Cultura teotihuacana: origen, pirámides, características, organización
¿Qué es la cultura teotihuacana?
La cultura teotihuacana fue una de las civilizaciones mesoamericanas anteriores a la conquista española. Aunque los datos sobre su origen son escasos, se estima que los primeros asentamientos en la zona comenzaron sobre el 300 a. C. y que su mejor periodo se prolongó entre el siglo I a. C. y el VIII d. C.
El centro principal de esta cultura fue la ciudad de Teotihuacán, al noroeste del valle de México. Su nombre, de acuerdo a la mayoría de los historiadores, se puede traducir como “lugar donde nacieron los dioses”, aunque otros expertos afirman que proviene de Teo uacan, “la ciudad del Sol”.
Los abundantes recursos naturales de la zona y su excelente ubicación geográfica permitieron que la influencia de Teotihuacán creciera con el tiempo. Sus habitantes establecieron redes comerciales con múltiples pueblos y convirtieron a la ciudad en el referente principal en Mesoamérica en cuanto a la economía, la política y el arte
Teotihuacán comenzó su declive entre los siglos VI y VII. Como ocurre con su origen, los motivos de su decadencia son aún objeto de debate. Uno de los factores que contribuyó a dicha decadencia fue la merma de los recursos naturales debido a una época de gran sequía.
Origen e historia de Teotihuacán
No se conoce a ciencia cierta cuál fue la identidad de los fundadores de Teotihuacán. Cuando los españoles llegaron a la zona, la ciudad llevaba mucho tiempo abandonada y cronistas como Bernardino de Sahagún solo pudieron recoger las referencias que los nahuas tenían sobre la antigua civilización desaparecida.
Una de las historias recogidas por ese cronista señalaba que Teotihuacán había sido un lugar en el que los dioses se reunieron para crear a Nahui Ollin, el Quinto Sol de la mitología indígenas.
Otra referencia recogida por las fuentes coloniales relata que los nahuas creían que Teotihuacán había sido construida por una raza de gigantes llamada quinametzin. Para ellos, las pirámides de la ciudad eran las tumbas de los señores fundadores de la ciudad, ya que quienes fueran enterrados allí se convertían en dioses.
Aparte de estas historias mitológicas, las hipótesis sobre los fundadores de Teotihuacán son variadas. Algunos expertos señalan que pudieron ser los otomíes, un pueblo muy presente en el valle de México.
Otra hipótesis apunta a que los fundadores de la ciudad pudieron ser los totonacas, algo que ya dejaron escrito algunos de los cronistas de la colonia.
Comienzos de la cultura teotihuacana
Los historiadores consideran que la cultura teotihuacana nació en el periodo Clásico Prehispánico. Los primeros pobladores llegaron a la zona entre el 5000 y el 3500 a. C. y se instalaron en Zohapilco.
Estos primeros habitantes utilizaban sus propios instrumentos de labranza y, a partir del 2000 a. C., comenzaron a producir cerámica.
Los pueblos del valle basaban su supervivencia en la agricultura, ya que los recursos naturales de la zona favorecía esta actividad. Conforme fueron mejorando su producción fueron estableciéndose nuevas aldeas alrededor del lago de Anáhuac. Las más importantes tenían una complejidad social considerable y las más importantes, como Tlatilco y Cuicuilco, alcanzaron su máximo apogeo en el Preclásico medio.
Entre las aldeas nombradas destacó Cuicuilco, que se convirtió en el centro político, económico y principal de todo el valle sobre el 600 a. C. En ese asentamiento, que pudo llegar a contar con 22 000 habitantes, se levantó una de las primeras pirámides de Mesoamérica.
Asentamientos en la región de Teotihuacán
A partir del año 100 a. C., Teotihuacán comenzó a crecer gracias a las migraciones procedentes de todo el valle del Anáhuac. Entre los recién llegados destacaron por sus contribuciones los que provenían de Cuicuilco, que habían comenzado un éxodo que terminaría por despoblar esa ciudad.
Esta fase es la conocida como Patlachique (150 a.C.-1 d.C.) y durante la misma Teotihuacán llegaría a tener unos 5 000 habitantes. En esa época se construyó un centro ceremonial que contribuyó a aglutinar a las poblaciones cercanas del valle.
Fase Tzacualli
La fase Tzacualli se desarrolló entre el 1 d. C. y el 150 d. C. Durante la misma se establecieron las bases de la planificación urbanística de la localidad, además de comenzar a definirse la cultura teotihuacana.
Los edificios de la ciudad se levantaron en torno a dos ejes: el norte-sur, con la calzada de los Muertos; y el este-oeste, entonces formado por el curso del río San Juan, posteriormente desviado de su cauce. Además, se comenzó la construcción de la pirámide de la Luna.
En estos años también se levantó la pirámide del Sol, en el centro de la ciudad, como representación del axis mundi, el eje del mundo según la mitología mesoamericana.
Los habitantes de Teotihuacán durante esta fase rondaban los 30 000 y la extensión de la ciudad era de unos 17 km².
Fase Miccaotli
La siguiente fase, la Miccaotli, se prolongó entre los años 150 y 250. El nombre proviene de la palabra con la que los nahuas llamaban a la calzada de los Muertos. En esta fase, Teotihuacán se consolidó como la ciudad más importante del centro de México.
El centro de la ciudad, por motivos que no se conocen, se desplazó hacia el sur debido a la construcción de La Ciudadela, que también representaba a la montaña sagrada primordial. Se trataba de un complejo formado por trece templos ubicados en torno a una gran plaza. En esta se levantó la pirámide de la Serpiente Emplumada.
Más de cien personas fueron sacrificadas para consagrar ese templo, incluyendo algunos niños.
Se ha calculado que la población de la ciudad en esta fase llegó a ser de unas 45 000 personas. Fue también cuando Teotihuacán alcanzó la mayor extensión de su historia, con 22,5 km². Como centro económico y político, la ciudad atrajo a personas de otras regiones, especialmente a los zapotecos.
Fase Tlamimilolpa
Sobre el año 250 comenzó la fase Tlamimilolpa, durante la cual Teotihuacán se consolidó como el principal poder regional, además de extender cada vez más su influencia por Mesoamérica.
El número de habitantes de la ciudad siguió aumentando, hasta llegar a ser de unas 65 000 personas. La planificación urbanística se adaptó a ese crecimiento mediante la ampliación de algunos conjuntos habitacionales, como el de la Ventilla o la construcción de algunos nuevos. Sin embargo, la extensión de la localidad se contrajo y quedó en unos 20 km².
Los hallazgos arqueológicos de esta etapa muestran que fue la más fructífera en producción cerámica, aunque algunos expertos opinan que buena parte de lo encontrado pudo llegar de otros lugares.
Por otra parte, en el año 378 se produjo la conquista de Tikal por parte de Teotihuacán, tal y como aparece en algunas estelas mayas.
Fase Xolalpan
La fase Xolalpan fue el momento en el que la cultura teotihuacana vivió el momento de mayor esplendor. Esta etapa comenzó en el 450 y finalizó en el 650.
Los historiadores mantienen opiniones diversas sobre la forma en la que Teotihuacán se relacionó con otras culturas mesoamericanas. Algunos autores afirman que la expansión de su área de influencia se basó en el comercio, mientras que otros piensan que fue un estado militarista y que conquistó a otras ciudades.
Durante esta fase, la ciudad de Teotihuacán vivió un gran florecimiento urbanístico. Según las excavaciones, sus habitantes vivieron una etapa de gran prosperidad. La población creció hasta llegar a las 85 000 personas, aunque algunos expertos señalan que la cifra pudo ser mucho mayor, de hasta 300 000 habitantes.
Fase Metepec
Sobre el 650 d. C. comenzó la fase Metepec. Teotihuacán perdió casi un 25% de sus habitantes, aunque continuaba siendo la mayor ciudad del valle.
También hubo un retroceso en su actividad arquitectónica, ya que solo se construyó un edificio importante: la plataforma adosada a la pirámide de la Serpiente Emplumada. Con esa plataforma, la pirámide quedaba oculta totalmente.
Algunos expertos afirman que La Ciudadela y otros edificios cercanos a la calzada de los Muertos comenzaron a ser destruidos por los propios habitantes de la ciudad.
Fase Oxtotipac
Entre el 750 y el 850, buena parte de la población comenzó a abandonarla. Según los cálculos, en poco tiempo solo quedaron unas 5 000 personas en el área urbana, sobre todo en la llamada Ciudad Vieja. Este declive provocó que muchos teotihuacanos emigraran a otras zonas del actual valle de México.
Ubicación geográfica de Teotihuacán
Teotihuacán fue construida en el noreste del valle de México, a unos 78 kilómetros de la actual capital del país. La cultura surgida de ella se desarrolló en sus inmediaciones geográficas. El yacimiento arqueológico está hoy ubicado entre los municipios de San Martín de las Pirámides y Teotihuacán, ambos pertenecientes al estado de México.
La zona en la que se levantó la ciudad se caracteriza por las buenas condiciones medioambientales para la práctica de la agricultura, lo que favoreció su desarrollo.
Características de la cultura teotihuacana
El análisis de los restos de Teotihuacán permite afirmar que esta cultura contaba con constructores expertos que daban a su arquitectura un sentido monumental. Se sabe también que la religión jugaba un papel fundamental en su sociedad.
Por otra parte, destacaba el desarrollo agrícola en los alrededores de la ciudad, así como la explotación de obsidiana. Con el tiempo, Teotihuacán se convirtió en un importante centro comercial.
A pesar de los pocos datos que se tienen sobre esta cultura, los expertos señalan que lo más probable es que su sociedad estuviera organizada jerárquicamente.
Significado del nombre
Fueron los aztecas, de habla náhuatl, los que comenzaron a llamar Teotihuacán a la ciudad varios siglos después de que esta fuera abandonada.
La teoría más seguida sobre su significado señala que podría traducirse como “lugar de nacimiento de los dioses”, algo que refleja los mitos aztecas sobre la ciudad.
Distribución geográfica de la ciudad
Como sucede con otras ciudades mesoamericanas, la orientación de Teotihuacán no fue elegida al azar. Así, la ciudad estaba alineada en un eje norte-sur y su urbanismo representaba la visión que tenían sus pobladores sobre el universo. Además, contaba con un axis mundi, en este caso la pirámide del Sol.
Poder militar
Existe bastante debate acerca de la belicosidad de Teotihuacán. Así, está en discusión si su control de las tierras altas centrales de México pudo deberse a conquistas militares o al comercio.
Sí se sabe, en cambio, que la ciudad contaba con una poderosa clase militar. Sus guerreros aparecían con frecuencia en los murales, armados con lanzadores de dardos y protegidos por escudos rectangulares. Los jefes militares formaban parte de las élites gobernantes.
El arte
El arte de la cultura teotihuacana se caracterizaba por su estilización y su minimalismo. Los mejores ejemplos se pueden contemplar en las esculturas, murales y alfarería.
Parte de las estatuas, además de las momias, estuvieron adornadas por bellas máscaras elaboradas en su mayoría con jade y basalto. Los ojos, por su parte, se hacían con obsidiana, uno de los materiales más usado en el arte de esta cultura.
Muchos de los edificios se decoraban con murales en los que se reflejaban eventos religiosos y escenas de paisajes, tanto naturales como urbanos.
Las pirámides de Teotihuacán y centros ceremoniales
Las construcciones más importantes de Teotihuacán tenían una función religiosa. En ellas se rendía culto a los dioses y se celebraban ceremonias. Dentro de la ciudad destacaban dos pirámides: la del Sol y la de la Luna.
Pirámide del Sol
Esta pirámide tenía la consideración de axis mundi, el eje del mundo, el punto en el que según las creencias se conectaba el cielo y la tierra.
El edificio comenzó a construirse en la etapa Tzacualli, entre el año 1 y el 150 d. C. Su altura alcanza los 63.4 metros y en su cúspide se ubicaba un templo y una estatura de grandes dimensiones.
Unas excavaciones realizadas en 1971 encontraron una gruta debajo de la pirámide. Esa gruta, a la que se accede por un pozo de 7 metros de largo, cuenta con cuatro puertas por las que se entra en otras tantas salas.
La escalinata hacia la pirámide tenía 260 escalones, con descansillos para hacer más cómoda la subida.
La pirámide no fue construida con bloques de piedra, sino que se trata de un montículo de tierra formado por cinco gradas y cubierto de pequeñas piezas de lava petrificada.
Pirámide de la Luna
Esta pirámide se encuentra en la zona norte de Teotihuacán. Su contorno se levantó con la misma forma que Cerro Gordo, denominado en náhuatl Tenan (madre o protector de piedra).
Aunque es parecida a la pirámide del Sol, este edificio no tiene cámaras interiores. Las ofrendas para los dioses, sobre todo piedras de obsidiana y felinos esculpidos en roca verde, se colocaban en las bases de la pirámide.
La pirámide de la Luna era el lugar en el que reposaban los cadáveres procedentes de los sacrificios humanos, entre los que han aparecido tres nobles mayas. Igualmente se han encontrado restos de animales sacrificados.
Pirámide de la Serpiente Emplumada
La pirámide de la Serpiente Emplumada o de Quetzalcóatl fue descubierta en 1918 durante unas excavaciones realizadas por Manuel Gamio. Se trataba del tercer edificio más grande de Teotihuacán.
En este templo se encontraron los restos de más de doscientas personas que habían sido víctimas de los sacrificios humanos.
Algunos expertos piensan que el edificio representaba a la montaña sagrada de la mitología mesoamericana, Tonacatépetl, el centro del universo.
La Ciudadela
Este complejo arquitectónico estaba situado al oeste de la calzada de los muertos y fue construido entre mediados del siglo II y III d. C. La Ciudadela fue un centro de poder religioso, económico y político.
Fueron los españoles, en el siglo XVI, los que bautizaron a este complejo, ya que en esos momentos pensaron que era una fortaleza militar. En realidad, se trata de una plaza rodeada de 13 templos.
Tras los templos había dos enormes habitaciones en las que vivían los sacerdotes y otros miembros de las clases altas de la ciudad, aunque algunos arqueólogos no están de acuerdo con esta versión.
Sociedad teotihuacana
La sociedad teotihuacana estaba basada en un alto grado de jerarquización y en la especialización en todas las actividades. Este sistema fue adoptado posteriormente por otras culturas mesoamericanas.
Administración estatal teocrática
El sistema político de Teotihuacán estaba basado en una teocracia. Sus líderes políticos eran también la élite religiosa y ejercían su poder como representantes de los dioses.
La existencia de esta teocracia ha sido establecida mediante el estudio de los restos encontrados: la orientación de las pirámides, que sugieran que la religión tenía una gran influencia; las pinturas en paredes que exponían mitos de la creación y rituales religiosos; y, por último, las imágenes esculpidas de los dioses.
Por otra parte, existen dos teorías acerca de cómo se ejercía el poder en la cultura teotihuacana. Algunos expertos afirman que debió ser necesario un liderazgo fuerte encabezado por un rey y dotado de una potente fuerza militar.
Otros, en cambio, señalan que debió existir una especie de liderazgo compartido, con una élite social a su frente. Para estos arqueólogos, el poder habría sido ejercido por sacerdotes, jefes militares y representantes de las etnias más poderosas.
Estratificación social
La sociedad de Teotihuacán estaba dividida en varias clases sociales. Además, se trataba de una sociedad multiétnica. Las clases altas estaban conformadas por los sacerdotes, los jefes militares y las familias más poderosas del Estado.
Por su parte, los murales y las pinturas muestran como las clases medias y bajas estaban divididas según su profesión, algo que se reflejaba en su vestimenta. Los diferentes distritos de la ciudad también se diferenciaban por la importancia de sus residentes.
Otro aspecto de la sociedad teotihuacana era la concentración de etnias en distritos concretos.
Religión y dioses
Uno de los elementos más importantes dentro de la cultura teotihuacana era la religión. Como sociedad teocrática, todo giraba alrededor de las creencias y los dioses.
La religión de Teotihuacán era politeísta y sus divinidades más importantes estaban relacionados con la muerte, la guerra, la fertilidad, el agua y el fuego.
Teotihuacán se convirtió en el principal centro ceremonial de Mesoamérica. La ciudad era la sede de ceremonias y cultos a los que acudían peregrinos de toda la región.
Deidades
La deidad más importante de esta cultura era la Mujer Araña de Teotihuacán, llamada también la Gran Diosa de Teotihuacán. El hecho de que esta deidad fuera femenina supone una gran diferencia frente al resto de las culturas de Mesoamérica.
La Mujer Araña era considerada una deidad creadora. Era, además, la diosa del inframundo, de la oscuridad, del agua y de la tierra. En los murales y en las esculturas aparecía representada con una máscara que parece la boca de una araña.
Otros dioses importantes eran Chalchiuhtlicue (diosa del Agua), Tláloc (deidad de la guerra y la lluvia), Xipe Totec (dios de la agricultura y del maíz), Quetzalcóatl (la serpiente emplumada) y Quetzalpapálotl (el dios del Fuego).
La leyenda
El cronista español Bernardino de Sahagún recogió de los mexicas la leyenda sobre la creación del Sol y la Luna.
La historia cuenta como los dioses se reunieron en Teotihuacán para planear el nuevo día. Lo primero era decidir quién llevaría a cuestas la luz, para lo que se presentaron dos voluntarios: Tecuciztécatl y Nanahuatzin.
Ambos comenzaron a preparar sus ofrendas, mientras mantenían el ayuno correspondiente. Los dioses, mientras, prepararon el fuego de la “roca divina”. Las ofrendas de Tecuciztécatl fueron todas muy valiosas, mientras que Nanahuatzin ofreció plantas, ocote, cañas verde y sangre pura.
Cada uno de los dos voluntarios realizó su penitencia en dos montes creados por los dioses, justo donde después se levantarían las pirámides de la Luna y del Sol.
Los dioses se reunieron alrededor del fuego divino y en medio se colocaron Tecuciztécatl y Nanahuatzin. Al primero le ordenaron que se arrojara al suelo, pero al hacerlo no fue capaz de resistir y retrocedió.
La misma orden fue lanzada a Nanahuatzin, quien con arrojo se lanzó hacia las llamas. Ante esto, Tecuciztécatl volvió a lanzarse al fuego, pero ya era tarde.
Nanahuatzin apareció entonces en el cielo convertido en el Sol. Tecuciztécatl llegó después, igual de brillante. Los dioses comenzaron a preguntarse qué iban a hacer con dos soles, así que uno tomó un conejo y golpeó al segundo Sol, que se transformó en la Luna.
Educación
Los conocimientos sobre la educación en Teotihuacán son bastante escasos. Se estima que la mortalidad infantil debió ser bastante alta, por lo que todo el proceso educativo debía producirse a edades muy tempranas.
Los niños pertenecientes a las clases trabajadoras recibían las enseñanzas para realizar un oficio y los más destacados podían convertirse, a su vez, en maestros de otros niños.
Por otra parte, el dios que tenía bajo su protección la educación superior era Quetzalcóatl, el dios civilizador del valle de México. En esa educación estaban incluidos los mitos y creencias, la escritura y la comprensión del calendario.
Lengua
La lengua hablada en Teotihuacán es otro de los misterios que rodean a esta poderosa civilización. Existen diversas hipótesis, aunque ninguna ha podido ser demostrada por completo.
Hipótesis
Aunque el descubrimiento en La Ventanilla de un sistema de escritura ha despejado algunos interrogantes, todavía no ha sido posible llegar a una conclusión sobre el lenguaje usado en Teotihuacán.
Tanto la ciudad como sus dominios contaban con una población multiétnica, por lo que es muy probable que se hablaran diversos idiomas. Algunos autores se han basado en descubrimientos arqueológico para afirmar que se podía hablar alguna lengua totonaca, que abarcaba los dialectos otomí, mangue y mazateco.
Otros investigadores, en cambio, opinan que la lengua dominante era un antecedente del náhuatl, que ha sido denominado como proto náhuatl pochuteca.
Escritura teotihuacana
Durante mucho tiempo se pensaba que la iconografía de esta cultura solo nombraba lugares y nombres, además de representar fechas y números. Esto cambió con las investigaciones llevadas a cabo en La Ventilla a comienzos de la década de 1990.
En este yacimiento se encontró un grupo de pinturas lineales de un solo color que se distribuían en retículas en el patio de una explanada en la que se bautizó como Plaza de los Glifos. Algunos de los arqueólogos han identificado cierto fonetismo en esas líneas, por lo que pudieron ser parte de un sistema de escritura.
Esta idea ha ido cobrando importancia entre los expertos, que hoy afirman que la cultura teotihuacana contaba con un sistema de escritura desarrollada.
Economía: actividades económicas
La economía de Teotihuacán se convirtió en una de las más fuertes de toda Mesoamérica. Su modelo principal era de producción doméstica independiente pero conectado con un sistema gubernamental de carácter ritual y ceremonial.
Los pueblos vecinos y aliados participaron en este mecanismo, con lo que la actividad productiva se fortaleció. Gracias a las diferentes escalas en las que el sistema económico estaba organizado, todas las clases sociales estaban involucradas.
Por otra parte, la economía teotihuacana se vio favorecida por las condiciones geográficas del valle., favorables para la agricultura y el comercio.
Agricultura
La agricultura fue la base sobre la que Teotihuacán se convirtió en la principal ciudad de toda Mesoamérica. Casi todo lo que obtenían estaba destinado a la alimentación de sus habitantes.
Gracias a las grandes cosechas, todas las clases sociales, incluso las más pobres, podían sobrevivir. Además, en muchos momentos obtuvieron excedentes que se destinaban al comercio.
Entre los rasgos que caracterizan a la agricultura de Teotihuacán se encuentra el uso de chinampas, unas barcazas que se cubrían de tierra y daban la opción de sembrar incluso en zonas pantanosas.
Caza y crianza de animales
La dieta de los teotihuacanos se completaba con la carne obtenida mediante la caza, sobre todo la de venado, aves y conejos. Igualmente, domesticaron y criaron animales como el guajolote y el perro xoloitzcuintle.
Además de dedicar la carne a la alimentación, los teotihuacanos también comerciaban con las pieles de los animales.
Explotación de recursos naturales
La cultura teotihuacana se distinguió por la explotación de algunos de los recursos naturales de la zona. En este ámbito destacó el provecho que sacaron a la obsidiana, un mineral muy abundante y resistente que era utilizado para fabricar armas y tallar esculturas.
Los teotihuacanos crearon un auténtico monopolio de la explotación de la obsidiana. Cualquier pueblo que deseara usar ese mineral estaba obligado a negociar con ellos.
Otro material muy utilizado era la arcilla. Esta fue usada para revestir las pirámides y para los adornos con pinturas.
Comercio
Como se ha señalado, Teotihuacán se convirtió en el mayor centro de comercio de Mesoamérica. A la ciudad llegaban vendedores de pueblos cercanos o, incluso, de otros más alejados como el norte de México o Guatemala.
En el mercado de la ciudad se realizaban cada día un gran número de trueques. Esto se puede comprobar por muchas piezas encontradas en América del Sur o en el norte de México y que son fácilmente rastreables hasta Teotihuacán.
Cultura y tradiciones
La importancia de la religión en la cultura teotihuacana se dejaba notar en sus tradiciones y sus costumbres. La mayoría de estas estaban dirigidas a honrar o aplacar a los dioses.
Sacrificios humanos
Los sacrificios humanos se realizaban para que los dioses no provocaran eventos catastróficos o para que favorecieran la suerte de los habitantes de Teotihuacán. Igualmente, eran comunes cuando se estaba construyendo o ampliando algún templo.
Los arqueólogos han encontrado restos humanos y animales en las excavaciones en las pirámides. Se piensa que las víctimas podían ser guerreros enemigos capturados en las guerras y trasladados a la ciudad para ser sacrificados.
Juego de la pelota
Una de las grandes aportaciones de los teotihuacanos al resto de las culturas mesopotámicas fue el jugo de la pelota, denominado por ellos tlachtli. Este consistía en introducir una pelota de caucho en un aro que se colocaba en una pare.
Este juego enfrentaba a dos equipos formados por 7 jugadores cada uno. Tenían que lanzarse la pelota usando solo el hombro, las caderas o la espalda hasta introducirla en el anillo.
Tejidos y vestidos
Los murales encontrados en Teotihuacán han permitido conocer cómo se vestían los miembros de esta cultura. La vestimenta variaba enormemente dependiendo de la posición social de cada individuo, al igual que los adornos que llevaban.
Los principales materiales eran las fibras de maguey o agave. Se sabe que utilizaron telares rudimentarios y que, en ocasiones, experimentaron con otras materias primas como el algodón, el pelo de conejo o el henequén.
Estas vestimentas eran teñidas muchas veces de un color rojo intenso empleando plantas y frutos para obtener el tinte.
Gastronomía
Los principales ingredientes de la gastronomía de esta cultura eran los frijoles, el chile, el maíz, los hongos de mote, los capulines, los gusanos de maguey o el pulque. Además, se sabe que consumían la carne del armadillo.
Uno de los alimentos que parece haber sido frecuente en la cocina teotihuacana era el xoloitzcuintle, una raza canina sin pelo que era preparada a la brasa.
Fin de la cultura teotihuacana
La caída de Teotihuacán se produjo a partir del 650 d. C. En esa época la parte central de la ciudad fue destruida y saqueada y algo después sus habitantes emprendieron migraciones masivas hacia zonas fuera del valle de México.
Inicio decadencia
Para el año 650, Teotihuacán había perdido un 25% de sus habitantes, aunque seguía siendo la ciudad más importante del valle de México. En esa época se paralizó la construcción y ampliación de los edificios, con la excepción de una plataforma adosada a la pirámide de la Serpiente Emplumada.
Esta plataforma tenía la función de ocultar la pirámide, que había sido el corazón de La Ciudadela. Este complejo, además, fue objeto de una destrucción sistemática por parte de los propios habitantes, al igual que los edificios construidos alrededor de la Calzada de los Muertos.
El descenso del número de habitantes continuó durante la fase Oxtotipac (750-850) debido a un éxodo masivo de la población. Según René Millon, el área urbana estaba ocupada solo por 5 000 personas.
Sequía
Una de las hipótesis sobre las causas de la caída de Teotihuacán señala a la mala administración, a la excesiva burocracia y al deterioro de las redes de intercambio. Todos estos factores pudieron provocar problemas internos y el abandono de la antes poderosa ciudad.
Otra teoría señala que sobre el siglo VIII hubo un periodo de gran sequía en la zona, lo que obligó a los teotihuacanos a dejar la ciudad y marchar hacia el sur.
La decadencia de Teotihuacán coincidió con el auge de otras ciudades mesoamericanas. Para algunos autores, ambos hechos estuvieron relacionados, ya que las nuevas ciudades formaron una especie de corona alrededor de Teotihuacán y se quedaron con sus rutas comerciales.
Referencias
- Historia mexicana. Cultura Teotihuacana. Obtenido de lahistoriamexicana.mx
- Imaginario, Andrea. Pirámides de Teotihuacán. Obtenido de culturagenial.com
- Universes in Universe. Teotihuacán. Obtenido de universes.art
- The Editors of Encyclopaedia Britannica. Teotihuacán. Obtenido de britannica.com
- History.com Editors. Teotihuacan. Obtenido de history.com
- Cartwright, Mark. Teotihuacan. Obtenido de ancient.eu
- Jiménez, Maya. Teotihuacan. Obtenido de khanacademy.org
- Hearn, Kelly. Teotihuacan. Obtenido de nationalgeographic.com