¿Qué problemas mentales se asocian a los pensamientos intrusivos?
¿Alguna vez has tenido pensamientos de forma espontánea y salidos aparentemente de la nada, que generan en ti una intensa reacción emocional?
Casi todas las personas experimentamos pensamientos desagradables que preferiríamos no tener. Desde luego que los pensamientos intrusivos, la mayoría de las veces, son perturbadores, pero son completamente normales.
Sin embargo, para una pequeña parte de la población, estos pensamientos van más allá y están asociados a algún problema de salud mental. En este artículo hablaremos sobre qué son estos pensamientos intrusivos, cuáles son los más frecuentes y a qué problemas mentales están asociados.
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¿Qué son los pensamientos intrusivos?
Los pensamientos intrusivos son pensamientos, imágenes o impulsos no deseados que surgen en nuestra cabeza. Pueden ocurrir espontáneamente o pueden ser provocados por estímulos externos o internos. Además, por lo general, estos pensamientos son angustiantes y tienden a repetirse.
Los pensamientos intrusivos suelen provocar sentimientos de culpa, vergüenza y/o miedo. En consecuencia, muchas personas no revelan estos pensamientos a otros. Sin embargo, los pensamientos intrusivos son mucho más comunes de lo que normalmente se cree.
Cuando hablamos de pensamientos intrusivos, suelen asociarse exclusivamente al Trastorno Obsesivo-Compulsivo. Pero lo cierto es que, a menudo, también forman parte de los síntomas de otros trastornos, como los trastornos de ansiedad.
Además, los pensamientos intrusivos no son exclusivos de las personas que tienen un problema de salud mental. También los experimenta la población general.
Estos pensamientos son solo eso, pensamientos (aunque, muy dañinos, en muchas ocasiones). No son mensajes de advertencia. Lo que les da poder es que quienes los experimentan se preocupan por su significado.
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Los pensamientos intrusivos más frecuentes, con ejemplos
Los temas generales más comunes de los pensamientos intrusivos son los siguientes: la idea de hacer daño, las experiencias violentas, los comportamientos sexuales, las ideas vinculadas a la religión, o los pensamientos basados en la preocupación por cometer errores y causar accidentes.
Algunos pensamientos intrusivos que se han sido identificados en la población general son los siguientes: pensamientos de desviar el coche provocando un choque, imágenes de dañar a un ser querido, pensamientos de contraer enfermedades, impulsos de hacer algo vergonzoso, pensamientos de dejar un electrodoméstico encendido, pensamientos blasfemos...
Veamos a continuación algunos ejemplos:
- ¿Qué pasa si dejo caer este plato al suelo?
- La imagen repentina que tiene una madre de dejar caer a su bebé.
- ¿Qué pasa si empujo a esta persona a las vías del tren?
- Una mujer con buena salud que tiene pensamientos de morir de un ataque al corazón.
- Imágenes participando en un acto sexual que la persona considera inapropiado.
- Una persona religiosa tiene un impulso repentino de ponerse de pie durante una ceremonia religiosa y comienza a gritar obscenidades.
- Un hombre heterosexual tiene un pensamiento aleatorio sobre acostarse con otro hombre.
Por lo general, estos pensamientos intrusivos provocan una gran angustia, sobre todo cuando se perciben como fuera de lugar o que van en contra de los valores propios de la persona.
¿En qué trastornos aparecen los pensamientos intrusivos?
Tal y como hemos comentado anteriormente, cualquiera puede experimentar pensamientos intrusivos. Este tipo de pensamientos no siempre son el resultado de un problema mental, ni su existencia significa que necesitemos atención psicológica.
Sin embargo, si tienes pensamientos intrusivos muy frecuentes, estos te generan una gran angustia o si te centras en exceso en ellos, es posible que haya algún trastorno mental subyacente. Vamos a repasar, a continuación, algunos de los trastornos en los que dichos pensamientos son un síntoma común.
1. Trastorno Obsesivo-Compulsivo
El Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) ocurre cuando los pensamientos intrusivos se vuelven incontrolables. Estos pensamientos intrusivos (llamados obsesiones) pueden hacer que la persona repita comportamientos (llamados compulsiones) con la esperanza de que llevar a cabo la compulsión pueda terminar con los pensamientos.
Algunos ejemplos de este tipo de pensamientos intrusivos incluyen preocuparse por si se han cerrado correctamente las puertas o se ha apagado la vitrocerámica, o preocuparse por contraer una enfermedad por tocar una superficie sucia.
2. Trastorno de estrés postraumático
Las personas que padecen trastorno de estrés postraumático (TEPT) a menudo experimentan pensamientos intrusivos que suelen estar relacionados con el evento traumático. Estos pensamientos pueden desencadenar algunos de síntomas físicos, como por ejemplo, el aumento del ritmo cardíaco y la sudoración intensa.
3. Trastornos de ansiedad
Las personas con ansiedad también se ven arrastradas por pensamientos no deseados (aunque de un calibre menos intenso que en el TOC). Las personas con Trastorno de Ansiedad Generalizada, por ejemplo, pueden ser propensas a preocuparse por la seguridad de sus seres queridos.
Las personas con ansiedad social, por su parte, pueden tener dificultades para dejar atrás los recuerdos de un momento en el que cometieron un error en una situación social.