Chichén Itzá fue una antigua ciudad de Mesoamérica, habitada por pueblos pertenecientes a la cultura maya.

Cargada de connotaciones sagradas, Chichén Itzá funcionó como un lugar de culto y peregrinación. La disposición, uso y elementos decorativos de los monumentos reflejan la estructura social y política del pueblo maya, los dioses que adoraba y su comprensión del cosmos.

La Pirámide de Kukulkán fue concebida como un hermoso calendario gigante de piedra, levantada en honor al dios del agua y el viento. Representaciones del dios de la lluvia, Chaac, son empleadas como elemento decorativo en lugares tan emblemáticos como el Templo de los Guerreros.

Por su parte, el Observatorio está claramente orientado a la contemplación de los fenómenos celestes, lo cual da fe de los amplios conocimientos en astronomía, matemáticas y geometría que los mayas desarrollaron.

El nombre de la ciudad, Chichén Itzá, quiere decir ‘al borde del pozo de los itzáes’ y hace referencia a uno de los muchos pozos existentes en la zona, conocido como el Cenote Sagrado.

Los itzáes, cuyo nombre significa ‘adivinos del agua’, son el pueblo maya que habitó la ciudad a partir del siglo VIII. Fue a finales de este siglo cuando la tribu guerrera de los toltecas llegó hasta este territorio e introdujo su cultura, iconografía y devoción por Kukulkán.

Durante el periodo posclásico, Chichén Itzá se convierte en el principal centro político y religioso del Mayab, nombre que los mayas daban a la península de Yucatán y quiere decir ‘lugar de no muchos’.

Los 9 monumentos principales y su significado

La zona arqueológica de Chichén Itzá es un área donde confluyen la arquitectura clásica maya con el arte guerrero y religioso de los toltecas. Entre sus numerosas construcciones podemos destacar las siguientes:

1. La Pirámide de Kukulkán: representación del cosmos

Imagen de la pirámide de Kukulkán.

También conocida como El Castillo o el Templo de Kukulkán, es un una representación completa del cosmos según lo entendían los mayas y una muestra de sus habilidades geométricas, astronómicas y matemáticas.

Cada uno de los lados de la pirámide se corresponde con uno de los 4 puntos cardinales, hacia los que descienden cuatro monumentales escalinatas. La más importante, la escalera norte, es testigo del descenso de Kukulkán a la tierra durante los equinoccios de primavera y otoño.

Un total de 365 peldaños conducen hasta la cúspide, un peldaño por cada día del año maya según el calendario Haab. El santuario, que se encontraba en la zona más alta, disponía de 20 almenas, una por cada día del mes.

La pirámide de Kukulkán representa la importancia que tenía el calendario, la división del tiempo y el ciclo solar para la cultura maya.

Una construcción donde la adoración a Kukulkán está presente en sus columnas y balaustradas: la imagen de una serpiente emplumada que representa al dios maya de los elementos y la sabiduría.

Detalle de la balaustrada en forma de serpiente de la escalera norte.

El templo de Kukulkán se construyó sobre una segunda pirámide, más antigua y pequeña, en la que se custodia el Trono del Jaguar y una figura conocida como Chac mool.

2. Chac Mool: sacrificios y ofrendas

Figura de un Chac Mool, hombre sujetando el plato donde se depositaban las ofrendas de los sacrificios.

Es una escultura característica del periodo tardío mesoamericano, presente en diferentes construcciones de Chichén Itzá como en el Templo de los Guerreros o la pirámide que subyace en El Castillo.

Representa la efigie de un hombre recostado que sostiene sobre su vientre un plato en el que se depositaban las ofrendas destinadas a las deidades durante los sacrificios.

Existen varias hipótesis respecto a la identidad de este personaje, pues podría tratarse de la víctima de un sacrificio, de un guerrero, e incluso, de una deidad menor.

Lo que está claro es que su finalidad es ceremonial, ya que estas esculturas fueron encontradas en espacios religiosos.

3. Cenote Sagrado: vínculo con el inframundo

Imagen del Cenote Sagrado de Chichén Itzá.

Un cenote es un hundimiento natural del terreno que sirve como depósito de agua para el consumo y el riego.

Los antiguos mayas consideraban que el Cenote Sagrado era un vínculo con el inframundo. En su orilla se realizaban rituales y sacrificios, en los que se arrojaban valiosos objetos de metal y piedras preciosas. El propósito era ofrendar a las deidades, como el dios Chaac, para obtener protección y la lluvia necesaria para una buena cosecha.

El Cenote Sagrado fue dragado por primera vez por Edward H. Thompson para recuperar los objetos de valor que descansaban en el fondo. Durante el proceso fueron descubiertos restos de animales y seres humanos, víctimas de sacrificios, que fueron vendidos al museo arqueológico de Peabody, en la Universidad de Harvard.

4. Templo de los Guerreros: conflicto bélico

Imagen del Templo de los Guerreros y el Grupo de las Mil Columnas.

El Templo de los Guerreros es una revelación de los conflictos internos entre mayas y toltecas que tuvieron lugar en Chichén Itzá. Además de imágenes de águilas, jaguares y máscaras del dios Chaac, son numerosas las figuras de guerreros, armas y prisioneros que aparecen en sus columnas y pilares.

Las imágenes de serpientes emplumadas están presentes en las escaleras y columnas que custodian el acceso al templo, y procesiones de este ídolo decoraban sus cornisas y murales.

En la plataforma de entrada encontramos una escultura de Chac Mool, dispuesta para las ofrendas.

5. Gran Juego de Pelota: la guerra en la cancha

Imagen del juego de pelota de Chichén Itzá.

En la ciudad de Chichén Itzá está conservado el campo de juego de pelota más grande de Mesoamérica. El juego de pelota era un deporte vinculado a las celebraciones religiosas, por eso las canchas se construían dentro de espacios sagrados.

En ocasiones los equipos se enfrentaban para resolver conflictos sin necesidad de combatir en una guerra, quedando los vencidos a merced del equipo ganador.

Dos muros, decorados con figuras de guerreros, delimitaban el campo de juego y sostenían a 7 metros de altura los aros, o marcadores, por donde debía pasar la pelota.

Detalle de un aro o marcador del juego de pelota.

En cada extremo de la cancha había una sala, algunos ciudadanos podían contemplar la competición desde allí, pero servía, principalmente, para la práctica de rituales relacionados con el juego.

6. Plataforma de los Cráneos o Tzompantli: enemigos derrotados

Detalle en relieve de la Plataforma de los Cráneos.

Es un altar compuesto por una plataforma en forma de T que fue consagrado a la muerte. Existe la creencia popular de que se utilizaba para exhibir a modo de trofeos los restos mortales de los enemigos. En sus muros pueden apreciarse imágenes de guerreros portando calaveras.

7. Templo de Venus: el astro guía

Las representaciones del planeta Venus dan origen a su nombre y manifiestan la importancia que tenía para los mayas este astro. Su base es cuadrada, con escaleras a cada uno de sus lados, acabadas en cabezas de serpiente que ascienden por las balaustradas.

Mediante la observación del ciclo de Venus los mayas llegaban a predecir la llegada de las lluvias y el momento de mayor fertilidad de las tierras de labranza.

Los habitantes de Chichén Itzá relacionaban el planeta Venus con la divinidad Kukulkán, pues según su interpretación, Venus se movía de manera serpentina por el firmamento.

Además interpretaban como mal presagio la visualización del astro al atardecer, mientras que verlo en la mañana era signo de prosperidad.

8. Osario: registro del movimiento solar

También conocido como la Tumba del Sumo Sacerdote, es una pirámide escalonada que guarda similitudes con El Castillo y que fue construida con fines ceremoniales y astronómicos.

Debajo del suelo existe una cueva, que era considerada sitio sagrado porque creían que allí tenía lugar el inicio y el fin de la vida. Un tiro vertical, propio de los observatorios solares de la época, se abre desde esta gruta hasta el santuario que coronaba la cima de la pirámide.

A través de esta abertura se conectaban el subsuelo y el firmamento y se llevaban a cabo registros del tiempo y de los movimientos solares.

El Osario tiene cuatro escalinatas que, a través de siete niveles, conducen hasta la cima. En la decoración encontramos serpientes esculpidas en las escaleras, relieves de águilas y tigres, figuras de ciudadanos de primera y máscaras con el rostro del dios Chaac.

9. El Observatorio o El Caracol: astros y predicciones

Es un edificio que probablemente se destinaba a la observación astronómica. Los mayas eran grandes observadores de los astros, pues les ayudaban a predecir las cosechas, las muertes y los momentos óptimos para el combate.

Se conoce como El Caracol por la escalera en espiral que conducía a la parte más alta de la bóveda. Desde las ventanas superiores se podían observar diferentes posiciones del planeta Venus, la salida del Sol y el ocaso.

Esta construcción se compone de dos plataformas rectangulares superpuestas, que servían de residencia para sacerdotes, y sobre ellas se alza su característica torre circular.

Historia de Chichén Itzá

Periodo de fundación

La fundación de Chichén Itzá sucedió en torno al siglo VIII d.C., cuando el pueblo Itzá, procedente del Petén (Guatemala), estableció su asentamiento en este lugar para aprovechar sus fuentes de agua y fértiles suelos.

Alrededor de este periodo se produjo un aumento de población debido a migraciones desde diferentes regiones, entre las que destaca la llegada del pueblo tolteca.

Los toltecas eran guerreros procedentes de México central, cuyas habilidades militares y costumbres religiosas tuvieron una gran influencia en el desarrollo de Chichén Itzá.

Una transformación política unificó a distintas etnias bajo la protección de Kukulkán, de quien se dice que, además de un dios, pudo ser un guerrero cuya figura acabó por ser divinizada.

Periodo de esplendor

Hacia la mitad del siglo IX, mientras las ciudades mayas del periodo clásico vivían su decadencia, Chichén Itzá se convertía en el centro político y ceremonial de Yucatán.

Se traslada el centro neurálgico desde la zona denominada Viejo Chichén, claramente dominada por el estilo tradicional Puuc, a la Gran Nivelación, donde se ubicaron los principales edificios de este periodo.

La ciudad alcanza su plenitud, no solo con la construcción de auténticos tesoros arquitectónicos sino que desarrolló una gran capacidad militar que permitió llevar el control de la recaudación de los tributos y de las rutas comerciales. Cacao, jade y obsidiana eran las materias más preciadas con las que se comerciaba.

Periodo de decadencia

Existen diversas versiones acerca del abandono de Chichén Itzá. Una de las hipótesis más aceptadas es que un largo periodo de sequía obligó a los habitantes a abandonar la ciudad ante la dificultad para conseguir alimentos.

Por otro lado están quienes afirman que su decadencia llegó cuando no tuvieron más pueblos a los que conquistar e imponer tributos.

Chichén Itzá estuvo habitada hasta su decadencia y posterior abandono en el siglo XIII. Después, continuó funcionando como sitio sagrado al que los mayas acudían en peregrinación para realizar sus ofrendas a los dioses.

Referencias:

  • Jones, C. (1999). El comercio y las rutas de intercambio de los mayas. Epoca precolombina, Fundación para la Cultura y el Desarrollo Guatemala, Guatemala City, 479-486.
  • Cobos, R. (2001). El centro de Yucatán: de área periférica a la integración de la comunidad urbana en Chichén Itzá. In Reconstruyendo la ciudad maya: el urbanismo en las sociedades antiguas (pp. 253-276). Sociedad Española de Estudios Mayas.
  • Pallán, C. (2011). Breve historia de los mayas. Editorial Nowtilus.

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