Tipos de bienes
En economía, el concepto de bienes hace referencia a aquellos elementos físicos que, de alguna manera, satisfacen necesidades humanas. Hay una amplia tipología de bienes ateniendo a sus características, y para hablar de ellos debemos ordenarlos por categorías. Por tanto, tenemos bienes según su grado de escasez, su función, su grado de transformación, la facilidad de acceder a ellos o su relación con la renta.
Vamos a detallar todos los tipos de bienes que existen según las diferentes clasificaciones que se suelen realizar en economía, pero antes os dejamos este esquema para tener una idea clara de la distinción entre todos ellos. Conviene tener en cuenta que un bien debe estar una sola vez, pero en todas las clasificaciones. Por ejemplo, un bien puede ser económico, de consumo, final, privado y normal.
Bienes según su grado de escasez
Si tenemos en cuenta su grado de escasez podemos hablar de dos tipos de bienes: bienes libres y bienes económicos.
- Bienes libres: Son de ilimitado acceso, de ahí su nombre. Esto significa que su acceso es libre y todo el mundo puede acceder a él. Un ejemplo de bien libre es el oxígeno, el aire.
- Bienes económicos: Son bienes a los que no todo el mundo puede acceder, dadas sus características. Por ejemplo, el petróleo.
Bienes según funcionalidad
Si atendemos a la funcionalidad de los bienes podemos distinguir entre bienes de consumo, bienes intermedios y bienes de inversión:
- Bienes de consumo: Hacen referencia a los bienes que utilizamos día a día. Por ejemplo, una moto, ir a algún restaurante, una casa…
- Bienes de inversión: También conocidos como bienes de capital, bienes de equipo o bienes de producción. Son aquellos que sirven para obtener un beneficio posterior de ellos. Por ejemplo, si nos compramos un ordenador porque es necesario para nuestro trabajo, o unos fondos a plazo fijo en el banco, etc.
Algunas veces también se incluyen en esta clasificación los bienes intermedios, que son los bienes que mediante su transformación se convierten en otros bienes intermedios o en bienes de consumo. Por ejemplo, unas tablas de madera, la harina, etc. Sin embargo, consideramos más apropiado incluir los bienes intermedios en la siguiente clasificación.
Bienes según su grado de transformación
También, hemos mencionado los tipos bienes según su grado de transformación. Podemos distinguir entre bienes intermedios o bienes finales:
- Benes intermedios o materias primas: Son bienes que se utilizan para producir otro tipo de bienes. Es decir, su vida no está acabada en el ciclo productivo. Por ejemplo, la harina, ya que después nos servirá para producir pan.
- Bienes finales: Si están ya preparados para ser consumidos. Por ejemplo, el pan.
Bienes según su facilidad de acceso
También podemos distinguir los bienes según la facilidad para acceder a ellos. Podemos diferenciar entre bienes públicos, privados y de propiedad privada:
- Bienes públicos: Son los más accesibles porque pertenecen a la sociedad, en general. Por ejemplo, un colegio.
- Bienes privados: Son los menos accesibles porque solo pueden ser utilizados por sus dueños. Por ejemplo, una casa.
- Bienes de propiedad privada: Son bienes de dueños particulares pero destinados a ser utilizados por el público en general. Como, por ejemplo, un hotel.
Bienes según la renta
Finalmente, una de las distinciones más importantes son los bienes según la renta. Es decir, la demanda de bienes según la renta disponible. Podemos diferenciar, en este apartado, entre bienes normales y bienes inferiores.
- Bienes normales: Su demanda aumenta porque aumenta la renta de las personas. Se da en la mayoría de los bienes. Por ejemplo, unos zapatos. Dentro de los bienes normales debemos distinguir otros dos tipos:
- Los bienes de lujo o superiores: Su demanda aumenta de manera más rápida que lo que lo hace la renta de los consumidores. Se da sobre todo en los servicios de ocio.
- Los bienes de primera necesidad: Su demanda crece a un ritmo menor al que lo hace la renta de los consumidores. Por ejemplo, el pan.
- Bienes inferiores: Son aquellos cuya demanda disminuye mientras que la renta de los consumidores aumenta. Esto se da porque al tener más renta los consumidores prefieren productos de mayor calidad. Por ejemplo, la comida rápida, los coches de segunda mano, etc.