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Pedofilia (agresiones sexuales a niños): en la mente del pedófilo


El delito sexual tal vez sea la modalidad delictiva más rechazada en nuestra sociedad. Víctimas indefensas o débiles como niños o mujeres sufren una vulneración y transgresión del aspecto más íntimo de la persona, llevándola hasta la tortura psicológica más despreciable e inmerecida.

Estos titulares de noticias tan solo son un breve recorrido sobre los muchos abusos sexuales cometidos a menores. Según Noguerol (2005), los casos denunciados tan solo son una sexta parte de todos los existentes. Pero realmente, ¿cuántas agresiones y/o abusos sexuales de menores sufre nuestra sociedad?; ¿Qué es la pedofilia, cuáles son sus características y tipologías?; y ¿Existe un perfil psicopatológico para el pedófilo?

Datos epidemiológicos: agresiones sexuales a niños (pedofilia y pederastia)

Resulta alarmante cuando profesionales se refieren a datos epidemiológicos. En el año 1998, en Valencia se realizó un seminario europeo “Rompiendo Silencios” donde se concluyó que un 23% de niñas y un 15% de niños sufren en España diversos tipos de abusos sexuales; de estos solo el 40% recibe ayuda. Entre los 7 y 13 años es la edad más frecuentada; y entre el 25 y 35% tienen menos de 7 años. Por cada niño menor víctima de abuso sexual, hay 3 niñas víctimas (Vázquez, 2004).

Al igual que con otros muchos problemas, vivimos los abusos y agresiones sexuales como si nunca nos fueran a suceder; ni a nosotros, ni a nuestros cercanos. Pero como indican las estadísticas; el abuso sexual a menores es un acto delictivo que siendo bastante frecuente, queda en su mayoría de veces invisible. Esto quiere decir, que queda sin denunciarse y en ocasiones, sin revelarse a otra/s persona/s.

La relevancia de abordar este tema no solo viene marcada por el acto degradante y humillante, sino por sus consecuencias a corto, medio y largo plazo. Consecuencias variables en cada persona, asimismo como diferencias entre delitos. Hablamos de modalidad (como las tipologías mencionadas en el artículo), duración del hecho o de los hechos, grado de gravedad, la persona que abusa (conocido, familiar, figura de autoridad o confianza, desconocido), vulnerabilidad de la víctima… Una serie de variables que convergen desde el momento de los hechos hasta pasados estos, llevarán a víctimas de abusos muy graves a superarlo o no, así como existiendo casos de abusos leves que quedan interiorizados. 

Así, cada abuso sexual puede causar una serie de traumas sexuales y afectivos que interfieren e interferirán nocivamente a lo largo la vida de la víctima. (En el vídeo adjuntado al final del artículo, podemos acercarnos a entender algunos de los traumas sufridos por las víctimas de abusos sexuales durante la infancia).

Perfil psicopatológico de la personalidad del pedófilo

Aproximación al concepto, características y tipos de actos pedófilos

La pedofilia es una parafilia, donde el adulto siente interés sexual hacia el menor. Actualmente se distinguen dos tipos de pedofilia: primaria y secundaria. Los pedófilos primarios se caracterizan por evitar y/o temer las relaciones sexuales con adultos, así como por una dificultad de interacción con sus iguales a causa de una baja autoestima junto a una marcada ira hacia otros adultos. Los pedófilos secundarios, por el contrario, sí pueden mantener relaciones sexuales con adultos mientras fantasean con niños (Vázquez; 2005).

El manual de diagnóstico DSM-V (American Psychiatric Association, 2013) incluye en el apartado de trastornos parafílicos, la pedofilia; atracción sexual de adultos hacia menores. Para ser diagnosticado de Trastorno de pedofilia según el DSM-IV la persona debe cumplir los siguientes criterios:

302.2 (F65.4). Trastorno de pedofilia

  • Durante un período de al menos seis meses, excitación sexual intensa y recurrente derivada de fantasías, deseos sexuales irrerenables o compartimientos que implican la actividad sexual con uno o más niños prepúberes (generalmente menores de 13 años).
  • El individuo ha cumplido estos deseos sexuales irrefrenables, o los deseos irrefrenables o fantasías sexuales causan malestar importante o problemas interpersonales.
  • El individuo tiene como mínimo 16 años y es al menos cinco años mayor que el niño/niños del Criterio A.

Nota: No incluir a un individuo al final de la adolescencia que mantiene una relación sexual con otro individuo de 12 o 13 años.

La pedofilia es crónica desde su inicio.

Ésta es normalmente iniciada en la pubertad o adolescencia.

Perfil del pedófilo

«Según la recopilación de estudios ingleses y americanos realizada por Hollin (1989) los agresores sexuales son varones, las violaciones suelen ser en la propia casa de la víctima, frecuentemente por la noche y durante el fin de semana» (Ortiz-Tallo, et al.; 2002). Garrido, realizó un estudio con agresores sexuales donde concluyó que los delincuentes sexuales presentaban un perfil de entre 26-30 años; no tenían trabajo cualificado; aunque si escolarizados; en su mayoría solteros; y solo habían cometido delitos anteriormente el 20%.

Los datos estadísticos según el Ministerio de Interior en Diciembre de 1999 revelan que de un 30.661 de hombres encarcelados, 1.440 cumplen pena por la comisión de delitos sexuales. Esto es, un 4,6% del total de hombres eran a causa de un delito sexual. Sin embargo, tan solo 25 mujeres de las 2.742 encarceladas lo estaban por delito sexual; resultando así un 0,91% del total de mujeres. Este escaso número de mujeres, es lo que lleva a las numerosas investigaciones sobre delitos sexuales (como en los estudios sobre la pedofilia), a centrarse en muestras con hombres. (Ortiz-Tallo, et al.; 2002). Según Vázquez (2005), las mujeres como agresoras sexuales de niños son anecdóticas; siendo implicadas en estos delitos como cómplices a modo de sumisión por parte de otros. Sumadamente, por cada 1 niño menor víctima de abuso sexual, hay 3 niñas víctimas (Vázquez, 2004).

Aunque cada pedófilo tiene sus preferencias respecto a las características de los niños (edades, género), su curso es crónico desde su inicio; siendo este inicio normalmente en la pubertad y adolescencia del pedófilo (aunque algunos pueden desarrollarla en etapas más adultas). Vázquez (2005), afirma que cada vez son más los adolescentes agresores de niños menores.

Otra marcada característica del pedófilo son sus distorsiones cognitivas o pensamientos erróneos dedicados a justificar su comportamiento desviado. La cronicidad del trastorno, junto a las distorsiones cognitivas y la relación interpersonal establecida entre el niño y el pedófilo (manipulativa y destructiva; consecuentemente carente de resistencia) suele llevar a un abuso sexual del menor, insidiosa y progresiva. Con progresiva, nos referimos a que, lamentablemente, este tipo de abusos se prolongan en el tiempo, aumentando la gravedad de los hechos progresivamente. Al contrario de lo que pueda suceder en agresiones sexuales a adultos, donde suele darse de forma puntual, limitada en tiempo y entre desconocidos. El pedófilo suele conocer a su víctima menor y abusa de esa relación (son pocos los casos de abuso a menores desconocidos).

Las acciones del pedófilo

Tipos de actos sexuales a niños realizados por pedófilos:

  • Exhibicionismo (excitación sexual intensa derivada de la exposición de los genitales por parte del pedófilo al niño. Esta es una de las parafílias más frecuentes).
  • Voyeurismo (el pedófilo encuentra excitación sexual intensa al observar al niño desnudo o desnudándose, sin su consentimiento o conocimiento. Durante esta también se puede dar la masturbación).
  • Caricias.
  • Frotteruismo (el pedófilo encuentra placer sexual en tocar o frotar sus genitales contra el niño).
  • Masturbación en presencia de niños.
  • Sexo oral.
  • Penetración anal o vaginal (por parte del pedófilo hacia el niño/a).

Los pedófilos, al contrario de los abusadores o agresores sexuales de víctimas mayores de edad, no usan la fuerza. Los pedófilos siguen una serie de estrategias de manipulaciones psíquicas hacia el niño/a logrando así que este se implique en la actividad sexual. Estas estrategias pueden manifestarse a través de la atracción: simpatía, comprar o regalar cosas, mostrar excesivo interés o mostrar comportamientos infantiles. Muchos de ellos justifican estos actos dando valor educativo o de placer hacia los niños, es decir, plantean que el niño necesita de este aprendizaje o placer por su propio bien. Esto deja en evidencia el carácter manipulativo de los pedófilos.

1. Estudio clínico: Perfil psicológico de delincuentes sexuales

Ortiz-Tallo, et al. (2002), defienden que los delincuentes sexuales con adultos parten de una naturaleza distinta a los pedófilos. En la delincuencia sexual con adultos suele darse la violación a través de la intimidación o fuerza (al contrario de lo que suele suceder con niños). Por lo que con adultos, existe una mayor violencia; esperándose así un comportamiento y personalidad semejante a personas encarceladas por agresiones y robos con intimidación en los agresores sexuales de adultos.

En un estudio comparativo entre tres grupos: delitos sexuales a adultos, delitos sexuales a niños y delitos no sexuales, Ortiz-Tallo et al. (2002) hallaron los siguientes resultados:

  • El grupo de delincuentes no sexuales presentaba un perfil de personalidad más alterada y de mayor gravedad, junto a un mayor consumo de alcohol y drogas que los delincuentes sexuales (de mayores y de menores).
  • El grupo de delincuentes sexuales de menores se mostró como el grupo con menos alteraciones de la personalidad. Puntuando más alto en los rasgos de personalidad dependientes, fóbicos y compulsivos.

Los pedófilos presentan menos alteraciones de personalidad y rasgos de personalidad menos graves que otros tipos de delincuentes sexuales.

La personalidad del pedófilo

Ortiz-Tallo et al. (2002), describen a los pedófilos como personas con dificultades de interacción; que buscan la aceptación social; sienten miedo al rechazo, el menosprecio y/o la humillación de sus iguales; con dificultades para asumir roles maduros e independientes y responsabilidades. 

Son personas con más bien poca capacidad para conseguir empatizar e intimidar; incapaces o con gran dificultad para establecer una relación emocional con adultos, llevándoles a recurrir a la relación emocional y sexual desviada con menores. Por lo que las estrategias terapéuticas deberían encaminarse a mejorar sus habilidades sociales así como disminuir su retraimiento social y temor a las relaciones interpersonales entre iguales.

2. Revisión bibliográfica: Patología de la personalidad en pedófilos

Aunque son escasos los estudios en este campo y sumadamente poco concluyentes sus resultados, Becerra-García (2013) expone en una revisión actual de los rasgos y trastornos de personalidad predominantes entre pedófilos según las diferentes pruebas clínicas. En resumen, podemos destacar en la personalidad del pedófilo respecto a grupos controles:

  • Mayores puntuaciones en la escalas de incoherencia, desviación psicopática, paranoia, esquizofrenia y obsesividad. Utilizando unos mecanismos de afrontamiento menos maduros.
  • Puntuaciones más altas en obsesión y disfunción sexual. Los pedófilos que habían sido víctimas sexuales en la infancia mostraban niveles más altos de hostililidad, disfunción sexual, malestar personal y menor empatía hacia sus víctimas que los que no habían sufrido abuso sexual.
  • Se relaciona el sufrimiento emocional de los pedófilos con sus niveles altos de neuroticismo y las distorsiones cognitivas sobre la sexualidad infantil con sus rasgos obsesivos.
  • Mayores niveles de neuroticismo y rigidez. Pero menos comportamiento impulsivo y capacidad para satisfacer sus necesidades que los delincuentes violentos.
  • Mayores puntuaciones en escalas de personalidad borderline, histriónico y en especial, en la obsesivo-compulsivo.
  • Presentan un estilo de apego menos seguro (estilo evitativo y ansioso-ambivalente), que el grupo control.
  • Los autores encuentran una patología de personalidad marcada en los pedófilos: falta de asertividadsociopatía elevada y distorsiones cognitivas; y hallan desviaciones en su conducta sexual: alteraciones de excitación, discriminación, deseo e inhibición en el pensamiento.

Testimonios de víctimas de abuso sexual

En 2003 se registraron casi 4.000 casos de abusos a menores, siendo casi la mitad del porcentaje final de los casos existentes. En el presente documental, hablarán víctimas de las consecuencias nocivas que han sufrido a raíz de los abusos que sufrieron en su infancia.

Referencias bibliográficas:

  • American Psychiatric Association. (2013). Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM-V ᵀᴹ. Madrid: Panamericana.
  • Becerra-García, J. A. (2013). ¿Existe un perfil característico de psicopatología de la personalidad en pedofilia?. Cuadernos de medicina psicosomática y psiquiatría de enlace, (105), 5.
  • Ortiz-Tallo, M., Sánchez, L. M., & Cardenal, V. (2002). Perfil psicológico de delincuentes sexuales. Un estudio clínico con el MCMI-II de Th. Millon. Revista de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de Barcelona, 29(3), 144-152.
  • Vázquez, B. (2005). Manual de psicología forense. Madrid, Ed. Síntesis.