Definición de oscurantismo
El concepto de oscurantismo, que proviene del vocablo francés obscurantisme, se emplea con referencia al rechazo sistemático a la transmisión y la propagación de la cultura. También mencionado como obscurantismo, su pilar es la defensa de pensamientos y posturas que resultan reaccionarios e incluso contrarios a la razón.
El oscurantismo, por lo tanto, es una práctica que consiste en oponerse a que ciertos conocimientos y acontecimientos sean dados a conocer. Los exponentes de la Ilustración acusaban de oscurantistas a los sectores más conservadores de la sociedad, por ejemplo.
En este marco, durante el siglo XVIII era habitual que los religiosos fueran señalados como defensores del oscurantismo por los filósofos que postulaban la necesidad de promover la razón sobre la fe. Todavía hoy en día puede decirse que una postura oscurantista es aquella que no apoya el progreso científico ni los cambios culturales.
Se vincula el oscurantismo, en definitiva, a lo retrógrado. Se trata de la tendencia cuya esencia radica en negar los avances y en impedir la libre circulación del saber.
Existe también un oscurantismo que se dedica a dificultar adrede el acceso al conocimiento. Cuando un contenido resulta difícil de comprender por sus características impenetrables, su autor puede ser señalado como oscurantista.
El oscurantismo, en este caso, implicaría la apelación a abstracciones para generar un galimatías que no se puede comprobar o verificar. Puede tratarse incluso de una decisión filosófica del autor.
Recordemos brevemente el significado del término galimatías para comprender en mayor profundidad el párrafo anterior. Se trata de un lenguaje complicado que puede rozar la ausencia de sentido, ya sea porque las ideas se presentan de manera confusa o porque las frases son impropias. Incluso es posible construirlo con un texto cifrado. La falta de claridad de un galimatías no se debe a la formación intelectual del receptor sino a la forma de expresarse del emisor.
La idea de oscurantismo, por último, se usa para aludir a la falta de transparencia: “El gobierno promueve un oscurantismo institucional para ocultar sus acciones”, “El Poder Judicial se ampara en el oscurantismo”.
El origen del término nos lleva al siglo XVI, a pesar de que el oscurantismo ya se hubiera practicado mucho tiempo antes. Por aquel entonces se publicó la obra Cartas de los hombres oscuros, una sátira que se basa en la disputa intelectual entre los frailes dominicos y Johann Reuchlin, un humanista de Alemania, en torno a la decisión de quemar los libros judíos simplemente por no pertenecer al cristianismo.
A principios de siglo, el fraile Johannes Pfefferkorn había conseguido el permiso por parte del emperador romano para llevar a cabo la incineración de todas las copias del Talmud (la obra donde se reúnen las discusiones rabínicas acerca de las costumbres, la ética y la ley judías). Precisamente, en la sátira antes mencionada se ponía en ridículo a los frailes dominicanos por sus ideas en contra de estas obras y a favor de quemarlas.
En resumen, podemos decir que el oscurantismo se encuentra en el extremo opuesto a la divulgación, a la apertura y la transmisión de los conocimientos con el objetivo de crecer y progresar. Actitudes como la amenaza de quemar una obra literaria simplemente por contener ideas diferentes a las propias surgen de mentes pobres, incapaces de aceptar la diversidad o incluso de defender sus ideas frente a los demás.
No es raro que el oscurantismo se asocie con la religión cristiana, por historias como la antes mencionada y muchas otras que incluyen la censura, la persecución y la imposición de «verdades reveladas» que se presentaban de manera incuestionable. Hay quienes aseguran que la Iglesia detuvo la evolución de la humanidad durante varios siglos a causa de estas prácticas retrógradas.