Pensamiento intuitivo: qué es, características, desarrollo, ejemplos
¿Qué es el pensamiento intuitivo?
El pensamiento intuitivo es un tipo de conocimiento que adquirimos sin tener que realizar ningún tipo de razonamiento. Se considera que se produce por la acción del subconsciente, la parte de nuestra mente a la que no podemos acceder a voluntad pero que procesa una cantidad enorme de información.
En general, no podemos elegir cuándo vamos a hacer uso del pensamiento intuitivo. En cambio, en ciertas situaciones sentimos una intuición: una sensación que nos indica el curso de acción que creemos que debemos seguir o la respuesta a un interrogante. Solemos referirnos a estas sensaciones como “presentimientos” o “corazonadas”.
El estudio de la intuición ha sido uno de los temas fundamentales para disciplinas como la psicología del pensamiento. En este artículo encontrarás la respuesta a algunos de los mayores interrogantes sobre esta habilidad.
Características del pensamiento intuitivo
Es un proceso muy complejo
A pesar de que a nosotros nos parece algo totalmente natural hacer uso de nuestras intuiciones, las últimas investigaciones al respecto han descubierto que se trata de algo tremendamente difícil. De hecho, es algo que ningún tipo de inteligencia artificial ha logrado reproducir hasta ahora.
Para tener algún tipo de pensamiento intuitivo, nuestro cerebro debe ser capaz de procesar miles de millones de datos por segundo. Sin embargo, debido a que la encargada de hacerlo es nuestra mente inconsciente, nosotros no nos damos cuenta del esfuerzo que esto conlleva.
Por el contrario, a nuestra consciencia tan solo llegan los datos ya procesados, por lo que nuestra sensación es la de que las intuiciones tan solo “surgen”. Esto contrasta con nuestra experiencia al tratar de realizar tareas complejas de manera consciente, como por ejemplo resolver problemas matemáticos.
Sin embargo, la cantidad de procesamiento necesaria para hacer este tipo de operaciones es totalmente alcanzable por hasta el más antiguo de los ordenadores, mientras que ninguna máquina hasta ahora ha sido capaz de emular las intuiciones humanas. Esto nos da una idea de la cantidad de datos que procesa realmente nuestro inconsciente.
Mejora con la práctica
Una de las investigaciones más interesantes relacionadas con el pensamiento intuitivo es la que examinó las diferencias en el mismo en función de la práctica de las personas en una determinada disciplina. Los resultados mostraron que, lejos de tratarse de algo innato, las intuiciones aumentaban con la maestría.
Por ejemplo, un jugador novato de tenis apenas tendría intuiciones sobre la trayectoria de la pelota o la manera en la que tiene que golpear.
Por el contrario, alguien que lleve muchos años jugando habría acumulado datos suficientes como para generar toda clase de pensamientos intuitivos sobre estos aspectos.
Pertenece al cerebro límbico
Tradicionalmente se han dividido las estructuras cerebrales en tres grupos: las que se encargan de los instintos y la supervivencia más básica, las que tienen que ver con las emociones y las relacionadas con la lógica y el pensamiento consciente.
La intuición estaría ubicada en ciertas estructuras pertenecientes al sistema límbico, el que se encarga de las emociones. Debido a que las partes más antiguas del cerebro suelen controlar a las más recientes, el pensamiento intuitivo tiende a dominar a nuestro análisis lógico.
Por eso es común ver que una persona descarta algo que parece evidente en un análisis racional para seguir lo que le dice una corazonada. En este caso, su sistema límbico le estaría mandando una señal que su cerebro lógico no puede superar.
¿Cómo se desarrolla el pensamiento intuitivo?
Las investigaciones sobre la intuición han mostrado que, en la mayoría de los casos, no nacemos con esta capacidad. Por el contrario, desarrollar el pensamiento intuitivo es un proceso que requiere la recopilación de muchísimos datos, y que mejora cuanto más se domine determinado ámbito.
Entonces, ¿por qué nos resulta tan natural tener intuiciones en ciertos momentos? La respuesta estaría en que hemos acumulado una cantidad enorme de información sobre ciertos temas a lo largo de nuestra vida, por lo que ahora nuestro cerebro puede formar este tipo de pensamientos sin que nosotros tengamos que hacer ningún esfuerzo.
Un ejemplo sería la capacidad para reconocer el estado emocional de una persona. A pesar de que a nosotros nos resulta sencillo saber si alguien está triste o alegre con solo mirarle, los investigadores del campo de la inteligencia artificial han descubierto que hacerlo es realmente complejo.
Sin embargo, debido a que desde que nacemos estamos observando a otras personas y analizando cómo se sienten, para el momento en el que llegamos a nuestra vida adulta ya somos unos expertos leyendo estados emocionales. Este proceso de interiorización sigue cuatro fases, sin importar el ámbito del que estemos hablando:
Incompetencia inconsciente
Antes de comenzar a aprender algo, somos tan ignorantes sobre el tema que ni siquiera somos conscientes de lo que no sabemos.
En este punto somos incapaces de tener ningún tipo de intuición en este aspecto concreto de nuestra vida, y las que tengamos estarán equivocadas.
Incompetencia consciente
Cuando comenzamos a hacer un esfuerzo consciente para aprender sobre algo, nos damos cuenta en primer lugar de todas las cosas que aún no sabemos.
Aquí tampoco somos capaces de tener intuiciones acertadas, pero al menos nos damos cuenta de que las que teníamos antes son erróneas.
Competencia consciente
Cuando ya hemos practicado lo suficiente, somos capaces de analizar las situaciones de manera correcta y de saber lo que tenemos que hacer en cada momento.
Sin embargo, en esta tercera fase todavía no hemos interiorizado los conocimientos, por lo que estos análisis siempre requieren un esfuerzo. El pensamiento intuitivo aún no se ha desarrollado.
Competencia inconsciente
Finalmente, con el suficiente tiempo y una práctica adecuada, nuestro cerebro ha sido capaz de interiorizar todo lo que hemos aprendido sobre el tema.
Aquí es donde surgirían las verdaderas intuiciones. En realidad estas no serían más que todo el conocimiento que hemos acumulado, filtrado por nuestra mente inconsciente.
Ejemplos de pensamiento intuitivo
A continuación encontrarás algunos ejemplos de intuición y pensamiento intuitivo.
– En general, somos capaces de saber cuándo alguien nos está mintiendo. Esto ocurre porque nuestro cerebro puede analizar millones de datos de la expresión facial del otro, conocidos como “microgestos”.
– Muchas veces sentimos si un curso de acción es adecuado o no. La emoción que nos advierte de ello nace de las experiencias similares que ya hemos vivido anteriormente.
– Cuando dominamos una disciplina, como la música o el deporte, somos capaces de realizar grandes proezas de forma intuitiva. Esto ocurre porque llevamos cientos de horas de práctica a nuestras espaldas, que nuestro cerebro procesa para darnos una respuesta.
– Un policía sabe identificar a un sospechoso.
– Un bombero sabe identificar cuando una zona de una casa está a punto de caerse.
– Un médico sabe identificar señales de enfermedades de forma intuitiva.