Historia

Agricultura en la Nueva España: origen, características, cultivos


La agricultura en la Nueva España fue una de las actividades sobre las cuales se sustentó la economía de la Colonia. Se basó en los procesos de extracción, transformación y distribución de los recursos naturales.

Surgió en el primer período de la Colonia, a mediados del siglo XVI. Fue una etapa de cambios considerables; se fusionaron dos modelos tradicionales de agricultura que los campesinos autóctonos tuvieron que asimilar, aprendiendo a utilizar nuevas tecnologías, herramientas y métodos de trabajo.

agricultura-nueva-espana

Los animales y plantas europeas tuvieron que adaptarse a una condición climática y a ambientes diferentes, así como a la manera milenaria de trabajo de los mesoamericanos, producto de procesos de adaptación biológica cultural y social.

De esta manera, el proceso de la Conquista dio un vuelco importante a la actividad económica de la América prehispánica. Una vez colonizados, los territorios asumieron el modelo de la economía productiva novohispana.

Su importancia residía en el hecho de que su producción estaba orientada a generar alimento para la población y para el ganado.

Asimismo, gracias a la gran cantidad de productos que exportaban a Europa (madera, jitomate, cacao, aguacate y vainilla, entre otros), la agricultura generó ingresos significativos a la Corona española.

La Nueva España gozaba de un buen clima y una tierra fértil, ideales para la introducción de  cultivos totalmente novedosos como el café, la caña, el azúcar y cereales, entre otros.  Productos como el algodón tuvieron un gran impacto dentro la producción, ya que se utilizó como materia prima para la industrial de textiles.

Índice del artículo

Origen

La colonización produjo la destrucción de pueblos indígenas y de la antigua capital del Imperio azteca, Tenochtitlán. Se fundó Ciudad de México, que tenía características más europeas y que fue la nueva capital del virreinato de Nueva España.

Esta nueva población estuvo conformada por nuevas instituciones como iglesias, encomiendas y ayuntamientos. En 1536 aproximadamente el virreinato de Nueva España logró abarcar extensos territorios tanto en América Central como en el centro y el sur de los Estados Unidos, así como en gran parte de las Antillas.

Inicio desapercibido

La agricultura no tuvo una importancia inicial para los conquistadores españoles, ya que centraron su atención en la minería para la obtención de riquezas. Tanto la agricultura como la ganadería solo se usaban para el autoconsumo y no para comerciar.

Sin embargo, al darse cuenta de que el crecimiento de la minería no podía sustentarse sin la agricultura y la ganadería, se comenzaron a instalar en las cercanías de las explotaciones mineras algunas estancias y haciendas que satisfacían las necesidades alimenticias de la población.

Ya en el siglo XVIII la agricultura se convirtió en una actividad de gran importancia en América. A medida que la población crecía, aumentaba también la demanda de productos alimenticios. Se llevaron a cabo explotaciones de grandes terrenos, que comenzaron a adquirir valor y productividad.

El comercio de alimentos se extendió a Europa y Oriente, se realizó la compra de grandes haciendas y se promulgaron nuevas leyes relacionadas con la tenencia y la explotación de la tierra.

Características y cultivos principales

Con la relevancia que empezó a cobrar la agricultura, se inició el estudio de los suelos, verificando la calidad de la tierra con relación a su fertilidad para la siembra de cada semilla. De esto se concluyó que las tierras amarillas eran las más fértiles para el cultivo en general.

Aunque la agricultura en Nueva España era de temporal, solía haber algunos años de buenas cosechas y otros en los que la sequía producía escasez de alimentos a la población. Por ello, fue necesario el mejoramiento de la tierra a través de nuevas tecnologías.

Se iniciaron nuevos procesos de preparación de la tierra para los cultivos, como el desyerbado, la ruptura de suelos, la construcción de plataformas y la quema de campos. También se aplicaron los abonos con plantas, madera, estiércol y aluviones, que se hacían para mejorar la calidad de las cosechas.

Con el crecimiento agrícola, el arado se integró de manera importante a esta actividad como complemento y forma de facilitar las labores.

Agua

El agua como elemento esencial en la fertilización de la tierra cobró importancia a través de los regadíos. Se crearon nuevas tecnologías de riego y rocío tanto manuales como a partir de sistemas concebidos para los cultivos especiales de maíz, chile y algunas hortalizas.

Se crearon canales de madera o de piedra, caños, zanjas, sangraderas y acequias, con niveles, compuertas y bombas para controlar la conducción y el flujo del agua hacia la tierra.

También se crearon estanques, jagüeyes, aljibes y otros reservorios de agua de pozos y manantiales, y se elaboraron almácigos o semilleros.

Tenencia de tierras

La agricultura llegó a tener relaciones directas con la Iglesia, ya que esta otorgaba los créditos que se necesitaban para la siembra.

Los sistemas de tenencia de la tierra, de producción, consumo e intercambio y la explotación de la mano de obra adquirieron nuevas características. España toma posesión y dominio de los territorios tras una conquista cultural y espiritual que facilitó la penetración imperial.

Se produjeron constantes disputas por la tenencia de los terrenos. Los españoles crearon leyes para despojar a los indígenas de sus territorios: dejaron solo la propiedad comunal y la heredada como casos especiales de tenencia que favorecía a los indígenas.

Cultivos más importantes

Los  principales cultivos en la Nueva España fueron el cacao, el tabaco, el trigo, el algodón, la grana, el ábaco, la seda y el añil, entre otros.

Era más frecuente la siembra de trigo y algún tipo de maíz en las zonas templadas; por su parte, la caña y el cacao se sembraban en las zonas más cálidas.

Los árboles frutales y los huertos se introdujeron del Viejo Mundo, adaptándolos a la agricultura novohispana. Algunos de estos árboles fueron los de aguacate, las vides, el de la cidra, los de la naranja, el melocotón, el higo, el membrillo, el zapote, la oliva, los capulines y las manzanas de tierra o tejocotes.

Los indígenas continuaron con su producción ancestral, como el cultivo de frijol, calabaza, jitomate, chile y el maíz, siempre con los niveles básicos para satisfacer su autoconsumo.

Herramientas utilizadas

La población indígena utilizaba herramientas rudimentarias de labranza. Por su parte, los españoles usaban gran variedad de instrumentos agrícolas.

Entre estos implementos  destacaron el vencejo y la reja de arado. Esta última era una herramienta a través de la cual se cortaba el terreno de forma horizontal.

También destaca el yugo, que se usaba para uncir bueyes. Otras herramientas fundamentales eran las siguientes:

-Palas y palancas de roble.

-Podaderas.

-Escardillos o sachuelos.

-Escardadores.

-Hachas.

Referencias

  1. “Historia de México 1. Economía novohispana” en Universidad Nacional Autónoma de México. Portal Académico CCH. Recuperado en 27  de abril de 2019 de Universidad Nacional Autónoma de México. Portal Académico CCH: portalacademico.cch.unam.mx
  2. “La Colonia o el Virreinato en México (1521-1810)” en México Desconocido. Recuperado en 28 de abril de 2019 de México Desconocido: mexicodesconocido.com.mx
  3. “La América Española Colonial  siglos XVI, XVII y XVIII en Universidad Pontificia Católica de Chile. Recuperado en 29 de abril de 2019 de Universidad Pontificia Católica de Chile: 7.uc.cl
  4. “La América Colonial” en Revista digital de Historia y Ciencias Sociales. Recuperado en 28 de abril de 2019 de Revista digital de Historia y Ciencias sociales: claseshistoria.com
  5. “La agricultura y la ganadería” en Biblioteca digital de Ilce. Recuperado en 28 de abril de 2019 de Biblioteca digital de Ilce: bibliotecadigital.ilce.edu.mx
  6. “La agricultura Nahua  en el siglo XVI” en Ciencia ergo sum. Recuperado en 28 de abril de 2019 de Ciencia ergo sum: redalyc.org