25 Ejemplos de
Asíndeton
Asíndeton
El asíndeton es una figura literaria que implica la omisión de conjunciones o nexos entre los elementos de una oración. Por ejemplo:
Desmayarse, atreverse, estar furioso
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso.
(Lope de Vega)
Este recurso estilístico busca agilizar el ritmo de las oraciones por medio de la omisión voluntaria y genera un efecto de dramatismo que le otorga mayor fuerza expresiva y fluidez a lo dicho.
Los nexos y conjunciones suprimidos son reemplazados por una coma para causar una pausa entre las palabras.
El asíndeton se opone al polisíndeton, aquella figura literaria que apela a la utilización de nexos y conjunciones innecesarios con fines estéticos.
- Ver también: Figuras retóricas
Ejemplos de oraciones con asíndeton
- Teníamos todo, poco, nada.
- La vi, sonreí, callé, huí.
- Pasan las horas, los días, los meses, los años.
- Llegué, llegó; miré, miró; sonreí, sonrió.
- Los chicos corren, juegan, pelean.
- Canta, ríe, sueña, acude conmigo, calma mi pena. (Pedro Del Castillo)
- El cielo, estrellado, iluminado, pero desolado.
- Bella, ingenua, alegre, pero distante.
- Me acerco, te alejas; te miro, me ignoras.
- El gobierno del pueblo, por el pueblo, para el pueblo. (Abraham Lincoln)
- Te amo de aquí al sol, al infinito, siempre.
- Amar, amar hasta morir.
- En tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada. (Luis de Góngora)
- Respiro, vivo, camino, muero lento.
- Nuestro líder, valiente, fuerte, pero también inteligente.
- Tú vas, yo vengo; tú olvidas, yo recuerdo.
- Sus rostros iluminados, sudorosos, esperanzados.
- Su presencia es paz, silencio, tranquilidad; su ausencia, el vacío.
- Yo río, él ríe; yo amo, él nada.
- Veni, vidi, vici. Vine, vi, vencí. (Julio Cesar)
- Amé, lloré, olvidé.
- Los niños lloran, ríen, duermen, sueñan.
- Corre, huye, olvida.
- Su ausencia duele, desvela.
- ¡Trabaja, muévete, agítate para comer! ¡Da a esa bomba, suda, afánate para coger el aire que has de respirar! […] ¡Qué casta, qué misteriosa, qué llena de dulce pudor es siempre la pereza del hombre! (Gustavo Adolfo Bécquer)
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