Sabotaje

2 min

El sabotaje es dañar las propiedades o generar pérdidas al empleador, al Gobierno o a una fuerza externa que ejerce un dominio sobre nuestro territorio o sobre nuestra persona. De ese modo, se buscar perjudicar al otro como manifestación de un reclamo.

En otras palabras, el sabotaje consiste en ocasionar el deterioro de los bienes o del capital de una persona o institución que tiene un poder de negociación o de dominio. Así, se busca exigir ciertas acciones o medidas.

Por ejemplo, puede ser que un grupo de trabajadores decidan dañar las instalaciones de su centro laboral al considerar que son víctimas de explotación por parte de su empleador. Así, exigen aumentos salariales o mejores condiciones para desarrollar sus actividades.

Otra acepción de sabotaje

Otra acepción de sabotaje es la oposición u obstrucción encubierta hacia proyectos, órdenes o ideologías.

Es decir, no siempre el sabotaje implica el ejercicio de violencia, sino que puede realizarse de formas disimuladas.

Por ejemplo, una empresa puede buscar información de su competidor a través de espionaje industrial. Así, contrata a un infiltrado en la firma rival para que brinde información. De esa manera, se podrán filtrar, por ejemplo, datos confidenciales sobre la estrategia de negocio a futuro o sobre el proceso industrial.

En esa misma línea, también se puede sabotear una operación financiera. Por ejemplo, una persona puede usurpar la identidad de otra para realizar un cobro que no le corresponde.

Sabotaje desde el exterior

Otra forma de entender el sabotaje es como las(s) medida(s) políticas o económicas que buscan castigar al gobierno de un país determinado.

Lo anterior se observa, por ejemplo, cuando un grupo de países decide bloquear las operaciones financieras con una determinada nación. De ese modo, se busca restringir las transacciones comerciales, causando perjuicios económicos.

Los castigos antes mencionados buscan aislar a ciertos países, sobre todo, cuando la comunidad internacional advierte que sus habitantes son víctimas de autoritarismo, restricción de la libertad o incluso crímenes de lesa humanidad.

Es decir, el sabotaje es utilizado como herramienta de presión internacional. Aunque su eficacia es puesta en discusión por un sector de la academia y depende de muchos factores, como el nivel de dependencia del país saboteado de sus exportaciones.