1. Encyclopædia Britannica, inc. (2017, febrero 13). Dramatic monologue. Tomado de britannica.com.
  2. Soliloquy (s/f). Merriam-Webster Dictionary. Tomado de merriam-webster.com.
  3. Byron,  G. (2014). Dramatic Monologue. New York: Routledge.
  4. García, D. C. (2016. El monólogo dramático en el discurso poético. En Kañina, Vol. 40, número 1. Universidad de Costa Rica.
  5. Landow, G. P. (s/f). Dramatic Monologue: An Introduction. Tomado de victorianweb.org.
  6. Evdokimova, N. (2017, abril 17). Characteristics of Dramatic Monologues. Tomado de penandthepad.com.
  7. McKinlay, N. C. (1999). The Poetry of Luis Cernuda: Order in a World of Chaos. Londres: Tamesis.