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Arrenofobia (fobia a los hombres): síntomas y tratamiento


¿Con cuanta gente nos cruzamos cada día? Salimos a la calle y nos encontramos con cientos, tal vez miles, de personas que circulan a nuestro alrededor. Entre ellas encontramos hombres y mujeres de muy diversas edades, razas, condiciones, preferencias y gustos.

A la mayoría de las personas ello no les supone ningún problema, pero existen personas que experimentan sensaciones de pánico intenso cuando ven a aparecer a alguien con unas características concretas. Algunas personas tienen dichas sensaciones cuando se enfrentan, por ejemplo, con un hombre. Y no con uno en concreto, sino cualquiera. Es lo que les ocurre a las personas con arrenofobia, una fobia muy limitante de la que vamos a hablar en este artículo.

¿Qué es la arrenofobia?

Se entiende por arrenofobia al miedo o pánico irracional y extremo hacia el conjunto de los hombres. Se trata de una fobia específica en la que aparece una aversión, miedo y pánico incontrolado y desproporcionado hacia los hombres en general, de forma continuada y persistente durante al menos seis meses. Ante la presencia de un hombre o la posibilidad o pensamiento de que aparezca uno la persona afectada puede sufrir alteraciones tales como taquicardia, hiperventilación, mareos, sudores y temblores, náuseas y vómitos, pudiendo llegar a padecer una crisis de ansiedad. Debido a este miedo, el sujeto va evitar sistemáticamente su aproximación a los hombres y a lugares donde puedan ser especialmente prevalentes.

Esta fobia es poco habitual y se da principalmente en mujeres, pero también puede en hombres que temen exponerse a otros hombres. Es importante tener en cuenta que estamos ante un problema real y totalmente involuntario, no ante un desprecio escogido hacia la figura masculina. Es decir, no se trata de que a esa persona no le gusten los hombres, sino que siente un pánico atroz e incontrolable cada vez que ve acercarse a uno.

Al contrario que otras fobias, que aunque limitantes por norma general no suponen una gran amenaza en día a día (por ejemplo, por lo general no tenemos que coger un vuelo o sacarnos sangre todos los días), la fobia a los hombres o arrenofobia, también conocida como androfobia, supone una severa limitación en todos los ámbitos vitales, ya en prácticamente toda actividad que llevemos a cabo vamos a encontrar tanto hombres como mujeres. Escuela, trabajo, ocio… todo ello va a ser vivido con un muy elevado nivel de ansiedad por parte de las personas afectadas, que a menudo van a tener que soportar con gran ansiedad el contacto con varones.

La evitación que se lleva a cabo puede conducir a emplear estrategias como trabajar desde casa, ir a gimnasios o entornos sólo para mujeres, aislarse y/o evitar el contacto íntimo y las relaciones de pareja. Y esto afecta también, obviamente, a nivel afectivo y de pareja, evitando el contacto íntimo y el compromiso. Muchas de estas personas eligen quedarse solteras debido al pánico que les genera la figura masculina. Eso no quiere decir que no quieran pareja o que no aprecien a los hombres, sino simplemente que su propia reacción de sufrimiento les impide o dificulta en gran medida estar cerca de uno. Y ello puede llegar a provocar un profundo sufrimiento.

¿Qué causa la androfobia?

Las causas de la arrenofobia no son, al igual que ocurre con el resto de fobias, algo claro y conocido. Sin embargo, en este caso concreto a menudo se ha observado una relación entre el surgimiento del miedo a los hombres y el padecimiento de algún tipo de trauma o vivencia extremadamente aversiva que haya provocado un varón a la persona afectada.

De este modo es habitual (aunque no necesario) que estemos hablando, tanto en las mujeres como en los hombres que sufren esta fobia, de personas que han sufrido abusos sexuales o secuestros, violencia intrafamiliar (sea dicha violencia ejercida hacia la propia persona o hacia otra) o abandono paterno. Es importante asimismo distinguir la arrenofobia del trastorno por estrés postraumático, que también puede aparecer debido a la vivencia de estos hechos traumáticos: si el estrés postraumático explicara mejor las alteraciones no estaríamos hablando de esta fobia.

También se encuentra asociada a la cultura: la figura y rol de género tradicional del hombre puede generar pánico en personas educadas de manera que hayan de ser sumisas y obedientes. Los hombres que padecen esta fobia pueden llegar a sentirla al considerarse inferiores a lo que para ellos debería ser un hombre o lo que considera que los demás varones son.

Tratamiento

La arrenofobia es una condición que implica una severa limitación para la persona que lo sufre y que puede comportar mucho sufrimiento. Es por ello que tratar esta fobia es algo necesario, y afortunadamente existen una gran cantidad de métodos para hacerlo.

Como en otras fobias, la exposición al estímulo temido sin emplear estrategias de evitación durante suficiente tiempo como para que el nivel de ansiedad disminuya hasta hacerse imperceptible es algo que puede tener gran utilidad. Se recomienda el uso de la desensibilización sistemática, haciendo una exposición gradual a estímulos cada vez más fóbicos. Si el nivel de ansiedad es muy alto se puede empezar por hacer una exposición en imaginación, para ir aproximándose poco a poco a la exposición en vivo o como alternativa en sí misma.

Pero en esta fobia, y especialmente en aquellos casos que han surgido producto de la vivencia de algún tipo de abuso o negligencia, es también imprescindible trabajar las creencias disfuncionales que la persona pueda tener respecto a los hombres y respecto a sí misma. Para ello es de gran ayuda la reestructuración cognitiva.

Asimismo, el aprendizaje de técnicas de relajación pueden servir al paciente para aliviar la tensión que siente ante la exposición. También se ha empleado la hipnoterapia en algunos casos.