Mala fe

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La mala fe es actuar sin seguir un estándar de conducta donde se indica como se debe comportar una persona ante una determinada situación. No se sigue el modelo de conducta social que se considera adecuado.

No es mala fe cuando no se sigue estos estándares de manera involuntaria o por desconocimiento, sino que la mala fe exige que la persona sea consciente de que actúa en contra de los deberes básicos de conducta. La mala fe siempre deberá ser probada, al contrario que la buena fe que se presume (se da por hecho que existe) y deberá probarse que no ha habido esta.

La buena fe es la cara opuesta de la moneda de la mala fe, es cuando una persona actúa conforme a los deberes de conducta establecidos en un ordenamiento jurídico.

La mala fe se puede dar en muchos ámbitos jurídicos, y aquí traemos varios tipos.

Tipos de mala fe

Los principales tipos de mala fe son:

  • Mala fe en la posesión: Saber que lo recibido no ha sido del verdadero dueño, o que lo recibido en herencia no ha sido otorgado por el fallecido.
  • Mala fe en la edificación: Construir en propiedad ajena conociendo dicha circunstancia.
  • Mala fe en los contratos: Contratar a sabiendas del defecto formal de que adolece solo con intención de reclamar posteriormente.
  • Mala fe procesal: Retrasar o dilatar un proceso judicial a sabiendas, para tener mejor oportunidad en el mismo. Este tipo de mala fe tiene consecuencias jurídicas como la imposición de las tasas judiciales.

¿Qué diferencia hay entre la mala fe y el dolo?

La mala fe busca aprovecharse de una situación determinada sin el afán de causar daño a otra persona, solo persigue sacar ventaja o provecho para sí mismo. En cambio, el dolo es una actuación que causará un daño a otra persona y se realiza queriendo realizar este daño.