Teoría geocéntrica: origen y características
La teoría geocéntrica o modelo geocéntrico fue un postulado que defendía la tesis de que la Tierra era el centro del universo. Según la teoría, la Tierra se encontraba inmóvil mientras que los planetas y los astros giraban a su alrededor en esferas concéntricas.
Al filósofo Aristóteles se le atribuye la creación de la teoría geocéntrica que, como se ha mencionado anteriormente, planteaba que la Tierra era el eje central del universo. Esta teoría fue sostenida y ampliada por Ptolomeo, y complementada luego por la teoría heliocéntrica de Copérnico.
Desde sus orígenes, el hombre se ha enfrentado a la duda sobre la existencia. La racionalidad alcanzada por la especie humana lo ha conducido a crear un sistema infinito de preguntas acerca de su procedencia y la del mundo que lo rodea.
A medida que evolucionamos, la forma de aproximarnos a las respuestas también lo hizo, dando paso a un sinfín de teorías que prevalecieron en su momento y que fueron derogadas o sustituidas por nuevos planteamientos.
Índice del artículo
- 1 Origen
- 2 La aceptación de la teoría geocéntrica
- 3 Características de la teoría geocéntrica
- 4 ¿La teoría heliocéntrica surgió para sustituir a la geocéntrica?
- 5 Referencias
Origen
La cosmología es una ciencia que ha ido de la mano de la filosofía desde tiempos inmemoriales. Los filósofos griegos, egipcios y babilónicos, entre otros, encontraron en la observación de la bóveda celeste un universo de posibilidades; estas posibilidades afinaron y establecieron las fases del desarrollo del pensamiento filosófico.
La dualidad platónica, que tuvo una gran influencia en el pensamiento aristotélico, sustentó la idea de la existencia de dos mundos: uno formado por los cuatro elementos de la naturaleza (tierra, aire, fuego, agua) que se encuentra en movimiento subsistente (mundo sublunar), y otro inmóvil, incorruptible y puro, conocido como la quinta esencia (mundo supralunar).
El origen de la teoría geocéntrica se remonta aproximadamente a los tiempos en los que Platón sostenía que la Tierra se ubicaba en el centro del universo y los planetas y estrellas la circundaban, girando en círculos celestiales.
Su visión se ajustaba a una explicación mítica de su tesis (“El mito de Er” en su libro La República). En esta hace una analogía entre su idea de la mecánica del cosmos y el mito que se refiere al “huso de la necesidad”, para explicar así cómo los cuerpos giraban alrededor de la Tierra.
Eudoxo
Posteriormente, aproximadamente en el año 485 a. C., destacó un discípulo de Platón llamado Eudoxo. Nació en la ciudad de Cnido y fue matemático, filósofo y astrónomo.
Eudoxo tuvo noticias sobre los estudios realizados en Egipto relacionados con la astronomía y se dispuso a estar en contacto con las observaciones y teorías llevadas a cabo hasta el momento por los sacerdotes.
En uno de sus libros llamado Las velocidades explicó el movimiento de los astros a través de un sistema de 4 esferas asignadas a cada uno.
Este canon del sistema solar proponía que la Tierra era esférica y estaba ubicada en el centro del sistema, mientras que en torno a esta se alternaban tres esferas concéntricas.
Estas esferas eran las siguientes: una externa con una rotación que duraba 24 horas y transportaba las estrellas inmóviles, otra en la mitad que giraba de este a oeste y duraba 223 lunaciones, y una interior que contenía a la Luna y rotaba durante 27 días más cinco horas y cinco minutos.
Para explicar el movimiento de los 5 planetas se le adjudicaban 4 esferas a cada uno, mientras que la Luna y el Sol requerían 3 esferas cada uno.
Aporte de Aristóteles
La cosmología aristotélica se fundamentó en la filosofía de la naturaleza, la cual discurría sobre el mundo que se percibe a través de los sentidos (corpóreo) mediante una dialéctica orientada a descubrir el ámbito en el que la verdad se hace tangible.
Aristóteles optimizó la propuesta de Eudoxo. El método aristotélico propuso al planeta Tierra como el centro del universo, mientras los llamados cuerpos celestes se alternaban a su alrededor dentro de esferas que giraban infinitamente de manera concéntrica.
Es comprensible que para los antiguos la idea de que la Tierra ocupaba el centro mismo del universo fuese creíble. De pie mirando desde el planeta hacia el cielo percibieron que era el universo el que se movía en torno a la Tierra, que para ellos era un punto inmóvil, fijo. El suelo era el lugar plano desde donde se observaban las estrellas, el Sol y la Luna.
El avance de las civilizaciones y siglos de estudio y conocimiento permitieron que los astrónomos antiguos de Babilonia y Egipto —e incluso los mediterráneos contemporáneos— forjaran la primera idea sobre la forma de la Tierra y su ubicación en el centro del universo.
Esta noción continuó hasta el siglo XVII y XVIII, cuando nuevas ideas surgieron en pos de la evolución científica.
La aceptación de la teoría geocéntrica
Los que se sumaron a este planteamiento lo hicieron partiendo de observaciones. Una de estas era que, si la Tierra no estaba inmóvil, entonces podríamos ver a las estrellas fijas moverse, producto del paralaje estelar.
También argumentaron que, de ser así, las constelaciones sufrirían cambios significativos en el período de un año.
La teoría de las esferas concéntricas iniciada por Eudoxo y retomada por Aristóteles fue dejada de lado al no haber sido posible desarrollar un sistema eficiente y preciso basado en este ideal.
Aun así, el modelo propuesto por Ptolomeo —que se aproximaba bastante al aristotélico— fue suficientemente dúctil para ajustar las observaciones a lo largo de muchos siglos.
El sistema ptolemaico
La idea sobre las esferas concéntricas de Eudoxo no explicaba las diferencias en la claridad que se percibía sobre la superficie de los planetas, provocada por una variación en la distancia.
En esto se fundamentó el sistema ptolemaico, creado por Claudio Ptolomeo, astrónomo de Alejandría, en el siglo II d. C.
Su obra El almagesto fue el resultado del trabajo que durante siglos realizaron los astrónomos griegos. En esta obra el astrónomo explica su concepción de la mecánica planetaria y de los astros; es considerada la obra maestra de la astronomía clásica.
El sistema ptolemaico se sustenta sobre la idea de la existencia de una gran esfera externa llamada el motor inmóvil, que se caracteriza por ser una esencia o éter incorruptible que motoriza el mundo sensible, manteniéndose inmóvil y perfecto.
Deferente y epiciclo
Este modelo ptolemaico propone la idea de que cada planeta depende del movimiento de dos o más esferas: una corresponde a su deferente, el círculo más grande y centrado en la Tierra; y la otra corresponde al epiciclo, que es un círculo menor que se desplaza a lo largo del deferente rotando con un movimiento uniforme.
El sistema también explicó la falta de uniformidad en la velocidad del movimiento retrógrado que experimentaban los planetas. Ptolomeo lo resolvió al incluir la idea del ecuante; un punto externo adyacente al centro de la Tierra desde el cual se percibía que los planetas se movían a una velocidad constante.
Entonces, puede decirse que la idea del epiciclo, el deferente y el ecuante fueron los aportes de Ptolomeo a la teoría geocéntrica desde una noción matemática, que afinó las ideas de las primeras hipótesis sobre el tema planteadas por Apolonio de Perga e Hiparco de Nicea.
Orden
Las esferas ptolemaicas se ordenaron partiendo de la Tierra: la más cercana era la Luna seguida por Mercurio y Venus. Luego estaban el Sol, Marte, Júpiter y los más lejanos: Saturno y las estrellas estáticas.
Occidente aceptó eventualmente el sistema resultante, pero la Modernidad lo percibió complicado. No obstante, la predicción de diferentes movimientos celestes —incluso el fin y el inicio de los movimientos retrógrados— fue un logro muy aceptable para la época en la que surgió.
Características de la teoría geocéntrica
– La Tierra es el centro del universo.
– No hay vacío en el universo y este es finito.
– Cada planeta se mueve dentro de 4 esferas concéntricas y transparentes, y el Sol y la Luna se mueven dentro de 3 esferas, cada uno.
– Existen dos mundos: el corpóreo o de lo sensible, que es corruptible y está en constante movimiento; y el otro mundo, perfecto, puro, estático e incorruptible, que es la esencia de todo movimiento en su entorno.
– Se emplea el término ecuante, que corresponde al punto que estandariza el movimiento astral y planetario con respecto a la Tierra.
– Surge también el término de epiciclo, que es la trayectoria circular de los planetas.
– Otra noción característica es el deferente, que es el círculo más externo de la Tierra sobre el que el epiciclo se desplaza y gira.
– Mercurio y Venus son los planetas interiores y sus movimientos fueron establecidos para lograr que las líneas con respecto al deferente fueran siempre paralelas desde los puntos ecuantes.
¿La teoría heliocéntrica surgió para sustituir a la geocéntrica?
Dentro de la nutrida información sobre este tema, una de las tesis que cobró más fuerza en la Modernidad fue que la teoría heliocéntrica promulgada por Copérnico surgió para perfeccionar el sistema aristotélico y ptolemaico, no para sustituirlo.
El objetivo era que los cálculos fueran más exactos, para lo cual propuso que la Tierra formara parte de los planetas y el Sol fuese considerado entonces el centro del universo, manteniéndose intactas las órbitas circulares y perfectas, así como los deferentes y epiciclos.
Referencias
- “Teoria geocéntrica” en Wikipedia La Enciclopedia Libre. Recuperado en 3 de febrero de 2019 de Wikipedia La Enciclopedia Libre: es.wikipedia.org
- “Filosofía de la naturaleza” en Domuni Universitas. Recuperado en 3 de febrero de 2019 de Association Domuni: domuni.eu
- Martínez, Antonio. “¿Es importante la astronomía en nuestra cultura?” en El Manifiesto. Recuperado en 3 de febrero de 2019 de El Manifiesto: elmanifiesto.com
- “Almagesto” (libro) en EcuRed. Recuperado en 3 de febrero de 2019 de EcuRed: cu
- Paul M. “Secretos del universo” en Google Books. Recuperado en 3 febrero de 2019 de Google Books: books.google.cl