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Complexión

La complexión es una figura retórica que consiste en empezar con una misma palabra y en acabar igualmente con otra igual. Por ejemplo: Me gustan los aviones, me gustas tú / Me gusta viajar, me gustas tú (Manu Chao).

La complexión combina dos figuras de repetición de forma simultánea: la anáfora (repetición de palabras al comienzo de versos) y la epífora (repetición de palabras al final de los versos). 

Es importante no confundir la complexión con la epanadiplosis, en la que cada línea repite al final lo establecido al inicio, y cada una puede ser diferente o no de la línea anterior.

Ejemplos de complexión

  1. El mar. La mar.
    El mar. Solo la mar.
    (Rafael Alberti)
  1. Para
    venir a gustarlo todo,
    no quieras tener gusto en nada.
    Para
    venir a saberlo todo,
    no quieras saber algo en nada.
    Para venir a poseerlo todo,
    no quieras poseer algo en nada.
    Para venir a serlo todo,
    no quieras ser algo en nada
    Para venir a lo que no gustas,
    has de ir por donde no gustas;
    Para venir a lo que no sabes,
    has de ir por donde no sabes.
    Para venir a poseer lo que no posees,
    has de ir por donde no posees.
    Para venir a lo que no eres,
    has de ir por donde no eres.
    Cuando reparas en algo,
    dejas de arrojarte al todo.
    Para venir del todo al todo,
    has de dejarte del todo en todo.
    Y cuando lo vengas del todo a tener,
    has de tenerlo sin nada querer.
    (San Juan de la Cruz)
  1. (…) no vos supe servir, no,
    y, agora que os serviría,
    no vos puedo haber, no.
    (Anónimo – “Romance de rosa fresca”)
  1. Que el rey pase por lo que ordena que pasen todos, justicia es.
    Que el príncipe, para introducir el remedio de los suyos, no repare en desnudarse de la majestad ni en humillarse, justicia es.
    Que empiece por sí mismo la ley que quiere dar a todos, justicia es.
    Que use del remedio que da, justicia es;
    pues aunque no le ha menester para la disculpa, le ha menester para el ejemplo.
    (Quevedo – “Política de Dios”)
  1. Me gusta la canela, me gustas tú
    Me gusta el fuego, me gustas tú
    Me gusta menear, me gustas tú
    Me gusta La Coruña, me gustas tú
    Me gusta Malasaña, me gustas tú
    Me gusta la castaña, me gustas tú
    Me gusta Guatemala, me gustas tú
    (Manu Chao – “Me gusta”)
  1. Otra tarde que no arde esta tarde
    sin pasado mañana
    otra tarde tan cobarde esta tarde
    que no prueba manzanas.
    (Joaquín Sabina – “Otro jueves cobarde”)
  1. Que se precie un don Pelón
    Que se comió un perdigón,
    Bien puede ser;
    Mas que la biznaga honrada
    No diga que fue ensalada,
    No puede ser.

    Que olvide a la hija el padre
    De buscarle quien le cuadre,
    Bien puede ser;
    Mas que se pase el invierno
    Sin que ella le busque yerno,
    No puede ser. 
    (Luis de Góngora y Argote – “Que pida a un galán Minguilla»)
  1. Si honestidad deseáis, ¿qué cosa más honesta que la virtud, que es la raíz y fuente de esta honestidad?
    Si honra, ¿a quien se debe la honra y acatamiento, sino a la virtud?
    Si hermosura, ¿qué cosa más hermosa que la imagen de la virtud?
    Si utilidad, ¿qué cosa hay de mayores utilidades que la virtud, pues con ella se alcanza el sumo bien? 
    (Fray Luis de Granada)

Ver además: