6 cualidades para ser buen coach
¿Qué es lo que hace que digamos que un coach es bueno en su trabajo? Lógicamente la forma más fácil de medir esto es ver el grado de satisfacción de sus coachees o clientes; es decir, si han logrado alcanzar los objetivos por los que se han acercado al proceso de coaching y cómo se han sentido y han visto su evolución a lo largo de las sesiones.
Para poder alcanzar el 10 o excelencia en el trabajo como coach, el primer paso que hay que dar es, lógicamente, formarse para ello de forma exhaustiva con el fin de aprender e interiorizar la metodología del proceso de coaching, así como para adquirir las actitudes y aptitudes que permiten trabajar como coach de forma eficaz.
Pero, además, hay algunas cualidades que puede tener el profesional del coaching que le supondrán un plus a la formación y a esas habilidades y destrezas aprendidas. Podríamos decir que son unas fortalezas que potencian su labor como coach y que ayudan sobremanera al éxito de los procesos de coaching.
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Las cualidades que te hacen mejor coach
Aunque seguramente sean muchas más, resumimos a continuación las 6 cualidades que consideramos más potenciadoras para un coach profesional:
1. Vocación y compromiso
¿Cualquier persona puede ser coach profesional? Como con cualquier profesión, si te formas adecuadamente y realizas con profesionalidad y ética tu trabajo, claro, puedes ser coach profesional. Pero en esta profesión, la vocación es muy importante y marca mucho la diferencia a la hora de ver los resultados entre los que ejercen simplemente ‘un trabajo’, y los que lo ven como su misión de vida y se comprometen con ello.
Esto se ve muy claro en profesiones como la de médico o la de maestro. En estos casos se dice que son de las más vocacionales; que hay que tener ese compromiso y misión de querer ayudar a los demás para ser un buen profesional de ello. Con los coaches pasa exactamente lo mismo.
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2. Actitud positiva y capacidad de motivación
No hay que confundir la actitud positiva y la motivación con el optimismo tóxico. Cuando hablamos de actitud positiva nos referimos a que el coach debe creer en las posibilidades del coachee, de que dentro tiene sí o sí los recursos para alcanzar sus objetivos.
Y cuando hablamos de motivación, no es que el coach tenga que tener la habilidad de decirles frases motivacionales a su coachee, sino que sabe y conoce cómo mantener a su coachee enfocado y animado a pesar de los obstáculos que puedan ir surgiendo en la consecución de su meta.
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3. Respeto a la libertad del coachee y honestidad
Estas cualidades están bastante ligadas a la de la actitud positiva. El buen coach sabe que el coachee tiene lo que necesita para alcanzar eso que desea y, desde esa posición, respeta esto de forma incondicional sabiendo que nunca debe decir ni aconsejar a su cliente sobre lo que tiene que hacer, sino ser solo un medio o catalizador para que él mismo descubra cuál es su camino a seguir.
Esto incluye que el coach sea lo más honesto posible consigo mismo y con el coachee, aceptando sus propias limitaciones y campos donde no debe interferir y, por supuesto, transmitiendo al cliente cuándo se puede estar necesitando, quizás, la intervención de un profesional de otra área especializada que le pueda ayudar en algún punto del proceso.
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4. Conocimiento profundo de uno mismo
Puede que esta sea una cualidad que pocos reconozcan, pero solo habiendo realizado un trabajo de autoconocimiento exhaustivo de uno mismo, se puede ser un coach excelente.
Cuando se conocen las propias debilidades, las fortalezas, se han trabajado las propias creencias, los miedos, o se han definido los valores, un coach es cuando puede enfrentarse a ayudar a otros a que lo hagan también.
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5. Escucha activa
Tener la capacidad de saber escuchar e interpretar lo que se dice tanto verbal como gestualmente e, incluso, con los silencios, está considerada una de las habilidades mejor valoradas para ser coach. Se insiste en trabajar en ella cuando se realizan formaciones en coaching, pero es una cualidad que algunos parece que poseen más desarrollada de forma innata, y eso marca mucho la diferencia a la hora de ser un buen coach
6. Curiosidad
Querer saber más, no dejar de formarse, abrir la mente a más campos que complementen al coaching, es una cualidad excelente ya no solo para ser mejor coach, sino para la vida en general. El conocimiento es la mejor arma para poder enfrentarse a los miedos y rechazos que provoca la ignorancia.
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En definitiva…
Excepto la vocación para ser coach, que es algo que aflora desde lo más profundo de la persona, el resto de cualidades se pueden cultivar poco a poco para ir acercándose a la excelencia en el trabajo como coach.
En nuestro Máster en Coaching Profesional con IE y Practitioner en PNL, además de trabajar profundamente con los conocimientos teóricos y prácticos para hacer de nuestros alumnos coaches profesionales de calidad, orientamos en el desarrollo de estas cualidades para que los coaches que salen de nuestras aulas no solo ejerzan con ética y rigurosidad, sino con ese ‘algo más’ que les diferencia y les hace desempeñar su labor de una forma más completa.