La psicología pericial ante casos de retirada de la custodia
Los divorcios y separaciones son especialmente duros no solo para la pareja, sino también para los hijos. En el transcurso de estas rupturas los hijos menores de edad van a tener que decidir con qué progenitor quieren pasar más tiempo, y a veces, la situación les obliga a realizar esta elección en el contexto de un proceso judicial. Pero no todas las variables tienen que ver con las decisiones personales de los pequeños.
Si bien no todas las separaciones acaban en conflicto, en más de una ocasión sucede que la ruptura no es amistosa y esto hace que la decisión de quien ostenta la custodia del hijo o hija implique recurrir a abogados y tribunales.
La psicología pericial toma especial importancia ante el fenómeno de la retirada de la custodia, siendo mediante esta rama de la psicología con la que se evalúa la idoneidad del padre o la madre para ostentar la custodia monoparental o compartida. Veamos su importancia y qué aspectos se tienen en cuenta durante los procesos de decisión de custodia de menores.
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Psicología pericial ante casos de retirada de la custodia
Los procesos de divorcio o de separación son consecuencia del deterioro en la relación de dos cónyuges que, tras no encontrar una solución a la relación, optan por acabar con ella recurriendo a la ruptura legal. Este proceso no solo afecta a la relación de pareja, sino también a los hijos en común en caso de haberlos.
De hecho, el impacto de la separación o del divorcio recae directamente también sobre ellos, convirtiéndose también en tema de disputas a causa de que muchas veces hay un choque de intereses sobre quién de los dos progenitores se queda con la custodia.
El divorcio de los padres supone para sus hijos tener que adaptarse a un nuevo entorno, nuevas casas e, incluso, ver cómo cambia el estilo de crianza de los progenitores a raíz del estrés causado por el proceso y la sobresaturación que supone tener que criar a los hijos por separado, dado que se duplican los esfuerzos. El núcleo familiar cambia, suponiendo una gran alteración en el plano emocional de todos los implicados.
En muchas ocasiones, la ruptura de los progenitores no es amistosa, dándose inicio a un duro y estresante proceso judicial en el que se tiene que decidir qué padre o madre es el más conveniente para ostentar la custodia de los menores, sea en régimen de custodia monoparental o custodia compartida. La psicología pericial ante casos de retirada de la custodia es clave en la resolución y decisión de cuál es el padre que debe ostentar la custodia de su hijo y, en caso de haberla perdido, recuperarla posteriormente.
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El informe pericial
Cuando los progenitores no llegan a un acuerdo sobre la custodia, es frecuente que acudan a psicólogos forenses y periciales, tanto por vía directa como a través de sus abogados, para entender qué elementos les pueden hacer ganar el juicio de guarda y custodia, o qué pruebas periciales son posibles aportar.
También sucede que, tras darse a conocer las conclusiones de un informe psicosocial hecho a ambos progenitores, se ha asignado un régimen de custodia exclusiva, es decir, que la custodia recaiga sobre un solo padre. El progenitor disconforme con esta decisión, que suele ser quien no tiene la custodia, tiene como prueba en contra un informe en donde se especifica que él o ella no cumple con los requisitos necesarios para tener a su hijo, motivo por el que se le ha retirado la custodia.
Ante la retirada de la custodia, el progenitor no custodio se ve en la necesidad de presentar una modificación de medidas, pudiendo ser su aliado (o enemigo también) el informe pericial psicológico en el transcurso de un divorcio o separación, solicitado por un juez o por el propio abogado del padre interesado. En este informe de tipo pericial se evalúa la posibilidad de la custodia compartida, la idoneidad parental o, incluso, se realiza una evaluación de los menores para encontrar alguna prueba que demuestre que el padre no custodio debe ostentar cierto grado de custodia o no.
Los informes psicológicos periciales ante casos de retirada de la custodia son de gran ayuda, puesto que al margen de si le sirven al progenitor disconforme con la decisión del tribunal para recuperar la custodia o no, estos informes sirven para examinar el contexto familiar e identificar las medidas más adecuadas que debe tomar el tribunal encargado del caso de separación o divorcio.
Los informes de este tipo también se pueden realizar con menores. En los procesos de divorcio y separación se pueden aportar informes periciales psicológicos infantiles de considerarse necesarios y, además, cabe decir que no se necesita la autorización de ambos progenitores, independientemente de cuál sea el régimen de custodia que ostentan. Eso sí, se les debe informar de que se evaluará a su hijo o hija, tal y como especifica el artículo 42 del Código Deontológico del Psicólogo:
“Cuando dicha evaluación o intervención ha sido solicitada por otra persona —jueces, profesionales de la enseñanza, padres, empleadores, o cualquier otro solicitante diferente del sujeto evaluado—, éste último o sus padres o tutores tendrán derecho a ser informados del hecho de la evaluación o intervención y del destinatario del Informe Psicológico consiguiente".
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Aspectos clave evaluados en casos de retirada de la custodia
A veces, los conflictos entre progenitores precipita a procedimientos legales en los que normalmente solo se puede valorar a uno de ellos.
En estos casos lo que se suele hacer es un informe de competencia parental o idoneidad parental, cuyo objetivo es determinar la presencia o no de algún problema o disfunción por parte del padre o madre evaluado que pueda afectar al correcto cuidado y desarrollo del hijo para el que muestra interés en adquirir su custodia, analizándose también su capacidad para el ejercicio de las capacidades maternas o paternas.
También es mediante estas pruebas que se trata de descartar si el individuo evaluado está intentando mostrar al perito psicólogo una imagen distorsionada de sí mismo, valorándose si está intentando simular y disimular características de personalidad, tratando de dar una imagen positiva de sí mismo en vez de mostrarse honesto y verdadero.
En otras palabras, los informes de idoneidad parental muestran las capacidades parentales del progenitor evaluado usándose pruebas empíricas y estableciendo a partir de ellas si se es buen padre o no.
Para su realización es necesario que previamente se haya realizado una minuciosa y extensa investigación y evaluación del progenitor y/o menor implicados:
- Entrevistas tanto al progenitor como al menor (ambos son peritados).
- Entrevistas a parte extensa del entorno familiar en caso de ser necesario.
- Aplicación pruebas de evaluación psicológica de carácter empírico.
- Realización de análisis exhaustivo de toda la información aportada.
Una vez realizado el informe pericial psicológico, éste dará información clave que ayudará al tribunal a tomar la decisión más conveniente, siempre pensando y primando el Interés Superior del Menor (ISM). El informe en cuestión expondrá el estado psicológico del progenitor y, en base a lo lejos o cerca de lo que se considere características y estilo comportamental propios de un buen progenitor, se le dará o no la custodia de su hijo, tanto en régimen monoparental como en compartido.
En este informe se observa si el progenitor evaluado presenta las siguientes fortalezas:
- Gestionar sus emociones y haber desarrollado capacidades para el autocuidado.
- Habilidad para dirigir y controlar el aprendizaje de los hijos.
- Capacidad para establecer pautas de disciplina en forma de normas y hábitos para preparar a sus hijos para la vida en sociedad.
- Conocimientos para potenciar la capacidad de los hijos para tener buena alimentación, higiene y seguridad.
- Cuidar y proteger a los hijos de cualquier riesgo del entorno.
- Comunicarse eficazmente: mostrar asertividad, uso del sentido del humor, empatía...
Otros aspectos evaluados son:
- Presencia de psicopatología que impida el adecuado cuidado de los hijos.
- Grado de adaptación a diferentes ámbitos vitales así como el ajuste tras la separación/divorcio.
- Estilo de crianza o aptitudes parentales del evaluado.
Es decir, durante la realización y exposición del informe se examina la existencia o ausencia de disfunciones en el progenitor y se establece el tipo de perfil que ese individuo presenta como cuidador. Se analiza también la presencia o no de factores de protección que sean positivos en la guarda y custodia, y se informa al tribunal sobre la funcionalidad del núcleo familiar.
Cuando no se ha podido realizar un informe pericial sobre el estado psicológico del progenitor que se quiere ver si es apto para ostentar la custodia de su hijo o hija, se recurre a otras vías para ver su idoneidad como padre. Aquí se pone el foco de atención a su nivel de ingresos, horario laboral compatible con el horario de los niños, proximidad o lejanía con el domicilio del otro progenitor, evidencias de que ha mostrado interés por sus hijos (organización de cumpleaños, asistencia a reuniones escolares, AMPA, excursiones...).
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Peritaje psicológico infantil: valoración psicológica del menor
Como hemos comentado, también se puede realizar una valoración psicológica pericial de los menores implicados en un caso de separación. Cuando se realiza esta valoración, se procede de la siguiente manera:
- Se informa sobre la exploración psicopatológica.
- Se analizan los patrones de personalidad del menor.
- Se evalúa su adaptación pre y post ruptura parental.
Además de llevarse a cabo estos puntos que acabamos de mencionar, se hará lo mismo con cualquier otro factor que se pueda relacionar con el objetivo del informe, en el caso en el que solo se vea al menor y no al progenitor.
Es también tarea de la psicología pericial aplicada en casos de custodia la de poder proponer al tribunal una serie de recomendaciones que se consideren interesantes o necesarias para mejorar la adaptación y el bienestar emocional de cualquiera de los peritados.
Estas recomendaciones son, por regla general, de tipo terapéutico, recomendando acudir a un psicólogo especialista en el trastorno mental que se haya observado en el progenitor o menor en caso de que lo haya o algún tipo de terapia de gestión de la ira si hubiera problemas de control de esta emoción.
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