Psicología

Sigmund Freud: biografía, teorías, aportes, obras


Sigmund Freud (1856 – 1939) fue un médico neurólogo que se hizo famoso como el padre del psicoanálisis. Sus aportes intelectuales y filosóficos dieron una nueva visión al pensamiento occidental del siglo XX.

Revolucionó la aproximación a la psiquiatría y a la psicología, al crear conceptos y teorías que rompieron con los métodos establecidos. El psicoanálisis no solo cambió la forma de interpretar y dar tratamiento a enfermedades mentales, sino que moldeó aspectos de la cultura de la época.

Freud logró mostrar un nuevo aspecto clave en la construcción del concepto de humanidad, con el que dejó a un lado al hombre social, al religioso y al económico, y mostró en primer plano al hombre psicológico, cuyo proceder no solo va de la mano de elementos externos.

Los postulados de Sigmund Freud dieron luz acerca de la estructura y funcionamiento de la psique. Entre otros puntos planteó que la raíz del comportamiento yace en los deseos o pensamientos reprimidos.

A pesar de eso, muchos de los dogmas que rigen al psicoanálisis no pueden ser comprobados y son acusados de poseer escaso rigor científico, por lo que es considerado por algunos una escuela filosófica más que una científica.

Índice del artículo

Datos importantes

Los conceptos que Sigmund Freud popularizó se convirtieron más temprano que tarde en piezas fundamentales de la cultura del siglo XX, así como del imaginario popular de la sociedad hasta nuestros días.

Influyó en campos diversos, siendo uno de los más destacados el surrealismo en la pintura, cuyos grandes exponentes tomaron la interpretación de escenarios oníricos como punto de partida para sus creaciones.

Los métodos propuestos por Sigmund Freud fueron evolucionando. Al principio defendió el uso de la hipnosis y el método catártico, en el que el paciente recordaba las memorias reprimidas. Luego descubrió que la asociación libre y la interpretación de los sueños podían dar mejores resultados.

Biografía

Sigismund Schlomo Freud nació el 6 de mayo de 1856 en Freiberg, una población de Moravia en el entonces Imperio Austríaco. La ciudad en la que el futuro padre del psicoanalismo tomó sus primeros respiros actualmente es llamada Příbor y está en República Checa.

Su padre fue Jakob Freud, un hombre de mediana edad (41 años al momento del nacimiento de Sigmund), que se dedicaba al comercio de lana y provenía de una familia de judíos jasídicos, aunque él mismo fue considerado librepensador.

La madre de Freud fue una joven llamada Amalia Nathansohn, la cual era la tercera esposa de Jakob. Sigmund tenía dos hermanos mayores del primer matrimonio de su padre, además de un sobrino que era un año mayor y con quien tuvo una relación muy cercana.

Tuvo siete hermanos menores,  cinco niñas y un varón lograron sobrevivir, mientras que otro falleció durante la infancia.

En la época, la situación económica de los Freud era complicada en su pueblo natal. Por eso Jakob consideró que la mejor opción era llevar a su familia a una ciudad más desarrollada. En 1859 se trasladaron a Leipzig donde estuvieron radicados un año.

En 1860 decidieron asentarse en Viena, donde transcurrió la mayor parte de la vida de Sigmund Freud.

Educación

A pesar de que la familia Freud no contaba con una buena posición económica, Jakob hizo los esfuerzos necesarios para procurarle una educación de alta calidad al mayor de los hijos de su tercer matrimonio, Sigmund.

En 1865 Freud entró en el Leopoldstädter – Kommunal – Realgymnasium. Allí destacó entre sus compañeros y no desperdició la oportunidad que sus padres se empeñaron en otorgarle. Al contrario, supo dignificarles cuando recibió honores en 1873.

Sigmund Freud tuvo una buena disposición para el aprendizaje las lenguas desde temprano. Entre los idiomas que logró dominar estuvieron el alemán, francés, italiano, inglés, español, hebreo, latín y griego.

Se debatió durante un tiempo entre las dos profesiones que eran ofrecidas entonces para los jóvenes judíos: derecho y medicina.

Un relato de la época asevera que escogió la opción de convertirse en doctor tras escuchar la lectura de un texto escrito por Goethe acerca de la naturaleza. A pesar de que fue la profesión que seleccionó, no era gran admirador del oficio de médico e, incluso, llegó a catalogarlo como “repulsivo”.

Lo que sí llamaba poderosamente su atención era convertirse en un científico. Su ambición principal desde los inicios fue lograr ampliar el conocimiento acerca de la condición humana.

Medicina

Tras comenzar su carrera en la Universidad de Viena, Freud recibió clases de profesores como Franz Bertrand, quien impartía filosofía. También tomó lecciones con Carl Claus que era el profesor de zoología.

Sin embargo, su mayor mentor durante estos años fue Ernst Brüke, director del Laboratorio de Fisiología de la Universidad de Viena, donde Sigmund Freud pasó seis años investigando en el área de neurología.

Su principal rama de interés al principio de la carrera fue el cerebro humano, específicamente la composición de sus tejidos y las investigaciones que realizó colaboraron con el posterior descubrimiento de las neuronas.

Tras volverse especialista en neurología, Freud recibió el grado de doctor en Medicina en 1881, cuando contaba con 25 años.

Mientras trabajaba en el laboratorio de Brüke, Freud conoció a uno de sus grandes amigos, Joseph Breuer, de quien aprendió mucho y que le sirvió como modelo a seguir al inicio de su carrera.

En 1882 Sigmund Freud comenzó a trabajar como asistente clínico de Theodor Meynert, psiquiatra del Hospital General de Viena. También pasó un tiempo sirviendo a las órdenes de Hermann Nothangel, un internista del mismo centro de salud.

Primer amor

Otro de los eventos importantes en la vida de Freud durante 1882 fue el conocer a Martha Bernays, con quién se comprometió. La joven provenía de una familia muy influyente y adinerada por eso fue que, en ese momento, un chico recién graduado no cumplía las expectativas del padre de Martha.

Aunque no se opusieron a la futura unión de Freud y Bernays, concluyeron que era preferible esperar un tiempo, para que al muchacho le diese tiempo de hacerse con un nombre y con el suficiente estatus para poder proveer de lo necesario a Martha y a la familia que habrían de formar.

Investigación sobre la cocaína

En 1884 Sigmund Freud publicó un estudio acerca de las propiedades terapéuticas que poseía la cocaína (Über coca). Aunque luego se descubrieron aplicaciones prácticas en las que la cocaína podía ser usada como calmante, Carl Koller tomó todo el crédito por eso, ya que no citó a Freud.

En general, esta investigación resultó un fracaso para Freud quien deseaba encontrar propiedades antidepresivas en la sustancia.

No solo no logró los resultados esperados sino que su imagen se vio en entredicho, especialmente porque falló al tratar de curar la adicción a la morfina de Ern von Fleischl-Marxow.

En lugar de salvar a su amigo de su adicción primaria le generó dependencia a la cocaína y, finalmente, von Fleischl-Marxow falleció. El mismo Freud llegó a experimentar con esta sustancia, aunque nunca desarrolló una adicción.

París

A pesar del revés que le provocó el incidente de la cocaína, Freud fue nombrado docente en neuropatología de la Universidad de Viena en 1885, pero el cargo no generaba ningún tipo de beneficios económicos.

Ese mismo año ganó una beca que le permitió viajar a París, Francia, durante 4 meses y medio. Allí Sigmund Freud pudo pasar un tiempo en la Clínica Salpêtrière y trabajó con uno de las figuras que provocaba en él gran admiración: Jean-Martin Charcot.

Conoció de primera mano el método del francés para tratar a las pacientes que presentaban “histeria” y fue este quien le introdujo una importante interrogante que fue base para toda su vida como profesional: ¿La raíz de los problemas podría estar en la mente y no en cerebro?

Charcot empleaba un tratamiento que consistía en inducir la hipnosis al paciente y luego aplicar sugestión para aliviar su padecimiento. Durante un tiempo el sujeto podía mostrar mejoría en los síntomas de la histeria.

Carrera privada

A principios de 1886 Sigmund Freud volvió a Viena y estableció su consulta privada. Durante esos años solía intercambiar muchas ideas con Joseph Breuer, quien le derivó el caso de una de sus pacientes: Anna O.

En este momento, para Sigmund era una suerte ser aprendiz de Breuer y quedó maravillado por el método empleado por su mentor con Anna O. La repercusión de esa historia en el psicoanálisis fue muy profunda.

La mujer entre otros síntomas había desarrollado parálisis parcial, no podía tomar agua y había olvidado su idioma materno (alemán), por lo que se comunicaba en francés. Durante la hipnosis aparecieron recuerdos que no tenía despierta y tras conversarlos sus síntomas desaparecieron.

A este método Breuer lo denominaba la “cura del habla” y fue empleado por Freud en sus primeros años como terapeuta.

Sin embargo, con el paso del tiempo Freud pudo notar que al acostar al paciente en un sofá cómodo (diván), ubicarse en un lugar lejos de la vista de la persona y solicitar que expresara todo lo que pasaba por su mente, esos recuerdos también aparecían.

A este método Sigmund Freud le denominó “asociación libre”.

Matrimonio

En septiembre de 1886 se produjo la unión tan anhelada por los enamorados: Sigmund Freud y Martha Bernays contrajeron matrimonio. Había logrado en cuatro años procurarse un estatus adecuado para que los padres de la muchacha accedieran a su boda.

Se mudaron al distrito histórico de Viena, a un apartamento en el que pasarían la mayor parte de sus vidas. A pesar de que Freud era sumamente celoso de su esposa y resentía todos los afectos que ella poseía, incluyendo el de su suegra, la pareja tuvo un matrimonio duradero.

Algunos afirmaron que Martha fue uno de los grandes soportes en la vida de Freud y que su apoyo fue clave para el desarrollo de su carrera científica. En 1887 nació la primera hija de los Freud, a la cual llamaron Mathilde. Dos años más tarde llegó un varón de nombre Jean-Martin.

En 1891 nació Oliver y a este le siguió Ernst un año después. Sophie, la segunda hija llegó a la familia en 1893 y Anna la menor, y sucesora de del trabajo de su padre en el mundo del psicoanálisis, nació en 1895.

En 1896 Minna, hermana de Martha, se mudó a la casa de los Freud y su cercanía con Sigmund provocó todo tipo de rumores en los que se afirmaba que eran amantes.

Inicios del psicoanálisis

En 1895 Sigmund Freud y Joseph Breuer publicaron una obra conjunta a la que llamaron Estudios sobre la histeria. Allí estaba sembrada la idea del psicoanálisis aunque todavía no se había desarrollado por completo.

Al año siguiente se terminó tanto la relación de colaboración intelectual como la amistad entre Breuer y Freud, porque el primero no consentía el planteamiento de Freud en el que parecía indicar que todos los problemas tienen una raíz sexual.

El padre del psicoanalismo también tuvo una cercana amistad con Wilhelm Fliess, con quien discutía sus ideas acerca del nuevo modelo para aproximarse a la mente humana y sus problemas.

La bisexualidad y la sexualización infantil son algunos de los puntos que se cree pudieron estar influenciados por la visión de Fliess.

En 1896 el término “psicoanálisis” había sido formalmente acuñado y empleado por Freud. Concluyó entre otras cosas que los recuerdos de eventos sexuales tempranos expresados por los pacientes no eran reales, sino deseos reprimidos que podían degenerar en una patología mental.

Eso junto con el autoanálisis al que se sometió desde 1886, en el que descubrió su hostilidad secreta hacia su padre y la competencia por el afecto de la madre, lo llevaron a generar una de las teorías básicas del psicoanálisis: el complejo de Edipo.

Desarrollo teórico

En su segunda obra La interpretación de los sueños, Sigmund Freud comenzó a referirse a la estructura mental en sus tres etapas: el inconsciente, el preconsciente y el consciente.

Además, acuñó otro importante término como fue “libido”, con el que se refería a una energía mental, aunque no especificó que estuviese únicamente relacionada con los impulsos sexuales del individuo.

El público se interesó poderosamente en su trabajo, especialmente después de que planteó el análisis de los sueños como uno de los métodos freudianos. Freud consideraba que lo onírico era una vía directa hacia el inconsciente.

El impacto de esto no se enmarcó únicamente en el psicoanálisis sino que llegó hasta la cultura popular.

Freud continuó construyendo las bases teóricas del psicoanálisis en obras posteriores como:

La psicopatología de la vida diaria, 1902.

Bromas y su relación con el inconsciente, 1905.

Tres ensayos en la teoría de la sexualidad, 1905. En este acuñó términos tales como “pulsiones” y “perversos polimorfos”, además argumentó que allí se encontraban las bases de la identidad sexual de los individuos.

Primeros seguidores

Cerca de 1902 Sigmund Freud comenzó a ser reconocido, al igual que su novedosa teoría; el psicoanálisis. Recibió un cargo en la Universidad de Viena, siendo nombrado como profesor extraordinario.

Aunque esa posición estaba desprovista de salario o de clases fijas dentro de la casa de estudios superiores, le brindaba un gran prestigio como médico.

Algunos piensan que la baronesa Marie Festrel pudo haber tenido que ver en el nombramiento que se le concedió a Freud.

También durante este año otros doctores interesados en las teorías freudianas decidieron comenzar a reunirse. El día en el que pautaron sus juntas dio nombre a su grupo: Sociedad Psicológica de los Miércoles.

Especialmente debatían casos de psicología y neuropatologías. Allí el psicoanálisis dejó de ser una teoría o una práctica aislada, empleada únicamente por su creador, y pasó a convertirse en una corriente, no era un método aislado.

Los miembros originales de la sociedad, todos de origen judío, fueron: Sigmund Freud, Wilhelm Stekel, Alfred Adler, Max Kahane y Rudolf Reitler.

Pero el movimiento no se detuvo  y para 1906 ya la sociedad contaba con 16 miembros. Ese mismo año Freud comenzó a compartir ideas con Carl Jung, quien ya era conocido en el medio de la academia y de la investigación; en 1907 Jung se adhirió a la Sociedad Psicológica de los Miércoles.

Expansión

En 1908 decidió crearse una nueva institución que fuese más apropiada para el impacto que se estaba generando con el psicoanalismo en la intelectualidad del momento. El nuevo nombre que se empleó fue Sociedad Psicoanalítica y Freud fue nombrado su presidente.

Se formaron capítulos en otras ciudades como Zürich. Ese mismo año se dio la primera reunión formal de todos los afiliados en el Hotel Bristol de Salzburgo. Acudieron 42 personas y se decidió crear una publicación (Jahrbuch für psychoanalytische und psychopathologishe Forschungen) que quedó a cargo de Jung.

Auge internacional

En 1909 Sigmund Freud, Carl Jung y Sándor Ferenczi fueron invitados a brindar conferencias sobre el psicoanálisis en la Universidad de Clark, Massachusetts, Estados Unidos. Allí también el padre del movimiento recibió un doctorado honorífico que elevó su reputación a las nubes.

Despertaron el interés tanto de los medios como de figuras de la talla de James Jackson Putnam, quien, junto con Ernest Jones, fundó la Asociación Psicoanalítica Americana en 1911. Al tiempo que Abraham Brill creó la Sociedad Psicoanalítica de Nueva York.

Alfred Adler y Wilhelm Stekel iniciaron una revista mensual en 1910. Al año siguiente Otto Rank comenzó otra publicación en la que abordaba la cultura y literatura desde la óptica psicoanalítica.

En 1910 Adler comenzó a presidir la Sociedad Psicoanalítica. Ese mismo año se unió la primera mujer llamada Margarete Hilferding y en 1911 entraron dos nuevas miembros femeninas, Tatiana Rosenthal y Sabina Spielrein, ambas rusas.

Durante el Congreso de Nuremberg de 1910 se fundó la Asociación Internacional de Psicoanalistas y Carl Jung fue escogido como presidente con la aprobación de Sigmund Freud.

Ruptura

El primer miembro en comenzar a deslindarse de las ideas freudianas fue Alfred Adler. Freud le había dejado a cargo de la Sociedad Psicoanalítica con el propósito de contener sus diferencias teóricas y proporcionarle cierto grado de autoridad en el círculo.

Desde 1909 ambos presentaban ideas disímiles acerca de las neurosis, pero no fue sino hasta 1911, durante la reunión en Viena, que Adler renunció a su puesto como presidente de la Sociedad Psicoanalítica y se separó del grupo, secundado por Stekel, quien fungía como vicepresidente.

Stekel, junto con Adler y otros nueve miembros, conformaron la Sociedad para el Psicoanálisis Libre a la que posteriormente rebautizaron como Sociedad para la Psicología Individual.

La psicología del inconsciente de Carl Jung salió en 1912 y a través de ella, el autor rompió con los puntos propuestos por Sigmund Freud. El nombre de la nueva teoría de Jung fue “Psicología analítica” y con ella suplantaba al psicoanálisis.

En ese momento Jones, previendo la nueva ruptura, inició lo que denominó como el “Comité de los leales” (1912) cuya función sería proteger las ideas y coherencia teórica del psicoanálisis. Los miembros fueron Freud, Jones, Abraham, Rank, Ferenczi y Sachs.

Sin embargo, Jung continuó adscrito a la corriente hasta 1914, cuando renunció al cargo de presidente de la Asociación Internacional de Psicoanalistas y partió definitivamente de los postulados freudianos.

Introducción al psicoanálisis

Sigmund Freud continuó engrosando las teorías del psicoanálisis con obras como Sobre el Narcisismo en la que mencionó por primera vez un concepto fundamental el “yo ideal” que se transformó con el tiempo en el “superyó”.

Entre 1915 y 1917 Freud dictó y luego publicó una serie de conferencias en la Universidad de Viena a las que bautizó como Introducción al Psicoanálisis.

La expansión del movimiento no acababa, Ernest Jones fundó la Sociedad Psicoanalítica de Londres (1913), que en 1919 pasó a ser la Sociedad Psicoanalítica Británica, sin los miembros jungianos. La última fue presidida por Jones hasta 1944.

También Jones fue el fundador del Instituto de Psicoanálisis en 1924 y de la Clínica de Psicoanálisis de Londres, ambos entres dirigidos por él.

Más allá del principio del placer (1920) fue el testigo de la profundización de Freud en un tema controversial como fueron las “pulsiones”. Luego El yo y el ello representó un parte aguas en la teoría freudiana.

Cáncer

En 1923 Freud fue diagnosticado con cáncer en el paladar, aunque algunos afirman que el diagnóstico le fue ocultado por miedo a que decidiera acabar con su vida. El padre del psicoanálisis había sido fumador de puros durante la mayor parte de su vida.

Esa enfermedad llevó a que Freud tuviese que ser intervenido quirúrgicamente más de 30 veces. También fue menguando su salud y sus capacidades físicas, le produjo sordera en el oído derecho y tuvo que usar una prótesis de paladar durante un tiempo.

Nunca abandonó el hábito del tabaco, incluso cuando, de acuerdo con algunos historiadores, le fue recomendado por algunos de sus médicos. No obstante, es resaltable que no fue sino hasta la década de 1950 que los efectos del tabaco se volvieron ampliamente conocidos.

El mismo año de la publicación de El malestar en la cultura (1930), Freud recibió el Premio Goethe por sus contribuciones a la psicología y a la literatura alemana.

Cuando Hitler y el Partido Nacionalsocialista Alemán llegaron al gobierno en 1933, se dio la famosa quema de libros.

Entre títulos se encontraban obras de Freud y otros psicoanalistas. Sin embargo, esto no provocó alarma en su fundador quien se encontraba confiado en que ese evento no pasaría a mayores.

Huida de Viena

En 1936 Sigmund Freud fue nombrado miembro de la Real Sociedad de Londres para el Avance de la Ciencia Natural. Para este momento el padre del psicoanalismo todavía no pensaba que tendría que abandonar el país.

Fue en 1938, cuando los alemanes ocuparon Austria, que la verdadera persecución para él y su familia comenzó. Por ser judío y psicoanalista fue calificado como enemigo del Tercer Reich.

Aunque no quería dejar Austria dos eventos lo llevaron a darse cuenta de que su partida era un imperativo. Allanaron su domicilio y una editorial de material psicoanalítico, durante todo el día mantuvieron detenido a su hijo Martín.

Luego la Gestapo interrogó a su hija menor y la más cercana a él: Anna Freud. Fue trasladada al cuartel general y allí procedieron a someterla a una serie de preguntas.

Una de sus pacientes más influyentes era Marie Bonaparte, descendiente de Napoleón. Gracias a ella Ernest Jones, Freud y algunos de sus familiares pudieron conseguir salvo conductos para salir del país.

También colaboraron el proceso Sir Samuel Hoare y otro de sus antiguos pacientes, el embajador de Estados Unidos en Francia William Bullitt. Antes de irse los nazi les hicieron firmar un documento en el que afirmaban que les “habían tratado con respeto”.

Años en Londres

Antes de ir a Inglaterra, los Freud pasaron por Francia y se alojaron unos días en la residencia de Marie Bonaparte. Allí personalidades como Salvador Dalí, padre del surrealismo, y Leonard y Virginia Woolf acudieron a conocerle y a expresarle su respeto.

Cuatro hermanas de Freud no consiguieron que se tramitaran sus salvoconductos y todas murieron tiempo después en un campo de concentración nazi.

Los Freud pudieron asentarse, finalmente, en Londres. En su nueva casa se recreó casi a la perfección el consultorio de Sigmund en Viena.

Recibió pacientes hasta que su salud se lo permitió y en 1938 publicó Moises y el Monoteísmo, entonces ya se encontraba muy afectado por el cáncer.

Muerte

Sigmund Freud falleció el 23 de septiembre de 1939 en Londres, Inglaterra. Llevaba tiempo padeciendo de intensos dolores provocados por su enfermedad, siendo tal su sufrimiento que ya no podía realizar casi ninguna actividad cotidiana.

Acudió a su amigo y doctor Max Schur, y le recordó una promesa que este le había hecho: no dejarlo padecer una agonía sin propósito alguno. Freud le dijo que su vida era una constante tortura y que si su hija Anna estaba de acuerdo quería acabar con el sufrimiento.

Aunque al principio la menor de los Freud no quería que su padre muriera, finalmente accedió y el 21 y el 22 de septiembre se le administraron sendas inyecciones de morfina, que la madrugada del 23 propiciaron la muerte del médico austríaco.

Se ha especulado acerca de si a Freud se le administró una tercera inyección y se ha dicho que la encargada de hacerlo pudo ser Josephine Stross, aunque no fue confirmado.

El 26 de septiembre sus restos fueron incinerados en el Crematorio de Golders Green y depositados en una crátera griega que le había obsequiado Marie Bonaparte. Cuando su esposa Martha falleció en 1951 sus restos fueron unidos con los de Sigmund Freud.

Teorías de Freud

Inconsciente

Uno de los puntos clave para las teorías freudianas fue la estructura psíquica en la que se marcaba una clara diferencia entre los tres estados que Freud consideraba que existían en la mente humana: el inconsciente, el preconsciente y el consciente.

El médico austríaco planteó que en la filosofía y otras áreas estos estados mentales, especialmente el inconsciente, eran aceptados mientras que la psicología lo había relegado a un segundo plano.

Para Freud el individuo tiende a reprimir algunas ideas. Sin embargo, no las desecha por completo, sino que continúan dentro de la mente aunque no en la etapa consciente. Estas ideas o deseos pueden reaparecer bajo circunstancias específicas en el estado de consciencia.

En esta teoría la inconsciencia no es un estado superior de la mente, es decir, una supraconsciencia, sino que es una cámara separada de la consciencia a la que esta nunca tendrá acceso.

No obstante, se pueden revelar algunos detalles de lo que habita al inconsciente en los sueños, los chistes, los lapsus y otros episodios, dando lugar al denominado preconsciente.

Ya que lo único que puede saberse acerca de aquello que habita el inconsciente es lo que permea al preconsciente, el psicoanális representa un modelo de traducción del mensaje que envía el inconsciente al individuo.

Sueños

Aunque el sueño suele esconder mensajes del inconsciente, en un estado normal, su significado suele ser disfrazado para no perturbar al individuo, por lo que no es fácil decodificarlo.

El contenido más rico en información es aquel que llega en los estados de conflicto en el que la inconsciencia intenta manifestarse y es bloqueada por el “yo”.

Según Freud, el contenido de los sueños suele ser vigilado y censurado por el preconsciente para no despertar a la persona que duerme.

Al momento de analizarlos Freud recomendaba el uso de la asociación libre, pero también instruyó una gran cantidad de reglas y limitaciones entre las que se hallan:

No utilizarlo como un método aislado sino como parte del proceso psicoanalítico, tampoco incluir supersticiones o proyecciones personales del terapeuta en la interpretación, ni trabajar en el análisis onírico en ausencia del paciente.

Desarrollo psicosexual

Para Sigmund Freud, cada individuo experimenta diferentes fases en su camino hacia la madurez sexual. Se comienza en la infancia cuando según las teorías psicoanalíticas los niños son “perversos polimorfos”, ya que poseen una libido instintiva.

En ese primer momento los niños aún no poseen capacidad de valoración moral o vergüenza, por lo que podrían realizar cualquier práctica que les generase satisfacción. A partir de su nacimiento experimentarán diferentes fases, que según Freud son:

  • Oral: Entre 0 y 1 año.
  • Anal: Entre 1 y 3 años.
  • Fálica: Entre 3 y 6 años.
  • Latencia: Entre 6 años y la pubertad.
  • Genital: De la pubertad a la muerte.

En este contexto fue que Freud desarrolló su teoría acerca del complejo de Edipo, en el que el infante tiene un deseo sexual inconsciente por su madre y siente, al mismo tiempo, odio y envidia por su padre.

Según esta teoría, es en esa etapa que se produce el “complejo de castración” en los varones y en las hembras “envidia de pene”. En el caso de las mujeres, entonces su deseo sexual inconsciente dirigido a la madre cambia, tomando como objeto al padre y su odio se dirige a su progenitora.

Ello, yo y superyó

Para Freud, el aparato psíquico tenía tres grandes apartados constituían la estructura mental. El ello controla los instintos del ser humano, por otro lado, el superyó es el encargado de hacer cumplir las directrices morales.

En este caso es el yo el mediador entre ambos extremos y concilia un equilibrio adaptado a la realidad.

La estructura planteada por Freud es únicamente psíquica, puesto que no se corresponde con ningún lugar específico del cerebro o un área dedicada a realizar dichos procesos.

Este modelo tiene su analogía con la primera estructura propuesta por Sigmund Freud, el ello y el subconsciente tienen una labor y un proceso similar, no pueden ser conocidos sin la mediación en un caso el yo y en el otro del preconsciente.

Pulsiones

Son las fuerzas derivadas de tensiones somáticas que, incluso, pueden ir contra los instintos. Freud mostró las diferencias entre los conceptos de instinto y pulsión.

Al primero lo calificó como un impulso provocado por excitación y tensión corporal que al obtener el objeto de deseo se satisface. Mientras tanto, dijo que las pulsiones nunca quedan satisfechas completamente, además no cuentan con un objeto específico que pueda satisfacerlas.

Las pulsiones no solo son sexuales, es decir aquellas relacionadas con la libido, sino que también pueden ser de vida o de muerte. Las primeras guían al individuo hacia su autopreservación y reproducción, mientras que las segundas hacia su autodestrucción.

Aportes a la psicología y a la ciencia

Una de las grandes contribuciones de Sigmund Freud a la psicología y a la ciencia en general fue el hecho de abordar los problemas de la mente, que existieron siempre con una perspectiva novedosa.

No se enfocó solo en lo físico, puesto que se dio cuenta de que se trataba de enfermedades mentales. Para una parte de la comunidad de la psicología, Freud fue uno de los pioneros en el estudio de la estructura de la mente y su funcionamiento.

Sin dudas rompió esquemas en cuanto a la sexualidad humana, aunque algunos consideran que su enfoque estuvo errado.

En gran medida influenciado por Charcot y su método para tratar a las mujeres que sufrían de histeria logró descubrir un modelo más sencillo, pero mejor sustentado, y aplicable tanto a hombres como mujeres que pudiesen presentar ciertas patologías mentales.

También, aunque muchas de sus teorías no cuentan con firmes bases cuantitativa, puso en la palestra pública ciertas enfermedades que no habían sido estudiadas hasta ese momento, pero que luego fueron abordadas desde un enfoque positivista, con lo que se les dio otras soluciones.

Críticas a su trabajo

Las críticas a las propuestas de Sigmund Freud surgieron desde el principio del planteamiento de la teoría del psicoanálisis. Uno de los ataques más relevantes que se le ha hecho es que el modelo no estaba basado en el método cuantitativo y la experimentación, que son las bases de la ciencia.

Mucho más afín con la fenomenología que con el positivismo científico: el psicoanálisis no cumple los requisitos básicos para confiar en sus teorías métodos o procesos.

Es eso lo que ha provocado que el psicoanálisis sea considerado por muchos una “pseudociencia”. También se añada que sus estudios de casos pueden haber sido alterados. Así mismo, se critica su gran dependencia de las metáforas lo que la convierten en algo poco confiable.

Otro punto que ha generado grandes polémicas es el de si el psicoanálisis en realidad escondió una sociedad de pedófilos del siglo XX, por propuestas como la de la sexualización infantil y la denominación de los niños como “perversos polimorfos”.

Para algunos psicólogos como Alice Miller y Jeffrey Masson, el psicoanálisis llega tan lejos como acusar al infante de los abusos sexuales cometidos por los adultos en su contra.

También se ha criticado la aproximación del psicoanálisis a la sexualidad femenina en la que se muestra como un proceso retorcido que es producto de una insatisfacción primaria cuyo origen se da en la infancia con la envidia de pene.

Obras completas

– Vol. I – Publicaciones prepsicoanalíticas y manuscritos inéditos en vida de Freud, 1886-1899.

– Vol. II – Estudios sobre la histeria, 1893-1895.

– Vol. III – Primeras publicaciones psicoanalíticas, 1893-1899.

– Vol. IV – La interpretación de los sueños (I), 1900.

– Vol. V – La interpretación de los sueños (II) y Sobre el sueño, 1900-1901.

– Vol. VI – Psicopatología de la vida cotidiana, 1901.

– Vol. VII – Tres ensayos de teoría sexual, y otras obras (1901-1905), Fragmento de análisis de un caso de histeria” (Caso “Dora”).

– Vol. VIII – El chiste y su relación con lo inconsciente, 1905.

– Vol. IX – El delirio y los sueños en la «Gradiva» de W. Jensen, y otras obras, 1906-1908.

– Vol. X – Análisis de la fobia de un niño de cinco años y A propósito de un caso de neurosis obsesiva”, 1909.

– Vol. XI – Cinco conferencias sobre Psicoanálisis, Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci, y otras obras, 1910.

– Vol. XII – Trabajos sobre técnica psicoanalítica, y otras obras (1911-1913), “Sobre un caso de paranoia descrito autobio-gráficamente” (Caso Schreber).

– Vol. XIII – Tótem y tabú, y otras obras, 1913-1914.

– Vol. XIV – Trabajos sobre metapsicología, y otras obras (1914-1916), “Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico”.

– Vol. XV – Conferencias de introducción al psicoanálisis (Partes I y II), 1915-1916.

– Vol. XVI – Conferencias de introducción al psicoanálisis (Parte III), 1916-1917.

– Vol. XVII – “De la historia de una neurosis infantil” (Caso del “Hombre de los lobos”) y otras obras, 1917-1919.

– Vol. XVIII – Más allá del principio de placer, Psicología de las masas y análisis del yo, y otras obras, 1920-1922.

– Vol. XIX – El yo y el ello, y otras obras, 1923-1925.

– Vol. XX – Presentación autobiográfica, Inhibición, síntoma y angustia, ¿Pueden los legos ejercer el análisis?, y otras obras, 1925-1926.

– Vol. XXI – El porvenir de una ilusión, El malestar en la cultura, y otras obras, 1927-1931.

– Vol. XXII – Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis, y otras obras, 1932-1936.

– Vol. XXIII – Moisés y la religión monoteísta, Esquema del psicoanálisis, y otras obras, 1937-1939.

– Vol. XXIV – Índices y bibliografías.

Temas de interés

Frases de Sigmund Freud.

Referencias

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