Protocolo social

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El protocolo social es un tipo de protocolo que hace referencia al conjunto de comportamientos, hábitos y normas que, sin ser de obligado cumplimiento para la sociedad, son aceptados socialmente por una mayoría de esta. 

El protocolo social, por tanto, hace referencia al conjunto de comportamientos y normas de conducta que, no siendo obligatorias para la sociedad, se cumplen por estar socialmente aceptadas. Debido a esto, la sociedad, con el fin de comportarse de forma correcta en público, tiende a respetar dichos comportamientos y normas. Normas que, dicho sea de paso, se han ido aceptando con el paso del tiempo, normalizándose y convirtiéndose en lo convencional. 

Ser puntual, vestir acordemente, no interrumpir, ser respetuoso, son algunos ejemplos de protocolo social.

El protocolo social, en cierta forma, garantiza que se respetan las normas de convivencia. Por ello, se enseña a la sociedad desde la infancia.

¿Qué hábitos componen el protocolo social?

El protocolo social, como código de conducta general, abarca muchos aspectos relacionados con las normas de convivencia social.

En este sentido, el protocolo social incluye aspectos tan diversos como los que, a continuación, se citan:

  • Ser respetuoso con los demás.
  • Ceder el asiento en el transporte público a embarazadas y discapacitados.
  • Llegar con antelación a una reunión.
  • Tirar la basura dentro del contenedor.
  • Abrir la puerta, o ayudar, a los mayores. 
  • Dejar salir, antes de entrar. 
  • Esperar a una persona, si esta va a entrar, y abrirle la puerta.
  • Guardar silencio en una biblioteca.
  • Apagar el móvil en clase.
  • No ir a una boda en ropa de deporte.

Estas normas, socialmente aceptadas, se enseñan a los individuos desde la infancia. De la misma forma que, como decíamos y junto a otras, constituyen los hábitos de una persona que trata de vivir en armonía con la sociedad. 

Objetivos del protocolo social

El principal objetivo del protocolo social es el establecimiento de unas reglas de conducta generales, siempre y cuando, el suceso en cuestión no se rija por otro tipo de protocolo más formal y estandarizado.

En este sentido, la interacción social con individuos, la convivencia en espacios públicos, así como otra serie de situaciones, requieren de un protocolo general que seguir, sin necesidad de establecer protocolos de forma constante y reiterada.

En otras palabras, son normas de convivencia que se enseñan desde la infancia, y constituyen la forma de vida de cualquier individuo que desee vivir en sociedad.

El protocolo y la diversidad

Dependiendo del país al que hagamos referencia, el protocolo a seguir podría cambiar. 

En este sentido, dar la mano en China, de la misma forma que en España podría considerarse un saludo, en el país asiático podría llegar a ser, incluso, una ofensa. 

Por esta razón, dependiendo de las costumbres que tengan los ciudadanos en cada país, el protocolo podría sufrir variaciones. Pues, de la misma forma que cambian las nacionalidades, los comportamientos varían con dichos cambios. 

Otros tipos de protocolo

Además del protocolo social, debemos saber que existen otros tipos de protocolo que, de la misma forma, hacen referencia a un conjunto de normas y conductas que deben ser seguidas por la sociedad en determinados escenarios. 

En este sentido, los más destacados serían los siguientes: