Amatofobia: síntomas del miedo al polvo y la suciedad
Pocas sensaciones son tan angustiosas y hacen sentir tan mal como el miedo, que puede manifestarse por la presencia de un peligro real o imaginario. El miedo ocurre cuando un estímulo estresante ocasiona la liberación de una serie de sustancia que produce que el corazón se acelere, la respiración se incremente y el organismo se prepare para la respuesta lucha-huida.
A pesar de que el miedo es una respuesta adaptativa, en ocasiones puede causar mucho sufrimiento a la persona que lo padece. Especialmente cuando el miedo no es real y se manifiesta una y otra vez.
En este artículo hablaremos de un trastorno fóbico llamado amatofobia. Es decir, miedo irracional al polvo y la suciedad.
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Qué son las fobias
Las fobias son miedos irracionales y patológicos que provocan un gran sufrimiento a la persona que las padece. Se engloban dentro de los ataques de ansiedad, porque su principal síntoma, además del miedo, es la ansiedad y angustia que la persona experimenta. Las fobias causan que el individuo fóbico evite el estímulo que le causa malestar.
Cuando hablamos de trastornos fóbicos existen tres tipos. La agorafobia, que es un miedo irracional que se caracteriza porque la persona que la padece tiene miedo miedo a encontrarse en situaciones en las que no podrá recibir ayuda ante una crisis. La fobia social es un trastorno (o trastornos) que aparecen en la interacción social con otras personas, por ejemplo, la eritrofobia o el miedo a ruborizarse. Por último, las fobias específicas son aquellas que se desarrollan ante un objeto o ser concreto. Por ejemplo, la aracnofobia o miedo a las arañas, la coulrofobia o miedo a los payasos o la amatofobia o miedo al polvo, de la que hablaremos con más detalle en las siguientes líneas.
Causas de la amatofobia
La amatofobia es el miedo persistente e irracional al polvo y la suciedad. Como cualquier fobia, provoca la evitación del estímulo temido y altos niveles de ansiedad. Puede afectar a la normalidad de la vida de un individuo puesto que el polvo puede aparecer en cualquier lugar. Por ejemplo, en el propio hogar.
Entre las causas más frecuentes podemos encontrar...
1. Experiencia Traumática
La experiencias traumáticas pueden ser el origen de una fobia, debido al condicionamiento clásico, una persona puede aprender a tener miedo a un estímulo inofensivo debido a la asociación que ocurre al presentarse dos estímulos de manera simultánea. El condicionamiento clásico se hizo popular gracias a los experimentos de John Watson. Para saber más sobre el condicionamiento clásico, puedes leer nuestro artículo: “El condicionamiento clásico y sus experimentos más importantes”.
Debido a las intensas emociones que podemos experimentar las personas, un único incidente traumático puede originar que una persona desarrolle esta patología.
2. Aprendizaje por observación
Pero las experiencias traumáticas no son la única causa de este trastorno, y un individuo no tiene por qué experimentar el condicionamiento clásico en su propia piel. Basta que observe a otra persona experimentando el evento traumático, por un fenómeno llamado condicionamiento vicario. En el caso de la amatofobia, ver una película en la que aparece un polvo tóxico puede provocar el desarrollo de este trastorno.
3. Predisposición biológica
Los expertos en fobias aseguran que el ser humano está biológicamente predispuesto a experimentar miedos irracionales, ya que la emoción del miedo es adaptativa y no suele responder a argumentos lógicos. Esto ocurre porque tiene su origen en asociaciones primitivas y no cognitivas.
Síntomas de este trastorno
Las fobias perteneces al grupo de los trastornos de ansiedad, pues la ansiedad es uno de los síntomas característicos, así como lo es el miedo.
Cuando la fobia se desarrolla, el sujeto fóbico experimenta síntomas cognitivos, como son la angustia, los pensamientos catastróficos, el miedo irracional o aturdimiento. También aparecen los síntomas conductuales. Por ejemplo, el intento de evitación del estímulo temido. Por último, los síntomas físicos y fisiológicos como la hiperventilación, la aceleración de pulso o la opresión en el pecho también son frecuentes.
Tratamiento
Los trastornos de ansiedad y, en concreto, las fobias, han sido científicamente estudiados en múltiples ocasiones. Según los datos de muchas investigaciones, la terapia psicológica parece ser muy efectiva.
Existen muchos tipos de terapia, pero para el tratamiento de los trastornos fóbicos, suele emplearse la terapia cognitivo conductual, que aplica distintos métodos como las técnicas de relajación o las técnicas de exposición.
De hecho, una técnica que es ideal para tratar fobias es la desensibilización sistemática, que consiste en exponer al paciente al estímulo fóbico de manera gradual a la vez que aprende diferentes estrategias de afrontamiento como son las técnicas de relajación.
- Si quieres saber cómo funciona esta técnica, solamente tienes que leer nuestro artículo: “¿Qué es la desensibilización sistemática y cómo funciona?”
Nuevas terapia para tratar fobias
Además de la terapia cognitivo conductual, en los últimos años también se emplean otros modelos terapéuticos que han resultado ser efectivos. Destacan especialmente dos, la terapia cognitiva basada en Mindfulness o la terapia de aceptación y compromiso, ambas pertenecientes a los que se conocen como terapias de tercera generación o terapias contextuales.
Además, gracias a las nuevas tecnologías, viene aplicándose las terapias con realidad virtual, que exponen al paciente al estímulo fóbico sin necesidad de que éste esté presente. Con el el avance tecnológico de los smartphones, es posible encontrar esta herramienta en algunas apps.
- Si quieres profundizar sobre este tema, puedes leer nuestro artículo: “8 apps para tratar fobias y miedos desde tu smartphone”