Etapas de la Guerra Fría
La Guerra Fría fue un conflicto de tipo político, militar, económico, cultural, informativo y hasta deportivo que tuvo lugar luego del fin de la Segunda Guerra Mundial, y que dividió al mundo entero en dos: el bloque occidental-capitalista, liderado por los Estados Unidos de América (EEUU), y el bloque oriental-comunista, liderado por la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS).
Este enfrentamiento estuvo motivado por razones políticas e ideológicas, y aunque no desencadenó un conflicto frontal mundial entre las potencias opuestas, que no llegaron ni a declararse la guerra ni a que sus ejércitos se enfrentaran directamente (de allí el nombre de guerra “fría”), sí involucró a montones de otros países en la medida en que tanto los Estados Unidos como la Unión Soviética financiaban dictaduras y guerrillas insurgentes para inclinar la balanza mundial a sus respectivos favores, tratando de implantar sus formas de gobierno a lo largo del planeta.
En ese sentido, los habitantes de estas naciones, principalmente de América Latina, los Balcanes y Asia, sufrieron las crueldades de un sistema o de otro, o incluso de ambos, como es el caso de la antigua Yugoslavia. El precio en vidas humanas y en material bélico fue, a pesar de todo, sumamente alto durante los más de cuarenta años que duró este conflicto (1945-1991).
La Guerra Fría, además, juega un papel importante en la configuración de las mentalidades humanas del siglo XX, con un notorio impacto en el surgimiento de corrientes de pensamiento desesperanzadas y pesimistas, nacidas bajo el miedo profundo a la destrucción de la raza humana mediante una guerra atómica que durante los años 70 parecía inminente.
- Puede servirte: Países socialistas
Etapas de la Guerra Fría
La Guerra Fría fue un conflicto complejo y prolongado, que abarcó numerosas etapas y diversos escenarios de conflicto, a saber:
- Primera etapa. La formación del mundo bipolar (1947-1953)
Esta primera etapa comprende el levantamiento de Europa de la cruenta Segunda Guerra Mundial, apoyada económicamente por el Plan Marshall de los Estados Unidos, a quienes convenía la recuperación europea para hacer frente a la injerencia soviética en la Europa del Este. Esta doctrina de apoyo económico tuvo su versión soviética en el Plan Molótov y luego el COMECON, una serie de subsidios y canales comerciales controlados desde Moscú para las naciones bajo su control: Polonia, Checoeslovaquia, Rumanía, Hungría y Bulgaria.
En este marco sucedió el bloqueo de Berlín: el cierre de las fronteras de la Alemania comunista, separada de la occidental desde finales de la Segunda Guerra Mundial y sometida a control soviético, de todo tipo de tránsito con los países capitalistas. Este gesto anunciará la venidera separación del mundo comunista y el capitalista, entre los que habrá poco o nulo contacto.
Para enfrentar este panorama, en occidente se crea la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), comprometida con la defensa de la Europa Occidental. Así nace también el Kominform, una institución de control ideológico y político internacional que buscaba preservar la unión de las repúblicas comunistas.
En 1950, sin embargo, a un año de que la URSS detonara su primera bomba atómica, la Guerra Civil China finaliza con el triunfo de Mao Tse Tung y se instaura en dicho país una Revolución Comunista. Este nuevo panorama confirió al régimen comunista de Corea del Norte los ánimos necesarios para invadir Corea del Sur, iniciando así la Guerra de Corea en que los EEUU tomaron participación directa, con la venia de las Naciones Unidas. El conflicto acabó en 1953 con la victoria del bando pro occidental y el restablecimiento de la frontera entre las dos naciones, cuyas tensiones perduran hasta hoy.
- Segunda Etapa. La escalada de tensión, Vietnam y la crisis de los misiles de Cuba (1953-1962)
La segunda etapa del conflicto se inicia con el cambio de los actores políticos internacionales tras la elección de Dwight Eisenhower como presidente de los EEUU y la muerte del dirigente soviético Iósif Stalin, ambas cosas en 1953. La asunción del nuevo Secretario General de la URSS, Jrushchov, llevó a una ruptura entre los modelos comunistas de Rusia y de China.
En este marco se da inicio a la carrera armamentista y a la carrera espacial, cuyos frutos definirán tecnológica y culturalmente de finales del siglo XX.
Sin embargo, en este período las dos potencias hicieron esfuerzos por sumar a sus respectivos bandos la mayor cantidad de países descolonizados de Asia, África y América, lo que entre otras cosas condujo a la Guerra de Vietnam (1955-1975), en la cual fueron finalmente derrotadas las tropas estadounidenses en 1973 y quebrantadas sus pretensiones de detener el avance comunista en la zona. Vietnam se reunificó dos años después bajo el mando comunista de Ho Chi Minh, mientras en Camboya se erigía el gobierno de Pol Pot y los Jemeres Rojos en 1960 y en Laos sucedía lo propio al mando de Pathet Lao.
Otro triunfo comunista fue el de la Revolución socialista liderada por Fidel Castro, que depondría la dictadura de Fulgencio Batista e instauraría la propia hasta principios del siglo XXI. Este gesto sería aplaudido inicialmente por numerosos intelectuales y políticos latinoamericanos y se convertiría en un símbolo de la insurgencia izquierdista latinoamericana, ferozmente reprimida durante las décadas siguientes por un sinfín de dictaduras militares financiadas por los Estados Unidos en países como Venezuela, República Dominicana, Chile, Argentina, Paraguay, Bolivia o Panamá.
La Revolución Cubana permitió a la URSS posicionarse muy próximamente al territorio norteamericano, lo cual fue percibido como una amenaza intolerable por parte del Presidente John F. Kennedy, quien sentenció a Cuba a un bloqueo económico total. El punto más álgido en esta región tuvo lugar en 1962, cuando la URSS intentó emplazar sus misiles nucleares en Cuba, en situación idéntica a los que EEUU tenía en Turquía. La tensión del conflicto, que incluyó amenazas de represalia masiva, culminó con el retiro de los misiles tanto de Cuba como de Turquía y el compromiso de Kennedy de no invadir la isla, si bien se mantuvo el bloqueo hasta principios del siglo XXI.
Esta crisis instauró el “teléfono rojo”, una línea directa entre Washington y Moscú, a través de la cual los dirigentes soviético y estadounidense pudieran negociar en casos de extrema gravedad.
La paranoia de la inminente guerra atómica reinaría en el mundo durante la década siguiente.
- Tercera etapa. La deténte (1962-1979)
En esta etapa la polarización mundial se hizo mucho más compleja, ya que las economías de Japón y Europa lograron restablecerse de la debacle de la Segunda Guerra Mundial y los países del Tercer Mundo supieron organizarse en instituciones como la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) y el Movimiento de Países No Alineados, lo que les permitió escapar a la dinámica mundial.
De cara a este panorama, la URSS, en medio de tensiones producto del estancamiento económico, promovió una relajación o distensión (la deténte) en sus políticas internacionales, lo cual no impidió que las tropas soviéticas entraran a Checoeslovaquia para aplastar la llamada Primavera de Praga, una liberalización política momentánea que empezó en enero de 1968.
Semejantemente, en mayo del mismo año, una serie de protestas estudiantiles y huelgas civiles condujeron a la caída del general De Gaulle en Francia, en lo que se denominó el “Mayo del 68”. Si bien los partidos de izquierda y sindicatos que impulsaron estas protestas no lograron hacerse con el poder, este evento tuvo un enorme impacto social en Occidente y marcó el inicio de una nueva moral liberal, moderna y respetuosa de los derechos humanos.
En 1969, la ruptura de relaciones entre la China maoísta y la URSS condujo a un conflicto militar y, paradójicamente, a un acercamiento entre China y EEUU, que permitió un viaje del presidente Richard Nixon a Pekín.
- Cuarta etapa. La Segunda Guerra Fría (1979-1991)
Esta última etapa del conflicto se inició con la invasión soviética a Afganistán, poniendo fin a la llamada “convivencia pacífica” que políticos como Jimmy Carter habían intentado en años anteriores. Movimientos bélicos como éste, o la Revolución Sandinista en Nicaragua, o la Revolución Iraní, no obstante, supusieron un esfuerzo económico que sentenció a la URSS a invertir el 25% de su PBI en gastos militares, que condujeron a una profunda crisis económica a principios de la década del 80.
Cuando Mihaíl Gorbachov asume la Secretaría General de la URSS en 1985, la economía soviética estaba estancada por completo y la caída de los precios del petróleo le obligó a emprender una serie de reformas, que en 1987 se anunciaron más profundos bajo el nombre de la Perestroika (restructuración). A eso prosiguió la “Glásnost” o el descongelamiento de las relaciones entre las dos potencias mundiales.
Así se dio inicio a un proceso de negociaciones que culminó en 1989, con la proclama de Ronald Reagan y Gorbachov en la Cumbre de Malta del fin de la Guerra Fría.
Ese mismo año se derrumbó el muro de Berlín y al año siguiente se firmó la reunificación alemana, mientras la URSS se preocupaba cada vez más por su propia supervivencia. El 25 de diciembre de 1991, luego de un intento de Golpe de Estado y con numerosas repúblicas clamando por su independencia del sistema soviético, la URSS es disuelta totalmente y los últimos restos de la Guerra Fría sepultados por el triunfo del capitalismo.
Causas de la Guerra Fría
Los factores determinantes en el inicio de la Guerra Fría se gestan durante el final de la Segunda Guerra Mundial, cuando los países aliados occidentales (Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos) pactaron con la Rusia soviética para enfrentar conjuntamente al III Reich alemán (la Alemania Nazi).
Esta alianza condujo la guerra a su fin en 1945 y dejó una Europa devastada y necesitada de ayuda económica, incapaz de seguir ocupando la vanguardia política del mundo. Ese papel lo ocuparon entonces las dos nuevas superpotencias: Estados Unidos y la Unión Soviética.
Sin embargo, las diferencias existentes e irreconciliables entre el régimen capitalista occidental, los valores culturales que sostenía, sus políticas injerencistas heredadas de los tiempos imperiales, y los propios del sistema comunista soviético, producto de la Revolución de Octubre de 1917 que proclamó la primera nación socialista de la Historia, se convirtieron rápidamente en fuente de tensiones y enfrentamientos a escala mundial.
Habría, sin embargo, que notar los antecedentes de este conflicto, que se remontan a las reticencias de Estados Unidos y Gran Bretaña a reconocer a la Rusia post revolucionaria como una nación legítima hasta 1933, e incluso al pacto de no agresión firmado entre la Alemania Nazi y la Unión Soviética (Pacto Ribbentrov-Mólotov) firmado en 1939, quebrantado en 1941 por la invasión germana del territorio soviético. De modo que estos dos polos políticos e ideológicos venían gestándose desde antes de contar con el enemigo común del fascismo europeo.
De hecho, la división de Alemania en dos (y de su capital, Berlín, con el famoso muro que la separaba en dos mitades) sirvió de ejemplo a escala local del crecimiento de estas tensiones, en la medida en que los ciudadanos intentaban huir de la Alemania oriental a la occidental, en pos de mejores oportunidades de vida. El drama de las dos Alemanias se convirtió en símbolo del modelo bipolar de la Guerra Fría, hasta su reunificación en 1990.
Consecuencias de la Guerra Fría
Las principales consecuencias de la Guerra Fría apuntan al triunfo del capitalismo por encima de las ideologías comunistas y su entrada en una fase planetaria, que condujo a la reciente globalización y construcción de un mercado global. Esto sobre todo a partir del desplome de la Unión Soviética al inicio de la década del 90 y su pérdida de influencia internacional.
De manera similar, la carrera armamentista entre los dos colosos políticos y militares alcanzó cumbres alarmantes que, en determinados momentos, supusieron la alarma mundial ante la amenaza de una guerra atómica. Paradójicamente, esta escalada tecnológica, empujada por la competitividad en los campos de la ingeniería y de la propaganda, se tradujo en logros inéditos para la humanidad como la incursión en el espacio, la llegada a la luna, el desarrollo de la Internet y la firma de tratados políticos regionales aún en rigor, como la OTAN.
Otra consecuencia importante tiene que ver con la cantidad enorme de conflictos regionales que la Guerra Fría propició y cuyo costo económico y en vidas humanas resulta incalculable. Prácticamente ningún rincón de la tierra fue inmune al panorama bipolar en que se organizó el mundo durante la segunda mitad del siglo XX. Algunos de estos conflictos, como la Guerra de Vietnam, tuvieron a su vez consecuencias importantes en la política estadounidense y son aún recordados por el cine y la literatura como un evento traumático en esa cultura.
Sigue con: