Historia

Juan Aldama: biografía


Juan Aldama (1774 – 1811) fue un soldado insurgente mexicano reconocido por participar durante los primeros años en la Guerra de Independencia de México iniciada en el año 1810.

Destacó por participar junto al reconocido sacerdote y militar Miguel Hidalgo y junto al rebelde mexicano Ignacio Allende, solo que después de varias decisiones militares y políticas por parte de los insurgentes, Aldama prefirió apoyar a Allende hasta el final.

Antes de formar parte del movimiento insurgente en pro de la independencia de su país, fue un destacado capitán del bando contrario; es decir, había sido militar español del regimiento de caballería de la milicia de la reina.

A nivel táctico, Aldama fue una pieza clave para las estrategias de los insurgentes, puesto que conocía muy bien la manera de trabajar del ejército español.

Su participación al inicio de la Guerra de la Independencia mexicana fue inminente, pues participó arduamente en las primeras batallas: la Toma de la Alhóndiga de Granadita y como teniente coronel en la Batalla del Monte de las Cruces.

Antes de su asesinato, las últimas batallas las libró de la mano del general Allende, siendo derrotados tanto en la Batalla de Guanajuato como en la Batalla del Puente de Calderón.

Índice del artículo

Biografía

Familia y camino hacia la insurgencia

Juan Aldama González nació el 3 de enero de 1774 en San Miguel el Grande, actualmente llamada San Miguel de Allende, México. Fue el hijo mayor de Domingo Aldama y María Francisca González Riva de Neira.

La familia Aldama se caracterizó por ser fieles creyentes de la insurgencia mexicana, así como de la promesa por librar la independencia de México. Su hermano, Ignacio Aldama, participó como insurgente en la Guerra de la Independencia mexicana, además de sus sobrinos Mariano y Antonio Aldama.

Cuando recién comenzó la Guerra de Independencia mexicana, Aldama ya estaba involucrado en el campo militar, por lo que estaba a un paso de sentirse atraído por participar en los movimientos independentistas.

De hecho, cuando formaba parte del regimiento de caballería de la milicia de la Reina como capitán, comenzó a asistir a las reuniones conspirativas para la independencia organizadas por la insurgente mexicana Josefa Ortiz de Domínguez en Querétaro.

Aldama tuvo que realizar varios viajes desde San Miguel el Grande hasta Querétaro para asistir a todas las juntas. Sin embargo, la conspiración fue descubierta, por lo que Aldama tuvo que trasladarse a Dolores para reunirse con los insurgentes Miguel Hidalgo e Ignacio Allende e informarles la situación en la que se encontraban.

Inicio de la lucha por la Independencia de México

En la madrugada del 16 de septiembre de 1810 Aldama estaba en Dolores, Guanajuato, cuando estalló el grito de insurrección por la independencia.

En esa madrugada, el sacerdote Miguel Hidalgo había incitado al grupo de insurgentes, entre ellos Aldama, a levantar las armas en contra de la Corona Española que había dominado el país por muchos años.

Hidalgo y su grupo de insurgentes, al no conseguir bandera, tomó el estandarte de la virgen de Guadalupe para motivar a los soldados y dar comienzo a la lucha independentista mexicana.

Al inicio, el movimiento independentista estaba formado por un pequeño grupo de indios, mestizos, criollos y algunos con formación militar con instrucciones impecables para la guerra.

Juan Aldama se comenzó a posicionar y ser visto como una de las personalidades más relevantes para el ejército, al igual que Miguel Hidalgo, Ignacio Allende y José Mariano Jiménez.

Desde Dolores, Hidalgo y su ejército comenzaron su marcha hacia Guanajuato. En el camino, los insurgentes poco a poco pasaron de ser de 6.000 a unos 100.000 soldados, aproximadamente, con 95 cañones.

Participación en la Toma de la Alhóndiga de Granadita

La Toma de la Alhóndiga de Granadita tuvo lugar el 28 de septiembre de 1810 en Guanajuato en el virreinato de Nueva España. La intención de los insurgentes fue el asedio a los habitantes y pedir la rendición a los realistas.

Aldama, acompañado por Allende y Jiménez se dividieron para sitiar todo Guanajuato. Esas primeras acciones de los insurgentes habían iniciado sin resistencia realista; de hecho, habían recibido apoyo con más soldados, armamento y dinero.

El combate dio inicio en la mañana del 28 de septiembre cuando se escucharon los primeros disparos cerca de la Alhóndiga de Granadita. Por esta razón, el militar español Juan Antonio Riaño les ordenó a sus militares combatir las invasiones y más tarde él mismo se incorporó pese a los ataques insurgentes.

Tras el fuerte asedio por parte de los insurgentes hacia los realistas, Riaño le sugirió al teniente Barceló la rendición, pero este se negó rotundamente.

Uno de los insurgentes, Juan José de los Reyes Martínez, conocido como “El Pípila” incendió la puerta de la Alhóndiga logrando que los insurgentes entraran al lugar, lo cual ocasionó una terrible masacre no solo de los dos bandos militares, sino también de muchos civiles.

Tras esa acción, tanto Barceló como Riaño fueron asesinados y los saqueos se extendieron por toda la ciudad.

Participación en la Batalla del Monte de las Cruces

Luego del triunfo en la Toma de la Alhóndiga de Granadita por parte de los insurgentes, decidieron tomar camino en dirección a Valladolid y unos días más tarde hacia Toluca de Lerdo.

Al mismo tiempo, Francisco Xavier Venegas (virrey de Nueva España), le ordenó al militar español Tortuaco Trujillo que le hiciera frente a los intentos de los independentistas.

Cuando el grupo de insurgentes estaba en Celaya (Municipio homónimo de Guanajuato), Aldama fue nombrado y ascendido a teniente coronel para que formara parte como uno de los líderes en la siguiente batalla.

En la mañana del 30 de octubre del año 1810, las fuerzas realistas alcanzaron a los insurgentes en el Monte de las Cruces ubicado en Estado de México. Aun así, los insurgentes salieron victoriosos de la dura batalla.

El ejército insurgente contaba con más de 80.000 soldados aproximadamente, además de una estrategia táctica de guerra impecable. El ataque insurgente se hacía cada vez más fuerte invitando, durante toda la contienda, la rendición de los realistas.

Durante la batalla, Aldama se encargó de comandar la caballería por la derecha. Luego de media hora de combate, la división de Trujillo huyó por la presión de la caballería de los insurgentes, resultando en una derrota inminente de los realistas.

Posición de Aldama frente a las diferencias de Hidalgo y Allende

El triunfo de los independentistas en la Batalla del Monte de las Cruces significaba la entrada hacia la capital mexicana, por lo que el ejército estaba ansioso y dispuesto a entrar.

Sin embargo, el 1 de noviembre, Hidalgo creyó conveniente enviar al general insurgente Mariano Abasolo y a Allende para negociar con el virrey Vanegas para una entrada pacífica.

Vanegas negó tal acuerdo impuesto por Hidalgo; de lo contrario, estuvo a un paso de fusilar a los insurgentes. La intercepción del arzobispo de México, Francisco Xavier de Lizana, hizo que el virrey evitara la matanza de ambos líderes.

Luego de esa acción, Hidalgo se planteó un cambio de estrategia, por lo que le ordenó al ejército dirigirse hacia Bajío en vez de Ciudad de México como estaba planteado antes.

La consecuencia de tal decisión terminó con la derrota en la Batalla de Aculco en manos del brigadier español Félix María Calleja. La decisión de Hidalgo no solo terminó con la derrota en Aculco, sino en el distanciamiento del sacerdote con Allende.

En este sentido, Hidalgo marchó con una parte del ejército hacia Valladolid y Allende tomó otro camino contando con Aldama y Jiménez. Aldama formó parte del grupo que apoyó a Allende por la inconformidad con las decisiones de Hidalgo.

Batalla de Guanajuato

El 26 de septiembre de 1810 tuvo lugar la Batalla de Guanajuato nuevamente entre el bando insurgente contra el realista. Los insurgentes de Allende venían huyendo de la derrota en Aculco, por lo que se refugiaron en la ciudad de Guanajuato.

Sin embargo, las tropas realistas de Calleja los persiguieron con la intención de acabar con ellos. Los realistas tuvieron la ventaja de que contaban con mayor número de caballos. Por esta razón, las probabilidades de alcanzarlos rápido fueron altas.

Tanto Allende como Aldama eran los jefes máximos a cargo del gran ejército insurgente, quienes fueron tomados por sorpresa tras el acercamiento del ejército de Callejas en Guanajuato.

Luego de varias horas de batalla, los realistas con aproximadamente 2.000 hombres con infantería y 7.000 de caballería hicieron retroceder a los insurgentes, teniendo que huir a Guadalajara para salvar lo que le quedaba de las tropas.

Luego de la retirada de los insurgentes del lugar, los realistas se desquitaron de los independentistas fusilándolos y exhibiendo sus cabezas en las afueras de la Alhóndiga de Granadita en Guanajuato.

No se sabe a ciencia cierta la cantidad de muertes insurgentes que hubo en la batalla, pero se piensa que la acción de la exhibición fue parte de un recordatorio de la masacre de la Toma de la Alhóndiga de Granadita.

Inicios de la Batalla del Puente de Calderón

Tras lo ocurrido en Guanajuato, Calleja en consenso con Vanegas, avanzó con sus tropas hacia Guadalajara para acabar finalmente con la insurrección, gracias a la participación en las decisiones militares de Miguel Emparan y otros militares españoles veteranos.

Por otro lado, Aldama y Allende trataron de organizar a su ejército, contando con aproximadamente 3.400 hombres preparados, más de 1.000 fusiles y unos 100.000 hombres sin preparación militar. Si bien Aldama y Allende contaron con su artillería de 95 cañones, lograron construir cohetes y otras armas.

Los jefes insurgentes entre ellos Aldama, Allende e Hidalgo -quien se incorporó más tarde- establecieron finalmente la estrategia de ataque. Entre el 14 y el 16 de enero de 1811, los insurgentes salieron y se ubicaron cerca del Puente de Calderón en Zapotlanejo.

Según varios historiadores, Hidalgo pensaba que la cantidad de soldados insurgentes para tal combate lo haría cambiar de opinión y se pasaría al bando insurgente.

El 17 de enero, finalmente, Hidalgo comenzó sus instrucciones en la estrategia de guerra: la artillería estaría a cargo de José Antonio Torres, la caballería al mando de Aldama y las reservas el propio Hidalgo. Ignacio Allende fue el encargado en feje de la batalla.

Batalla del Puente de Calderón

Cuando comenzó la batalla en el Puente de Calderón, los insurgentes estaban en ventaja. Si bien el armamento de los mexicanos era paupérrimo en comparación con el de sus opositores, los insurgentes estuvieron a un paso de derrotar a las fuerzas realistas.

Sin embargo, la explosión de una granada española en las municiones de los independentistas hizo que una buena parte de la artillería mexicana fuera destruida, reduciendo significativamente las municiones insurgentes.

De hecho, la explosión de la granada española causó un gran incendio, lo cual les impidió la visibilidad sobre sus enemigos, causando pánico a los soldados menos instruidos. Tras el incendio, muchos de los insurgentes se dieron a la fuga.

Los realistas tomaron provecho del incidente y se dedicaron a acribillar a la mayor parte de los insurgentes. La batalla resultó en un total desastre con una gran parte del ejército insurgente aniquilado.

Los insurgentes en los primeros meses de guerra se caracterizaron por luchar con más pasión que estrategias y tácticas profesionales. Por ello, la Batalla del Puente de Calderón marcó un antes y un después en la Guerra de Independencia mexicana; empezaron a replantearse otras opciones.

Tras los eventos ocurridos, los insurgentes fueron devastados y fue inevitable que se produjera la captura y condena del sacerdote Hidalgo, en favor de Allende y su grupo.

Muerte de Aldama

Luego de la derrota en el Puente de Calderón, Aldama marchó junto a los insurgentes que quedaban hacia el norte del país. De hecho, le había propuesto al resto trasladarse hacia los Estados Unidos con el fin de hallar más provisiones y elementos de guerra.

Sin embargo, los realistas estaban en busca tanto de su cabeza como de la de Allende. El 21 de marzo de 1811, el grupo de insurgentes conformado por Allende, Aldama y Jiménez llegaron primero. Aun así, el realista Francisco Ignacio Elizondo los capturó.

Fueron trasladados a Chihuahua y, además de ser juzgados y condenados a la pena capital, fueron fusilados Aldama, Allende, Mariano Jiménez y otros miembros insurgentes el 26 de junio de 1811.

La cabeza de Aldama, así como las de los otros insurgentes, fueron colocadas en Guanajuato en jaulas de hierro para ser exhibidas hacia la Alhóndiga de Granaditas.

Finalmente, en 1824, su cabeza fue tomada y enterrada junto a su cuerpo. Luego, sus restos fueron trasladados a la Columna de la Independencia en Ciudad de México y más se trasladaron al Museo Nacional de Historia para un análisis de su proveniencia.

Referencias

  1. My Genealogy Home Page: Information About Juan Aldama, Portal Genealogy.com, (n.d.). Tomado de genealogy.com
  2. 16 de septiembre de 1810 – Se inicia la lucha por la Independencia de México, Website Universidad de Guadalajara, (n.d.). Tomado de udg.mx
  3. Juan Aldama, Wikipedia in English, (n.d.). Tomado de Wikipedia.org
  4. Quien fue Juan Aldama, Historia de México, (n.d.). Tomado de independenciademexico.com.mx
  5. Batallas de Guanajuato (1810), Portal Historiando, (n.d.). Tomado de historiando.org
  6. Batalla del Puente de Calderón, Wikipedia en español, (n.d.). Tomado de Wikipedia.org