Ejemplos de
Prólogo

Prólogo

El prólogo es un texto que antecede a una obra escrita y le ofrece al lector dos elementos: una introducción y primer acercamiento al contenido de la obra, y una presentación de su autor. Por ejemplo, el prólogo de Umberto Eco a 1984 (novela escrita por George Orwell en 1949).

Los prólogos tienen un tono ensayístico —jamás son ficcionales— y su incorporación no es obligatoria. Cuentan con una extensión más o menos acotada y su autor, en general, no coincide con el de la obra. El prologuista suele ser alguien que conoce del tema que se aborda en el texto o bien, a su autor. Así, le aporta información extra al lector que mejora su experiencia de lectura o que le permite comprender el contexto en el que se realizó y publicó. Aunque en otras ocasiones, puede ser el propio autor de la obra quien redacte el prólogo.

Una misma obra escrita puede contar con más de un prólogo en una misma edición. Incluso, esos prólogos pueden ser de distintos prologuistas. Cuando esto sucede, se especifica en qué año y a qué edición corresponde cada uno de los prólogos.

Cualquier obra escrita puede ser acompañada de un prólogo. Ya sean antologías, libros de poemas o cuentos, novelas, obras de teatro, ensayos, tesis, libros académicos, estudios científicos, compilaciones de crónicas o epistolares, guiones de cine.

Elementos del prólogo

  • Cronología. Puede incluir una línea del tiempo sobre el contenido de la obra o sobre la vida y obra del autor.
  • Citas textuales. Suele incluir fragmentos extraídos de la obra prologada, para dar mayor peso a los argumentos del prologuista.
  • Valoraciones personales. El prologuista incluye juicios, opiniones o juicios sobre la obra prologada.
  • Consideraciones de terceros. Suele incorporar observaciones y comentarios hechos por otros autores, críticos o autoridades respecto de la obra prologada.

La estructura de los prólogos

  • Introducción. Incluye datos necesarios para avanzar en la lectura y comprensión del prólogo. El prologuista detalla cómo conoce al autor, cómo fue su acercamiento con la obra, por qué considera que es trascendente y cómo fue su acercamiento con el texto.
  • Desarrollo. Se presentan los argumentos que sostienen la apreciación de la obra del prologuista. Para ello, se vale de comentarios ajenos o de citas textuales.
  • Cierre. El prologuista busca estimular al lector a embarcarse en la lectura de la obra. Para eso, se vale de ideas, imágenes, comentarios y apreciaciones.

Ejemplos de prólogo

  1. Prólogo de Jean Paul Sartre a Los condenados de la tierra, de Frantz Fanon

“Cuando Fanon, por el contrario, dice que Europa se precipita a la perdición, lejos de lanzar un grito de alarma hace un diagnóstico. Este médico no pretende ni condenarla sin recurso —otros milagros se han visto— ni darle los medios para sanar; comprueba que está agonizando, desde fuera, basándose en los síntomas que ha podido recoger. En cuanto a curarla, no: él tiene otras preocupaciones; le da igual que se hunda o que sobreviva. Por eso su libro es escandaloso (…)”.

  1. Prólogo de Julio Cortázar a Cuentos completos, de Edgar Allan Poe

“El año 1847 mostró a Poe luchando contra los fantasmas, recayendo en el opio y el alcohol, aferrándose a una adoración por completo espiritual de Marie Louise Shew, que había ganado su afecto durante la agonía de Virginia. Ella contó más tarde que ‘Las campanas’ nacieron de un diálogo entre ambos. Contó también los delirios diurnos de Poe, sus imaginarios relatos de viajes a España y a Francia, sus duelos, sus aventuras. Mrs. Shew admiraba el genio de Edgar y tenía una profunda estima por el hombre. (…)”.

  1. Prólogo de Ernesto Sábato a Nunca Más, Libro de la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas (Conadep)

“Con tristeza, con dolor hemos cumplido la misión que nos encomendó en su momento el Presidente Constitucional de la República. Esa labor fue muy ardua, porque debimos recomponer un tenebroso rompecabezas, después de muchos años de producidos los hechos, cuando se han borrado deliberadamente todos los rastros, se ha quemado toda documentación y hasta se han demolido edificios. Hemos tenido que basarnos, pues, en las denuncias de los familiares, en las declaraciones de aquellos que pudieron salir del infierno y aun en los testimonios de represores que por oscuras motivaciones se acercaron a nosotros para decir lo que sabían (…)”.

  1.  Prólogo de Gabriel García Márquez a Habla Fide, de Gianni Mina

“Dos cosas llamaron la atención de quienes oíamos a Fidel Castro por primera vez. Una era su terrible poder de seducción. La otra era la fragilidad de su voz. Una voz afónica que a veces parecía sin aliento. Un médico que lo escuchaba hizo una disertación tremendista sobre la naturaleza de esos quebrantos, y concluyó que aun sin discursos amazónicos como el de aquel día, Fidel Castro estaba condenado a quedarse sin voz antes de cinco años. Poco después, en agosto de 1962, el pronóstico pareció dar su primera señal de alarma, cuando se quedó mudo después de anunciar en un discurso la nacionalización de las empresas norteamericanas. Pero fue un percance transitorio que no se repitió (…)”.

  1.  Prólogo de Mario Vargas Llosa a las obras completas de Julio Cortázar

“El efecto de Rayuela cuando apareció en 1963, en el mundo de lengua española, fue sísmico. Removió Hasta los cimientos las convicciones o prejuicios que escritores y lectores teníamos sobre los medios y los fines del arte de narrar y extendió las fronteras del género hasta límites impensables. Gracias a Rayuela aprendimos que escribir era una manera genial de divertirse, que era posible explorar los secretos del mundo y del lenguaje pasándola muy bien, y, que jugando, se podía sondear misteriosos estratos de la vida vedados al conocimiento racional, a la inteligencia lógica, simas de la experiencia a las que nadie puede asomarse sin riesgos graves, como la muerte y la locura. (…)”.

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