Definición de temporal
Del latín temporalis, el adjetivo temporal hace referencia a aquello perteneciente o relativo al tiempo. Algo temporal dura algún tiempo pero no es eterno o fijo.
Por ejemplo: “Me han hecho un contrato temporal para trabajar en la empresa por los próximos tres meses”, “Esta ubicación es sólo temporal: la idea es instalar los equipos junto a la ventana y mover los escritorios hacia la izquierda”, “Alquilamos este piso de forma temporal, ya que planeamos comprar una casa antes de fin de año”.
Temporal también puede funcionar como sustantivo, y significa una gran tormenta, una tempestad o una lluvia persistente. Suele incluir fuertes vientos acompañados de precipitaciones (lluvia o nieve) o arena en suspensión.
Por lo general se considera que un temporal surge cuando las ráfagas de viento superan los 60 kilómetros por hora. Esto implica la posibilidad de derrumbamientos, tanto de árboles como de edificios y todo tipo de estructuras creadas por el ser humano. La fuerza del viento también puede generar olas de más de 4 metros de altura: “Un temporal causó tres muertos en la costa brasileña”, “Doscientas familias perdieron sus casas por la acción de un violento temporal”, “El vuelo fue suspendido debido al temporal, y deberemos esperar hasta mañana para realizarlo”.
En sentido simbólico, se habla de “capear el temporal”, “resistir el temporal” o frases similares cuando un sujeto debe soportar situaciones difíciles: “Reconozco que me equivoqué: ahora es momento de aguantar el temporal y esperar a que las cosas se calmen”
Para la anatomía, temporal es aquello perteneciente o relativo a las sienes, como el hueso temporal o los musculos temporales.
En informática, se conoce como archivos temporales a aquellos que crean los programas cuando necesitan disponer de más memoria para continuar con su ejecución, o bien a ciertas copias de seguridad que se efectúan previamente a realizar modificaciones sobre los originales, con el propósito de poder recuperarlos si ocurriera algún error irreversible. En muchos casos, los ordenadores trabajan como lo hacemos nosotros en la vida real, buscando un espacio libre para ubicar sus herramientas, realizando las tareas que les han encargado y, en el mejor de los casos, ordenando y limpiando todo lo que hayan usado.
Sin embargo, existen muchos programas que, por diferentes razones, no eliminan los archivos temporales una vez utilizados. Esto puede deberse a problemas que tengan lugar durante la ejecución, que obliguen al usuario a interrumpir el flujo del programa por la fuerza, o bien a que los desarrolladores no se hayan tomado la molestia de indicarle a su aplicación que dejen todo tal y como lo han encontrado.
Con el correr del tiempo, la acumulación de archivos temporales genera un desperdicio de espacio en disco que, si bien no repercute gravemente en los equipos actuales, impacta en su rendimiento general. Para solucionar este uso innecesario de disco existen diversas herramientas, además de las incluidas con cada sistema operativo.
Microsoft da a sus archivos temporales la extensión «tmp», mientras que Unix (familia en la que se encuentran sistemas operativos tales como OS X y GNU/Linux) suele conservar su nombre original y añadir el carácter «~» a su extensión. Al margen de las diferencias en cuanto a la nomenclatura, todos los sistemas cuentan con una carpeta en la cual se guardan los archivos temporales.
De forma similar, los navegadores de Internet necesitan directorios en los cuales alojar sus archivos, ya que todo el contenido de la Red que visualizamos en nuestros ordenadores, en primer lugar debe ser guardado localmente. Existen diversas aplicaciones que permiten aprovechar parte de la memoria RAM para acelerar la lectura y escritura de ciertos archivos, usándola como una especie de disco virtual, lo cual resulta especialmente eficiente en el caso de los archivos temporales.