El equinoccio de otoño es el momento del año que anuncia el cambio del verano al otoño, momento en el cual el día y la noche tienen la misma duración (12 horas cada uno). Cuando en un hemisferio ocurre el equinoccio de otoño, en el hemisferio opuesto ocurre el equinoccio de primavera.

En el hemisferio norte, el equinoccio de otoño ocurre entre los días 22 y 23 de septiembre aproximadamente (fecha que corresponde al equinoccio de primavera en el hemisferio sur). En el hemisferio sur, ocurre entre los días 20 y 21 de marzo (corresponde al equinoccio de primavera en el hemisferio norte).

Tanto el equinoccio de otoño como el de primavera se producen porque el Sol incide de manera directa sobre la línea del ecuador. En consecuencia, los hemisferios norte y sur reciben la misma cantidad de luz y se iguala la duración del día y la noche.

Equinoccio

A partir del equinoccio de otoño, los días empiezan a tener cada vez menos minutos de luz solar hasta llegar al solsticio de invierno, en que tiene lugar la noche más larga del año. Para poder aprovechar la luz disponible, los países con cuatro estaciones modifican su horario durante este período.

El equinoccio otoñal también anuncia que los días irán tornándose más fríos, las hojas de los árboles comenzarán a caer, y los vientos y las lluvias se harán más fuertes y frecuentes. Algunos animales empezarán a recolectar alimentos para pasar el invierno, mientras que las aves darán inicio a su viaje migratorio hacia regiones más cálidas.

¿Cuándo es el equinoccio de otoño?

Para conocer la fecha exacta del equinoccio de otoño en cada año y en cada hemisferio, consultemos las siguientes tablas.

Hemisferio norte

Hemisferio sur

Celebraciones del equinoccio de otoño

Izquierda: frutos de la cosecha. Derecha: pirámide de Chichén Itzá. Nótese la sombra en forma de serpiente.

El equinoccio de otoño inaugura las festividades de la cosecha y de acción de gracias, en las cuales se celebra y agradece por los frutos recogidos durante el año. Esto ha sido así durante miles de años, y se pueden rastrear festividades similares en culturas tan diferentes como la maya, la china o la celta.

Por ejemplo, la pirámide de Chichén Itzá en México. A partir de cada equinoccio del año, la luz solar sobre la pirámide reproduce una sombra con forma de serpiente. Esta se asociaba al descenso del dios serpiente Kukulkán. Se cree que el fenómeno fue usado por los mayas para determinar el inicio y el fin de la temporada agrícola.

En Japón, los equinoccios marcan la temporada de Ohigan, destinada a honrar a sus antepasados. En este tiempo, el sol se pone directamente sobre el oeste, lugar donde los japoneses creen que descansan los difuntos.

Otra celebración importante es el día de Acción de Gracias. No se celebra propiamente durante el equinoccio, pero sí en la estación otoñal. Al igual que otras festividades del tiempo de la cosecha, esta fiesta agradece por los frutos de la temporada.

Por ende, para las diferentes culturas del planeta, el otoño simboliza el comienzo de una temporada de recogimiento y transformación, de reflexión y planificación.

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Equinoccio y solsticio

Ahora bien, ¿qué son los equinoccios? Los equinoccios son eventos astronómicos en que el día y la noche tienen la misma duración. Esto se debe a que el ecuador de la Tierra se alinea con el Sol, de manera que la luz solar se distribuye uniformemente sobre ambos hemisferios.

Los equinoccios se producen dos veces por año, una vez entre cada solsticio. Ocurren en marzo y septiembre. El equinoccio que sigue al solsticio de invierno anuncia la primavera, mientras el que sigue al solsticio de verano anuncia el otoño.

Los solsticios son eventos astronómicos que producen la mayor diferencia de duración entre el día y la noche. Esto se debe a que el eje de rotación de la tierra está inclinado 23,4 grados. Por ende, dos veces al año el sol se alinea con los trópicos. Cuando esto ocurre, la luz se distribuye desigualmente entre cada hemisferio, de modo que alcanza la máxima diferencia de duración entre el día y la noche.

Durante el solsticio, uno de los hemisferios experimenta el día más largo del año, mientras que el hemisferio opuesto experimenta la noche más larga. De este modo, el solsticio anuncia el verano y el invierno respectivamente.

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