Libreta de ahorro

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La libreta de ahorro, conocida también como cartilla, es un documento expedido por una entidad bancaria, el cual recoge todos los movimientos efectuados, tanto de entradas como de salidas de capital, asociados a una cuenta bancaria determinada.

La libreta de ahorro, en otras palabras, es un cuadernillo de papel que recoge todos los movimientos que se producen en una determinada cuenta bancaria. Este cuadernillo tiene como función el registro de las entradas y salidas de capital en una determinada cuenta bancaria que se encuentra asociada a dicha libreta. La libreta de ahorros la expide una entidad bancaria a petición de un cliente, así como a la apertura de una cuenta bancaria.

Para actualizar los movimientos y que estos queden anotados y reflejados en la libreta, el cliente debe acudir a su entidad bancaria. Introduciendo la libreta de ahorros en el cajero automático, este anota todos los movimientos en la cuenta.

Con la aparición de las fintech y la banca móvil, las libretas de ahorro han dejado de utilizarse. Estas fueron sustituidas por aplicaciones que permiten la consulta de las distintas operaciones que se efectúan en una cuenta bancaria. Todo ello, sin la necesidad de acudir al banco. Aplicaciones que, dicho sea de paso, han sido desarrolladas por las entidades bancarias.

¿Qué operaciones se pueden realizar con una libreta de ahorro?

Dependiendo de la entidad bancaria que la emita, la libreta de ahorro ofrece distintas funcionalidades.

Entre las que ofrece, destacan las siguientes:

  • Retirar dinero en efectivo en el cajero o sucursal.
  • Ingresar dinero en efectivo en el cajero o sucursal.
  • Consultar los movimientos.
  • Acceder a la cuenta bancaria en cajero automático.

Diferencias entre cuenta corriente y depósito de ahorro

Aunque pueda parecer que no, la sociedad tiende a confundir este tipo de productos bancarios. La banca, anteriormente, solo ofrecía estas libretas a aquellas personas que abriesen una cuenta de depósito, una cuenta de ahorro. Con esta cuenta, el banco entregaba la libreta, la cartilla, al cliente para que este pudiese controlar sus movimientos.

En este sentido, la banca únicamente entregaba la cartilla, la libreta, a aquellas personas que abriesen una cuenta de ahorro. Para la cuenta corriente, el banco entregaba cheques al titular. 

Sin embargo, con el paso del tiempo, el banco comenzó a entregar libretas a todos aquellos clientes que abrían una cuenta corriente en la entidad, así como de ahorro. Independientemente de si era un depósito o una cuenta corriente, el banco entregaba la cartilla para el control de los movimientos a todos sus clientes. Por otro lado, dejando el sistema que, hasta el momento, habían adoptado.

Historia de la libreta de ahorro

Antiguamente, la libreta de ahorro eran los manuscritos donde los cambistas y agentes bancarios apuntaban las anotaciones de los movimientos de capital que estos hacían. Esta herramienta servía a estos para llevar la contabilidad y controlar los movimientos. Un sistema del que poco se diferencia la libreta de ahorro, siendo estos manuscritos sus precedentes. 

Así nace la libreta de ahorros. Esta libreta, en sus inicios, era entregada por los bancos y entidades bancarias a los clientes de cada entidad. Era preciso para ello el que el cliente abriese una cuenta bancaria. Gracias a esta libreta, el cliente podía consultar todos sus movimientos, así como retirar o ingresar efectivo en el cajero automático del banco. Junto a la cartilla, el banco emitía un PIN, el cual servía para acceder a dicha libreta y hacer esas retiradas, o ingresos, de capital.

Estas libretas siempre han estado asociadas a cuentas de ahorro. Al inicio, los bancos se encargaban de entregar estas libretas a aquellos clientes que abrían su depósito de ahorro en la entidad. Por esta razón, las cuentas de ahorro, con libreta de ahorro, estaban sujetas a una serie de ventajas y beneficios en materia de intereses y comisiones. A diferencia de las cuentas corrientes, que solían estar ligadas a unos mayores intereses por su uso, así como una operativa en la que la herramienta eran los cheques, no la libreta.

Con el paso del tiempo, la banca dejó de distinguir entre cuentas corrientes y depósitos, haciendo entrega de una libreta de ahorros a cualquier cliente que abría una cuenta en la entidad. Así, toda persona que era cliente del banco, por el hecho de serlo, obtenía su libreta. Eso sí, la funcionalidad de la libreta seguía siendo la misma. Una funcionalidad que, por otro lado, fue lo que condenó a la libreta a su desuso progresivo, el cual la ha convertido en una herramienta cada vez menos utilizada.

Tras muchos años de desarrollo, la aparición del pago con tarjeta en establecimientos y la emisión de tarjetas bancarias, tanto de crédito como de débito, permitió que la gente pudiese pagar en establecimientos. Sin esa necesidad de ir al banco a sacar dinero. Además, la mayor comodidad que ofrecían las tarjetas en materia de espacio, ofrecía un incentivo para sustituir las libretas. Por otro lado, la operativa tan limitada que ofrecía la libreta ofrecía pocos incentivos para que la sociedad las continuase usando. Pues esta solo permitía sacar dinero acudiendo directamente a la entidad bancaria.

Sin embargo, la aparición fintech y las aplicaciones de banca móvil fueron el detonante para el desuso definitivo de estas libretas. Hasta ahora, la tarjeta de crédito era más funcional que la libreta. Sin embargo, esta no permitía controlar las operaciones anotadas, por lo que debía complementarse el uso de la tarjeta con el de la libreta. Sin embargo, estas aplicaciones de banca móvil ya permiten ese control y la posibilidad de gestionar esos movimientos bancarios desde el teléfono móvil. Esto provocó que el uso de las libretas cayese a niveles mínimos, retirando incluso en muchas entidades el uso de estas.

Otras entidades, con el fin de adaptarse a las personas mayores y ancianos que deseaban seguir, y solicitaban hacerlo, con la libreta de ahorros, muchas entidades conservan cajeros y libretas de repuesto. Con el único fin de suministrar estas herramientas a aquellos demandantes que, por su edad, prefieren hacerlo con el sistema tradicional.

Ejemplo de libreta de ahorro

La imagen que arriba se muestra es un ejemplo de cómo es una libreta de ahorro en la realidad. Aunque las anotaciones que muestra la imagen están a mano, estas fueron impresas con el paso del tiempo. Al introducir la libreta en el cajero automático, este se encarga de imprimir todos los movimientos. Así, quedan reflejados en ella con las fechas, importes y conceptos detallados.