Cómo calmar a un amigo cuando este te necesita
La amistad no consiste tan solo en ir juntos de fiesta, compartir un mismo sentido del humor, tener aficiones parecidas o hacer cumplidos sobre la ropa que lleva el otro. Tener un amigo o amiga consiste, también, en estar ahí en los malos momentos.
Y es que buena parte del valor añadido de tener amigos es que son estas personas quienes, en los malos momentos, pueden tener más éxito a la hora de animar y confortar al otro: tienen una historia común, tienen referencias que ambos conocen, y sobre todo tienen más posibilidades de conocer el tono emocional que se necesita en ese momento. Dicho de otro modo, pueden actuar como un bisturí psicológico que permite ayudar a extirpar aquello que genera malestar.
En este artículo hablaremos justamente sobre eso: cómo confortar y calmar a un amigo que lo necesita, ya sea porque está triste o porque experimenta ansiedad.
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Consejos para calmar a un amigo que pasa por malos momentos
En primer lugar hay que tener en cuenta que tanto las causas del malestar como los efectos que esa situación ha producido pueden ser muy amplias, y lo que debamos hacer dependerá del modo en el que nos adaptamos a esas circunstancias. Principalmente, esas causas y efectos del posible malestar se dividen en dos categorías: tristeza, con síntomas depresivos o casi depresivos por un lado, y ansiedad, por el otro.
Los episodios de tristeza se caracterizan por lo siguiente:
- Llanto.
- Búsqueda de una relativa soledad.
- Interpretación pesimista del pasado, del presente y del futuro.
- Aumentan las ideas sobre uno mismo que minan la autoestima.
- Percepción de que el mundo es un lugar cruel y despiadado.
Por otro lado, los episodios de ansiedad van de la mano de lo siguiente:
- Agitación y movimiento constante.
- Búsqueda de un lugar discreto, algo apartado o aislado.
- Interpretación pesimista sobre el futuro.
- Aumentan las conductas compensatorias, como los atracones o los tics o las manías (tocarse la nariz, el pelo…).
Cómo calmar a un amigo que se siente triste
A la hora de calmar a un amigo o amiga que pasa por un momento de tristeza, sigue estas pautas.
1. No banalices sobre el motivo de su dolor emocional
Este es un error que se comete a menudo, y consiste en tratar de convencer a la otra persona que en realidad no debería de estar tan triste. El único defecto de esto es hacer que esa persona se sienta más aislada y que nadie le comprende., ya que negar los sentimientos no tiene ningún sentido.
En vez de eso, asume que incluso aunque no comprendas muy bien la causa de su dolor, estás ahí para lo que necesite.
2. Romper la sintonía aislamiento
No hay que forzar a la otra persona a salir a un lugar en el que haya más gente ni más actividad, aunque sea para “animarla”. La persona que está triste está donde quiere estar, y hay que respetar eso. Sin embargo, lo que sí podemos hacer es romper su aislamiento emocional (siempre que no nos diga lo contrario) es dejar claro que cuenta con nosotros.
Esto tendrá que ser comunicado de una manera clara pero sin que se llegue a captar el protagonismo. Algo tan sencillo como decirlo literalmente servirá, pero para eso también hay que demostrarlo argumentando, por ejemplo, que lo mismo ocurrió en crisis pasadas. De todos modos, no hay que extenderse.
3. Ofrecer compañía incondicional
Si la otra persona está dispuesta a tenerte a su lado en ese momento y tú no sabes muy bien por qué está triste, puedes preguntarle si te lo quiere explicar, pero en caso de que no quiera, no insistas. Lo importante no eres tú, sino ese alguien a quien pretendes ayudar. Deja claro que estás ahí para acompañar a tu amigo o amiga y tratar de ayudar en la medida de lo posible, y no por compromiso o por curiosidad.
4. Busca el contacto físico, pero no de repente
Si es posible tocar físicamente a la otra persona, es positivo hacerlo. Sin embargo, no es recomendable hacerlo de repente, ya que eso iría en contra de la sintonía emocional. Es mejor hacerlo cuando ya se haya progresado algo en los pasos anteriores.
5. Si aconsejas, hazlo como amigo o amiga, no como técnico
En los casos en los que sea propicio dar consejo, no los des tal y como lo haría un especialista en el tema, ignorando el estado emocional de la otra persona y transmitiéndole instrucciones. En los momentos en los que estamos tristes no obedecemos a esas lógicas, porque nos falta ánimo y fuerzas.
En cambio, aconseja tal y como lo haría un amigo. Es decir, poniendo en el foco de atención su estado emocional y cómo quiere sentirse, y ofreciendo vías de ayuda, no soluciones perfectas e ideales de lo que los libros de teoría dicten.
Cómo calmar a un amigo con ansiedad
A la hora de confortar a un amigo o amiga que está viviendo una situación de ansiedad, estas son las pautas a seguir.
1. Actúa para que se centre
La atención de quien sufre ansiedad debe pasar de la preocupación por el futuro a la toma de conciencia sobre el presente.
Para ello, si se está teniendo una crisis muy intensa, es conveniente incluso agarrar físicamente a esa persona y tratar de que establezca contacto visual contigo, no solo para que la activación del cuerpo que produce el movimiento le impida centrarse, sino también para que sepa que hay alguien que la apoya. En casos de ansieda menos intensa, simplemente se establece contacto visual y se le pide que preste atención a lo que vamos a decirle.
2. Apela a tener una actitud constructiva
A continuación, dado que ya hemos actuado sobre su cuerpo haciendo que pare de moverse y dirija sus ojos hacia nuestra mirada, se actúa sobre sus ideas. Lo que hay que decir es que aunque note que la situación parece desbordarla, se puede hacer algo al respecto y, para ello, hay que renunciar a estar todo el rato pensando en predicciones catastrofistas.
3. Espera a que se calme un poco y traza un plan de acción
Los pasos previos servirán para que ese amigo o amiga se calme un poco, pero no eliminará de raíz sus preocupaciones. Para ello, hay que dar una “alternativa mental” a su tendencia a hacer predicciones, lo cual significa que hay que proporcionar un plan de acción, aunque sea uno sencillo.
Este plan de acción debe estar compuesto por acciones muy concretas y por fechas límite, de modo que estos hitos atraigan toda la atención de ese amigo o amiga y se desacostumbre a pensar obsesivamente.
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4. Realizad un ejercicio de imaginación
Ahora que ya hay un plan a seguir para resolver el problema en la medida de lo posible, puedes rematar el trabajo haciendo que asocie esa secuencia de acciones a un estado de ánimo positivo.
Para ello, habla acerca de lo que pasará si sigue esas pautas de manera fiel y sin saltarse plazos: la situación será mucho mejor que el presente (y por supuesto, que el futuro que imaginaba, pero esto está implícito y no se lo debes recordar para que no vuelva a pensar en eso). Por ejemplo, si la ansiedad es producida por una presentación oral frente a muchas personas, imaginad el aula con su audiencia y tu amigo o amiga danto una charla de manera exitosa, manteniendo el interés del público. Es importante que sea una situación razonable y creíble.