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Las 5 etapas de la depresión, y primeras señales de alerta


Un gran número de personas son diagnosticadas cada año de depresión mayor. Se trata de un trastorno que dificulta e incluso invalida el funcionamiento normal del sujeto debido al elevado malestar que produce, siendo uno de los trastornos mentales más comunes y conocidos tanto por los profesionales de la psicología como por la población general.

Este problema aparece de distintas formas y debido a diferentes causas, pero en general es posible observar un proceso con diferentes fases. Es por ello que en este artículo hablaremos sobre las etapas de la depresión.

La depresión mayor

La depresión mayor es uno de los principales trastornos del estado del ánimo y uno de los dos trastornos mentales más frecuentes, disputándose el primer puesto con los trastornos de la ansiedad.

Padecer este problema supone experimentar una amplia posible variedad de síntomas entre los que como mínimo deben aparecer el estado de ánimo triste y depresivo y/o anhedonia o ausencia de placer ante actividades anteriormente placenteras. Otros síntomas típicos son problemas de sueño o alimentación, así como búsqueda de aislamiento.

Las personas deprimidas suelen adoptar una posición pasiva ante la vida, sintiéndose indefensos y desesperanzados. Pierden la motivación y las ganas de actuar, y con el tiempo terminan evitando actividades que antes eran agradables, puesto que ya consideran que tengan sentido.

Asimismo, se produce un deterioro en la capacidad de concentración, atención y memoria. En algunos casos también aparecen agresividad e impulsividad, siendo un estado irritable frecuente que la tristeza en los casos de depresión infantil.

Los sujetos con un trastorno depresivo manifiestan una serie de sesgos cognitivos que les hacen captar la realidad de una forma distorsionada, cosa que les lleva a mantener pensamientos automáticos negativos hacia la propia persona, su futuro y el mundo que se organizan a modo de esquemas de pensamiento disfuncionales . Asimismo suelen atribuir los errores a factores internos, estables y globales, cosa que facilita el pensamiento depresivo distorsionado.

Las causas

Este trastorno tiene una gran cantidad de posibles orígenes, pudiendo deberse a factores biológicos (como en la depresión endógena) o factores externos.

Lo más habitual es que en todos los casos existe un suceso o situación que desencadena la aparición de sensación de indefensión y desesperanza. Puede tratarse de un suceso traumático, de la acumulación de pequeños sucesos estresantes o de la existencia de un reforzamiento insuficiente.

Etapas o fases del trastorno depresivo

Si bien la depresión puede tener diversos tipos de cursos y la sintomatología concreta puede variar de persona a persona, se considera que quien la padece pasa por una serie de fases hasta desarrollarla por completo. Son las siguientes:

1. Suceso desencadenante

Si bien existen factores de vulnerabilidad tales como la herencia genética o la sensibilidad ante el daño que tienen importancia a la hora de desencadenar un trastorno depresivo, éste suele venir de la mano de la vivencia de un suceso negativo, el cual terminará por desencadenar los primeros problemas.

El suceso desencadenante provoca que empiecen a nacer en el sujeto sensaciones de vulnerabilidad y de tristeza, e incluso de indefensión y desesperanza si la situación aversiva se prolonga en el tiempo.

Si estas sensaciones se mantienen sin que el sujeto sea o se crea capaz de sobreponerse a ellas, puede llegar a instaurarse una depresión.

2. Activación de distorsiones cognitivas

El suceso desencadenante produce que la persona active una serie de esquemas cognitivos, es decir, el modo en el que se relacionan sus ideas y creencias sobre el mundo y sobre ella misma. 

Esto, a su vez, hace que la interpretación de lo que le va ocurriendo cambie, generando distorsiones cognitivas que hacen ver el mundo como algo hostil y a sí misma como algo indefenso, incapaz y desesperado. Esta es la etapa de la depresión en la que empiezan a cambiar muchas de las creencias en las que se basa la propia vida.

3. Aparición de síntomas

A partir del procesamiento distorsionado de la información, la persona empieza a manifestar la sintomatología típica, con un bajo nivel de afecto positivo y un elevado afecto negativo, siendo algunos de ellos el estado de ánimo triste y la disminución de la capacidad de sentir placer, enlentecimiento mental y físico y búsqueda de aislamiento.

4. Inhibición vital

La aparición de apatía, anhedonia y abulia (respectivamente falta de energía y motivación, placer y ganas o voluntad de actuar) típica de los trastornos depresivos provoca que el individuo depresivo termine alejándose de actividades que antes le gustaban, tales como hobbies y otras pasiones, aislándose activamente y/o disminuyendo su productividad, efectividad y compromiso.

5. Aparición de problemas mantenedores de la depresión

El conjunto de síntomas de una persona depresiva suele provocar con el tiempo la aparición de nuevos sucesos o aspectos que pueden empeorar o mantener en la mente la sintomatología.

Por ejemplo, si bien en un principio la persona deprimida tiende a despertar las simpatías de su entorno cercano, con el tiempo la situación del afectado y en ocasiones su deseo de soledad acaba por serles aversiva, produciendo un alejamiento del individuo de su entorno. Esto induce la percepción de falta de apoyo, que acentúa la problemática existente y la sensación de vulnerabilidad, indefensión y desesperanza.

¿Y después? Posibles tratamientos

Estas etapas o fases de la depresión suelen darse con frecuencia en casi todos los casos. Posteriormente, el individuo puede recurrir a la terapia psicológica y/o farmacológica con el fin de tratar su problema.

En base a la respuesta al tratamiento, se conseguirá entrar en una fase de remisión parcial o total de los síntomas e incluso llegar a la recuperación completa.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que en ocasiones nos encontramos con depresiones de curso recidivante, en las que suceden varios episodios depresivos a lo largo del tiempo con temporadas con remisiones parciales o totales. En estos casos además de las etapas anteriores también podemos hablar de la recaída, que también deberá ser atendida.

Referencias bibliográficas:

  • American Psychiatric Association. (2013). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Quinta edición. DSM-V. Masson, Barcelona.
  • Belloch, A.; Sandín, y Ramos (2008). Manual de psicopatología. Madrid. McGraw-Hill (vol. 1 y 2). Edición revisada.
  • Santos, J.L. ; García, L.I. ; Calderón, M.A. ; Sanz, L.J.; de los Ríos, P.; Izquierdo, S.; Román, P.; Hernangómez, L.; Navas, E.; Ladrón, A y Álvarez-Cienfuegos, L. (2012). Psicología Clínica. Manual CEDE de Preparación PIR, 02. CEDE. Madrid.