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Procesos de ansiedad relacionados con la crisis del coronavirus


La pandemia de la COVID-19 nos ha cambiado, alterado nuestro modo de vida, presentándose una situación de estrés y ansiedad que ha afectado a todo el mundo en mayor o menor medida.

Y es que la sociedad no está preparada para vivir una pandemia que comporte un cambio drástico en la vida cotidiana: restricciones para salir a la calle, pérdida de contacto con otras personas, aislamiento, alteraciones o incluso pérdida del puesto de trabajo o muerte de un ser querido.

Todos estos hechos han repercutido en la salud mental de la sociedad, apareciendo más problemas psicológicos como es el caso del aumento excesivo de la ansiedad, incrementándose al inicio de la pandemia y manteniéndose, en muchos casos, durante meses.

A continuación veremos cuáles son los trastornos de ansiedad más comunes que pueden surgir en una crisis como la del coronavirus, y apuntaremos algunas medidas para hacerles frente.

¿Qué entendemos por ansiedad?

A lo largo de la historia de la Psicología se ha intentado definir el concepto ansiedad diferenciándolo de otros términos como "angustia" o "miedo". La ansiedad se explicaría como un estado emocional generado por una combinación difusa de emociones perturbadoras que no tiene una fuente externa que la genere y no se produce ante una amenaza actual sino ante la posibilidad de un peligro futuro que muchas veces es impredecible.

El autor Peter Lang propuso un triple sistema de respuesta que aparecía en los estados de ansiedad: el sistema subjetivo-cognitivo relacionado con la experiencia interna, el sistema fisiológico-somático, vinculado a la activación del sistema nervioso autónomo, y el sistema de respuesta motor-conductual engloba todas las respuestas observables en la conducta.

Dentro de la categoría ansiedad hay distintos tipos, aunque todos tienen en común que presentan una tendencia a la conducta irracional, una intensidad excesiva y persistente, generan malestar y son perturbadores para la persona. En referencia a la prevalencia de este tipo de trastorno, se ha observado un elevado porcentaje de ellos en la sociedad desde siempre, siendo considerado en muchas ocasiones el trastorno psicológico más común y presentándose sobre todo en población femenina.

Tipos de ansiedad

Cómo hemos apuntado antes, el grupo de ansiedad está conformado por distintos trastornos que pese a mostrar características similares presentan también diferencias y aspectos definitorios de cada uno.

Actualmente, la quinta edición del Manual diagnóstico de la Asociación Americana de Psicología (DSM 5) clasifica dentro de la categoría de trastornos de ansiedad: el trastorno de pánico característico por miedo a sufrir una crisis de pánico o ansiedad (aparición repentina de miedo o malestar acompañada de síntomas de activación autónoma), la agorafobia (miedo a padecer síntomas del ataque de pánico en una situación donde escapar o recibir ayuda es difícil), la fobia específica (es el miedo a un estímulo o situación concreta) y el trastorno de ansiedad social aparición de ansiedad ante una situación social o actuación en público.

El manual también describe el Trastorno por Ansiedad Generalizada; en este caso, el miedo o ansiedad no es concreto ante un estímulo o situación sino que se caracteriza por presentar una excesiva preocupación ante distintos aspectos de la vida cotidiana. Por último, también describe a tipos de ansiedad más típicos en la infancia, como son el trastorno de ansiedad por separación y el mutismo selectivo.

Para ser considerado como tal, Todo trastorno tiene que afectar a la funcionalidad de la persona, es decir, alterar algún aspecto de su vida o provocarle malestar. Se ha observado que el trastorno ansiedad más prevalente en la sociedad es la fobia específica y en el ámbito clínico el trastorno de pánico con agorafobia siendo este uno de los más discapacitantes.

Del mismo modo, el DSM 5 ha creado otra categoría diagnóstica para los trastornos relacionados con el trauma y los trastornos adaptativos; aquí encontramos el trastorno de estrés postraumático (TEPT) que aparece como reacción a un evento traumático, afectando a la funcionalidad y produciendo malestar o el trastorno adaptativo con un malestar menor que en el TEPT pero aun así mayor que el esperado, y disfuncional.

Ansiedad y estrés en la pandemia

Las consecuencias de la crisis del COVID-19 han sido devastadoras no solo a nivel de salud física, sino también en el ámbito de la salud mental y social. Las situaciones que hemos vivido han sido extremas, sin poder salir de casa, quedando aislados, y dándose casos de personas con psicopatologías previas viviendo solas y no pudiéndose relacionar con otras.

Además, la crisis económica desencadenada ha generado afectaciones en el ámbito laboral y del poder adquisitivo, experiencias capaces de trastocar totalmente los hábitos y los planes de futuro de las personas. En este sentido juega un papel importante el miedo y la tensió constante que genera la inseguridad laboral.

Todos estos cambios repentinos han afectado en mayor o menor medida a la población, ya que sus vidas se han visto modificadas independientemente de la situación económica, edad… El virus puede afectar a todo el mundo, y por esta razón toda la población está en riesgo.

Algunos de los factores en los que más ha influido la ansiedad desencadenada por la pandemia son:

  • La necesidad de quedarse aislado en casa y la soledad no deseada que esto genera, imposibilitando las relaciones con otras personas (no debemos olvidar que los humanos somos seres sociales, y esto quiere decir que necesitamos del contacto con los otros).
  • La economía: han sido muchos los que han visto peligrar su puesto laboral reduciendo sus horas de trabajo o incluso siendo despedidos.
  • El miedo a la pérdida de la salud física.
  • El miedo a ser el/la culpable del contagio a un ser querido.
  • El duelo por enfermedad o muerte de seres queridos.
  • La constante difusión de noticias sensacionalistas y catastrofistas sobre la pandemia.

Por qué nos gusta sufrir

En general, la situación de salud mental en la sociedad mundial ha empeorado afectando en mayor medida a las personas que viven situaciones socioeconómicas más desfavorables, las que ya mostraban problemas de salud mental previos, y las que han sufrido directamente el virus. Se ha visto que 1 de cada 5 de los afectados se han enfrentado por primera vez a un diagnóstico de trastorno de ansiedad, depresión o insomnio y muestran el doble de probabilidad padecer estos trastornos respecto a la población general.

La situación ha sido tan extrema e inesperada que incluso ha aumentado la prevalencia de pensamientos suicidas entre un 8% y un 10% sobre todo en sujetos adultos jóvenes.

En España, en el caso concreto de los problemas de ansiedad, de las personas que han sido entrevistadas, un 15,8% han reportado haber sufrido un ataque de ansiedad, afectando la vida cotidiana de un 66,7% de estos sujetos y perjudicando en mayor medida a la población femenina.

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