Lengua y literatura

¿Qué son las Fuentes Escritas de la Historia?


Las fuentes escritas de la historia son los documentos que han registrado a través de la palabra escrita los eventos que han acontecido en un período de tiempo determinado. Por ejemplo, las cartas que anunciaron el descubrimiento de las Indias, manuscrito escrito por Cristóbal Colón a partir de 1493, se consideran una fuente escrita. 

Las fuentes escritas están compuestas por crónicas, diarios, libros, novelas, bitácoras, publicaciones periódicas, cartas, mapas, telegramas, censos y otros documentos con estadísticas, anuarios, disertaciones, leyes, documentos emitidos por el gobierno, entre otros materiales impresos, mecanografiados o escritos a mano.

Las fuentes escritas contrastan con otras formas narrativas que dan cuenta de los eventos del pasado, tales como las fuentes orales (que transmiten información a través de la palabra hablada), las fuentes arqueológicas (que transmiten información a través de restos de otras civilizaciones: construcciones, vasijas, entre otros) y las fuentes mitológicas (que transmiten información sobre las creencias de los pueblos y no sobre su historia en sí misma).

La existencia de las fuentes escritas marca el inicio de un nuevo período en la vida de los seres humanos, puesto que con la aparición de la escritura terminó la prehistoria y comenzó la historia.

Esto quiere decir que una civilización está haciendo historia cuando es capaz de dejar constancia escrita de las actividades que está ejecutando.

Aparición de las fuentes escritas

Las primeras fuentes escritas surgieron con la aparición de la escritura. Debido a que la escritura como sistema surgió de manera independiente en diversas civilizaciones, no existe una fecha precisa en la que se comenzó a dejar constancia escrita de las actividades de los seres humanos.

En Mesopotamia y en Egipto, se comenzaron a desarrollar sistemas de escritura poco antes del año 4000 a. C. Otras culturas tardaron más tiempo en implementar estos sistemas. Sin embargo, para el año 3000 a. C. la mayoría de las civilizaciones avanzadas y en desarrollo ya manejaban la escritura.

Uno de los primeros sistemas de escritura que se desarrolló fue la escritura cuneiforme, inventada en Mesopotamia. Con la escritura, la civilización mesopotámica comenzó a dejar registros de sus asuntos.

Las fuentes escritas de esta época (que han sobrevivido el paso del tiempo) demuestran que en Mesopotamia la escritura se empleaba para registrar los asuntos del rey: transacciones comerciales entre ciudades, registros de compra y venta, contratos, impuestos, testamentos, herencias, entre otros.

Asimismo, otras fuentes escritas de épocas más recientes revelan que los mesopotámicos empleaban también la escritura con carácter religioso, ya que se escribieron textos sagrados. También se presentan textos científicos en materia de medicina, matemáticas, astronomía, química, entre otros.

En Egipto se desarrollaron sistemas de escritura que empleaban signos pictográficos. Estos signos fueron en cierta medida los predecesores del alfabeto.

El “alfabeto” egipcio se puede encontrar en la Piedra Rosetta, fuente escrita que permitió el estudio de otros dos idiomas.

Desde entonces, el ser humano ha empleado la escritura como una forma de dejar constancia de su accionar.

Tipos de fuentes escritas

Las fuentes escritas pueden ser clasificadas de acuerdo con el origen de la información,  de acuerdo con la exclusividad de los datos que aportan, de acuerdo con el órgano que lo emite y de acuerdo con el medio empleado para transmitir información.

De acuerdo con el origen de la información

De acuerdo con el origen de la información, las fuentes escritas pueden ser primarias o secundarias. Las fuentes primarias son aquellas escritas por individuos que participaron activamente en el acontecimiento que narran.

Por ejemplo, los diarios de Charles Darwin escritos a bordo del Beagle constituyen fuentes escritas primarias.

Por su parte, las fuentes escritas secundarias son aquellas en las que la información procede del análisis y la comparación de fuentes primarias.

Los autores de las fuentes secundarias no participaron en los eventos que narran, sino que se limitan a reportar, sistematizar y criticar lo que otros han dicho.

Un ejemplo de fuente escrita secundaria es “Declive y caída del Imperio Romano” de Edward Gibbons.

Este libro analiza fuentes primarias para el desarrollo del texto. Asimismo, los libros de historia que se emplean en las instituciones educativas son ejemplos de fuentes escritas secundarias.

De acuerdo con la exclusividad de los datos que aportan

De acuerdo con la exclusividad de la información, las fuentes escritas pueden ser de dos tipos exclusivas o compartidas. Las fuentes escritas exclusivas son aquellas que aportan información que ninguna otra fuente puede proporcionar.

Los tratados de civilizaciones antiguas constituyen fuentes exclusivas, no porque el conocimiento de estos textos no se pueda encontrar en otros documentos, sino porque revelan información sobre la cultura.

Por su parte, las fuentes compartidas son aquellas que ofrecen información que está disponible en dos o más documentos.

De acuerdo con el órgano que emite la información

De acuerdo con el órgano que emite la información, las fuentes escritas pueden ser oficiales y no oficiales. Las fuentes escritas oficiales son emitidas por agentes confiables.

Los registros nacionales que emite cada país (tales como cuadernos de estadísticas y diarios de relaciones exteriores) son fuentes oficiales.

Por su parte, las fuentes escritas no oficiales son emitidas por individuos o grupos que no ostentan puestos de autoridad.

Esto no quiere decir que la información ofrecida sea falsa, sino que simplemente no es tan confiable como la ofrecida por una fuente oficial.

De acuerdo con el medio empleado para transmitir información

De acuerdo con el medio empleado para transmitir información, las fuentes escritas pueden ser narrativas, diplomáticas y sociales.

Las fuentes escritas narrativas son aquellas que transmiten información a través de historias. Pueden ser historias ficticias o reales.

En caso de ser ficticias, pueden aportar información sobre las actitudes de la época en la que vivía el autor.

Las fuentes narrativas incluyen diarios, biografías, autobiografías, trabajos científicos, tratados filosóficos, novelas históricas, entre otros.

Por su parte, las fuentes escritas diplomáticas son las que transmiten información a través de documentos legales, tales como tratados internacionales, contratos, entre otros.

Por último, los documentos sociales son registros de carácter socio-económico emitidos por organizaciones del Estado, tales como partidas de nacimiento y de defunción, actas de matrimonio, testamentos, registros de impuestos, entre otros.

Referencias

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  2. Primary source. Recuperado el 17 de agosto de 2017, de en.wikipedia.org
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