Ventaja absoluta
La ventaja absoluta es la capacidad de una persona, empresa o país para producir un bien, teniendo que usar menos factores de producción que otro.
En otras palabras, la ventaja absoluta nos dice que un países mejor que otros en la producción de un bien o servicio. Ofrece mayor calidad a un menor coste. Al tener mejores recursos tales como tecnología, tiempo, capital o mejor factor humano, puede producirse algo con más eficiencia. Esto hace que pueda emplearse esta medición a la hora de establecer comparaciones entre distintos productores.
De esta manera, podemos comparar naciones, empresas o individuos atendiendo a su gasto de recursos a la hora de producir un bien. El que utilice menos recursos para llevar a cabo esta acción, diremos que tiene ventaja absoluta.
La ventaja absoluta de Adam Smith
Este concepto económico es una de las primeras bases en el estudio de la economía y del comercio internacional, desde que Adam Smith anunciase su teoría. Para Smith, los países tienden a especializarse en la producción de aquellos bienes en los que tienen ventaja absoluta. Esto sucede por el menor gasto de recursos en la producción que se mencionaba anteriormente.
Según la teoría de la ventaja absoluta, al especializarse los países en los bienes en los que tiene ventaja absoluta, exportan esos bienes y con las ganancias de esta venta compran otros bienes producidos por otros países. De esta manera llegaba a la conclusión de eficiencia del comercio internacional.
No obstante, la idea de la ventaja absoluta como motor de comercio internacional resultó ser demasiado simplista para la realidad. Ya que existían casos en los que según la definición dada, no podría darse el comercio.
Por poner un simple ejemplo: si el país A produce alimentos por 5 euros y ropa por 6 euros, mientras que el país B se dedica a la producción de alimentos por 10 y de ropa por 12, no existiría comercio entre ellos según la teoría de la ventaja absoluta. Esto sucedería debido a que el país A tiene ventaja absoluta en ambos productos y no estaría interesado en adquirir ninguno al país B.
De este modo, se llegó a través del estudio de que el comercio internacional no responde estrictamente a la teoría de la ventaja absoluta, sino al de la ventaja comparativa.