Historia

Ciudad medieval: características, partes y ejemplos


La ciudad medieval es un tipo de urbanística desarrollada sobre todo entre los siglos XI y XIII, es decir, en la Baja Edad Media, gracias a la expansión agrícola y comercial que llevó prosperidad económica a estos asentamientos y favoreció un intercambio comercial intenso entre ellas.

Los primeros siglos del Medievo son la llamada Alta Edad Media, y va desde el siglo V hasta el IX y X. La Baja Edad Media va desde el siglo XII hasta el XV. Si bien la urbanística de las ciudades medievales se establece en este periodo, en los siglos anteriores se va forjando su perfil.

Las ciudades antiguas, producto de las diversas oleadas de invasiones bárbaras –pueblos germanos, vikingos, húngaros, musulmanes– hasta el siglo X, promueven un proceso de ruralización de los espacios, de modo que se impone el feudalismo.

Estas antiguas ciudades estaban formadas por una parte fortificada, y dentro de ella se encontraban los centros tanto políticos (foro) como religiosos (catedral o residencia episcopal).

Los campesinos, que llevaban a las ciudades sus productos excedentes, como cereales, carnes, frutas, etc. (en las puertas se cobraban los impuestos de todo lo que entraba), compraban también dentro de las ciudades otras cosas necesarias para la vida que elaboraban los artesanos, como ropa, herramientas, vajillas, cerámicas y todo tipo de objetos.

Este intercambio favoreció el florecimiento de una economía basada en la moneda y en la especialización del trabajo (es decir, los gremios), que requería de espacios públicos para tales actividades: plazas, calles y mercados donde ofrecían sus productos a todos los habitantes.

Poco a poco, comerciantes y artesanos comienzan a establecerse en los alrededores, y van creando barrios donde se pueden encontrar talleres especializados; a estos barrios se les llama burgos, y a quienes viven en ellos, burgueses.

Los burgueses eran comerciantes que ganaban dinero con sus productos, y poco a poco fueron gestando una nueva clase social en la que la riqueza no estaba asociada ni a la nobleza ni a la posesión de tierras. Hubo algunos que se hicieron ricos y prósperos y otros que solo se mantenían, por ello se creó una división en la burguesía, la alta burguesía y la pequeña burguesía.

La ciudad medieval tiene una fisonomía característica, con murallas que delimitan sus bordes. Dentro de sus confines se desarrollaba la vida económica, social, cultural y legal.

Características de la ciudad medieval

Recintos amurallados

Todas las ciudades medievales tenían murallas altas como sistema de protección y defensa, con puertas específicas de entrada donde se cobraban los impuestos a las mercancías que ingresaban.

Las murallas eran necesarias para protegerse de las sucesivas invasiones que sufrió Europa desde antes de la caída del Imperio romano, tanto de los pueblos del norte como los de África y Medio Oriente.

Lugar cerrado

Derivada de la característica anterior, la ciudad medieval constituía un espacio cerrado que, en casos de ataques, servía de refugio a los campesinos de los alrededores.

Espacios públicos y privados

En la ciudad medieval no hay zonas continuas en las que los espacios públicos y privados se mezclan. El espacio público es común y se reparte a lo largo de la ciudad.

Varios centros

Existe un centro religioso, donde se ubica la catedral y el palacio episcopal; un centro cívico, donde está el palacio municipal; y uno o más centros comerciales, donde se situaban las distintas asociaciones mercantiles.

La gente más pudiente vivía en el centro de las ciudades, y la gente pobre en los suburbios.

Situadas cerca de caminos importantes

Las ciudades medievales se repartían y situaban por lo general cerca de los caminos que constituían las vías importantes de tránsito; por ello era fácil para campesinos y mercaderes entrar y salir de ellas.

Los gremios

El hecho de que los artesanos se convirtiesen en comerciantes para vender los productos y mercancías que elaboraban hizo prosperar los gremios, o grupos de personas que compartían un mismo oficio (herreros, carpinteros, textileros, panaderos, zapateros, etc.). Cada gremio fijaba su normativa laboral y sus precios.

Trazado irregular de las calles

La urbanística medieval no tenía un modelo fijo, y los contornos de la ciudad se adaptaban a la geografía. El surgimiento de los barrios de artesanos propició calles estrechas y tortuosas, a diferencia de las arterias principales dentro de la ciudad, que convergían en las plazas.

Por otra parte, casi todas las casas que se construían tenían varias plantas y eran de madera, lo cual constituía un alto riesgo en caso de incendios. Las calles eran sucias, no tenían alcantarillado ni aceras y estaban poco empedradas, lo que generaba más suciedad.

Partes de la ciudad medieval

Si bien no había un modelo fijo, todas contenían más o menos los mismos elementos.

Murallas externas e internas

La ciudad medieval estaba rodeada por altas murallas de piedra para protegerse. Tenían varias puertas que se cerraban de noche.

Iglesia

Las sedes episcopales e iglesias ocupan un puesto importante en el centro de las ciudades. A partir del siglo XIII se comienzan a construir monasterios y conventos fuera de las murallas, que a su vez favorecerían el surgimiento de nuevos barrios.

Constituye el centro religioso. El arte gótico se especializó en la construcción de iglesias, y la catedral es el edificio más emblemático de este estilo.

Mercado

No solo las plazas sino también las calles principales formaban el mercado; sin embargo, existían plazas donde se reunían varios gremios para ofrecer sus mercancías. Las plazas, así, constituían otro polo céntrico.

Viviendas

Todas las viviendas se agrupaban en grandes manzanas; las casas eran estrechas y alineadas, con un gran huerto hacia atrás. Las manzanas, entonces, tenían hacia el interior un enorme espacio que era utilizado para labores hortícolas, con un camino interno de servicio que discurría paralelo a las calles externas.

Eran estrechas porque las vigas de madera no permitían espacios de mayores luces, y los muros de carga no podían estar muy separados unos de otros. En ellas transcurría la vida de los habitantes, y no importaba lo rica o pobre que fuese la familia, en la casa cohabitaban parientes y servidumbre con los dueños.

Universidades

La creación de las universidades generó un nuevo foco de actividades a su alrededor (por ejemplo, la creación de libros de texto), lo que significó que el conocimiento ya no estaba solo en manos de los monjes.

Ejemplos de ciudades medievales

París, Francia

París, además de la Ciudad Luz y capital de Francia, fue una ciudad importante en la Europa medieval. Después de las infructuosas invasiones que sufrió a manos de los vikingos en el siglo IX, Hugues Capet, rey de los francos, se asienta en ella y la reforma por completo.

El río Sena la atraviesa en tres partes, siendo el Sena la principal vía comercial de la ciudad.

Carcasona, Francia

Esta ciudad francesa está ubicada al sur de Francia, y es un ejemplo perfecto de ciudad medieval. Fíjate en sus murallas, en el trazado irregular de sus calles, en la plaza y en las casas amontonadas unas con otras. La ciudadela amurallada fue restaurada en el siglo XIX por Eugene Viollet-le-Duc.

Lübeck o Lubeca, Alemania

Esta ciudad fue el primer puerto alemán con salida al Mar Báltico. Fue fundada en 1143 y se convirtió en una de las principales ciudades de la llamada Liga Hanseática, una federación comercial de las ciudades del norte de Alemania y de Suecia, Países Bajos, Rusia y Polonia.

Venecia, Italia

Ubicada en el noreste de Italia, Venecia fue construida sobre un archipiélago de 118 islas pequeñas, unidas por 455 puentes. Es una ciudad completamente peatonal y el tráfico discurre por los canales.

Dubrovnik, Croacia

Dubrovnik es una ciudad costera de la República de Croacia, cerca de la frontera con Bosnia y Herzegovina. Está levantada en las faldas de la montaña de San Sergio, que cae sobre el mar Adriático.

Sus murallas y fortificaciones son típicas de una ciudad medieval, y fue centro de las artes y las ciencias. Se la conoce también como la “perla del Adriático”.

York, Inglaterra

Esta ciudad antigua de 2.000 años de historia fue fundada en el año 71 d.C. por los romanos. Se convirtió en la capital del reino de Northumbria con la llegada de los anglos, y los vikingos la tomaron en 866 bautizándola como Jórvik, de donde viene su actual nombre.

Está situada al norte de Inglaterra. De la época medieval se conservan algunas casas de madera (sobre todo en el barrio de Shambles, entre el castillo y la catedral), sus murallas y las puertas de la ciudad.

Toledo, España

Enclavada en la margen derecha del río Tajo, Toledo se levanta en una colina rodeada por un meandro. Es una ciudad antigua que fue cambiando con el pasar de los siglos, y se convirtió en una ciudad medieval de gran importancia.

Se conoce con el nombre de “ciudad de las tres culturas” porque durante siglos convivieron cristianos, judíos y musulmanes en sus sinuosas calles.