Salud física

17 Consecuencias del Alcoholismo en la Salud


Las consecuencias del alcoholismo pueden ser físicas, psicológicas y sociales, y son más graves cuanto más frecuente es el consumo, tanto en adolescentes, como en jóvenes y adultos.

Beber demasiado en una sola ocasión o frecuentemente puede tener serios efectos perjudiciales en tu salud. Actualmente es especialmente preocupante en los jóvenes, los cuales han aumentado el consumo de alcohol en los últimos años.

La adicción al alcohol, o alcoholismo, se diagnostica médicamente como una enfermedad que se manifiesta con el uso frecuente del alcohol, a pesar de las repercusiones negativas  y riesgos que tiene en la vida de las personas.

Los efectos a corto plazo al beber demasiado difieren dependiendo del peso de la persona, otras condiciones físicas y si consume o no en ayuno. Aunque al principio los efectos son agradables, pasado un tiempo llega la descoordinación, pérdida de memoria y de visión… Por otra parte, estos efectos a corto plazo puede ser aún peores si el alcohol se consume junto a otras sustancias psicoactivas.

El consumo excesivo a largo plazo de alcohol causa la muerte de células cerebrales, lo que puede conducir a trastornos mentales, así como un menor nivel de función mental o física.

El daño hepático causado por el alcohol puede resultar en cirrosis, una condición médica severa que puede requerir un trasplante de hígado. Además, se puede desarrollar pancreatitis, una grave inflamación del páncreas.

A continuación veremos las consecuencias físicas, psicológicas, sociales y personales/relacionales.

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Consecuencias físicas del alcoholismo

El alcohol es una sustancia soluble en agua y circula libremente por todo el organismo afectando a células y tejidos, comienza un proceso de cambios metabólicos, que en su primera etapa da lugar al acetaldehído que es más tóxico que el alcohol.

La oxidación del alcohol en los tejidos (principalmente en el hígado) determina una importante utilización de sustancias que existen en forma limitada e indispensables para el metabolismo adecuado de las grasas.

Cuando el consumo del alcohol es excesivo, el malgasto de estas sustancias provoca graves alteraciones en el metabolismo de las grasas, lo que da como resultado hígado graso o esteatosis hepática, que de no ser controlada con la supresión del consumo del alcohol llevaría posteriormente a la cirrosis hepática, una de las complicaciones más serias y frecuentes de los alcohólicos.

Algunas de las consecuencias físicas son:

Produce anemia

Beber mucho puede provocar que disminuya la cantidad de oxígeno que llevan los glóbulos rojos.

Esta condición, conocida como anemia, puede provocar síntomas como fatiga, problemas de respiración o dolores de cabeza.

Aumenta las probabilidades de tener un ataque cardíaco

Beber frecuentemente (varias veces por semana) o beber demasiado en una sola ocasión puede provocar problemas en el corazón como:

  • Alta presión arterial.
  • Cardiomiopatías.
  • Arritmias.
  • Stroke.

En 2005, investigadores de la Universidad de Harvard, encontraron que el riesgo de muerte en personas que habían sufrido un ataque al corazón era el doble si bebían.

Tiene perjuicios para el hígado

Beber alcohol frecuentemente puede provocar graves perjuicios en el hígado:

  • Fibrosis.
  • Cirrosis.
  • Hepatitis.

Produce cáncer

Aunque el alcohol no es determinante de cáncer por acción directa sobre los tejidos, sí es un disolvente muy efectivo para las sustancias cancerígenas y permite la libre circulación de estas por todo el organismo, lo que aumenta el riesgo de cáncer de lengua, boca, faringe, laringe, esófago e hígado, así como de cáncer de colon, recto, mama y pulmones.

El alcohol puede incrementar el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer:

  • Hígado.
  • Garganta.
  • Laringe.
  • Boca.
  • Cólon.
  • Recto.
  • Mama.
  • Pulmones.
  • Esófago.

Los científicos creen que el riesgo llega cuando el cuerpo convierte el alcohol en acetaldehido, un potente carcinógeno. 

El riesgo de cáncer es aún mayor en los bebedores que también fuman.

Produce alta presión arterial

El alcohol tiene como resultado final hipertensión arterial por la ingestión exagerada de lípidos y el efecto sobre las glándulas suprarrenales que producen cortisona.

El alcohol puede modificar el funcionamiento del sistema nervioso simpático, el cual controla la constricción y dilatación de los vasos sanguíneos en respuesta al estrés, temperatura o esfuerzo. 

La alta presión arterial puede guiar a muchos otros problemas de salud: enfermedades del corazón, renales o infartos cerebrales.

Empeora el funcionamiento del sistema respiratorio

La ingesta crónica de alcohol puede provocar la disminución de importantes funciones celulares en los pulmones.

Produce problemas de la piel

El uso crónico y excesivo del alcohol esta asociado con un amplio rango de desórdenes de la piel: urticaria, psoriasis, dermatitis seborreica y rosácea.

Produce disfunciones sexuales

El consumo a largo plazo de alcohol puede provocar daños en el sistema nervioso central y en el sistema nervioso periférico, resultando en una pérdida de deseo sexual e impotencia en hombres. Esto se produce por la reducción de la testosterona por atrofia de los testículos.

Las bebidas alcohólicas son depresoras de la función sexual. En personas normales que ocasionalmente beben en exceso, el efecto depresor transitorio sobre el sistema nervioso, sobre el cerebro y médula espinal, actúa como bloqueador de los reflejos que determinan en gran parte la erección y la eyaculación.

Empeora el funcionamiento del sistema inmunológico

Beber demasiado puede debilitar tu sistema inmune, haciendo que sea más sencillo que el cuerpo contraiga enfermedades.

Los bebedores crónicos tienen más probabilidades de contraer enfermedades como la neumonía o la tuberculosis que la gente que no bebe alcohol.

Por otra parte, beber mucho en una ocasión puede disminuir la habilidad de tu cuerpo para combatir infecciones, incluso 24 horas después de emborracharse.

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Empeora el funcionamiento del páncreas

El alcohol provoca que el páncreas produzca sustancias tóxicas que pueden guiar a la inflamación del páncreas (pancreatitis), lo que a su vez impide una correcta digestión.

Produce gota

Se trata de una dolorosa condición que se forma por la acumulación de cristales de ácido úrico en las articulaciones.

Aunque a menudo es hereditaria, el alcohol y otros alimentos influyen también en su desarrollo.

Produce dificultades en el embarazo

Pueden ocurrir partos prematuros y muerte intrauterina porque el niño no está preparado para neutralizar la acción del alcohol y metabolizarlo.

Se han observado nacimientos de niños con lesiones hepáticas debido a la fragilidad de esta glándula.

También el alcohol puede producir retraso mental en 30 a 40 % de los nacimientos, así como comportamiento anormal, trastornos de personalidad y conductas antisociales.

Produce úlceras de estómago

Las úlceras pépticas tienen como principal desencadenante el consumo excesivo de alcohol. Si a este vicio se le une que sea fumador o tome de manera regular fármacos como ácido acetilsalicílico (aspirina), naproxeno o ibuprofeno, las posibilidades aumentan considerablemente.

Puede provocar coma etílico

Una intoxicación etílica es provocada por la ingesta excesiva de alcohol en un breve periodo de tiempo. Los síntomas previos son mareos, pesadez, pérdida del sentido, palidez, convulsiones, baja temperatura corporal y, finalmente, desmayo hasta perder la conciencia.

Consecuencias psicológicas del alcoholismo

En cuanto a las consecuencias psicológicas son varias: afecta a la toma de decisiones, perdida de autocontrol, perdida de autoconciencia, perdida de apetito, depresión, ansiedad y violencia en las relaciones de pareja. Las más importantes son:

Afecta al funcionamiento del cerebro

El alcohol interfiere con la forma en la que se comunican las neuronas cerebrales y afecta a cómo funciona el cerebro.

Esto puede provocar cambios en el estado de ánimo, en el comportamiento y hacer difícil pensar con claridad o movernos coordinadamente.

A medida que se envejece, el cerebro encoge un 1,9% de media cada década. Sin embargo, el alcoholismo aumenta esa velocidad en ciertas regiones del cerebro, resultando en pérdidas de memoria y otros síntomas como la demencia.

Produce depresión y ansiedad

Depresión, ansiedad y ataques de pánico son desórdenes que reportan normalmente la gente dependiente del alcohol.

Se conoce desde hace años que a menudo la depresión se da junto con el alcoholismo, aunque ha habido un debate sobre cuál de ellas viene primero -beber o la depresión.

Un largo estudio realizado en Nueva Zelanda mostró que es beber frecuentemente lo que guía a la depresión. 

Produce psicosis

La psicosis es secundaria a otras condiciones provocadas por el alcohol. Se ha demostrado que el uso de alcohol provoca un incremento del 800% de contraer desórdenes psicóticos en hombres y del 300% en mujeres que no han tenido otras enfermedades mentales.

Los efectos de una psicosis provocada por la ingesta de alcohol incluyen un incremento del riesgo de depresión y suicidio, al igual que alteraciones psicosociales.

Produce insomnio

El uso cróncio del alcohol puede llevar al insomnio, al igual que a alteraciones durante los sueños.

Disminuye las habilidades sociales

Las habilidades sociales disminuyen en las personas que sufren de alcoholismo debido a los efectos neurotóxicos del alcohol en el cerebro, especialmente en el cortex prefrontal.

Las habilidades sociales que quedan afectadas incluyen: percibir emociones faciales, expresiones faciales o la habilidad para entender el humor.

Por otra parte, hay estudios que han demostrado que la dependencia del alcohol se relaciona directamente con la irritabilidad.

Genera enfermedades como el síndrome de Wernicke-Korsakoff

Este síndrome se produce por la falta de vitamina B1 (tiamina), una deficiencia muy común en personas que consumen alcohol de manera frecuente. Las consecuencias de padecerlo son estados de confusión y amnesia prolongada.

Puede llevar al suicidio

El alcohol y una depresión derivada de los problemas ocasionados por el primero son una de las principales causas de suicidio en el mundo. De hecho, existen estudios que afirman que personas que sufren de alcoholismo tienen un riesgo 9,8 veces mayor de quitarse la vida respecto a un individuo que no lo consume.

Consecuencias sociales

Las consecuencias sociales y daños según la OMS son claras: al año mueren en el mundo 3,3 millones de personas debido al consumo nocivo de alcohol, lo que representa un 5,9% de todas las defunciones.

Solo en Estados Unidos y Canadá, el abuso del alcohol causa más de 100,000 muertes al año. Es la principal causa de muerte en adolescentes debido a los accidentes en carretera.

Otros costes sociales son:

  • Perjudica las relaciones sociales primarias, como la familia.
  • Costes económicos millonarios al año, tanto del estado como de las personas que gastan demasiado en alcohol.
  • Pérdida de productividad laboral.
  • Asaltos sexuales a personas ebrias.
  • Violencia: el consumo excesivo de alcohol está relacionado con la violencia de pareja.
  • Perjuicio económico a aseguradoras que ofrezcan cobertura por accidentes de tráfico.
  • Gasto excesivo en campañas de concienciación o programas de reinserción para alcohólicos por parte del estado.

Consecuencias personales

  • Aumentar las probabilidades de ser robado, raptado o violada.
  • Aumento del gasto económico.
  • Violencia doméstica.
  • Comportamientos antisociales o criminales.
  • Tener accidentes de tráfico o caseros.
  • Perder el trabajo por ausencia o bajo rendimiento. 
  • Empeorar las relaciones personales.
  • Menor rendimiento deportivo.
  • Menor rendimiento sexual.
  • Los niños de un padre alcohólico podrían aprender que beber alcohol frecuentemente es una conducta aceptada socialmente o deseable.
  • Rechazo o discriminación por parte de la sociedad.
  • Inestabilidad doméstica, pudiendo perder el afecto de familiares directos.

¿Cómo saber si una persona es alcohólica?

Una persona sería alcohólica si cumpliese los siguientes patrones:

  • No poder mantenerse 2 días seguidos sin beber.
  • No poder controlarse cuando se comienza a beber.
  • Necesitar el alcohol para enfrentar las exigencias de la vida.
  • La mayoría de los adultos no experimentará efectos perjudiciales con pequeñas cantidades de alcohol al día. Por ejemplo, una pequeña copa de vino o una lata de cerveza. Este nivel de consumo puede incluso disminuir el riesgo de enfermedad cardiovascular y demencia.

Máxima cantidad recomendada

Dependiendo del país en el que vivas, se recomienda una cantidad u otra como máxima.

Para la mayoría el máximo para hombres es de 140 g-210 g por semana. Para mujeres el rango es de 84 g-140 g por semana.

Por su puesto, es necesario tener total abstinencia durante el embarazo o lactancia.