Neutralidad del dinero

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La neutralidad del dinero es la idea de que los cambios en la cantidad de dinero solo afectan a las variables económicas nominales y no a las reales.

La aceptación de la neutralidad del dinero implica afirmar que un incremento de la cantidad de dinero solamente afectará a los precios, y además lo hará a todos por igual. Por lo tanto, el incremento de la cantidad de dinero se traducirá en un aumento de precios, pero no en cambios en los precios relativos ni en el nivel de producción.

Debate sobre la neutralidad del dinero

En el corto plazo se suele aceptar que los cambios en la cantidad de dinero afectan a los precios relativos, ya que hay algunos precios más rígidos que otros. Por un lado existen precios rígidos, como los salarios, que solamente pueden revisarse periódicamente. Y, por otro lado, encontramos precios flexibles, como los de los bienes de consumo, que pueden cambiar mucho más fácilmente.

Por lo tanto, ante un aumento de la cantidad de dinero, los precios de los bienes de consumo subirán más rápido que los salarios, originando una pérdida transitoria de poder adquisitivo hasta que todos los precios suban proporcionalmente. 

Tampoco se cumple la neutralidad del dinero cuando existe ilusión monetaria. En este caso, los cambios de comportamiento de los agentes ante los cambios en las variables nominales impactarían en las variables reales. Por ejemplo, una persona que recibe un aumento de salario decide consumir más, pero no ha tenido en cuenta que la inflación (durante todo el periodo que la remuneración permaneció sin variación) ha sido mayor que el incremento sus ingresos.

En cuanto al largo plazo, normalmente se acepta la neutralidad del dinero. Se argumenta que, una vez transcurrido un tiempo, los precios varían de la misma manera ante los cambios de la cantidad de dinero. Por lo tanto, los precios relativos no se ven afectados.

Pero también existen críticas al concepto. Autores de la Escuela Austríaca argumentan que los cambios en los precios relativos a corto plazo mandan señales incorrectas a los inversores y consumidores. Estas señales adulteradas harán que la estructura productiva se especialice en sectores que no habrían prosperado en ausencia del incremento de la cantidad de dinero. Una vez los agentes aprecian su error, volver a la situación anterior siempre será costoso y destruirá valor, por lo que el dinero ni siquiera sería neutral en el largo plazo. Se producen así los ciclos económicos.