Neuropsicología

Mielencéfalo: funciones, desarrollo, daños


El mielencéfalo es una vesícula secundaria del tubo neural, situada en la zona del romboencéfalo. Esta parte del cerebro se prolonga hasta convertirse en la médula oblongata, además de formar parte también del canal central. A pesar de tener un pequeño tamaño, este área del encéfalo contribuye con varios sistemas y funciones.

Además de formar parte de las estructuras cerebrales que ya hemos visto, el mielencéfalo también está incluido en parte en el cuarto ventrículo, concretamente en su parte inferior. Por otro lado, en su interior podemos encontrar la formación reticular, un componente del cerebro que interviene en la regulación de varias funciones básicas.

El mielencéfalo, al igual que el romboencéfalo y la mayoría de estructuras cercanas, cumple un papel muy importante en el control de algunos de nuestros impulsos más básicos. Por ejemplo, se sabe que está relacionado con el estado de alerta, la atención, el ciclo sueño – vigilia, y varios instintos y reflejos que tienen que ver con la supervivencia.

En muchos aspectos el mielencéfalo es una estructura de paso entre el cerebro propiamente dicho y la médula espinal. Esto puede verse en la organización funcional y la forma que presenta, ambas muy similares a las de la médula.

Índice del artículo

Desarrollo

Del tubo neural al mielencéfalo

Cuando se forma el feto en el interior del vientre materno, este presenta un órgano conocido como tubo neural que más tarde se irá especializando y formará la mayoría de estructuras cerebrales. En una de estas especializaciones se divide para formar el cerebro posterior, en cuyo interior encontramos el romboencéfalo.

Esta división entre cerebro posterior, medio y anterior ocurre a los 28 días de la concepción, por lo que se da extremadamente pronto. Después de este momento las estructuras resultantes siguen dividiéndose, y a las 5 semanas de desarrollo del embrión ya es posible diferenciar el mielencéfalo y otros componentes similares del cerebro.

Del mielencéfalo a la médula

Como ya hemos visto, en muchos sentidos el mielencéfalo actúa como una especie de estructura intermedia entre el cerebro propiamente dicho y la médula espinal. El final de esta estructura se transforma en la medulla oblongata, y la diferenciación entre ambas puede verse tan pronto como a la semana 20 de gestación.

Partes y contenido del mielencéfalo

Juntos, el mielencéfalo y la medulla oblongata actúan como una sola estructura en el cerebro adulto. Entre sus componentes se encuentran los siguientes:

– Una porción del cuarto ventrículo, concretamente la inferior.

– El nervio glosofaríngeo (CN IX).

– El nervio vago (CN X).

– El nervio accesorio (CN XI).

– El nervio hipogloso (CN XII).

– Una porción del nervio vestibulococlear (CN VIII).

Bulbo raquídeo o medulla oblongata 

El bulbo raquídeo o medulla oblongata es una parte del tallo cerebral que sirve como conexión entre la médula espinal y el cerebro propiamente dicho. Es la versión adulta del mielencéfalo y se forma a partir del romboencéfalo. Está situada entre el puente de Varolio y la médula espinal.

Funciones

La médula oblongata y el mielencéfalo forman parte del sistema nervioso autónomo, y como tal se encargan de regular multitud de funciones básicas relacionadas con reflejos de supervivencia. Además, también juegan un papel importante en el desarrollo de funciones cerebrales más complejas, como la atención, la alerta o el ciclo sueño – vigilia.

A continuación veremos algunas de las funciones más importantes de este componente cerebral.

Respiración

El mielencéfalo cumple una de sus funciones más importantes dentro de la regulación del ciclo respiratorio. Esta estructura cerebral se encarga de monitorizar constantemente los niveles de acidificación en la sangre, para evitar que estos lleguen a niveles que pueden ser peligrosos para el organismo.

Una vez que el mielencéfalo detecta que está ocurriendo esto, su siguiente función es enviar una señal eléctrica a los tejidos musculare intercostales a través de sus conexiones neuronales.

De esta manera, los músculos de esta zona pueden aumentar su ritmo de contracción, de tal manera que entre más oxígeno en la sangre y esta vuelva a alcanzar los niveles adecuados para la supervivencia.

Control cardiovascular

Por otra parte, el mielencéfalo se encarga de regular varios componentes de la actividad del corazón y el sistema circulatorio. Aunque no es el único elemento cerebral que participa en el proceso del bombeo de la sangre, sí que se trata de uno de los más importantes.

Por una parte, el mielencéfalo y el bulbo raquídeo son los principales responsables de excitar el sistema nervioso simpático para aumentar el ritmo con el que se producen los latidos del corazón. Esto ocurre en situaciones que requieran de un mayor esfuerzo físico, como por ejemplo ante la presencia de un peligro inminente.

Además de esto, ambas estructuras cerebrales son responsables también del efecto contrario: la disminución de la frecuencia cardíaca mediante la activación del sistema nervioso parasimpático. Este fenómeno se da en las situaciones opuestas, y es el principal responsable del estado de relajación y baja alerta.

Por si esto fuera poco, el mielencéfalo y el bulbo raquídeo también son los principales encargados de regular la presión sanguínea, utilizando para ellos mecanismos como la vasodilatación y la vasoconstricción.

Atención y alerta

Debido a su control sobre los dos componentes del sistema nervioso autónomo, el mesencéfalo tiene una gran importancia en la regulación de todos aquellos procesos que tienen que ver con la atención, el estado de alerta, e incluso el ciclo de sueño – vigilia.

Reflejos

Por último, el mesencéfalo y el bulbo raquídeo están relacionados directamente con la presencia de varios reflejos e instintos necesarios para la supervivencia, y que se producen de manera totalmente inconsciente ante determinadas situaciones.

Así, por ejemplo, se sabe que este componente cerebral es el principal responsable de fenómenos tan variados como la tos, los estornudos, el reflejo de deglución, el vómito, las náuseas o el reflejo maseterino. Todos ellos están relacionados de alguna manera con la supervivencia, aunque no en todos los casos está clara su relación con ella.

Daños al mesencéfalo

Ya hemos que el mesencéfalo y el bulbo raquídeo cumplen con funciones fundamentales en la regulación de procesos básicos del cuerpo humano, como la respiración o la circulación sanguínea. Debido a ello, cualquier daño en esta parte del cerebro suele ser fatal, a menudo de manera inmediata.

Referencias

  1. “Myelencephalon” en: Science Direct. Recuperado en: 11 Abril 2020 de Science Direct: sciencedirect.com.
  2. “Myelencephalon” en: Merriam – Webster Dictionary. Recuperado en: 11 Abril 2020 de Merriam – Webster Dictionary: merriam-webster.com.
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  5. “Myelencephalon” en: Wikipedia. Recuperado en: 11 Abril 2020 de Wikipedia: en.wikipedia.org.