Diferencia entre ventaja absoluta y ventaja comparativa

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La diferencia entre ventaja absoluta y ventaja comparativa radica en el coste de oportunidad.

Para entender bien la diferencia, debemos asimilar bien los dos conceptos. Así, la ventaja absoluta desarrollada por Adam Smith, nos dice que un país tiene una ventaja absoluta sobre otro si es capaz de producir lo mismo con menos recursos. Por su parte, la ventaja comparativa de David Ricardo hace referencia a aquellos casos en los que un país pueden producir más que otro con menor coste de oportunidad.

De lo anterior, podemos deducir que la teoría de la ventaja comparativa es una mejora de la teoría de la ventaja absoluta.

El coste de oportunidad en la ventaja comparativa

Cuando Adam Smith desarrolló el concepto de ventaja absoluta decía que un país tenía una ventaja sobre otro si producía lo mismo con menos recursos. David Ricardo, al mejorarla, indicó que no solo debía tenerse en cuenta la producción de un único bien, sino lo que se dejaba de producir de otros bienes.

De modo que si un país A produce 1 ordenador en 10 horas y otro país B produce 1 ordenador en 20 horas, entonces el país A tiene una ventaja absoluta sobre B. Ahora bien, ¿Y si el país A para producir 1 ordenador en 10 horas, está sacrificando la producción de otros productos?

Teniendo esto esta diferencia en cuenta, los países no se van a especializar en aquello en lo que sean más productivos, sino en lo que les produzca un menor coste de oportunidad. Es decir, donde sean comparativamente más competitivos.

Ejemplo de la diferencia entre ventaja absoluta y comparativa

Sigamos con el mismo ejemplo anterior. Tendremos en cuenta dos sectores tecnología y alimentación para cada país (A y B). El sector de la tecnología produce ordenadores y el sector de los alimentos plátanos.

La tabla expresa las unidades las horas de trabajo dedicadas (único factor tenido en cuenta) para producir 1 ordenador (tecnología) o 1 kilo de plátanos (alimentación).

Producto / PaísAB
Tecnología1020
Alimentación58

La tabla anterior nos dice que el país A produce 1 ordenador en 10 horas y 1 kilos de plátanos en 5 horas. Por su parte, el país B produce 1 ordenador en 20 horas y 1 kilo de plátanos en 8 horas. El país A tiene una ventaja absoluta tanto en tecnología como en alimentación, pues es capaz de producir más en 1 hora. ¿Y la ventaja comparativa?

Lo primero que haremos será tener en cuenta las relaciones:

  • Relación tecnología / alimentación:
    • País A -> 10 / 5 = 2
    • País B -> 20 / 8 = 2,5

Suponiendo que las relaciones de intercambio se mantienen, si el país A quiere producir un ordenador más, deberá renunciar a producir 2 kilos de plátanos. En el caso del país B, si quiere producir un ordenador más, deberá renunciar a producir 2,5 kilos de plátanos. Esto refleja que el coste de oportunidad de producir un ordenador más, es mayor para el país B, pues debe dejar de producir más kilos de plátanos.

Resumido en una tabla, tenemos las siguientes relaciones:

Producto / PaísAB
Tecnología22,5
Alimentación0,50,4

La tabla anterior, nos indica para cada país lo siguiente:

  • El país A renuncia a producir 1 ordenador por producir 2 kilos de plátanos. Y visto desde el otro punto de vista, dejar de producir 1 kilo de plátano le permite aumentar en 0,5 unidades la producción de ordenadores.
  • El país B renuncia a producir 1 ordenador por producir 2,5 kilo de plátanos. Y visto desde el otro punto de vista, dejar de producir un kilo de plátano le permite aumentar en 0,4 unidades la producción de ordenadores.

Por tanto, el país A se especializará en producir ordenadores y el país B se especializará en producir plátanos. Siempre y cuando la relación entre ambos bienes en términos de intercambio se mantenga entre 2 y 2,5 de ordenadores por kilo de plátano.

Del ejemplo podemos concluir que, aunque un país sea más eficiente que otro produciendo un determinado bien, no significa necesariamente que deba especializarse en esa mercancía. Esto, porque puede ser que sea aún más eficiente desarrollando otra actividad.

En base al concepto de ventaja comparativa, también podemos inferir que dos países pueden comerciar aunque uno de ellos sea menos eficiente que el otro en todos sus procesos productivos.