Memoria de trabajo: qué es, características, cómo funciona, ejemplos
¿Qué es la memoria de trabajo?
La memoria de trabajo es un elemento cognitivo que sirve para almacenar y manipular durante un periodo de tiempo breve los datos necesarios para realizar tareas psicológicas complejas. Por ejemplo, este elemento mental nos ayuda con el aprendizaje, el pensamiento y la comprensión de nuestro entorno.
La memoria de trabajo juega un papel en tareas como la selección de información, el almacenamiento de datos, el razonamiento y el paso de la memoria a corto plazo a la de largo plazo. Por otro lado, muchos expertos opinan que la memoria de trabajo es el elemento con un mayor peso en el nivel de inteligencia de cada persona.
Una prueba clásica para medir la capacidad de la memoria de trabajo es estudiar la cantidad de elementos, generalmente palabras o números, que un individuo puede recordar y manipular de una sola vez utilizando solamente su memoria a corto plazo. Se ha comprobado que la media es de siete items, siendo este el número máximo de elementos que una persona puede retener en esta parte de su memoria.
Aunque algunos investigadores consideran que la memoria a corto plazo y la de trabajo son lo mismo, la mayoría de expertos opinan que ambos elementos de nuestra mente son diferentes y cumplen tareas distintas.
Características de la memoria de trabajo
Tiene una capacidad limitada
A pesar de que se han realizado muchas investigaciones sobre los límites de la memoria humana, todavía no nos ha sido posible determinar cuáles son, o incluso si existe límite alguno. Sin embargo, estas investigaciones se han centrado casi siempre en la memoria a largo plazo, que es la que nos permite recordar cantidades de información casi ilimitadas.
La memoria de trabajo es distinta. Los estudios realizados poniendo el foco en ella han descubierto que una persona normal solo puede retener aproximadamente siete elementos distintos en esta parte de la memoria, de tal manera que si se supera este número será necesario olvidar uno previo para almacenar otro nuevo en ella.
Esta característica también se da de manera similar en la memoria a corto plazo, aunque no de forma tan exagerada.
Trabaja de forma activa
La principal diferencia entre la memoria de trabajo y los otros componentes de la memoria humana es que no solo se limita a almacenar datos de forma pasiva, sino que nos permite manipularlos y trabajar con ellos. Esto nos permite utilizarla para realizar tareas cognitivas complejas, y la vuelven un elemento fundamental en nuestra psique.
Por ejemplo, la memoria de trabajo juega un papel muy importante en tareas como la lectura, la resolución de problemas matemáticos o distintos tipos de aprendizaje, especialmente aquellos relacionados con una habilidad compleja.
Sus contenidos se actualizan constantemente
Debido a que la memoria de trabajo solo tiene capacidad para almacenar siete elementos o ítems, su naturaleza es mucho más volátil que la del resto de componentes de la memoria. Así, la de largo plazo puede retener información o recuerdos durante muchas décadas, mientras que la de corto plazo es capaz de hacerlo en un espacio de varias horas.
Por el contrario, la memoria de trabajo tan solo es capaz de retener datos durante unos pocos segundos a no ser que la persona esté realizando un esfuerzo consciente y continuado para mantener la información almacenada allí. Si esto no ocurre, sus contenidos se van renovando constantemente, según vayamos poniendo nuestra atención en diferentes elementos del entorno.
Está relacionada con la inteligencia
Dentro de las teorías más clásicas de la psicología, se suele relacionar la memoria de trabajo con lo que se conoce como “factor G”. Este sería el componente que podría explicar las diferencias que existen entre los niveles de inteligencia de las personas, de tal manera que los individuos con mejor memoria de trabajo tendrían una mayor capacidad mental.
Esta relación tendría que ver con la capacidad que nos proporciona la memoria de trabajo para manipular información y utilizarla para tareas de gran complejidad. Sin embargo, no todos los expertos están de acuerdo en que el nivel de memoria de trabajo y el de inteligencia tengan una relación tan directa como se pensaba antiguamente.
Cómo funciona y componentes de la memoria de trabajo
La primera teoría sobre la memoria de trabajo fue la de Baddeley y Hitch, presentada en 1974. En ella hablaron del modelo multicomponente de la memoria de trabajo. La hipótesis proponía que se trataba de un elemento cognitivo que contenía tres segmentos: el ejecutivo central, el bucle fonológico y el lazo articulatorio.
Ejecutivo central
En este modelo, el ejecutivo central sería el encargado de regular la atención de los otros dos elementos, que se encargarían de manipular los datos recogidos mediante los sentidos o el pensamiento. Cada uno de ellos estaría centrado en un tipo de tareas en concreto.
El ejecutivo central tendría entre sus principales tareas la redirección de la capacidad de atención hacia la información relevante del entorno, suprimiendo para ello los estímulos irrelevantes y los impulsos que no fueran apropiados para la tarea presente. Además, también tendría que coordinar distintos procesos cognitivos siempre que se estuviera llevando a cabo más de una actividad a la vez.
Bucle fonológico
Por otro lado, el bucle fonológico tiene como objetivo almacenar la información proveniente de los sonidos y del lenguaje y evitar su pérdida repitiéndola constantemente, en un proceso continuo que es el que le da su nombre. Por ejemplo, para poder recordar un número de teléfono a corto plazo tenemos que repetirlo una y otra vez hasta que podamos marcarlos.
Lazo articulatorio
El otro sistema secundario es el lazo articulatorio. Su función es almacenar la información visual y espacial, y por ejemplo puede utilizarse para construir imágenes visuales en nuestra mente y manipularlas. Algunos expertos consideran que este componente puede dividirse en dos subsistemas, uno encargado de la parte visual y otro de la espacial.
Buffer episódico
En el año 2000, el propio Baddeley añadió un cuarto componente a su teoría, conocido como buffer episódico. Este se encargaría de trabajar con representaciones mentales que incluyesen una mezcla de tipos de información; es decir, que tuviesen elementos visuales, auditivos, espaciales y de otras clases.
Velocidad de procesamiento y memoria de trabajo
La velocidad de procesamiento es una de las habilidades cognitivas más importantes, y una de las que más determinan nuestros resultados en tareas como el aprendizaje, la comprensión o el razonamiento. Puede definirse como el elemento cognitivo que determina el tiempo que le lleva a una persona realizar una tarea mental determinada.
La velocidad de procesamiento está muy relacionada con la rapidez con la que el individuo percibe, procesa y reacciona a todo tipo de estímulos recibidos de su entorno y de su interior, sin importar cuál sea la naturaleza de los mismos. A pesar de que su ámbito no está directamente relacionado con el de la memoria de trabajo, ambas impactan de manera muy significativa en el rendimiento psicológico.
Así, mientras que la velocidad de procesamiento afecta a la rapidez con la que podemos manipular y comprender la información que recibimos de nuestro entorno, la memoria de trabajo determina con qué eficacia podemos realizar estas tareas mentales. Por ello, se trata de dos de los elementos que más determinan nuestros niveles de inteligencia general.
Regiones del cerebro de la memoria de trabajo
La actividad que lleva a cabo la memoria de trabajo se lleva a cabo en unas regiones específicas del cerebro. Concretamente, la memoria de trabajo parece estar asociada al funcionamiento de zonas neocorticales.
En este sentido, para poder poner en marcha la memoria de trabajo, se requiere la activación de la corteza prefrontal. Esta región superior del cerebro se considera básica para almacenar y manipular información nueva en la mente.
El rol de la corteza prefrontal en la memoria de trabajo es fundamental, sin embargo, múltiples estudios indican cómo el funcionamiento de la memoria de trabajo radica en la interacción entre la corteza prefrontal y distintas áreas de la corteza postrolándica.
Así pues, la memoria de trabajo no se produce en una única parte del cerebro. Este constructo cognitivo requiere la activación de un circuito de neuronas específico.
Si bien en un inicio la memoria de trabajo se pone en marcha gracias a la activación de la corteza prefrontal, para que esta funcione adecuadamente se deben ir activando otras estructuras neuroanatómicas cómo el lóbulo temporal y el lóbulo occipital.
Se ha demostrado que el lóbulo temporal permite almacenar y manipular la información verbal a corto plazo. Esta zona del cerebro daría lugar a la actividad del bucle fonológico. Por su parte, el lóbulo occipital se encarga de procesar la información visual, por lo que realiza las actividades pertinentes a la agenda viso espacial.
Ejemplos de memoria de trabajo
Como ya hemos visto, la memoria de trabajo es la capacidad mental que nos permite mantener la información que necesitamos en nuestro cerebro mientras completamos una tarea específica. Este proceso es muy útil en gran cantidad de situaciones, entre las que se incluyen las siguientes:
- Relacionar dos o más elementos que aparentemente no tienen ninguna conexión. Esto ocurre, por ejemplo, al recordar y relacionar los datos que se mencionaron durante una discusión para darles coherencia.
- Asociar una nueva idea con algo que ya habíamos aprendido en el pasado. De esta manera, la memoria de trabajo nos permite ampliar nuestro conocimiento.
- Retener datos mientras nos enfocamos en algo diferente. Por ejemplo, podemos preparar los ingredientes que necesitamos para cocinar un plato específico mientras chateamos por teléfono con normalidad.
Actividades para trabajar la memoria de trabajo
La memoria de trabajo es uno de los elementos más importantes de nuestra mente, ya que nos permite concentrarnos en la tarea que estamos realizando en cada momento, recordar información a corto y medio plazo, y realizar nuevos aprendizajes. Sin embargo, a día de hoy todavía no se ha descubierto ninguna manera de entrenar esta capacidad de forma directa.
Aun así, diversas investigaciones han demostrado que ciertos cambios en el estilo de vida y la repetición de algunas actividades pueden mejorar de manera indirecta nuestra memoria de trabajo. Las más importantes son las siguientes:
Dormir bien
Descansar correctamente por las noches tiene un impacto muy positivo en multitud de áreas de la vida, pero una de las más afectadas por este factor es la memoria de trabajo. La falta de sueño puede disminuir nuestra capacidad para retener y manipular información con ella.
Llevar un estilo de vida sano
La falta de ejercicio o el consumo de alimentos poco saludables pueden empeorar la capacidad de nuestra memoria de trabajo. En casos extremos, es posible que aparezca lo que se conoce como “niebla cognitiva”, un fenómeno experimentado por personas que tienen grandes dificultades para pensar con claridad.
Reducir distracciones
Para que la memoria de trabajo funcione correctamente, debemos encontrarnos en un entorno tan libre de estímulos distractores como sea posible. Por eso, si eliminas todo aquello que te saca de tu tarea te darás cuenta de que te resulta mucho más sencillo concentrarte, razonar y aprender nueva información.