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Escitalopram: usos terapéuticos y efectos secundarios


Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina son los fármacos antidepresivos más utilizados. En este artículo describiremos los usos terapéuticos y los efectos secundarios del escitalopram, un ISRS muy popular que resulta especialmente eficaz para tratar la depresión y distintos trastornos de ansiedad a causa de su precisa actividad farmacológica.

¿Qué es el escitalopram?

El escitalopram es un fármaco antidepresivo de la clase de los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS). Otros medicamentos muy utilizados de este grupo son la sertralina, la paroxetina, la fluoxetina, la fluvoxamina y el citalopram, un antecedente del escitalopram muy similar a éste.

Este psicofármaco fue creado entre los años 1997 y 2001 por las compañías farmacéuticas H. Lundbeck A/S y Forest Laboratories, que tenían experiencia previa en la producción de citalopram. En la actualidad es uno de los ISRS más usados.

Se comercializa con distintos nombres en muchos países del mundo. Algunos de los más conocidos son Cipralex, Lexapro, Esertia, Meridian, Ipran y Heipram; un gran número de marcas incluyen el término “Escitalopram” en el nombre del producto.

A diferencia de otros ISRS, el escitalopram ejerce su efecto de forma altamente selectiva en los receptores de serotonina; esto significa que su interacción con receptores de otros neurotransmisores es escasa. Por ello algunos autores le atribuyen una eficacia mayor que la de otros ISRS en el tratamiento de la depresión severa.

Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS)

Los ISRS son el grupo de antidepresivos que se prescribe de forma más frecuente. Su efectividad para tratar síntomas de depresión y ansiedad se atribuye a su agonismo de distintas monoaminas (un tipo de neurotransmisor muy relevante): la serotonina, la noradrenalina y la dopamina.

El mecanismo de acción de los ISRS no se conoce con exactitud, si bien se sabe que sus efectos se asocian con el bloqueo de la recaptación de serotonina, como su nombre indica. Estos fármacos aumentan la disponibilidad de serotonina en el espacio sináptico al limitar su reabsorción por parte de los receptores postsinápticos.

Los medicamentos de esta clase se utilizan principalmente para tratar síntomas de depresión, si bien muchos de ellos también se han mostrado eficaces en el manejo de trastornos de ansiedad, como el trastorno de ansiedad generalizada o el trastorno obsesivo-compulsivo. La fluoxetina también se prescribe en algunos casos de bulimia nerviosa.

¿Para qué se utiliza?

Del mismo modo que otros ISRS, el escitalopram se ha mostrado eficaz para tratar múltiples síntomas relacionados con la ansiedad y con la depresión, si bien no en todos los países está aprobada su utilización para los mismos trastornos. 

Veamos cuáles son los usos terapéuticos más comunes del escitalopram.

1. Trastorno depresivo mayor

Diversas investigaciones científicas han demostrado la eficacia del escitalopram en el tratamiento del trastorno depresivo mayor. Algunos de los usos adicionales de este fármaco se asocian a alteraciones biológicamente relacionadas con la depresión, en particular el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno obsesivo-compulsivo y la bulimia nerviosa.

2. Trastorno de ansiedad generalizada

Los efectos terapéuticos del escitalopram en casos de trastorno de ansiedad generalizada son significativos y rápidos; se detectan mejoras claras en el estado de la mayoría de pacientes aproximadamente a los dos meses de iniciar el tratamiento.

3. Trastorno de pánico

El trastorno de pánico se caracteriza por la aparición de crisis de angustia, durante las cuales surgen síntomas como taquicardia, dificultades para respirar y miedo a morir. Puede estar o no acompañado de agorafobia.

4. Fobia social

En la fobia social aparecen síntomas de ansiedad y evitación asociados a la interacción social. Además de antidepresivos, en ocasiones se prescriben ansiolíticos, en particular betabloqueantes y benzodiazepinas.

5. Trastorno obsesivo-compulsivo

El escitalopram y algunos otros ISRS también se utilizan con frecuencia para el tratamiento del trastorno obsesivo-compulsivo o TOC, que se diagnostica cuando hay presentes pensamientos obsesivos que provocan ansiedad y rituales de conducta que tienen el objetivo de reducir el malestar.

Efectos secundarios del escitalopram

Los efectos secundarios más habituales del consumo de escitalopram son el dolor de cabeza, las náuseas, la diarrea y el insomnio. Otros menos comunes incluyen la aparición de ansiedad, mareos, fatiga, somnolencia, sudoración, sequedad bucal, estreñimiento, ardor y gases estomacales.

También es relativamente frecuente que se desarrollen disfunciones sexuales como consecuencia de tratamientos con escitalopram y otros ISRS, especialmente disminución del deseo, anestesia genital, trastornos de la excitación, retraso eyaculatorio y anorgasmia.

Entre las reacciones adversas graves que pueden producirse con la toma de escitalopram, si bien son poco frecuentes, destacan las convulsiones, las dificultades para respirar, las alteraciones del ritmo cardíaco y la inflamación de la cara, las manos y los tobillos.

Precauciones y contraindicaciones

Hay que tener especial precaución al prescribir escitalopram si la persona presenta trastornos cardíacos, respiratorios, hepáticos o renales relevantes, así como si ha sufrido episodios maníacos o convulsiones epilépticas.

En niños y adolescentes aparecen conductas hostiles e intentos de suicidio asociados al escitalopram con una frecuencia superior a la que se ha detectado en adultos; no obstante, en personas mayores de edad también es posible que se produzcan estas reacciones, que suelen ser detectables monitorizando los efectos del tratamiento durante las primeras semanas.

Dado que existe cierto riesgo de tolerancia y dependencia farmacológicas, la interrupción brusca del consumo puede provocar la aparición del síndrome serotoninérgico característico de los ISRS. En este caso los síntomas más comunes son la aparición de reacciones depresivas, irritabilidad, sensaciones de mareo y acatisia.

Su potencial de interacción negativa con otras sustancias es baja en comparación con la de otros ISRS, en particular la paroxetina. Conviene evitar la toma de escitalopram y antidepresivos de la clase de los inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO) por el aumento del riesgo de desarrollar el síndrome serotoninérgico.

Referencias bibliográficas:

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