Nervio vestibulococlear: trayecto, función, patologías
El nerviovestibulococlear es el VIII par craneal. Este nervio consta de una porción vestibular y una porción coclear. El VIII par craneal es básicamente sensorial y, por tanto, lleva información aferente.
La porción vestibular conduce impulsos aferentes relacionados con el equilibrio y la postura que parten del laberinto vestibular en el oído interno; incluye los conductos semicirculares, el utrículo y el sáculo. La porción coclear transmite los impulsos auditivos desde la cóclea del oído interno.
La historia del descubrimiento del nervio vestibulococlear y de sus funciones se remonta a la antigua Grecia en el siglo VI a. C., período en que el filósofo y matemático griego Pitágoras descubrió que el sonido era una vibración del aire. Luego se descubrió que las ondas sonoras mueven al tímpano y esas vibraciones se transmiten al interior del oído.
Siete siglos después, en 175 d. C., el médico griego Galeno descubrió que los nervios transmitían el sonido al cerebro. Esta eminencia también reconoció como nervio independiente al nervio acústico y descubrió que se componía de dos partes diferentes, una acústica y otra que definió como estática.
Luego, Rafael Lorente de Nó (1902-1990) describió las vías del VIII par craneal y la estructura de los núcleos vestibulares. El nombre de nervio vestibulococlear quedó plasmado en la tercera edición de la Nómina Anatómica Internacional de 1966; este nombre surgió por consenso, ya que el nombre debía reflejar la doble función del nervio.
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Trayecto
Las fibras del nervio vestibulococlear se originan en las células bipolares ubicadas en los ganglios espirales coclear y vestibular. El nervio discurre entre la protuberancia y el bulbo en un surco y postero-lateralmente con respecto al nervio facial.
Las prolongaciones periféricas van a los receptores vestibulares y cocleares, y las centrales al tallo cerebral. Por el conducto auditivo interno circula el nervio facial (VII) y su nervio intermediario, el nervio vestibulococlear (VIII) y la arteria auditiva interna (laberíntica).
Trayecto de la porción coclear del VIII par craneal
La cóclea constituye el receptor auditivo del ser humano. Es un conducto espiral ubicado en la porción petrosa del hueso temporal, en la base del cráneo. La cóclea recibe una doble inervación por fibras aferentes y eferentes conectadas a las células pilosas.
Las fibras aferentes auditivas, tras entrar en el tronco encefálico en el nervio vestibulococlear, se ramifican en el bulbo raquídeo en los núcleos coclear-ventral y coclear-dorsal. Esta zona forma el área receptora primaria.
En los núcleos cocleares del bulbo las neuronas sensibles a diferentes frecuencias están ordenadas de manera que existe una distribución tonotópica en el núcleo. Esta vía, además de los núcleos cocleares del bulbo, se conecta con otros núcleos.
Estos núcleos son: el complejo olivar superior, el núcleo del lemnisco lateral, el tubérculo cuadrigémino inferior y el cuerpo geniculado medial. Allí, las señales procedentes del oído interactúan en su paso hacia la corteza cerebral.
Finalmente, la vía alcanza el cuerpo geniculado medial y de allí se proyecta a la corteza cerebral en el área auditiva primaria, que corresponde al área 41 de Brodmann en el lóbulo temporal. A pesar de las múltiples interconexiones de la vía, la mayor parte de la información que alcanza una de las cortezas auditivas procede del oído contralateral.
Trayecto de la porción vestibular del VIII par craneal
Existen varias estructuras vestibulares que poseen mecanorreceptores específicos. Las estructuras en forma de saco denominadas utrículo y sáculo contienen unas zonas llamadas máculas y responden a la aceleración lineal.
El utrículo se conecta con los conductos semicirculares superior, horizontal y posterior. En los ensanchamientos de estos conductos están las ampollas donde se encuentran los receptores especializados, las crestas, las cuales responden a la aceleración angular.
El vestíbulo recibe una doble inervación. Unas fibras aferentes vestibulares procedentes de neuronas bipolares cuyos cuerpos están en los ganglios vestibulares y unas fibras eferentes procedentes del tallo cerebral.
Los axones aferentes se conectan con las células pilosas vestibulares que son mecanorreceptores del laberinto. La mácula contiene células pilosas dispuestas en diferentes direcciones, esto hace que bajo ciertos movimientos de la cabeza algunas fibras aumenten la frecuencia de disparo y otras la reduzcan.
Al llegar esta información al sistema nervioso central, el sistema puede conocer la ubicación de la cabeza.
Los núcleos vestibulares reciben la información de las fibras aferentes procedentes de los receptores vestibulares. Estos núcleos se encuentran en la protuberancia y en el tallo cerebral. Son cuatro: uno superior, uno medial, uno lateral y uno inferior.
Los núcleos vestibulares reciben información procedente de la médula espinal, del cerebelo, de la formación reticular y de centros superiores. Estos núcleos también tienen proyecciones hacia la médula, hacia el motor ocular común, el cerebelo y la formación reticular.
Cada nervio vestibular termina en la porción ipsilateral (del mismo lado) del núcleo vestibular y en el núcleo floculonodular del cerebelo. Las fibras que vienen de los canales semicirculares terminan en los núcleos vestibulares superiores y mediales y se proyectan hacia los núcleos que controlan los movimientos oculares.
Las fibras del utrículo y sáculo terminan en los núcleos laterales y se proyectan a la médula espinal. Los núcleos vestibulares también se proyectan al cerebelo, a la formación reticular y al tálamo, y de allí a la corteza somatosensorial primaria.
Funciones
Los receptores de la audición y del equilibrio se encuentran en el oído. El oído externo, el oído medio y la porción coclear del oído interno se encargan de la audición. Los canales semicirculares, el utrículo y el sáculo del oído interno se encargan del equilibrio.
Los receptores de los canales semicirculares detectan la aceleración angular, los del utrículo detectan aceleración lineal horizontal y los del sáculo aceleración lineal vertical.
Patologías
La sordera de origen nervioso es una de las patologías que afectan la raíz coclear del VIII par craneal. Esta puede deberse al uso de la gentamicina, un antibiótico ototóxico que puede dañar los estereocilios de las células receptoras o destruirlas. La exposición prolongada al ruido también puede dañar los estereocilios y provocar sordera.
Lesiones vasculares del bulbo raquídeo que afectan las conexiones de la vía auditiva o tumores del VIII par craneal pueden provocar sordera de origen nervioso.
La “enfermedad por movimiento” se produce por estimulación excesiva del sistema vestibular, se caracteriza por náuseas, cambios en la presión arterial, sudoración, palidez y vómitos. Estos síntomas se deben a reflejos mediados por conexiones en el tallo cerebral y en el núcleo floculonodular del cerebelo.
Referencia
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