Revolución mexicana: causas, etapas, consecuencias, final
¿Qué fue la Revolución mexicana?
La Revolución mexicana fue un episodio histórico que comenzó el 20 de noviembre de 1910. Ese día, varios grupos armados se levantaron contra la dictadura de Porfirio Díaz, quien llevaba ocupando el poder desde 1876.
Esa época estuvo caracterizada por el crecimiento económico, pero este fue a costa de aumentar las desigualdades y de un modo de gobierno dictatorial y represivo. Al acercarse las elecciones de 1910, sus opositores pensaron que Díaz iba a permitir unas votaciones limpias. Esto no fue así, por lo que llamaron a las armas para acabar con su gobierno.
El protagonista de esa primera etapa de la Revolución fue Francisco I. Madero, apoyado por líderes como Emiliano Zapata y Francisco Villa. Tras derrocar a Porfirio, Madero consiguió la presidencia. Un golpe de Estado encabezado por Victoriano Huerta acabó con su gobierno y con su vida. Ante esto, los antiguos revolucionarios volvieron a las armas.
En pocos meses, Huerta fue expulsado del poder. Sin embargo, pronto comenzaron los enfrentamientos entre los revolucionarios. Durante unos años, la situación se mantuvo inestable. Según algunos historiadores, la Revolución no terminó hasta la promulgación de la Constitución de 1917, aunque otros lo alargan hasta los años 20 o 30 del siglo XX.
Características de la Revolución mexicana
– Nació del descontento generalizado por las desigualdades económicas, sociales y políticas.
– Promovía un movimiento agrario originado por el empobrecimiento de los campesinos y los trabajadores agrícolas.
– Se buscaban fuertes cambios a la Constitución mexicana.
– Existió una generación de propaganda, música, pintura, literatura y fotografía de temática revolucionaria.
– Fue una época de una gran violencia, con ejecuciones de soldados y asesinato de líderes políticos, como los de Madero (1913), Zapata (1919), Carranza (1920), Villa (1923) u Obregón (1928).
– No solo participaron hombres combatientes de ambos bandos, sino también hombres, mujeres y niños civiles.
Causas de la Revolución mexicana
Gobierno despótico de Porfirio Díaz
El porfiriato promovió la estabilidad, el crecimiento económico y el auge industrial, pero lo hizo a costa de los sectores más desfavorecidos de la población.
Díaz, por otra parte, había llegado al gobierno posicionándose en contra de la reelección, algo que no cumplió y terminó gobernando durante más de 30 años. Su gobierno se deslizó muy pronto hacia el autoritarismo, con una amplia presencia de los militares.
Progreso basado en capital extranjero
Porfirio estableció una serie de medidas para fomentar la llegada de inversión extranjera. Las condiciones que estableció para esos inversores eran muy favorables, empezando por ofrecer una mano de obra a bajo costo o, en ocasiones, sin coste ninguno.
La estrategia de Díaz fue un éxito y la inversión exterior comenzó a llegar al país. Esto causó que buena parte de los recursos de México quedara en manos de empresas europeas y estadounidenses. Estas empresas se quedaron con algunos de los sectores estratégicos de la nación, como la minería o los ferrocarriles.
Política agraria
Como en el resto de los sectores económicos, el gobierno de Porfirio también favoreció a las clases altas en sus políticas agrícolas.
Una de las leyes más controvertidas en este ámbito fue la “Ley de deslinde y colonización de tierras baldías”. Durante los 10 años que estuvo vigente, esta norma permitía traspasar y adjudicar tierras consideradas baldías sin tener que pagar ninguna indemnización por ellas.
El resultado fue que los pequeños campesinos perdieron sus tierras. Grandes empresas extranjeras se encargaron de delimitar los terrenos que consideraban baldíos, sin que nadie controlara el proceso. Al final, la mayoría de esos terrenos quedaron en manos de unos pocos propietarios.
Causas sociales
La llegada de capital extranjero se realizó a costa de explotar la mano de obra nacional. El porfiriato ofreció a los empresarios trabajadores sin ningún derecho laboral, con salarios muy bajos o, directamente, sin cobrar nada.
Esta explotación, presente en las haciendas, las minas, la construcción y en las fábricas, fue uno de los factores que provocaron el estallido revolucionario.
Corrupción
Muchos expertos llegan a considerar el porfiriato como una etapa de corrupción institucionalizada. Porfirio Díaz y el resto de los miembros de su gobierno daban privilegios a familiares y amigos. Era una manera de asegurar su fidelidad y su apoyo para mantenerse en el cargo.
Aparte de esto, Díaz utilizó dinero público para pagar la deuda con otros países. Igualmente, lo usó para financiar inversiones privadas en varios negocios, como en la minería, la banca o la industria ferroviaria.
Surgimiento de partidos
Tras la entrevista concedida por Díaz en la que dejaba entrever la posibilidad de permitir la participación de otros partidos políticos a las elecciones de 1910, varios grupos comenzaron a organizarse con la intención de presentarse.
Al final, se configuraron dos grandes candidaturas para las elecciones. Por una parte, el Partido Científico, con Porfirio Díaz como candidato, y, por otra, el Partido Antirreeleccionista, con Francisco I. Madero como presidenciable.
Etapas de la Revolución mexicana
El gran rival de Porfirio Díaz para las elecciones de 1910 era Francisco I. Madero. Este había sido uno de los fundadores del Partido Antireeleccionista y, en 1910, fue nombrado candidato para las presidenciales.
Madero realizó una campaña muy exitosa. En todas partes era recibido por multitudes, algo que preocupó a Díaz. El dictador decidió, entonces, evitar el enfrentamiento electoral y ordenó detener a su rival el 7 de junio del mismo 1910. Madero acabó preso en San Luís de Potosí, desde donde vio como Porfirio se proclamaba vencedor de las elecciones.
Según algunos historiadores, Madero trató de negociar una salida dialogada a la situación, obteniendo una respuesta negativa por parte de Díaz.
En octubre de 1910, Madero escapó de la cárcel y se dirigió a los Estados Unidos. Para ese momento, ya sabía que el único recurso para derrocar a Díaz era tomar las armas.
Plan de San Luis
Ya en los Estados Unidos, Madero lanzó el conocido como Plan de San Luis, ya que estaba fechado en esa localidad, concretamente el 5 de octubre de 1910. No obstante, muchos historiadores consideran que fue realmente redactado durante su exilio en los EE.UU.
En ese documento, Madero denunciaba los abusos cometidos por el porfiriato y llamaba a derrocar a Díaz. Además, lo completó detallando algunos de sus proyectos, como el de realizar una reforma agraria que ayudara a los campesinos.
La fecha elegida para comenzar el levantamiento contra Porfirio Díaz y, por lo tanto, la Revolución mexicana, era el 20 de noviembre de 1910.
Revolución Maderista
El llamamiento de Madero encontró apoyos en gran parte de la sociedad mexicana. El día marcado por el plan para iniciar la revolución estallaron rebeliones en varios estados del país.
Entre los que atendieron a la llamada de Madero se encontraban algunos líderes que pasarían a convertirse en parte de la historia de México, como Pascual Orozco, Emiliano Zapata y Pancho Villa.
En solo seis meses, los revolucionarios tomaron Ciudad Juárez. El 25 de mayo, pusieron sitio a la Ciudad de México.
La reacción de Díaz fue tratar de ganar tiempo. Primero, destituyó a todo su gabinete y promulgó una ley para prohibir la reelección. Sin embargo, ya era tarde y los rebeldes no aceptaron frenar su ofensiva. El mismo día 25 de mayo de 1911, Porfirio Díaz renunció al cargo y huyó hacia Francia.
Madero fue nombrado presidente provisional, hasta la convocatoria de nuevas elecciones. En ellas, el revolucionario se hizo con la victoria.
Presidencia de Madero
Ya durante el tiempo que duró el gobierno provisional de Madero, comenzaron a aparecer discrepancias entre los revolucionarios. Las elecciones de octubre, con victoria de Madero, no calmaron la situación.
Uno de los grandes problemas que encontró el nuevo presidente era que sus antiguos compañeros de revolución lo consideraban demasiado moderado. Según los historiadores, Madero estaba tratando de reconciliar al país, sin adoptar medidas demasiado radicales.
Al final, esto hizo que se enemistara con los revolucionarios, pero sin lograr que los conservadores, incluida la poderosa Iglesia Católica, lo aceptara.
Un ejemplo de lo anterior fue su ley para redistribuir la tierra. Los terratenientes la consideraron excesiva, pero Zapata, líder agrarista, pensaba que era insuficiente.
Por otra parte, los mineros comenzaron una huelga para pedir mejoras laborales. La respuesta del presidente fue disminuir la jornada laboral de 12 a 10 horas diarias.
La situación se agravó cuando Emiliano Zapata promulgó el Plan de Ayala, el 25 de noviembre de 1911. Este Plan implicaba la vuelta a las armas de los zapatistas, además de desconocer a Madero como presidente y proponer a Orozco como su sustituto.
El enfrentamiento entre zapatistas y maderistas duró un año, sin que ningún bando saliera vencedor, pero debilitando al gobierno.
Golpe de Estado contra Madero
Madero también tuvo que hacer frente a varias insurrecciones protagonizadas por los conservadores. La primera de ellas, encabezada por un ex-ministro de Porfirio Díaz, el General Bernardo Reyes.
Para contener las rebeliones, el presidente confió en un militar que, en principio, era de su confianza: Victoriano Huerta. Sin embargo, Huerta tenía otras ambiciones y, finalmente, acabó traicionando a Madero.
Aliado con los conservadores porfiristas y con la complicidad del embajador de los Estados Unidos, Huerta dio un golpe de Estado. El levantamiento, conocido como la Decena Trágica, comenzó el 9 de febrero de 1913.
Los maderistas no descubrieron la participación de Huerta en el golpe hasta el día 17. Incluso entonces, cuando el hermano de Madero decidió arrestarlo, el presidente le dio un voto de confianza, liberándolo y dándole 24 horas para demostrar su lealtad.
Huerta, al día siguiente, se reunió con Félix Díaz para firmar el Pacto de la Ciudadela. Mediante este, desconocían a Madero y le daban 72 horas para que abandonar su puesto.
Asediado y con su vida amenazada, Madero tuvo que firmar su renuncia. Finalmente, junto con su vicepresidente, Pino Suárez, fue asesinados por partidarios de Huerta.
Dictadura de Victoriano Huerta
Huerta tuvo, desde el primer momento, al Congreso en su contra. Su respuesta fue disolverlo y establecer una dictadura personalista, acabando con las reformas democráticas. En un principio, trató también de estrechar las relaciones con los Estados Unidos.
No obstante, cuando el presidente estadounidense conoció el apoyo de su embajador en México al golpe, procedió a destituirlo, mostrando su rechazo al gobierno de Huerta.
En el interior del país, los revolucionarios que habían luchado junto a Madero, a pesar de su distanciamiento posterior, condenaron su muerte. Muy pronto, empezaron a organizarse de nuevo para combatir al dictador.
La Revolución Constitucionalista
El iniciador de la resistencia frente Huerta fue Venustiano Carranza, entonces gobernador de Coahuila. El congreso del Estado le concedió poderes especiales para que organizara una fuerza militar con el fin de derrocar al dictador y recuperar la democracia. Nació así el llamado Ejército Constitucionalista.
La rebelión contra Huerta se extendió rápidamente por todo el país. Con el apoyo de Villa y Zapata, entre otros, los revolucionarios controlaron, en solo cuatro meses, casi todo el territorio mexicano.
Durante este periodo, Estados Unidos, que se había posicionado contra Huerta, ocupó Veracruz. Mientras, Villa dominaba el norte y el centro del país, ocupándose Álvaro Obregón de la zona oeste.
El 15 de julio de 1914, Huerta debió renunciar a la presidencia. El Ejército Constitucionalista ocupó la capital. Carranza, entonces, convocó a los revolucionarios a que se reunieran en la Convención de Aguascalientes.
Convención de Aguascalientes
Como había ocurrido tras la caída de Porfirio Díaz, tras la victoria frente a Huerta los revolucionarios comenzaron a enfrentarse entre ellos. En este caso, Carranza tenía importantes discrepancias con Villa y Zapata. La Convención Republicana fue un intento de que todos llegaran a un acuerdo sobre las reformas necesarias en el país.
La Convención de Aguascalientes no se desarrolló tal y como Carranza había previsto. Aunque Zapata y Villa no acudieron al principio, sus partidarios lograron imponerse en las votaciones y nombrar un presidente provisional.
Carranza no aceptó el resultado y se retiró hacia Veracruz a reorganizar sus fuerzas. Mientras Villa y Zapata entraron en la capital. La guerra entre ellos comenzó de inmediato. Tras varios meses de enfrentamientos, en 1916 Carranza retomó la capital y, posteriormente, estableció el control sobre el resto del país.
Una vez derrotados Villa y Zapata, Carranza convocó un Congreso Constituyente, el cual terminó con la promulgación de la Constitución de 1917.
La caída de los líderes y el fin del conflicto armado
Algunos historiadores consideran que la promulgación de la Constitución de 1917 significó el final de la Revolución mexicana. Otros, en cambio, sitúan ese fin en los años 30 o, incluso, en los 40.
Ya con Carranza de presidente, todavía existían en el país hasta ocho ejércitos rebeldes. Poco a poco, sus principales líderes comenzaron a caer. El primero fue Emiliano Zapata, asesinado el 21 de mayo de 1920 en una emboscada tendida por fuerzas gubernamentales.
Ese mismo año, Álvaro Obregón, quien también se había enfrentado a Carranza, fue elegido presidente de la República. No obstante, las oleadas de violencia siguieron azotando el país hasta la elección de Lázaro Cárdenas, en los años 30.
Francisco Villa sufrió el mismo destino que Zapata, siendo asesinado el 20 de julio de 1923. Una vez caídos los principales líderes revolucionarios, los siguientes conflictos fueron de índole ideológica. Así, por ejemplo, Plutarco Elías Calles tuvo que afrontar rebeliones alentadas por la Iglesia.
Consecuencias de la revolución
Promulgación de una nueva constitución
Los trabajos para redactar la nueva Constitución se prolongaron durante dos meses. El Congreso Constituyente se reunió en Querétaro para crear una Carta Magna que recogiera los derechos fundamentales de los mexicanos.
Esta Constitución está catalogada como liberal, especialmente para la época en la que se redactó. Así, concedía al Estado el derecho a expropiar tierras para usarlas para el beneficio común y reconocía los derechos de los indígenas sobre sus antiguos terrenos comunales.
Ley de reforma agraria
Los datos de la propiedad de la tierra antes de la revolución, en el año 1910, señalaban que estas estaban en manos de solo un 5% de la población. Esto había sido un problema recurrente desde la época colonial, agravado por la leyes promulgadas por Díaz que despojaron a indígenas y pequeños campesinos de sus propiedades.
Ya en 1912, algunos revolucionarios habían comenzado a repartir tierras en las zonas que controlaban. Tres años más tarde, las tres facciones más importantes de la revolución, constitucionalistas, zapatistas y villistas, promulgaron leyes agrarias.
Estas reformas, más o menos radicales, coincidían en su propósito de devolver las tierras expropiadas a campesinos e indígenas.
Con el paso de los años, se realizaron otros intentos para promover programas de desarrollo rural, dedicado a los pequeños propietarios. De esta forma, se intentaban reducir las ventajas de los grandes terratenientes.
Según los cálculos de los expertos, entre 1911 y 1922, se entregaron 100 millones de hectáreas a los sectores antes mencionados.
Expansión de la educación
Aunque Porfirio Díaz había impulsado la educación universitaria, México ofrecía una gran desigualdad educativa entre las clases altas y las más desfavorecidas. Además, la Iglesia Católica mantenía una gran influencia en las escuelas, sin que el sector público cubriera toda la demanda.
Con la Revolución mexicana, esta situación empezó a cambiar poco a poco. El sistema educativo, además de promover la enseñanza laica, se centró en enseñar los valores democráticos y el respeto por los derechos humanos.
Diferentes leyes fueron universalizando el acceso a la educación básica y varias iniciativas se dedicaron a intentar que llegara a todas las zonas del país, poniendo hincapié en áreas rurales y comunidades indígenas.
Nacionalización del petróleo
Las facilidades otorgadas por el porfiriato a la inversión extranjeras provocaron que la mayoría de la riqueza del subsuelo estuviera en manos de empresas estadounidenses y europeas. Una vez que la Revolución triunfó, la situación empezó a cambiar.
La Constitución de 1917 dio el primer paso para devolver esos recursos a manos mexicanas. Para ello, diferenciaba entre la propiedad del suelo y la del subsuelo. La primera podía estar en manos privadas, pero la segunda, junto con sus riquezas, siempre debía pertenecer a la nación, aunque está podía realizar concesiones para su explotación.
Más adelante, el presidente Lázaro Cárdenas, terminó de nacionalizar los yacimientos petroleros mexicanos, haciendo que su explotación pasara a ser realizada por empresas públicas.
Desplazamiento de la población
Una de las consecuencias negativas de la Revolución mexicana, causada por los enfrentamientos bélicos, fue el desplazamiento de población desde el campo a las ciudades.
La Revolución tuvo, desde el principio, mucha presencia en las zonas rurales. Por ese motivo, los episodios de violencia fueron muy habituales en esas áreas. Parte de la población trató de huir del conflicto trasladándose a las ciudades.
Estos desplazados tuvieron complicado integrarse en el mercado laborar de las ciudades. El resultado fue un crecimiento notable de la desigualdad social.
Aparición del Partido Nacional Revolucionario
En 1929, parte de las corrientes ideológicas herederas de la Revolución se unificaron. El resultado fue la creación del Partido Nacional Revolucionario. Más adelante, este movimiento abandonó parte de los principios revolucionarios originales y se convirtió en el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Impacto artístico y literario
La Revolución fue uno de los temas más utilizados en el arte y la cultura mexicana. Los acontecimientos acontecidos entre 1910 y 1917, crearon un corriente estética y artística que marcó el mundo cultural del país.
Entre los autores más importantes que se inspiraron en este tema se encuentran Mariano Azuela, José Vasconcelos, Rafael M. Muñoz o Martín Luis Guzmán.
A partir de 1928, apareció el género denominado “Novela revolucionaria” y algo parecido ocurriría con el cine y la fotografía.
Personajes principales
La Revolución mexicana tuvo numerosos líderes. Algunos, como los hermanos Serdán, tuvieron protagonismo en los inicios del levantamiento, otros, sobrevivieron a todo el proceso revolucionario.
Entre los más conocidos se encuentran Francisco Madero, Emiliano Zapata, Francisco “Pancho” Villa y Pascual Orozco.
Porfirio Díaz
Su largo gobierno, el porfiriato, fue el factor que hizo estallar la Revolución. Díaz permaneció en el poder entre 1884 y 1911, con un pequeño paréntesis de cuatro años.
En su comienzo, la Revolución mexicana fue un levantamiento en su contra. Díaz, en una entrevista concedida a un periodista estadounidense, había prometido elecciones libres para 1910, pero incumplió su palabra. El líder opositor, Francisco Madero, fue encarcelado y Díaz volvió a ser elegido para el cargo.
Madero escapó de la cárcel y llamó a la revolución. Un año después, Díaz tuvo que aceptar su derrota y exiliarse en Francia. En su capital, París, vivió hasta el momento de su muerte, cuatro años después de haber sido derrocado.
Francisco Madero
Francisco I. Madero (1873-1913) fue el iniciador de la Revolución mexicana y se convirtió en el primer presidente surgido de ella.
Poco antes de las elecciones previstas para 1910, Madero fue uno de los fundadores del Partido Antireeleccionista. Como su candidato presidencial, recorrió el país buscando el voto para acabar con la dictadura porfirista.
Díaz, al comprobar la popularidad de su rival, ordenó su arresto, acusándolo de incitación a la rebelión y de injuriar a las autoridades.
Tras la reelección de Porfirio como presidentes, Madero, según algunas versiones, logró huir de la cárcel y llegar a los Estados Unidos. Desde allí, llamó a todos los mexicanos a que se levantaran en armas contra el gobierno.
En pocos meses, los revolucionarios consiguieron su propósito y Madero fue elegido presidente. Durante su mandato tuvo que hacer frente a sus antiguos compañeros de revolución, que lo consideraban demasiado moderado.
Sin embargo, fueron los conservadores los que acabarían con su presidencia y con su vida. Un golpe de Estado, encabezado por Victoriano Huerta, estableció una nueva dictadura en el país.
Victoriano Huerta
Victoriano Huerta había destacado como militar durante las épocas anteriores a la Revolución. Por ese motivo, Madero acudió para acabar con los levantamientos que se estaban produciendo en su contra por parte de algunos revolucionarios.
Al mismo tiempo, Huerta formaba parte de una conspiración de antiguos porfiristas para recuperar el poder, entre ellos Félix Díaz. En principio, se suponía que el golpe de Estado iba a entregar la presidencia al sobrino de Porfirio, pero no era esa la intención de Huerta.
Después de los sangrientos sucesos conocidos como la Decena Trágica, Huerta maniobró para hacerse con la presidencia. En los escasos 17 meses que duró su dictadura, se le atribuyen 35 asesinatos de rivales políticos, empezando por el de Madero y su vicepresidente, Pino Suárez.
Venustiano Carranza
La llegada al poder de Huerta marcó el inicio de la segunda etapa de la Revolución mexicana. El, entonces, gobernador de Coahuila, Victoriano Carranza, se erigió enseguida en el líder de los opositores a Huerta.
Carranza promulgó el Plan de Guadalupe, que llamaba a los mexicanos a derrocar al dictador. Igualmente, logró el permiso del congreso estatal para formar un fuerza militar llamada el Ejército Constitucionalista.
En su lucha contra Huerta, Carranza obtuvo el apoyo de muchos destacados revolucionarios, desde Álvaro Obregón a Pancho Villa, pasando por Emiliano Zapata. Entre todos, lograron un rápido avance hacia la capital, obligando a Huerta a renunciar a la presidencia en julio de 1914.
A pesar de esta victoria, los revolucionarios pronto volvieron a enfrentarse entre ellos. Para intentar paliar las diferencias, Carranza convocó, en octubre de 1914, la Convención de Aguascalientes.
La Convención no logró su objetivo de llegar a un acuerdo pacífico, por lo que se desataron las hostilidades entre ellos. Carranza salió victorioso, haciéndose con la presidencia. Su logro principal fue la promulgación de la Constitución de 1917.
En 1920, Obregón, Elías Calles y Adolfo de la Huerta desconocieron a Carranza. Finalmente, este fue asesinado en el Estado de Puebla.
Emiliano Zapata
Según los historiadores, Emiliano Zapata fue de los pocos revolucionarios sin ambiciones presidenciales. Su objetivo siempre fue conseguir una reforma agraria que beneficiara a los campesinos e indígenas.
Desde su feudo del sur, se enfrentó a Madero tras la caída de Porfirio Díaz. El líder agrarista pretendía que el reparto de tierras entre los campesinos comenzara de inmediato y consideraba la posición del Presidente demasiado moderada.
Con el golpe de Estado de Huerta, Zapata apoyó a Carranza para acabar con el dictador. Una vez logrado esto, se alió con Villa para asegurar que sus medidas agraristas se llevaran a cabo.
Sin participar activamente en los enfrentamientos entre Villa y Carranza, Zapata regresó a Morelos, donde puso en marcha sus teorías acerca de un gobierno campesino.
Carranza, que había derrotado a Villa, consideraba a Zapata un peligro y ordenó atacar sus posiciones. Para 1918, la capacidad de combate de Zapata era prácticamente nula. Además, Carranza promulgó una ley de reforma agraria que apaciguó mucho a los campesinos, dejando a Zapata sin buena parte de sus bases.
A pesar de eso, Carranza temía la popularidad de Zapata. Por ese motivo, preparó una trampa en la Hacienda de Chinameca, Morelos. En ese lugar, Emiliano Zapata fue asesinado por los disparos de los soldados gubernamentales.
Francisco Villa
El nombre real de Francisco (Pancho) Villa fue José Doroteo Arango Arámbula. En 1910 se unió a Madero para combatir a Díaz. Junto con Zapata, lideró el sector agrarista de la Revolución. Él mismo había sido un campesino con escasos recursos, pero, al estallar la rebelión, llevaba varios años fugitivo de la justicia.
Al contrario que Zapata, Villa no se enfrentó a Madero cuando este llegó a la presidencia, aunque también consideraba sus reformas demasiado tímidas. A la muerte del Presidente, se unió a Carranza para derrocar a Huerta. Después de derrotar a Huerta, Villa y Carranza se enfrentaron por el control de la Revolución.
Villa sufrió numerosos atentados tras su derrota frente a Carranza. El revolucionario había salido ileso de todos ellos hasta que, el 20 de julio de 1923, fue tiroteado y muerto en Parral. El instigador del asesinato fue Álvaro Obregón, que temía que Villa apoyara a Adolfo de la Huerta para la presidencia frente a su candidato, Plutarco Elias Calles.
Aparte de sus funciones militares, Villa puso en marcha dos proyectos muy ambiciosos en su zona de influencia: crear escuelas, más de 50 solo en Chihuahua capital, y el establecimiento de colonias militares.
Pascual Orozco
Pascual Orozco fue de los pocos líderes revolucionarios que no murió en esa convulsa etapa. Además, estuvo presente desde el principio de la rebelión, cuando apoyó a Madero en su lucha contra Porfirio Díaz.
Orozco también tuvo ambiciones de poder. Sus partidarios, denominados orozquistas, protagonizaron algunos enfrentamientos con los constitucionalistas y con los otros grupos que se disputaban la presidencia.
Sus derrotas en esos enfrentamientos provocaron que tuviera que abandonar el país. Fuera de México, en Texas, murió a manos del ejército estadounidense cuando trataba de invadir un rancho.
Álvaro Obregón
Tras derrotar a Carranza, Álvaro Obregón se convirtió en el hombre fuerte del país. Su principal mérito fue acabar con la violencia revolucionaria que no permitía mejorar las condiciones de vida de la población.
Antes, durante la propia Revolución, Obregón había destacado por sus cualidades como militar, especialmente por su visión estratégica. Una vez llegó a la presidencia, se dedicó a consolidar las conquistas sociales.
Obregón y Plutarco Elías Calles marcaron la década de los 20, con ambos alternándose en el poder. El momento más conflictivo se debió a la política anticlerical del segundo, que provocó violentos enfrentamientos entre católicos y partidarios del gobierno.
Aunque ya se había retirado, Elías Calles le convenció de que volviera a presentarse a las elecciones de 1928. Obregón aceptó, lo que provocó una sublevación de los católicos, además de varios atentados. En las votaciones, logró hacerse con la victoria.
Sin embargo, no llegaría a ocupar la presidencia de nuevo. Un fanático católico lo asesinó mientras se encontraba en un restaurante.
Referencias
- Historia de México. La Revolución Mexicana. Obtenido de lahistoriamexicana.mx
- Gobierno del Estado de México. Revolución Mexicana. Obtenido de edomex.gob.mx
- Secretaría de Gobernación. Revolución Mexicana, el gran movimiento social del Siglo XX. Obtenido de gob.mx