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Batofobia: (miedo a la profundidad): síntomas y tratamiento


¿Es completamente incapaz de bañarse en aguas profundas? ¿Siente una gran angustia solamente al pensar en meter los pies en un pozo profundo? A pesar de que estas reacciones suelen ser completamente normales en la mayoría de casos, describen perfectamente cómo se siente una persona con batofobia.

A lo largo de este artículo hablaremos de este trastorno de la ansiedad conocimo como batofobia. Describiremos sus síntomas, sus causas y cuales son las técnicas e intervenciones profesionales para tratarla.

¿En qué consiste la batofobia?

Al igual que el resto de fobias, la batofobia es un trastorno de ansiedad en el que la persona experimenta un terror intenso a las profundidades o a aquellas situaciones en las que no puede ver la parte inferior de su cuerpo debido a la profundidad u oscuridad.

Aquellos espacios o situaciones en las que la persona puede experimentar este temor pueden ser piscinas, el mar, fondo de un pozo, etc. Es decir, espacios que transmitan una sensación de profundidad.

Es necesario especificar que el temor o miedo a los espacios profundos es completamente habitual, natural y cumple una función adaptativa. Por lo que una persona que padezca este tipo de inquietud no siempre tiene porqué padecer una fobia. No obstante, en los casos en los que la persona experimenta una ansiedad incapacitante, que no puede controlar y que no tiene una base racional; sí sería considerada como batofobia.

¿Qué síntomas presenta la batofobia?

Como se comenta anteriormente, la batofobia se clasifica dentro de los trastornos de ansiedad, por lo que la exposición a la situación o estímulo fóbico desencadenará una respuesta de ansiedad extrema.

Al igual que el resto de fobias la sintomatología se divide en tres conjuntos: síntomas físicos, síntomas cognitivos y síntomas conductuales. No obstante, aunque la mayoría de personas experimente los mismos síntomas, esta fobia presenta una gran variabilidad entre las personas.

Dentro de los principales síntomas se incluyen los que veremos a continuación.

Síntomas físicos

  • Aceleración del ritmo cardiaco.
  • Aumento de la tasa respiración.
  • Hiperidrosis.
  • Presión arterial alta.
  • Tono muscular elevado.
  • Náuseas y vómitos.
  • Dolor de estómago.
  • Escalofríos.
  • Sensación de asfixia.

Síntomas cognitivos

  • Pensamientos catastróficos.
  • Sensación de falta de control.

Síntomas conductuales

  • Conductas de escape.
  • Conductas de evitación.

Habitualmente, los síntomas remiten una vez ha desaparecido el estímulo fóbico. No obstante, esto dependerá de la intensidad con la que la persona viva experimente la batofobia, ya que en algunos casos el nivel de ansiedad aumenta solamente al pensar en estos lugares de mucha profundidad.

¿Qué causa la batofobia?

No existe una forma completamente fiable de determinar el origen de una fobia. En la mayoría de los casos, una predisposición genética unida a una vivencia traumática o con una carga emocional elevada acaba por originar una fobia a alguno de los elementos que envolvían la experiencia.

Por ejemplo, una persona que ha vivido un naufragio o una experiencia traumática en algún lugar profundo, es susceptible de desarrollar una batofobia. No obstante, no siempre tiene porqué ser así, dado que existen una gran cantidad de factores como la personalidad o incluso el entorno, que facilitan la aparición de esta.

¿Cómo se diagnostica esta fobia?

En la mayoría de los casos la batofobia queda sin diagnosticar, puesto que las personas que la padecen no suelen encontrarse habitualmente con estas situaciones, por lo que la fobia no llega a interferir demasiado en la vida cotidiana de esta.

Sin embargo, en los casos en los que la persona que padece fotofobia sí deba de enfrentarse a estas situaciones, es necesario realizar una valoración adecuada que cumpla los criterios diagnósticos establecidos.

Dada la gran cantidad de fobias que existen actualmente, no se ha podido establecer un protocolo de diagnóstico concreto para cada una de ellas. No obstante, existen una serie de criterios diagnósticos comunes en todos estos trastornos de ansiedad específicos.

Cuando el profesional se disponga a evaluar al paciente deberá tener en cuenta los siguientes aspectos del diagnóstico:

  • Sensación de temor y respuesta de ansiedad inmediata ante la aparición del estímulo fóbico. En este caso las profundidades.
  • La persona lleva a cabo conductas de evitación o escape cuando se enfrenta al estímulo o situación temida.
  • La experimentación del temor es valorada como desproporcionada teniendo en cuenta el peligro real.
  • El temor aparece durante más de seis meses cada vez que la persona se expone.
  • Los síntomas y las consecuencias de estos generan un malestar clínicamente significativo.
  • La fobia y sus síntomas interfieren en la vida del paciente.
  • La sintomatología no puede explicarse mejor por ninguna otra enfermedad o trastorno mental.

¿Existe un tratamiento?

Con un diagnóstico y tratamiento adecuado, tanto la batofobia como cualquier otro tipo de trastorno de ansiedad puede remitir casi de manera completa.

Habitualmente, el tratamiento de elección para ayudar a las personas con este tipo de trastornos se basa en la intervención mediante psicoterapia, siempre de la mano de un profesional en psicología.

Dentro de estas psicoterapias, el tratamiento cognitivo conductual es el que ha destacado por presentar una mayor eficacia y rapidez a la hora de que los síntomas remitan. No obstante, existen una gran cantidad de intervenciones y terapias que, realizadas de forma correcta y siempre de la mano de experto, también pueden ofrecer resultados satisfactorios.

Dentro del tratamiento con terapia cognitivo conductual se pueden llevar a cabo las siguientes actuaciones.

1. Exposición en vivo

La evitación que llevan a cabo las personas con batofobia, o con cualquier tipo de trastorno de ansiedad, es el primer motivo por la cual esta se mantiene en el tiempo. Por lo tanto, mediante la exposición en vivo se enfrenta al paciente con la situación temida o al estímulo fóbico.

No obstante, en necesario que esta exposición se haga siempre conducida por un profesional.

2. Desensibilización sistemática

Cuando la respuesta de ansiedad sea tan extrema que no pueda realizarse una exposición en vivo, se llevará a cabo una intervención mediante desensibilización sistemática. Con esta técnica que se va exponiendo al paciente de forma gradual al estímulo fóbico.

3. Técnicas de la relajación

Es esencial que tanto la intervención mediante exposición en vivo como la desensibilización sistemática se acompañen de un entrenamiento en técnicas de relajación que disminuya el estado de alerta del paciente y facilite su aproximación al estímulo temido.

4. Terapia cognitiva

Dado que un componente esencial de las fobias son los pensamientos distorsionados que existen acerca del estímulo fóbico, es esencial la utilización de terapia cognitiva que ayude a eliminarlos.