Biografía de Porfirio Díaz

Biografía de Porfirio Díaz

José de la Cruz Porfirio Díaz Mori (1830-1915), mejor conocido como Porfirio Díaz, fue un militar y político mexicano, protagonista en numerosos conflictos en el siglo XIX y político a cargo de la nación durante más de 30 años, un período conocido como “el Porfiriato”.

Se trata de una figura polémica en la historia política mexicana, a la que se atribuyen importantes victorias militares, pero también se acusa de haber impuesto una dictadura causante de la primera gran guerra civil del siglo XX: la Revolución Mexicana (1910-1917 o 1940, dependiendo de las fuentes consultadas).

Díaz fue un defensor a ultranza del pensamiento positivista, esto es, que entendía el progreso de manera inseparable de la industrialización y el avance tecnológico, y la expansión de la red ferroviaria mexicana fue su símbolo principal durante su mandato.

También fue un militar condecorado, tanto nacional como internacionalmente, que ostentó desde 1888 el título honorífico de Gran Oficial de la Academia Francesa.

Nacimiento y juventud de Porfirio Díaz

José de la Cruz Porfirio Díaz Mori nació el 15 de septiembre de 1830 en la ciudad mexicana de Oaxaca. Fue el sexto hijo de los siete que tuvieron José Faustino Díaz y Petrona Mori, a quienes el propio Díaz describe en sus memorias como “de raza criolla”  y “media sangre india de raza mixteca” respectivamente.

En 1835, el joven Porfirio ingresó a la Escuela Amiga de la parroquia de Oaxaca y después al Seminario Tridentino, donde estudió hasta 1846, cuando se produjo la Intervención Estadounidense en México, y muchos de los alumnos del seminario se enrolaron en el ejército para combatir al enemigo, entre ellos el propio Porfirio Díaz. Pero si bien fueron asignados al Batallón de San Clemente, no llegaron nunca a ver el frente de batalla.

Posteriormente, Díaz abandonó el seminario y se inscribió en el Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca, donde cursó estudios de derecho y en 1850 ingresó como maestro al propio instituto. Allí fue alumno del propio Benito Juárez (1806-1872), con quien más adelante compartiría destinos políticos.

Aunque no formó parte de la Revolución de Ayutla de 1854, en contra del entonces presidente Antonio López de Santa Anna (1794-1876), muchos de sus compañeros sí lo estuvieron, y el propio Díaz acabó involucrado y detenido.

Tras la renuncia de Santa Anna y el retorno a Oaxaca de Benito Juárez, Díaz fue nombrado como jefe político del distrito de Ixtlán, lo cual fue su debut en la política mexicana. Allí formó la primera guardia militar, con la que tomó parte en 1856 del sitio de Oaxaca, donde fue herido de bala en el corazón y operado posteriormente. En recompensa por su compromiso con los liberales, fue asignado como líder militar del istmo de Tehuantepec.

Carrera política y militar de Porfirio Díaz

La carrera militar de Díaz comenzó en la Guerra de Reforma (1858-1861) que enfrentó a liberales y conservadores por el dominio de la política del país. El primer bando defendía la presidencia interina de Benito Juárez, tras la renuncia de Ignacio Comonfort (1812-1863), mientras que el segundo proclamaba a Félix María Zuloaga (1813-1898).

Díaz luchó en el bando de los liberales, en el que alcanzó los rangos de mayor, coronel y teniente general. Tras el triunfo liberal en 1861 ocupó el cargo de diputado federal por Oaxaca en el Congreso de la Unión, cargo del cual se ausentó para retomar el combate cuando las fuerzas conservadoras ejecutaron a los liberales Melchor Ocampo, Leandro Valle y Santos Degollado, justo antes de que se produjera la Segunda Intervención Francesa en México (1862-1867).

La suspensión de los pagos de la deuda adquirida con Europa por los conservadores durante la Guerra Civil, por parte del presidente Benito Juárez, fue el detonante de la invasión extranjera, y tropas francesas, inglesas y españolas ocuparon el puerto de Veracruz.

Aunque los ingleses y los españoles aceptaron una negociación, los franceses optaron por tomar control de México, pues Napoleón III Bonaparte (1808-1873) deseaba un imperio mexicano tutelado por Francia. Aliados con los conservadores mexicanos, los franceses derrotaron al gobierno liberal y proclamaron en 1864 el Segundo Imperio Mexicano, a la cabeza del cual estuvo el austríaco Maximiliano de Habsburgo (1832-1867).

Junto con otros militares mexicanos, Díaz fue capturado en Puebla en 1863 y conducido a Veracruz para iniciar su exilio en Martinica. Pero logró escapar y dirigirse a la Ciudad de México, donde contactó con Benito Juárez y recibió 30.000 hombres para iniciar una guerra de guerrillas en el estado de Oaxaca, del cual fue designado gobernador interino.

A pesar de su superioridad militar, los franceses jamás pudieron controlar totalmente dicho estado. Sin embargo, en 1865 la ciudad de Oaxaca fue sitiada por las fuerzas imperiales y Díaz se vio obligado a rendirse. Se salvó milagrosamente de la ejecución y fue sentenciado a cadena perpetua, pero logró escapar y organizar una nueva resistencia de 100 hombres, con los que volvió al sur y reorganizó junto a Juan Álvarez (1790-1867) el Ejército de Oriente.

Con este nuevo ejército, Díaz aprovechó el cambio de corriente que se produjo luego de 1867, cuando las tropas francesas emprendieron el retorno a Europa ante la inminente guerra con Prusia. El fin de la Guerra Civil estadounidense (1861-1865) volvió a permitir a Juárez el apoyo militar de sus aliados del norte.

En abril de ese mismo año, Díaz sitió en Puebla a las últimas fuerzas imperiales y en mayo el emperador Maximiliano fue apresado en Querétaro, juzgado por un tribunal militar y ejecutado junto a sus generales Miramón y Mejía. La república mexicana volvía a tener el control del territorio.

Díaz fue condecorado por el propio Juárez y premiado con una hacienda llamada La Noria, a donde se retiró tras perder rotundamente las elecciones presidenciales de 1867 convocadas por Juárez (2344 votos contra 785).

Contrajo matrimonio con su sobrina Delfina Ortega de Díaz, con quien tuvo tres hijos que no llegaron a adultos y dos que sí lo hicieron: Porfirio Díaz Ortega y Luz Victoria Díaz Ortega.

La Revolución de la Noria

En 1871 hubo nuevamente elecciones presidenciales, y Juárez y Díaz volvieron a enfrentarse. Esta vez la derrota de Díaz tuvo un margen más estrecho (5837 votos contra 3555 y 2874 votos por Lerdo de Tejada, presidente del Tribunal Supremo de Justicia).

Díaz decidió impugnar la elección, buscó apoyo entre los hacendados y militares de Oaxaca y anunció el 8 de noviembre su Plan de la Noria, un llamado a rebelarse militarmente contra Juárez. Al alzamiento de los estados de Oaxaca, Guerrero y Chiapas bajo el mando de Díaz se lo conoció como la Revolución de La Noria.

La sublevación no tuvo éxito. No lograron tomar la capital y el propio hermano de Díaz fue ejecutado a comienzos de 1872. Sin embargo, en julio de ese año, Benito Juárez falleció de un ataque cardíaco en el Palacio Nacional, situación que dejó a Lerdo de la Tejada como presidente interino.

La Revolución de la Noria había perdido su sentido y Díaz se sumergió en una crisis económica que le costó su hacienda y lo obligó a emigrar a Veracruz. Allí se postuló y fue elegido como diputado federal en 1874.

Ese mismo año, se opuso junto con otros políticos del estamento militar a una reducción en la pensión de los militares retirados y, a pesar de que era un pésimo orador, se vio convencido de hablar en público. Su desempeño fue vergonzosamente pobre y, presa de la frustración, culminó su intervención llorando en público. De inmediato se convirtió en el hazmerreír de la clase política mexicana.

La Revolución de Tuxtepec

Nuevas elecciones a la presidencia mexicana tuvieron lugar en 1876 y el entonces presidente Sebastián Lerdo de Tejada (1823-1889) anunció su deseo de continuar en el cargo. Díaz también anunció su candidatura pero sus seguidores emprendieron además una serie de protestas contra el actual presidente que, al ser reprimidas por el gobierno, causaron más malestar y encendieron la mecha de la última guerra mexicana del siglo XIX: la Revolución de Tuxtepec.

Díaz se alzó en armas y contó con respaldo de muchos militares, que veían con malos ojos la ascendencia española de Lerdo. Bajo la promesa de respetar la Constitución de 1857 y el lema de “sufragio efectivo; no reelección”, la revolución se extendió desde el norte hasta Oaxaca.

Inicialmente tuvo numerosos reveses, dado que el ejército se mantenía fiel a Lerdo, pero nuevas fuerzas reclutadas por Díaz en La Habana le permitieron derrotar a Lerdo en la Batalla de Tecoac, obligando al hasta entonces presidente a huir al extranjero.

En 1876 Díaz entró triunfal a la Ciudad de México y se erigió en 1977 como presidente interino de la república. El Porfiriato estaba por comenzar.

El Porfiriato

Se conoce como “Porfiriato” al largo período histórico en que México estuvo sometido a los designios de Porfirio Díaz. Este lapso duró desde 1877 hasta 1910, con una breve interrupción intermedia: el cuatrienio de Manuel González (1880-1884), un gobierno que de todos modos estuvo bajo el control indirecto de Díaz. Este período se suele dividir en dos etapas:

  • La primera etapa. Va desde 1877 hasta 1884, y comprende la presidencia interina de Díaz, durante la cual reformuló la constitución para que ningún presidente mexicano pudiera reelegirse, y también el cuatrienio de Manuel González, durante el cual el control de Díaz se ejerció de manera más solapada. Por un lado, el gobierno interino de Díaz se centró en el orden y la pacificación del país, para lo cual solicitó poderes extraordinarios al Congreso y acudió a la represión “en caliente”, especialmente contra los insurgentes lerdistas de 1879.
    También se centró en las gestiones necesarias para ganarse la amistad de los Estados Unidos, país con el cual no tenía hasta entonces la mejor de las relaciones. Entre dichas maniobras estuvo el acuerdo de pago de la deuda externa, que fue abonando pequeñas cantidades durante un plazo de quince años.
    Por otro lado, el gobierno de Manuel González abrazó los ideales positivistas de Díaz e invirtió en la expansión de la red ferroviaria, creando una red telegráfica y fundando dos bancos (que luego se fusionaron en el Banamex en 1884). Sin embargo, en 1881 estalló la crisis económica y González estuvo a punto de ser derrocado, de no ser por las intervenciones de Díaz, quien fue nombrado por el presidente como Ministro de fomento y luego como gobernador de Oaxaca.
  • La segunda etapa. Va de 1884, tras el fin del mandato de González, hasta 1911, fecha en que inicia la Revolución Mexicana. Se trata de 27 años ininterrumpidos de mandato presidencial de Díaz, que iniciaron con su elección en diciembre de 1884, tras una campaña fuertemente apoyada por los sectores eclesiásticos y empresariales.
    Su presidencia estuvo fuertemente inclinada hacia la estabilidad y la pacificación del país, para lo cual incorporó a su gabinete políticos del bando lerdista, conservador y antiguos compañeros de la Revolución de Tuxtepec. Sin embargo, Díaz no tenía intención de abandonar el poder y en 1887 modificó la Constitución para permitir la reelección inmediata e indefinida, mientras ejercía un fiero control sobre la prensa y una represión brutal de la insurgencia mediante el uso del ejército (hubo fusilamientos masivos y exterminios de pueblos indígenas).
    Se trató de un lapso de paz forzada, en el que la inversión extranjera fue fomentada y la cultura y la economía crecieron. Díaz se reconcilió con la Iglesia, pagó la deuda con Inglaterra y consintió el latifundio: creó nuevas haciendas privadas en detrimento de la clase campesina. El “progreso” venía de la mano de un costo social enorme.

Crisis y derrocamiento de Porfirio Díaz

El Porfiriato llegó a su término en medio de una crisis económica producida por el derrumbe de los precios de la plata, principal producto de exportación mexicano. La moneda se devaluó y se produjo el pánico financiero, a lo cual se sumó una sequía que mermó la producción agrícola y unas precarias condiciones de trabajo de la clase obrera, exprimida libremente por las empresas extranjeras.

Así, el sentimiento antiporfirista creció y gestó numerosas huelgas, alimentadas por el desgaste popular luego de las reelecciones de 1884, 1888, 1892 y 1896, en las que hubo numerosas sospechas de irregularidad electoral y argucias políticas. Cuando en 1900 se corrió la voz de que Díaz volvería a presentarse para la presidencia, se alzaron las primeras voces en su contra.

Ello no impidió que en 1904 Díaz volviera al mando, pero lo hizo en un clima político muy diferente, que lo obligó a prometer en una entrevista con un periodista estadounidense que permitiría a los partidos opositores organizarse para el relevo político… pero en 1910.

Esta noticia encendió la mecha del antirreeleccionismo, que curiosamente empleó las mismas consignas que había usado Díaz contra Benito Juárez en su momento. Y bajo el liderazgo de Francisco I. Madero (1873-1913), el Porfiriato se enfrentó a las primeras grandes sublevaciones en su contra, sin darse cuenta de que era la punta de un iceberg revolucionario que sacudiría al México de inicios del siglo XX.

Exilio y fallecimiento de Porfirio Díaz

Forzado a renunciar a su cargo, Porfirio Díaz abandonó México en un barco dirigido a París, Francia, en donde vivió el resto de sus días. Falleció en 1915, a los ochenta y cuatro años, y su cuerpo fue sepultado en la iglesia de Saint Honoré l’Eylau, y luego trasladado al cementerio de Montparnasse.

Desde 1989 ha habido diferentes iniciativas de repatriación de sus restos pero todavía no existe un consenso al respecto.

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