Astenia: ¿qué es y qué síntomas produce?
En alguna ocasión todos nos hemos llegado a sentir faltos de energía. Sin ganas de nada salvo de tumbarse y descansar, agotados. Nos sentimos débiles e incapaces casi de movernos, necesitando un respiro.
Probablemente esta sensación de fatiga pasará al cabo de un rato, tras un periodo de descanso. Sin embargo, debido a múltiples causas, en ocasiones esta sensación se resiste a remitir y se prolonga en el tiempo. Estaríamos ante un caso de astenia.
Definiendo el concepto astenia
Llamamos astenia a un cuadro en el cual se produce una reducción en el nivel de energía y fuerza en el organismo, disminuyendo asimismo la motivación y produciéndose sensación de agotamiento tanto a nivel físico como mental.
A pesar de que resultan conocidas las patologías como la astenia primaveral, la astenia se cataloga generalmente como síntoma, pues es un indicador de un proceso más profundo que la causa, independientemente de su etiología.
Esta alteración puede ir acompañada de dificultades de atención y concentración, alteración del sueño y de la memoria, pérdida de apetito y deseo sexual, bradicinesia o lentitud en el movimiento, mareos, labilidad emocional, síntomas depresivos e incluso según su causa es posible experimentar alteraciones tales como fiebre y alucinaciones. En algunos casos puede causar pérdida de conciencia, cambios en la visión o dificultad para el habla en cuyo caso se debería acudir con premura a los servicios médicos, pudiendo ser un síntoma de un trastorno orgánico serio.
Este agotamiento produce una serie de complicaciones en la vida de la persona que lo sufre, afectando a su vida en distintos ámbitos vitales al disminuir la cantidad de conductas realizadas y su estado de humor.
Etiología o causas de la astenia
Como hemos mencionado, la astenia se suele catalogar como síntoma de un proceso médico o un estado mental, habiendo múltiples posibles causas para su aparición. A nivel general se observa que juntamente con la astenia tiende a aparecer un descenso o alteración en el sistema inmunológico, de manera que se considera ésta como una posible explicación de los síntomas.
A nivel médico puede producirse por la presencia de alergias y problemas autoinmunes (como por ejemplo en el caso de la astenia primaveral o en algunos casos de pacientes con VIH). También es frecuente su aparición en procesos infecciosos, ante la falta de suficientes nutrientes en el cuerpo como en el caso de la anemia, así como en trastornos neurológicos, procesos tumorales e incluso como reacción o efecto secundario de algunos medicamentos como las benzodiacepinas y tranquilizantes o los antihistamínicos). Trastornos metabólicos como la diabetes mellitus también pueden causar episodios de astenia.
En más de la mitad de los casos la astenia se debe a causas puramente psicológicas.
Conociéndose entonces como astenia psicógena o funcional, es frecuente que esta aparezca ante la presencia de un estrés continuado, como el sufrido en sujetos con burnout o en épocas de preparación de exámenes en el caso de estudiantes. En estos casos el episodio asténico empeora por las mañanas, generalmente apareciendo junto con problemas de conciliación o mantenimiento del sueño. Asimismo también aparece ante una disregulación de los ritmos circadianos como la producida por el jet-lag. Por último, este síntoma aparece en una gran cantidad de trastornos que producen un desgaste emocional, siendo frecuentemente visible en casos de depresión, trastornos ansiosos, trastorno obsesivo compulsivo y trastornos de estrés postraumático.
A un nivel más normativo también es frecuente la aparición de la astenia debido al envejecimiento, al embarazo o a la existencia de estilo de vida demasiado sedentario.
Mecanismos cerebrales implicados
Si bien las causas concretas de la astenia pueden ser como hemos visto múltiples y variadas, a nivel cerebral se discute la presencia de alteraciones en el sistema que gobierna la vigilia: el sistema reticular activador o SRA, situado en el tronco del encéfalo.
Estas alteraciones se basan en la no activación de este centro, las cuales causan sensación de cansancio tanto a nivel físico como mental. En este aspecto, se plantea la existencia de un problema a nivel de la producción de noradrenalina en el locus coeruleus o su transmisión.
Tratamiento
La astenia se trata a nivel general a partir de la resolución de la causa concreta que la ha provocado, no existiendo en general un tratamiento concreto para este problema.
Sin embargo, resultan de gran utilidad la realización de ejercicio físico que, recordemos, ayuda a disminuir el estrés y a relajarse, además de generar endorfinas de forma endógena.
Asimismo la terapia cognitivo conductual presenta éxito en el tratamiento de la astenia, especialmente si se da de forma crónica, ayudando a desdramatizar los problemas presentes, mejorar las cogniciones y conductas que puedan influir en la aparición de la astenia y presentando técnicas y planificando actividades de manera que el paciente sea capaz de gestionar mejor el estrés y presentar un funcionamiento óptimo en el día a día.
A nivel farmacológico, se han empleado en ocasiones antidepresivos o ansiolíticos, así como preparados multivitamínicos con el fin de aumentar el nivel de energía. Un medicamento que también se recetado en ocasiones como antiasténico es la sulbutiamina, especialmente ante síntomas sexuales.
Diferencia básica de la astenia respecto a la fatiga normal
A menudo se confunde la astenia con un proceso de fatiga normal. La principal diferencia entre astenia y fatiga se da en que mientras la fatiga con un periodo de descanso suele revertir, en el caso de la astenia permanece e incluso empeora, pudiendo llegar a cronificarse conociéndose como síndrome de fatiga crónica si el problema persiste durante más de seis meses produciendo un deterioro en la vida del paciente a nivel laboral, social o personal de más del 50% respecto a su nivel base.
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