Trabajo infantil
El trabajo infantil es el empleo de niños en actividades empresariales que atenten contra su desarrollo físico, psicológico y que lesione sus derechos fundamentales.
Resulta evidente que el trabajo infantil ataca directamente la dignidad de los niños. Este tipo de trabajo no solo afecta a los más pequeños a nivel físico y mental, pues también suele privarles de la escolarización.
Cabe señalar que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) considera trabajo infantil todas aquellas con finalidad económica que impliquen a los niños con una edad inferior a los 12 años.
¿Por qué se dan situaciones de trabajo infantil?
Las causas económicas explican en buena medida el empleo de menores. Amplias capas de la población mundial son víctimas de la pobreza y carecen de los ingresos suficientes para adquirir bienes de primera necesidad. Así, muchos niños, nacidos y criados en un ambiente marcado por la privación de los bienes y servicios más básicos, se ven abocados al trabajo infantil.
Las formas más crueles de trabajo infantil no solo son consecuencia de una pobreza extrema, sino que la soledad también influye en ello. Estamos hablando de niños que engrosan las filas de los ejércitos para hacer la guerra o que malviven en la esclavitud. Más aún, los menores pueden terminar siendo víctima de trata y explotación sexual.
La educación y la cultura son imprescindibles para el desarrollo de los más pequeños. Sin embargo, en muchas zonas del planeta, los menores, sin poder disponer de una educación adecuada, ven reducidas sus opciones de labrarse un futuro. De hecho, esta situación provoca que terminen siendo explotados en actividades económicas de muy diversa índole.
También en relación con la pobreza se encuentra la explotación infantil. Esto supone el empleo de menores en cadenas de producción de países tercermundistas y también en aquellas zonas geográficas en vías de desarrollo. Se trata de países donde existe un escaso respeto a los derechos del niño. Y es que, muchas veces, los más pequeños, terminan convirtiéndose en una fuerza de trabajo de bajo coste.
¿Qué efectos tiene el trabajo infantil?
Someter a los niños a trabajos para los que no están física ni mentalmente tiene consecuencias terribles sobre su desarrollo personal. No solo se trata de trabajos que puedan provocarles un cansancio físico y mental para el que no están preparados, sino que se trata de prácticas que pueden causarles profundas heridas emocionales y físicas.
En el plano físico se dan situaciones en la que los niños son víctimas de la inanición, trabajan en las fábricas y explotaciones agrícolas en condiciones de alto riesgo, donde la seguridad brilla por su ausencia o incluso terminan por desarrollar enfermedades crónicas.
Los efectos del trabajo infantil también tienen su impacto a nivel psicológico. Muchas veces, los menores, sin la protección de sus familias, crecen en ambientes turbulentos, sumidos en la más absoluta indefensión. Como consecuencia de ello, pueden verse obligados a compaginar duras jornadas de trabajo con sus estudios o incluso terminarán abandonando la escuela. Por consiguiente, semejante exigencia hace mella en su moral, sumiéndolos en la desesperanza, llevándoles a la ansiedad y erosionando su confianza en sí mismos.
¿Cómo combatir el trabajo infantil?
Entre las numerosas propuestas que a nivel internacional se han planteado para erradicar el trabajo infantil las más destacadas son:
- Una legislación que brinde protección a los menores de edad.
- Compromiso social de las empresas por la lucha contra el trabajo infantil.
- Que la ciudadanía apueste por un consumo responsable, adquiriendo los bienes y servicios que ofrecen aquellas empresas que no emplean a niños como mano de obra.
- Defensa de los derechos del niño y un impulso global a la educación.