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​Trastorno de Ansiedad Generalizada: síntomas, causas y terapia


El trastorno de ansiedad generalizada se caracteriza por la preocupación y la ansiedad exagerada y excesiva sobre cualquier evento del día a día sin ningún motivo aparente para esta preocupación. De hecho, es uno de los trastornos de ansiedad con unos síntomas más molestos e incapacitantes, ya que aparecen en muchas situaciones diferentes.

Las personas que sufren este trastorno siempre esperan que las cosas salgan mal y no pueden dejar de preocuparse por su salud, el dinero, la familia, el trabajo o la universidad.

¿Qué es el trastorno de ansiedad generalizada?

Este miedo o preocupación es irracional, irreal y desproporcionado, y la vida diaria se convierte en una preocupación constante. Por tanto, la ansiedad acaba dominando la vida del individuo, lo que afecta negativamente a su funcionamiento normal en las distintas áreas de su vida, como las actividades sociales, el trabajo o las relaciones interpersonales. Además, el trastorno de ansiedad generalizada también afecta a la capacidad para imaginar vívidamente posibles situaciones futuras, haciendo que la atención se centre más bien en las sensaciones negativas que se perciben en el presente.

Diferencias entre el TAG y otros trastornos de ansiedad

La ansiedad es una reacción normal de los individuos frente a situaciones de estrés e incertidumbre. Ahora bien, cuando varios síntomas ansiosos provocan angustia o algún grado de deterioro funcional en la vida del individuo que lo sufre, se diagnostica el trastorno de ansiedad. Existen distintos tipos de trastornos de ansiedad: trastorno de pánico, trastorno fóbico, trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)

Todos ellos, incluido el TAG, tienen en común que dificultan el funcionamiento en distintas áreas de su vida de la persona que lo sufre. Por ejemplo: las relaciones sociales y familiares, el trabajo, la escuela. Pero entre los distintos tipos de trastornos de ansiedad, existen diferencias. Y saber cómo distinguir entre estos diferentes fenómenos es importante, porque si hay otra categoría diagnóstica que explica lo que sucede mejor que la del trastorno de ansiedad generalizada, el experto en salud mental descartará el TAG.

Así pues, veamos algunas claves para diferenciar categorías diagnósticas, teniendo en cuenta que el diagnóstico solo puede ser realizado por psicólogos o psiquiatras debidamente titulados y entrenados para ello.

Ansiedad persistente

En el caso del trastorno de ansiedad generalizada, la preocupación y las reacciones de ansiedad no se limitan a lo que es propio de otros trastornos; por ejemplo, la posibilidad de sufrir un ataque de pánico y quedarse sin aire (trastorno de pánico), sentirse humillado en público (fobia social), sufrir contaminación (trastorno obsesivo-compulsivo), o tener una enfermedad grave (hipocondría). A diferencia de los anteriores, la característica principal del trastorno de ansiedad generalizada (TAG) es tener una preocupación y ansiedad excesivas e irracionales, persistentes (al menos la mitad de los días durante al menos 6 meses) y difíciles de controlar sobre un número de acontecimientos o actividades tales como el trabajo, la escuela, los amigos y la familia.

Además, según el DSM-V, para diagnosticar el TAG, el trastorno no ha de ser debido a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (droga, fármaco) o enfermedad (por ejemplo, hipertiroidismo) ni ocurrir exclusivamente durante un trastorno afectivo, un trastorno por estrés postraumático, un trastorno psicótico o un trastorno generalizado del desarrollo.

Síntomas del trastorno de ansiedad generalizada

Siguiendo los criterios diagnósticos para el TAG como se define por el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales DSM-V, la ansiedad y preocupación se asocian a tres (o más) de los seis síntomas siguientes. En el caso de los niños, solo se requiere uno de los ítems.

  • Inquietud o sentirse agitado.
  • Fatigarse fácilmente.
  • Dificultad para concentrarse o tener la mente en blanco.
  • Irritabilidad.
  • Tensión muscular.
  • Trastornos del sueño (dificultad para conciliar o mantener, dormir poco o inquieto).

Además, la ansiedad, la preocupación o los síntomas físicos provocan malestar clínicamente significativo o deterioro en las áreas sociales, ocupacionales, u otras importantes del funcionamiento.

A diferencia del DSM-V, según los Criterios Diagnósticos de la CIE-10 (Organización Mundial de la Salud, OMS) no es necesario que las preocupaciones sean excesivas y difíciles de controlar. Además, exige la presencia de los siguientes síntomas:

  • Síntomas autónomos: palpitaciones o taquicardia, sudoración, temblor o sacudidas, sequedad de boca (no debida a medicación o deshidratación).
  • Relacionados con pecho y abdomen: dificultad para respirar, sensación de ahogo, dolor o malestar en el pecho, náuseas o malestar abdominal.
  • Relacionados con el estado mental: sensación de mareo, inestabilidad o desvanecimiento; desrealización o despersonalización; miedo a perder el control, a volverse loco o a perder la conciencia; miedo a morir
  • Síntomas generales: sofocos o escalofríos; aturdimiento o sensaciones de hormigueo; tensión, dolores o molestias musculares; inquietud o incapacidad para relajarse; sentimiento de estar al límite o bajo presión, o de tensión mental; sensación de nudo en la garganta o dificultad para tragar.
  • Otros síntomas no específicos: respuesta exagerada a pequeñas sorpresas o sobresaltos; dificultad para concentrarse o “mente en blanco” debido a la preocupación o la ansiedad; irritabilidad persistente; dificultad para conciliar el sueño debido a las preocupaciones.

El CIE-10 especifica la presencia de 4 de los 22 síntomas para el diagnóstico de esta patología, y es necesario que al menos uno de los síntomas sea del grupo autónomo. A pesar de las diferencias entre el DSM y el CIE, el grado de concordancia entre ambos es bastante alto: un estudio de Andrews, Slade y Peters (1999) concluyó que en el 77% de los sujetos diagnosticados por uno de estos sistemas tuvo un diagnóstico positivo en el otro también.

En cualquier caso, los síntomas del trastorno de ansiedad generalizada deben estar presentes de manera casi constante durante un periodo de 6 meses seguidos, al menos.

Causas

El TAG no es diferente al resto de trastornos psicológicos en lo que respecta al origen multicausal que le da inicio. No existe una sola causa que produzca la aparición del trastorno de ansiedad generalizada en la persona, sino muchas. Las principales son las siguientes:

  • Predisposiciones genéticas a experimentar estrés.
  • Haber experimentado vivencias traumáticas.
  • Factores de personalidad: timidez y temor a la imagen que se da.
  • Factores de género: las mujeres presentan TAG con mayor frecuencia.

Las bases neurológicas del trastorno de ansiedad generalizada

Poco se sabe sobre las bases neurológicas del trastorno de ansiedad generalizada, más allá de haberse registrado evidencias de que está asociado a una activación más baja de lo normal en la corteza prefrontal y en el córtex del cíngulo anterior. Por otro lado, las emociones de estado de alerta como el miedo están relacionadas con el funcionamiento de la amígdala cerebral.

Es necesario realizar muchas más investigaciones al respecto para llegar a entender bien este trastorno.

Ejemplos de trastorno de ansiedad generalizada

Para ilustrar mejor esta patología, a continuación se muestran algunos ejemplos:

  • Un médico que está continuamente preocupado por si no diagnostica correctamente a los pacientes. Cada vez que le llaman por teléfono piensa que es un superior para decirle que trabaja mal. Además, está continuamente preocupado por si su nuevo paciente será uno anterior que ha recaído.
  • Una mujer que está siempre preocupada por si su pareja le va a dejar, le van despedir en el trabajo y de si alguien de su familia va a enfermar gravemente.
  • Un padre que está siempre preocupado por si su hijo de 4 meses va a ahogarse mientras come, de si no le escuchará llorar por la noche si necesita ayuda, y de si podría enfermar gravemente y morir.

Tratamiento para este desajuste psicológico

Igual que el resto de trastornos de ansiedad, el TAD puede ser tratado de manera eficaz con la psicoterapia y la medicación.

La terapia cognitivo-conductual (TCC), permite a los pacientes adquirir herramientas para manejar y controlar la ansiedad y la preocupación. Además, tratamientos alternativos como las técnicas de relajación, la meditación o el yoga, pueden resultar beneficiosos en combinación con la TCC.

En concreto, el uso de autoinstrucciones y la técnica de la desensibilización sistemática son habituales, y también las sesiones de Mindfulness, cuyo objetivo es ayuda a la persona a orientar su foco atencional hacia el presente.

Referencias bibliográficas:

  • Mochcovitch, M. (2014). A systematic review of fMRI studies in generalized anxiety disorder: Evaluating its neural and cognitive basis. Journal of affective disorders, 167, pp. 336 - 342.
  • Solomon, C. (2015): Generalized Anxiety Disorder. The New England Journal of Medicine, 373(21), pp. 2059 - 2068.
  • Wu, J. (2015): Episodic future thinking in generalized anxiety disorder. Journal of anxiety disorders, 36, pp. 1 - 8.