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Cómo ponerles límites en el verano a los hijos adolescentes


El verano es un período de descanso que suele ser visto con mucho entusiasmo por parte de los adolescentes, entre otras cosas porque supone experimentar cambios cualitativos en las rutinas que realizan: viajes, ver a amigos que están lejos el resto del año, fiestas que solo tienen lugar durante las semanas de actividad turística, etc.

Durante este período vacacional, el adolescente tiene gran cantidad de horas libres para realizar cualquier actividad que se le antoje y también para quedar con amigos de su edad en distintos lugares de la ciudad, pero esto debe ir acompañado de un reajuste de las estrategias para aplicar límites y normas, creadas pensando siempre en sus intereses. Es parte de los modelos de crianza más beneficiosos y responsables.

Poniendo normas en verano en la crianza de nuestros hijos adolescentes

Estos son varios consejos generales acerca de cómo aplicar normas y fijar límites como estrategia de crianza para hijos adolescentes durante el periodo vacacional.

1. Mantener un horario

Durante las vacaciones de verano es habitual que los hijos adolescentes pasen las primeras semanas viendo la tele, jugando a videojuegos o descansando durante largas horas sin atender a ninguna otra obligación diaria.

Aunque es necesario que el adolescente tenga tiempo para descansar tras el año académico, también es necesario que mantengan un horario fijo una vez finalizados los primeros días de descanso sin horario.

Este nuevo horario veraniego debe permitir al adolescente acostarse y levantarse más tarde, pero siempre teniendo una hora límite que nuestro hijo debe respetar, así como asegurar que se realizan otras actividades diarias productivas, además de ver la tele o jugar a videojuegos.

Debemos pautar horarios concretos para regresar a casa en función de la edad del hijo adolescente y dejar claro que estos deben cumplirse, pero también hay que explicar el porqué de esto.

2. Encomendar tareas domésticas en las que puedan participar

Una de las tareas que deben seguir manteniéndose durante el verano son las tareas domésticas, siempre de manera consensuada con el adolescente. Hacer a los jóvenes partícipes de estas actividades suele tener el efecto de hacer que se impliquen más en el buen funcionamiento de las dinámicas domésticas.

Ponerles límites en el verano a los hijos adolescentes

Esto significa que no debe imponerse ninguna tarea a la fuerza, sino más bien debemos negociar aquellas tareas que el hijo desee realizar voluntariamente para seguir colaborando con el buen funcionamiento de la casa y de la vida en común.

3. Hacer cumplir las normas de convivencia de manera consistente

Aunque sea verano es necesario hacer cumplir las normas de convivencia que rigen en el ambiente familiar durante el resto del año, con el fin de lograr mantener el orden, la disciplina y un modelo de educación efectivo en nuestra casa.

Algunas de las normas de convivencia básicas que deben regir en nuestra casa son, además del cumplimiento de las tareas domésticas, realizar las comidas en familia, asistir a eventos familiares y cumplir con las actividades programadas en familia.

También resulta de gran importancia mantener siempre la coherencia en las normas o sanciones que aplicamos a los hijos, no caer en contradicciones que puedan confundir a nuestro hijo y actuar siempre como figuras de autoridad.

Esto significa que si ya hemos dicho que “no” ante una petición del adolescente nos mantengamos firmes en la negativa y hagamos entender que nuestra decisión debe respetarse por encima de cualquier cosa.

4. Dar ejemplo

Siempre que aplicamos alguna norma o pauta de comportamiento debemos asegurarnos de ser los primeros que la cumplimos, a no ser que no tenga sentido que los adultos la sigan (por ejemplo, al poner restricciones de poner horas para llegar a casa). En este último caso, hay que dejar muy claro el porqué de esa distinción por edades. Y es que una forma de educar a los hijos es mediante la imitación y actuando como modelos de comportamiento respecto a ellos.

5. Evitar el exceso de sedentarismo

Durante los primeros días de vacaciones es normal que el adolescente se dedique a descansar y coger fuerzas tras el curso escolar.

Este descanso consiste en pasar varias horas en el sofá viendo la televisión o bien jugando a videojuegos durante largas jornadas, algo que puede ser aceptable durante unos días, pero que no debe convertirse en la constante durante todo el verano porque daña su bienestar físico y mental y, además, puede hacer que los jóvenes se aíslen y se sientan alienados del resto de la familia.

Con el fin de evitar un sedentarismo excesivo y la aparición de fricciones intrafamiliares, podemos programar actividades al aire libre en familia o bien animar al hijo adolescente a que dedique algunas horas a realizar deportes de todo tipo, ya sea con sus hermanos, solo o con otros amigos.

Aunque los adolescentes necesiten tiempo de socialización con amigos y pares de su misma edad, los profesionales de la psicología recomiendan que durante el verano se programen actividades para realizar juntos en familia.

Pasar un tiempo en familia, jugando o realizando actividades conjuntas es también muy beneficioso para el adolescente, ya que promueve el establecimiento de lazos emocionales con sus padres o hermanos y favorece la convivencia familiar en general.

6. Imponer castigos proporcionales

Al igual que el resto del año, los castigos impuestos a nuestro hijo debe ser siempre proporcional y estar basado en un modelo positivo de crianza, es decir, sin gritos ni violencia y potenciando siempre la comunicación entre padres e hijos.

Si por ejemplo nuestro hijo ha tenido malos resultados académicos el castigo dependerá de si ha sido por falta de estudio o bien si es resultado de algún problema interno que pueda tener tanto en sus capacidades como en su salud emocional.

Es por eso que siempre que algo vaya mal debe primar siempre la comunicación y debemos intentar conocer en todo momento qué le sucede a nuestro hijo, si existe algún problema o bien si necesita ayuda de algún tipo.

7. Educar en hábitos de vida saludables y positivos

Las vacaciones de verano suele ser un período festivo en el que los adolescentes se juntan para bailar y divertirse en diversos ambientes de ocio nocturno, en el que interviene también el consumo de alcohol y otras sustancias nocivas para el organismo.

En lugar de prohibir que salga con sus amigos, los padres deben hablar abiertamente de los peligros que entrañan las salidas nocturnas en verano (preferiblemente, poniendo ejemplos y sin caer en explicaciones demasiado abstractas), sobre todo para las personas jóvenes, y dejar claro que confían que su hijo será lo suficientemente responsable para no poner su vida en peligro.

Algunos de los peligros de los que se puede hablar con una hija o hijo adolescentes son el consumo de drogas y alcohol, o las peleas nocturnas.

8. No priorizar las labores académicas y de estudio

A veces se recomienda que los adolescentes tengan deberes, pero hay que recordar que las vacaciones son para desconectar y para que cada uno utilice su autonomía para llevar a cabo aficiones. Llenar el horario de obligaciones de tipo académico será visto como una imposición arbitraria y una “trampa” injusta, algo que puede fomentar la actitud rebelde ante todas las normas en general.

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Soy Psicóloga General Sanitaria federada por la FEAP y atiendo a adolescentes, adultos y familias.